VIDAL GARCÍA, Marciano

Ética de la sexualidad

Tecnos, Madrid 1991, 235 pp.

CONTENIDO

El libro estudia los problemas morales de la sexualidad desde el punto de vista de la ética racional. Está dividido en tres partes. La Primera Parte trata de la sexualidad. Después de un primer capítulo dedicado a hacer una aproximación global a la antropología y a la ética de la sexualidad, se estudia su dimensión biológica (cap. 2), psicológica (cap. 3), de encuentro interpersonal (cap. 4), sociocultural (cap. 5) y existencial (cap. 6). Los capítulos 7, 8 y 9 se ocupan respectivamente de la homosexualidad, la educación sexual y el autoerotismo. La Segunda Parte trata de la pareja. El cap. 10 estudia la pareja prematrimonial, y el 11 aborda el tema de la pareja versus la institución matrimonial. La Tercera Parte está dedicada al matrimonio. El cap. 12 traza las líneas generales de la antropología y la ética del amor conyugal. El 13 se pregunta si el matrimonio es la única institución posible para la sexualidad. El cap. 14, por último, trata del ejercicio responsable de la procreación.

VALORACIÓN DOCTRINAL

La sexualidad.— El tratamiento general de la sexualidad carece de un estudio positivo y profundo del significado procreativo de la sexualidad humana. En el cap. 1 no se menciona. En el cap. 2 se trata de él brevemente, con un enfoque más bien negativo, excesivamente defensivo (cfr. pp.34-35). Sólo en el cap. 14 se hace una consideración más extensa (cfr. pp. 224-226), que no obstante resulta insuficiente, como se verá.

El Autor critica acertadamente la progresiva erotización de la sociedad actual, así como la comercialización del sexo. La valoración ética de la prostitución, del flirt del petting es acertada (cfr. pp. 70-71).

La homosexualidad.— El prof. Vidal critica la valoración ética tradicional de la homosexualidad, que se expresa "en términos de ética objetivista e intrinsecista" (p. 113). Más concretamente, el juicio ético tradicional sobre la homosexualidad estaría viciado por los siguientes fallos: "comprensión procreativista de la sexualidad", "influencia del dualismo helénico y del neoplatonismo en la negación del placer sexual", "reduccionismo genital y la normatividad del según la naturaleza" y "planteamiento precientífico y prepsicológico" (cfr. pp. 114-115). A continuación, el Autor expone algunos planteamientos "modernos": el de Oraison, Alcalá, McNeil y el del estudio encargado por la Catholic Theological Society of America y dirigido por A. Kosnik (cfr. pp. 115-119).

Las ideas fundamentales de estos planteamientos modernos son las siguientes: existen comportamientos homosexuales "desintegrantes" y comportamientos homosexuales que, en cambio, propician y manifiestan la integración homosexual. El prof. Vidal anota que acerca de estos últimos existen diversas opiniones entre los moralistas. El criterio ético por el que deben ser juzgados está constituido por el grado de humanización que conlleven (Oraison). El homosexual tiene que encontrar un camino de autorrealización en su existencia sexual, aunque ese camino sea deficitario desde el punto de vista ontológico y cristiano (Alcalá). Para quien no es capaz de integrar la abstinencia sexual, no son inmorales las relaciones homosexuales que respetan la fidelidad y estabilidad integradoras (McNeil). El prof. Vidal añade al final de este capítulo una serie de apreciaciones que son sustancialmente ambiguas (cfr. pp. 119-120). El sentido del entero capítulo es clara e inequívocamente contrario a la enseñanza moral de la Iglesia.

Educación sexual.— El capítulo 8, dedicado a la educación sexual, recoge parte de un informe presentado por el Autor al Ministerio español de Educación y Ciencia. En él se expone un programa de educación sexual. Carezco de la necesaria competencia pedagógica para valorarlo.

La masturbación.— El estudio del autoerotismo comienza con el tratamiento de la frecuencia estadística de la masturbación (cfr. pp. 136-138). El prof. Vidal considera que el juicio ético tradicional sobre la masturbación "se apoyaba en concepciones precientíficas de la sexualidad" (p.146). Desde este punto de vista ridiculiza la moral tradicional (cfr. pp. 146-147), como si todo en ella dependiera de nociones biológicas falsas. Estudia después las "orientaciones actuales", y concluye: "De por sí no todo acto de masturbación compromete gravemente la evolución armónica de la personalidad, y, por tanto, no todo acto de masturbación es materia objetivamente grave. La masturbación ha de medirse ante todo por sus valores personales, de integración personal y de comunicación interpersonal" (p. 149).

Relaciones prematrimoniales.— Después de estudiar las causas que han determinado en la actualidad una mayor frecuencia y extensión de las relaciones sexuales prematrimoniales, el prof. Vidal hace una crítica de las argumentaciones insuficientes, tanto a favor como en contra de la ilicitud de esas relaciones (cfr. pp. 169-171). Formula algunos criterios, para el juicio ético, y concluye: "Una antropología perfecta del amor humano cuestiona y pone en interrogante la práctica de las relaciones sexuales prematrimoniales. Pero hemos de confesar que a partir de una visión puramente personalista del amor humano no se puede afirmar taxativamente que las relaciones sexuales prematrimoniales sean enteramente y en toda circunstancia descartables. La realización del amor humano entre los novios no pide necesariamente la expresión gestual última; pero tampoco se puede afirmar lo contrario: que ninguna relación sexual realice el amor entre ellos, entendido en un sentido puramente personalista" (pp. 171-172).

Añade el prof. Vidal que, desde el punto de vista pedagógico, las relaciones prematrimoniales encierran muchos peligros de inautenticidad, y en este sentido hace consideraciones positivas y eficaces (cfr. p. 172). Pero al llegar al momento axiológico insiste en que "no se puede afirmar la abstinencia sexual prematrimonial como una norma ética absoluta. Esto supondría admitir que la intimidad sexual entre novios no puede realizar, de por sí, la expresión de un amor auténtico, lo cual no parece exacto" (p. 173). Aclara el Autor que ciertamente deben excluirse las relaciones no vinculantes, y que existe una forma ideal de vinculación, que es el matrimonio (cfr. p. 174). Con relación a éste, las otras formas de vinculación pueden ser regresivas o progresivas (cfr. pp. 174-175); éstas últimas contienen ciertos valores, aunque incompletos, pero no deberían ser equiparadas con el matrimonio.

Nota por último el Autor que la relación sexual, para ser auténtica, necesita institucionalizarse, no puede ser meramente individualista y privada. Por ello, se pregunta si el noviazgo puede constituir una institucionalización válida para las relaciones sexuales prematrimoniales (p. 176). Desde el punto de vista histórico-cultural, el prof. Vidal da una respuesta negativa a esa pregunta. Desde el punto de vista axiológico, el Autor considera, en cambio, que se puede pensar en "la posibilidad de formas institucionalizadoras previas al matrimonio" (p. 176). Y concluye: "Urge, pues, la creación de nuevas institucionalizaciones para el amor prematrimonial. Si se admitiera la existencia de formas institucionalizadas, previas al matrimonio, en ese caso se podría pensar en la coherencia de las relaciones sexuales prematrimoniales. El matrimonio sería la estructura última para el amor humano. Pero previamente a él existirían otras formas en que la sociedad reconociese el amor pleno y total entre los novios" (p. 177).

El matrimonio y la paternidad responsable.— El estudio del matrimonio es breve y poco profundo. Predomina la idea de matrimonio como institución social sujeta a la historia y a la cultura. Desde esa perspectiva, sostiene el Autor al final del cap. 11: "Juzgamos improcedente negar la posibilidad de cambios y hasta de formas alternativas en relación con el matrimonio-institución. Los fallos constatables en la institución matrimonial vigente y la ascensión irresistible de otras formas de vinculación heterosexual con carácter alternativo del actual modelo normativo son razones suficientemente válidas para orientar la vida y la reflexión sobre el matrimonio hacia un pluralismo de formas institucionales" (pp. 190-191). En el cap. 13, el Autor hace un positivo esfuerzo para mostrar que la sexualidad es plenamente humana sólo si está histórica y culturalmente institucionalizada, y critica la tentación actual de excesivo "personalismo" (cfr. p. 223). Sin embargo, las bases teóricas con las que cuenta el Autor son insuficientes. Por lo que respecta al aspecto ético de la regulación de la natalidad, el Autor expone los diversos métodos anticonceptivos (abstinencia periódica, coitus interruptus, barreras mecánicas, barreras químicas, dispositivos intrauterinos, tratamientos hormonales). Considera objetivas las críticas que se han realizado a la encíclica Humanae vitae y concluye: "Los métodos actuales, no reúnen, a juicio de los técnicos, una bondad absoluta. No existe, por el momento, un método que tenga todas las ventajas arriba señaladas: eficacia, poco coste, eliminación de contraindicaciones, etc. Por eso mismo, es incoherente y arriesgado inclinar la valoración ética por un método determinado. La utilización ética de los métodos estrictamente anticonceptivos (no abortivos ni esterilizantes) ha de ser objeto del responsable discernimiento de los cónyuges" (p. 230).

CONCLUSIÓN

Sin prejuzgar las intenciones del Autor, resulta evidente que sus conclusiones acerca de los comportamientos homosexuales, la masturbación, las relaciones sexuales prematrimoniales y la regulación de la natalidad son abiertamente contrarias a la doctrina católica. En todos estos temas no existe ni siquiera un intento de explicar al lector las razones positivas de fondo que sostienen las enseñanzas de la Iglesia. Las reflexiones sobre el matrimonio resultan insuficientes.

Se debe constatar, por desgracia, que el Autor no consigue ofrecer una contribución positiva —obligada para un cristiano, y más para un religioso— a la tarea de evangelización moral que la Conferencia Episcopal Española ha trazado, con honda preocupación, en la Instrucción Pastoral sobre la conciencia cristiana ante la actual situación moral de nuestra sociedad (20 de noviembre 1990).

 

                                                                                                                  A.R. (1991)

 

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