¿Secta u opuscracia?
Federico,
24 de enero de 2007
Desde hace tiempo, vengo pensando que la
calificación de secta que se le da al Opus Dei, no agota toda su compleja
realidad. Tengo para mí, que la Obra desborda los límites conceptuales de este
término.
Por ello, me parece interesante, estudiar
cuáles de las características asignadas a las sectas, pueden encontrarse en la
prelatura personal y cuáles no. Y también, qué otras características negativas
puede poseer, que no están entre las que se encuentran en las sectas. Para lo
cual, en primer lugar, es necesario reseñar las
principales y diversas definiciones, que se han hecho de una secta desde
diferentes puntos de vista.
***
El Diccionario de la Real Academia Española
define la secta, en primer lugar, como un “conjunto de seguidores de una
parcialidad religiosa o ideológica”.
Esta definición es perfectamente aplicable
a muchos grupos, que no tienen por qué ser perjudiciales
para nadie, salvo quizá para la religión o ideología respecto a la cual se
califican de esta forma. Por tanto, esta definición semántica no nos
sirve de nada en este estudio. Sólo procede indicar, que socialmente se concibe
de forma más peyorativas que la indicada.
El vocablo puede interpretarse desde la
perspectiva de las Escrituras. Según W. Martín, “una secta es un
grupo de personas polarizadas alrededor de la interpretación particular que
alguien hace de la Biblia, que incurre en grandes desviaciones con respecto a
las doctrinas primordiales de la fe cristiana (...)”. Se trata
de una definición bíblica cristiana de la secta.
El que exista un grupo, formado alrededor
de la interpretación que hace una persona de las Escrituras, no significa que
dicho grupo posea ninguna característica que pueda dañar a sus miembros o a la
sociedad, por lo que esta definición bíblica cristiana, además de no ser
negativa (salvo para la fe cristiana), no creo que pueda aplicarse a la Obra.
Desde el punto de vista de la dimensión
espiritual de la persona, es obligado citar lo que sigue: “No es exagerado
afirmar que la relación del hombre con Dios y la exigencia de una experiencia
religiosa constituyen el punto crucial de la crisis profunda que afecta al
espíritu humano. Mientras sigue avanzando la secularización de muchos aspectos
de la vida, hay una nueva demanda de espiritualidad, como lo muestra la
aparición de muchos movimientos religiosos y terapéuticos, que pretenden dar
una respuesta a la crisis de valores de la sociedad occidental”. (Juan Pablo II. Discurso al tercer grupo de los Obispos
de Estados Unidos, 28-V-1993).
El anterior Papa utilizó las nuevas
denominaciones, acuñadas para evitar las características negativas que
acompañan a la palabra secta. Teniendo en cuenta lo anterior, la que sigue,
puede tomarse como una definición de secta según la espiritualidad
que aportan: movimientos religiosos y terapéuticos, que pretenden dar
respuesta a la crisis de valores de la sociedad mediante la espiritualidad.
En el Catecismo de la
Iglesia Católica, sólo se define de pasada a las sectas con relación
a la Revelación cristiana: «La
fe cristiana no puede aceptar "revelaciones" que pretenden superar o
corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas
Religiones no cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en
semejantes "revelaciones"» (n. 67). Se
podría calificar como una definición católica de secta. Existe un
estudio de E.B.E. en Opuslibros
que trata este tema de la revelación
en relación al Opus Dei. También es citado por Compaq.
Otro nombre utilizado en los países
anglosajones es el de culto, que designa a un grupo que se encuentra
fuera de la corriente religiosa dominante. Podría incluirse en una definición
de secta relativa a las grandes religiones. Definición que podemos
encontrar en un documento Vaticano de l986 (del Pontificio Consejo para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos): “grupos religiosos con una
concepción del mundo específicamente suya, no completamente de acuerdo con las
enseñanzas de las grandes religiones del mundo”. Tampoco esta definición de
secta parece que tenga que arrastrar de sí ningún peligro o perjuicio para nadie.
Las definiciones anteriores no nos sirven
para determinar las características más significativas de las sectas, las que
fundamentan ese rechazo de la mayoría de las personas hacia ellas. Por tanto,
el basar la definición de secta sobre las creencias o ideologías, no manifiesta los verdaderos problemas que éstas crean. Los
fines que se proponen, los medios que utilizan para conseguir esos fines y,
sobre todo, los métodos utilizados en esos medios, así como los efectos que
éstos producen, son los que, a mi entender, deben calificar a un grupo como
secta. Si los fines o los medios no son honestos, legales o lícitos, y los
métodos generan efectos que pueden calificarse como negativos para las
personas, las familias o la sociedad, parece razonable que deba designarse como
secta al grupo que los utiliza. Las definiciones que siguen tienen en cuenta esto.
La definición que llamaremos política, la tenemos en la resolución
del
2 de abril de l984 del parlamento
europeo: “Nuevas
organizaciones que operan bajo la cobertura de la libertad religiosa, que
atentan a los derechos civiles y a los derechos humanos del hombre,
comprometiendo la situación social de las personas afectadas”.
La definición psicológica la
obtenemos del congreso
de investigadores clínicos de Wisconsin de l986: “movimiento
totalitario caracterizado por la adscripción de personas totalmente
dependientes de las ideas del líder y de las doctrinas del grupo dirigidas por
el líder, que puede presentarse bajo la forma de entidad religiosa, asociación
cultural, centro científico o grupo terapéutico; y que utiliza las técnicas de
control mental y de persuasión coercitiva para que todos los miembros dependan
de la dinámica del grupo, y pierdan su estructura y su idea de pensamiento
individual en favor de la idea colectiva y del grupo, creándose muchas veces un
fenómeno de epidemia psíquica y un fenómeno de pensamiento colectivo, sin que
tenga que ver la personalidad propia del individuo”.
Según escribe
José Luis Mandalunis, «la persuasión coercitiva es una
técnica de comunicación verbal y no verbal, que para persuadir se sirve del
ejercicio de una presión intensa sobre el sujeto, limitando su libertad de elección
para dar así potencialmente más probabilidades a la obtención de la persuasión
deseada. Para lograrlo se utiliza mucho más la vía o ruta periférica a través
de las impresiones emotivas y afectivas que la central, por la que (en cambio)
se elaboran los argumentos racionales y lógicos.
Para comprender este sorprendente mecanismo de
convencimiento hay que tener en cuenta que sus técnicas son de diversa
naturaleza. Las hay:
de tipo ambiental como el aislamiento, el control de la
información, debilitamiento psicofísico;
de tipo emocional como la
activación del gozo, del miedo, la culpa, aplicación selectiva de premios y
castigos;
de tipo cognitivo, como la denigración del pensamiento
crítico, el uso de la mentira y el engaño y, en fin, técnicas de inducción de
estados disociativos.
Las alteraciones que producen estas
técnicas son variadas y de distinta magnitud. Hay reducción y alteración de los mecanismo de defensa del yo, reducción de la
flexibilidad y de la adaptabilidad cognitivas, distorsión de la percepción e
interpretación de la realidad, imposición de la emocionalidad
sobre la racionalidad, labilidad emocional, transformación de la propia
identidad, aparición de disociación, obsesiones y otros síntomas
psicopatológicos. En este último caso, el trastorno psicopatológico que más
comúnmente se desencadena es de tipo psicótico y
suele corresponder al Trastorno Disociativo no
especificado 300.15, del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM IV)».
Una definición
sociológica la obtenemos del
congreso internacional "Grupos Totalitarios y Sectarismo" de
Barcelona, de abril de l993, en el que se definió como secta a “todo grupo
que viole o atente contra los principios reconocidos por la Comunidad
Internacional y recogidos específicamente en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, los
textos legislativos y reglamentarios nacionales que protejan el individuo, los
equilibrios sociales y los principios de la democracia”.
Dentro de las definiciones anteriores
podemos encuadrar a las sectas
destructivas. Según la Fundación Argentina para el
Estudio de la Sectas, son “grupos totalitariamente
estructurados y fuertemente organizados que propugnan un nuevo sistema de vida
y que obligan a sus adeptos a una sumisión total. Utilizan técnicas de reforma
del pensamiento. Habitualmente estos grupos viven en comunidades y el líder
posee el poder absoluto. Tratan de captar adolescentes de clase media y media
alta”.
La denominación
de secta destructiva se debe al psicólogo social Álvaro Rodríguez, y para el
investigador José
Rodríguez (asesor sobre el tema de las sectas para diversas comisiones de
gobiernos europeos), «una Secta Destructiva (SD) será todo aquel grupo que
en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión
coercitiva que propicien:
i) La destrucción (desestructuración) de la personalidad previa del adepto o
la dañen severamente.
ii) El que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o
severa de los lazos afectivos y de comunicación afectiva del sectario con su
entorno social habitual y consigo mismo.
iii) Y, por último, el que su dinámica de funcionamiento le lleve a destruir,
o conculcar, derechos jurídicos inalienables en un estado de derecho».
Steve
Hassan, ex miembro de los moonies,
define una secta destructiva, como aquella que para destruir la personalidad,
evitar el juicio crítico y la libertad de decisión del adepto, utiliza la
manipulación mental mediante el control en las cuatro vertientes
que siguen:
I) Control
de la conducta.
II) Control de la información.
III) Control de las ideas.
IV) Control de las emociones.
Para Eloy Rodríguez-Valdés
“el tema de las Sectas Destructivas, o también llamadas Sectas Religiosas
Destructivas, plantea no sólo un problema social de índole delictivo, de estafa
y evasión a la hacienda pública, o de penetración en los diferentes sectores de
la sociedad, entre otros muchos sino, fundamentalmente, un problema de salud
pública. Porque las sectas destructivas a fin de cuentas son única
y exclusivamente eso: Un auténticos problema de salud que está afectando cada
vez a mayor número de personas de nuestra sociedad, y que detrás de esta
captación de adeptos solamente existe un único y principal motivo: El
dinero”.
A continuación transcribo los recortes que
siguen del estudio de Rodríguez-Valdés. Según él, «existen una serie
de CARACTERÍSTICAS que definen y diferencia a una Secta Destructiva de
cualquier otro grupo social que por su ideología, funcionamiento o estructura
no tiene que ver absolutamente nada con dichas sectas destructivas. Entre las características
que perfectamente definen a una Secta Destructiva estarían al menos, entre
otras, las dieciséis siguientes:
1. Dañan psíquicamente a sus adeptos (lavado de
cerebro = modificación del pensamiento).
2. Su único y principal fin es el DINERO (son
auténticas "máquinas" de hacer dinero).
3. Es por ello, que para captar adeptos, se
enmascaran o encubren bajo una fachada religiosa, socio-religiosa, cultural, de
supuesta rehabilitación a toxicómanos, etc.
4. Acaban suprimiendo las libertades individuales
y el derecho a la intimidad de los adeptos.
5. Reducen a niveles mínimos o nulos la voluntad y
el razonamiento de éstos.
6. Manipulan y alteran brutalmente las emociones
de sus adeptos.
7. Es un grupo con una estructura teocrática,
vertical y totalitaria, en donde la palabra del dirigente (o dirigentes) es
dogma de fe y lo único que cuenta y a lo que se debe obedecer.
8. Son grupos dirigidos, mayormente, por líderes carismáticos
y "mesiánicos" (muchas de las veces son auténticos psicópatas).
9. Suele darse una auténtica manipulación de la
sexualidad, bien por defecto (mayormente) como por exceso.
10. Son grupos con un fuerte rechazo a la sociedad
e instituciones, aunque se valen de ellas.
11. Sus principales actividades suelen ser el
proselitismo, la recolección u obtención de dinero (de múltiples maneras), la impartición de cursillos, charlas, conferencias, etc., la
venta de productos, la supuesta resolución de problemas personales, la ayuda a
marginados, etc.
12. Exigen al adepto una entrega y dedicación
parcial o total al grupo.
13. Son grupos que acaban consiguiendo la ruptura
del adepto con sus vínculos familiares, de pareja, sexuales, amistosos, sociales,
de ocio, de trabajo, etc.
14. Son grupos que, bajo presión y manipulación
psicológica al adepto, consiguen que éste acabe dando al grupo sectario (es
decir, al líder) una parte o la totalidad de su patrimonio económico (dinero,
sueldo, bienes, diezmo, propiedades, herencias, etc.).
15. Muchos de estos grupos suelen vivir en
comunidades cerradas, o si no en total dependencia por
parte del adepto al mismo.
16. Ocasionan a sus adeptos, en mayor o menor
intensidad, una serie de perjuicios y trastornos psicológicos, muchos de ellos
muy graves, sin olvidar tampoco los físicos.
El daño que las Sectas Destructivas hacen a
sus adeptos se agrupa en tres categorías:
Daño
psicológico,
daño
económico y
daño físico.
Las sectas destructivas se suelen clasificar
en función del daño que pueden hacer no sólo, aunque fundamentalmente al
adepto, sino también a la sociedad.
En base a esto, la
peligrosidad de las sectas se clasificaría en cuatro niveles o grados, de menor
a mayor peligrosidad. Estos serían los siguientes:
Grado
A: Son aquellos grupos o sectas (no
destructivas) que no dañan ni psíquica, ni física, ni económicamente a sus
adeptos.
Grado
B: Son aquellas sectas que ocasionan daños
económicos, físicos y psíquicos a sus miembros (…). En
este grupo estaría, entre otras muchas, Sectas Destructivas tales como: Ágora, Ananda Marga, Arco Iris (Tierra Nueva), CEIS, Iglesia
Adventista del Séptimo día, Partido Humanista (La Comunidad, Verdes Ecologistas),
Opus Dei,
Testigos de Jehová, etc.
Grado
C: Serían todas aquellas Sectas
Destructivas, que aparte de tener las características del grado B, añaden otras
que tienen relación con la violencia física, la prostitución obligatoria, la
fabricación/venta de armas y la venta de bebés (…).
Grado
D: Aquí estarían incluidas todas aquellas
sectas o grupos destructivos que además de tener características de los grados
B y C, pueden llegar a abarcar el extremo máximo de violencia, degradación y
daño. Sin embargo, aquí se podrían hacer dos subgrupos: Por una parte estarían
las sectas Diabólicas o Satánicas, por su posible relación con ritos
diabólicos, satánicos y sacrificios humanos y, por otra parte estarían, las que
sin ser sectas Satánicas pueden llegar a utilizar la violencia y el asesinato
al máximo.
Si las consecuencias negativas que las
Sectas Destructivas realizan sobre un adepto adulto son enormemente serias,
sobre un infante suelen ser catastróficas por su inmadurez e incapacidad de
defenderse».
Rollet explica los 8 términos de influencia utilizados
por las Sectas Peligrosas, de cuyo resumen transcribo los recortes que
siguen:
«Este análisis se propone ayudar a
distinguir los diferentes medios o técnicas de control negativo de pensamiento
y los diferentes medios de protegerse de los grupos que utilizan esas técnicas.
Por reforma de pensamiento se entiende un
sistema de influencia que perturba la identidad de un individuo (creencia,
comportamiento, mentalidad y emociones) y la reemplaza por una nueva identidad.
En la mayor parte de los casos, la nueva identidad es modificada hasta tal
punto que la identidad original, si hubiera sabido lo que le sucedería, se
hubiera preservado muy fuertemente.
Los cultos destructivos emplean para
estos fines al menos algunas de estas tácticas, cuando no y más frecuentemente,
todas:
a) Manipulación
mística.
Consiste
en liberar a la persona de su propia subjetividad al destruir el
condicionamiento sufrido y la adhesión a su yo. La persona, así desprovista de
su seguridad, descubrirá incluso que ha vivido hasta el presente sin ninguna
libertad.
b) Control
de la actitud del medio y de las informaciones.
El
neófito sufre entonces su luna de miel; es cortejado como un rey. Se le ofrece
la oportunidad de sentirse alguien especial, un ser realizado. Ella o él creen
en ese momento haber efectivamente hallado amigos verdaderos.
c) Incitación a la transformación en el sentido
de la pureza interior.
Se
guía así al individuo entre sentimientos de culpa y de vergüenza, aunque se diga,
que uno no debe sentirse culpable.
d) Confesión de culpabilidad.
Procesos
de confesión de culpa son expuestas en escena por
todas las sectas espirituales con estructuras muy diferentes. La confesión de
culpa acompaña a un modelo de crítica y autocrítica, ejerce una aceleración muy
dinámica de la transformación personal.
e) Ciencias
sacralizadas.
La
doctrina del culto, debe ser, tanto como sea posible, científica, a fin de ejercer
una más fuerte influencia sobre la gente.
f) Lenguaje
simplificado.
Cada
faceta de la vida, incluso la más complicada o la más cruel, puede ser reducida
a un simple manojo de principios y de expresiones que mantiene un acuerdo interior.
g) Doctrina
del grupo como única verdad.
Cada
uno es invitado a sentir que las dudas son reflejo del ser malo que hay en él.
Sin embargo las dudas pueden llegar. Cuando dichos conflictos se vuelven
intensos, la gente llega a liberarse del culto. Una condición: que los
interesados no estén completamente adoctrinados; de este modo las emociones que
surgen de estas ocasiones representan obstáculos insuperables en una temporada
prolongada en la secta.
h) Insuflación
de miedos existenciales (fobias).
Se
trata de la fuerza que impide a los adeptos de la secta abandonar libremente el
grupo. Las fobias son reacciones intensas del miedo frente a alguien o algo.
Pueden producir efectos físicos, palpitaciones del corazón, boca seca,
contracturas musculares. Los sujetos se vuelven incapaces de liberarse de la
situación. La fobia les impide hacer lo que verdaderamente quieren».
Algunos estudiosos del tema opinan que para
que un grupo pueda ser considerado como secta, en su sentido más peyorativo y perjudicial,
es necesario que se den conjuntamente las características
que siguen:
a) Estructura organizativa piramidal.
b) Sumisión incondicional a la dirigencia.
c) Anulación de la crítica interna.
d) Instrumentalización
de los adeptos en orden a obtener los fines de la secta.
e) Ausencia de control de una autoridad superior sobre la secta.
***
Es difícil no encontrar en los múltiples
testimonios de ex miembros de la Obra en Opuslibros,
algunas de las características anteriores definitorias de las sectas. En este
sitio se pueden hallar testimonios que relatan atentados a los derechos más
elementales, básicos y fundamentales de las personas. Los mismos documentos
internos secretos de la prelatura personal legitiman y establecen como praxis
de la prelatura estos atentados (cf Iván,
Oráculo
y dlv). Por eso,
no es extraño que Rodríguez-Valdés considere a la prelatura personal como
una secta destructiva, y la incluya en el grado o nivel de peligrosidad B de su
clasificación.
Buscando en internet
referencias sobre sectas, aparece el blog de Antonio González, que se declara numerario del Opus Dei, y que con
tan sólo 22 años es doctorando en Física y estudiante avanzado de Ingeniería
Industrial, dedicando las tardes a trabajar en un club juvenil de
la Obra, y tiene tiempo suficiente para llevar todo adelante, incluso una web
de considerable extensión, además del blog en el que
responde a las preguntas que le hacen sobre el Opus Dei.
Si la AOP (la oficina
del Apostolado de la Opinión Pública. Una especie de ministerio de propaganda
del Opus Dei) hubiese buscado a una persona joven,
para reflejar ese espíritu de trabajo y aprovechamiento del tiempo tan de la
Obra (como el hijo ideal soñado por cualquier familia), seguramente no habría
encontrado una persona más idónea que Antonio González.
El 13 de enero de
2006, en el blog, Antonio
González responde a alguien que le pregunta si la Obra es una secta. A
continuación copio su respuesta:
“Tengo que decirte que no sabía que existían
las sectas dentro de la Iglesia católica. Secta es una rama separada de algo; y
el Opus Dei es una prelatura personal, es decir, una parte de la Iglesia (esto
está explicado en la web
oficial del Opus Dei). Tampoco sabía que la
Iglesia católica haya reconocido como parte de su estructura jerárquica a sectas.
Y, por último, me extrañaría mucho que el Papa haya canonizado al fundador de
una secta. Cuando canonizar a alguien es ponerle como ejemplo de virtudes y
modelo a imitar, para todos los cristianos. Además de asegurar que está en el
cielo gozando de Dios, como premio de su vida ejemplar”.
De esta respuesta extraigo la primera
característica, no recogida en las definiciones anteriores de secta, que me
hace pensar que la Obra es mucho más que una secta.
características
específicas:
1ª. El Opus Dei posee una cobertura
religiosa-canónica legal que, aunque no le incluye, como pretende, en la
estructura jerárquica de la Iglesia, sí le sirve para ampararse bajo la sombra
de una institución como la Iglesia Católica. Y una certificación de la
bondad de sus métodos con la canonización de su fundador; ya que éstos
fueron también empleados durante su vida. Con ellas pretende acallar las críticas
sobre cualquiera de sus dañinas prácticas sectarias destructivas.
No
se trata ya de enmascararse o encubrirse bajo una fachada religiosa, como se
indica en la característica 3 de las que definen a una Secta Destructiva,
sino de un reconocimiento jurídico específico con el que pretenden tener
legalizadas sus prácticas sectarias destructivas.
2ª. El Opus Dei está concebido y diseñado como una estructura
de poder, por lo que deviene en una estructura de pecado (cf Antonio Ruiz Retegui). La
anterior cobertura (1ª) le facilita enormemente su inserción en la sociedad sin
levantar excesivas sospechas. Para la obtención de poder utiliza la quíntuple vía que sigue:
i) La religión.
ii) El
dinero.
iii) La
información.
iv) La
adulación.
v) La ocultación y el engaño.
i) La vía de la religión es utilizada externamente como garantía
de rectitud moral ante la sociedad y la Iglesia. Lo que le facilita el poder incrementar el número de sus miembros. Por ejemplo,
mediante la creación de centros educativos, donde ejerce su poder seductor
para captar adeptos, inteligencias y dinero.
Internamente,
como atadura (religamen) hacia sus adeptos. Dominando
con gran poder sobre ellos mediante la promesa de salvación y el temor
religioso: la entrega a la Obra es vendida como una entrega a Dios. Pero
después resulta que no se trata del Dios que entrega a su hijo
para redimir al mundo, sino de un dios que exige una entrega total
del adepto a su Obra para poder salvarlo. El dios del Opus Dei no es un dios
generoso, sino represivo, acaparador y esclavizador.
Ni siquiera es un dios justo, ya que en la prelatura no existe el término
justicia, no saben lo que significa (cf entre otros
muchos a Galileo
y Satur). Un dios que le exime
de la práctica de la caridad con los necesitados (cf Crespillo,
Mariano
Curat y Agua-va)
(“ya se ocupan otros en la Iglesia” –según decía el fundador-), si no es como
fachada propagandística (cf Flanpan, Tlin y EscriBa).o método psicológico
de captación de adeptos (Edu).
ii) La vía del dinero o, más general, de las
riquezas (vía de Mammón -dios sirio de las
riquezas-), ya que el dinero es poder. Este mamonismo
(mamonolatría), contrario al Evangelio, le lleva a
perpetrar significativas inmoralidades internas (cf Ñamñam, Segundo
y Federico)
y externas (cf Ex
numerario USA).
iii) Ha montado un Sistema
de información (la
información es poder) para recoger externamente todo lo que le puede ser
interesante y útil, tanto de lo publicado en cada país, como de los personajes
(más o menos relevantes) a los que conoce (eclesiásticos y civiles) y de las
instituciones. Incluso con un libro de claves (el Augustinus)
para transliterar la información conseguida (cf Ávila,
Haenobarbo-1, Haenobarbo-2 y dlv). E internamente, para
estar al tanto de toda la información personal sobre sus miembros, utilizando
deshonestamente para ello los dos cauces que siguen, que no parecen sospechosos
por el sentido cristiano que poseen:
a) La corrección
fraterna cristiana, corrompiendo su sentido mediante una praxis diferente a
la evangélica, de forma que cada miembro sirva de espía y delator de su hermano
ante los directores (llegando a ser un grupo que se vigila a sí mismo al estilo
Orwelliano). Controlando de
esta forma todas las incidencias de los Centros y de los que viven en ellos,
así como las de los que no residen en los mismos.
b) La dirección
espiritual. Accediendo hasta el fuero interno de los miembros, tanto
mediante la llamada charla
fraterna o confidencia como a través de la confesión y su peculiar praxis (cf Federico,
Antonio Esquivias, Bastián y Satur-12).
Este
sistema de información, que puede ser comprensible para cualquier estado o
grupo de presión, no lo es tanto para una institución católica, salvo que se
entienda la religión como una vía de poder temporal.
iv) Utiliza
la adulación como vía de poder, mediante el acercamiento a
personajes importantes que le puedan ayudar en determinados asuntos y
ocasiones. en el pasado, para
obtener las aprobaciones conseguidas, mediante lo que Lappso denominó como “seducción episcopal, cabildeo
curial, adoctrinamiento preventivo…” Para CdC, «la "Institución" se dedica con toda su
fuerza en estos tiempos al bombardeo amoroso a los cardenales y obispos en todo
el mundo...» (cf Merchelo). Preparando, además, los escenarios
psicológicos a propósito para sus fines aduladores y de imagen (cf Nacho
Fernández y Satur), y llegado el caso, utilizando “su capacidad de influencia”
con estas personas (cf Trinity).
Cuántas invitaciones interesadas y aduladoras a comidas y tertulias (cf Satur-7) …
v) La ocultación
y el engaño como vía de poder hacia los suyos: ocultándoles,
en primer lugar, lo más básico, sus derechos y deberes, al no poder tener
acceso a una versión en lengua vernácula de los
estatutos de la prelatura personal, por lo que ésta resulta no ser en verdad
una prelatura
de derecho. Ni siquiera en los centros existe una copia de la versión
original en latín. Con esta laguna en el conocimiento de la legalidad, se
escamotean los derechos y deberes y, por arte de “biribirloque”,
se les da el cambiazo por el
catecismo de la Obra, donde pueden existir deberes que no
son legales ni honestos, y que la Iglesia desconoce (cf
Marcus Tank, Oráculo,
Sergio), así
como algunas otras mentiras (cf Episcopo). ¿Por qué
los estatutos no y el catecismo sí? ¿Por qué, si quieren hacer comentarios, no
comentan los estatutos en vez de redactar un catecismo? En el afán de imitar a
la Iglesia (quizá pensando que pueden eternizarse si se convierten en una
iglesia paralela) han dado el nombre de catecismo a un libro con su doctrina
particular. Incluso con sus nuevos pecados (cf Doby, Compaq
y Norbertito) creados como manifestación de poder
doctrinal dentro de una nueva moral (cf Galileo).
La
ocultación y el engaño para sustraer a la Iglesia la realidad de la prelatura
personal. Tanto del verdadero número de miembros (cf Rapelu, Claire
Fischer, Voliyo, Nacho
Fernández), como de esa praxis recogida en las secretas publicaciones
internas, que vulnera algunos de los derechos más elementales de los miembros (cf Oráculo).
Respecto a la consecución de poder por
parte de las instituciones católicas, ya el cardenal Ratzinger
afirmó que «no queremos aumentar el poder y la extensión de nuestras
instituciones, sino servir al bien de las personas y de la Humanidad»
(conferencia pronunciada en el Jubileo de los catequistas del Año Jubilar 2000).
3ª. El Opus Dei se comporta como un grupo de
presión.
En
la Iglesia:
Intentando
y consiguiendo en algunos casos la ocupación de puestos de poder en el
Vaticano. Sobre todo en las Congregaciones desde las que se le puede exigir
aclaraciones, rectificaciones o imputaciones en los temas que la Obra intenta
que pasen desapercibidos para la Santa Sede, ya que conoce perfectamente lo que
hace mal, pero intenta perpetuarlo.
Creando,
cuando le interesa, una apariencia de movimiento de base dentro de la Iglesia
para intentar cambiar ciertas prácticas eclesiales que no le parece
bien. Como ejemplo recordaré la actitud que se tomó después del último
Concilio, cuando se aconsejó que en la Misa la mujer siguiera utilizando el
velo y que todos comulgaran de rodillas, que no recibieran la comunión en la
mano y que se llevara el misal. Que los sacerdotes siempre fueran con sotana,
etc.
En
la política:
En
un país como España, se aconsejó vivamente la participación activa de los
miembros en los partidos políticos.
En
lo social:
En
España se dieron charlas de formación en las que se aconsejaba y se consideraba
de muy buen espíritu el afiliarse y colaborar activamente en los sindicatos,
asociaciones de vecinos, etc., además de los partidos políticos.
4ª. En el Opus Dei se practica el dirigismo
cultura, al modo de los estados más totalitarios y nefastos que han
existido. Casi todos los miembros parecen cortados por la misma tijera
cultural, al leer los mismos libros (de autores católicos, bien calificados en
su índice
interno de libros) (cf Flanpan, Pablo y Hemeroteco), visitar el mismo tipo
de monumentos..., y, en definitiva, añorando y resaltando casi exclusivamente
esa pasada cultura cristiana, con una mentalidad que a mí no me parece católica
(universal) sino estrecha.
5ª El Opus Dei rescribe su historia,
despreciando la verdad y generando la muerte civil de los que se marchan, al
más puro estilo estalinista (cf Alef, Jorge,
Trinity y Ramón).
6ª El Opus Dei está diseñado de forma fuertemente
clasista. Con una clase dirigente (numerarios), una intermedia (agregados)
y una de base (la clase de tropa, los supernumerarios).
Este clasismo genera relaciones muy especiales de dependencia, dominio y poder.
Considerando estas características
diferenciales respecto de las definidas para las sectas, creo necesario
concluir que la calificación de secta aplicada al Opus Dei, se queda corta. Me
parece que se requiere un término nuevo, que denote las principales
características que posee, incluidas las que no han sido asignadas a las
sectas. Según esto, me parece apropiado afirmar que el Opus Dei es una opuscracia más que una secta.
Federico