VALLE INCLAN, Ramón María DEL
Tirano Banderas, novela de Tierra Caliente
Colección Austral, Espasa Calpe, Madrid 1981.
INTRODUCCIÓN
Tirano Banderas es una novela que se puede considerar fruto maduro del esperpento. Escrita cuando ya Valle tenía 60 años y había ensayado y practicado todos los rasgos esperpénticos, le salió esta obra, desde el punto de vista literario, con una gran perfección. Describe la figura del dictador, que se convirtió en cabeza de serie de otras novelas españolas e hispanoamericanas: Señor Presidente , El recurso del método , El Otoño del Patriarca , etc.
La novela posee toda la frescura y el exotismo hispanoamericano, y toda la brutalidad concentrada del tirano y sus secuaces.
RESUMEN
Filomeno Cuevas, criollo ranchero, arma a sus peonadas y las organiza para luchar contra Santos Banderas, Presidente de la República de Tierra Firme. La insurrección de los criollos se debe al descontento existente en el pueblo contra el gobierno de Tirano Banderas. En la revolución participan: los indios, algunos criollos, un grupo de intelectuales y algunos militares, entre ellos el Coronel Domiciano de la Gándara, compadre de Santos Banderas.
Filomeno prepara la revolución basándose en la sorpresa que supone para Tirano este hecho, y la suerte, porque defienden una causa justa: la libertad total del indio.
A Santos Banderas le apoya la colonia Española, que ve lesionados sus intereses económicos en esta Revolución. Esto contribuye a aumentar el desprestigio de España en Santa Fe de Tierra Firme. El Cuerpo Diplomático acreditado en la República ve con malos ojos la tiranía que se ejerce en Tierra Firme, pero no desea perder sus intereses en la República, por lo que presiona insuficientemente a Santos Banderas para que cese la tiranía y sus consecuencias. Santos Banderas, la Colonia Española y el Cuerpo Diplomático persigue cada uno sus propios intereses y se apoyan o atacan según les convenga en cada caso. Mutuamente desean influir unos sobre otros sin demostrarlo demasiado.
El Coronel Domiciano de la Gándara es aficionado a la bebida. En una de sus frecuentes borracheras rompe vasos y utensilios en un quiosco donde también acude Tirano a jugar a la rana. La dueña denuncia al Coronel de la Gándara y Tirano Banderas manda buscarle para que sea sentenciado. Esta sentencia la realiza Santos Banderas delante de todos sus seguidores en el quiosco. El licenciado Nacho Veguillas es uno de los confidentes de Santos Banderas. En un rato libre acude a un lenocinio en el que también se encuentra a Lupita la Romántica y al Coronel de la Gándara. Lupita la Romántica ha sido hipnotizada y utilizada como medium por el Doctor Polaco. Por efectos de la hipnosis descubre la sentencia contra el Coronel de la Gándara sin que Nacho Veguillas diga nada. Lupita comunica a Domiciano de la Gándara la sentencia que pesa sobre él y éste huye. Se pasa al campo enemigo; Zacarías le conduce hasta el rancho de Filomeno Cuevas. Este hecho da lugar a una serie de injusticias y muertes.
Al huir Domiciano entra violentamente en la habitación de un estudiante, salta por la ventana de éste para escapar de la policía de Santos Banderas. El estudiante es conducido por esto a la prisión de Santa Mónica acusado de complicidad con el Coronel de la Gándara. Después de escapar de la habitación del estudiante, el Coronel de la Gándara se dirige a casa de Zacarías y le convence para que le conduzca al campo de insurrectos; éste no le lleva hacía la sierra donde tienen el cuartel los militares sublevados, sino al rancho de Filomeno Cuevas. La policía acude a casa de Zacarías para apresarle por ayudar al coronel; al no encontrarle detienen a su mujer, una india muy joven, y dejan al hijo de ésta abandonado en la casa. Cuando Zacarías vuelve no encuentra a la india y descubre al niño muerto devorado por los puercos. Jura vengarse. Averigua que ha sido descubierto por Quintín Pereda un prestamista español que extorsiona a los indios. Le va a buscar a su tienda y le mata violentamente, le arrastra después de muerto detrás de su caballo, y con los restos del hijo muerto se presenta en el rancho de Filomeno para unirse a la insurrección.
Todavía hay otra injusticia relacionada con el paso al enemigo de Domiciano de la Gándara. Las sospechas de haberle comunicado la sentencia y haberle dejado escapar recaen sobre Nacho Veguillas, quien es conducido a prisión en Santa Mónica. Allí se encuentra encarcelado el jefe de la oposición D. Roque Cepeda, un personaje grandioso dentro de la novela. Tirano Banderas para evitar enemigos y congraciarse con el Cuerpo Diplomático acude a la prisión de Santa Mónica, da orden de libertar a Don Roque Cepeda, le llama posteriormente a su residencia y concierta con él una tregua. Don Roque, aunque no confía en Tirano Banderas acepta y hace creer a Tirano que lo ha convencido. En la cárcel, un indio que ha sido hecho prisionero en la batalla de Zamalpoa, relata a los demás presos la crueldad de Tirano en aquella zona.
Entretanto ha llegado el día marcado por Filomeno para atacar por sorpresa el cuartel general de Tirano Banderas. Son las fiestas de Santa Fe de Tierra Firme. Los peones de Filomeno y de otros rancheros criollos irrumpen por las calles y casetas de la feria, alborotando, incendian un convento —sin hacer daño a nadie, esas eran las ordenes de Filomeno, y habiendo hecho salir previamente a todas las monjas, atacan la cárcel y arman a los presos y todos juntos y por sorpresa caen sobre el cuartel de Santos Banderas. El Tirano es abandonado por todos sus colaboradores. Al verse acorralado y perdido, mata a su hija Manolita, que es demente, para que no sea baldonada por sus enemigos; se asoma a una ventana de su cuartel y es acribillado a balazos. Su cabeza es expuesta en la Plaza y su cuerpo repartido por los cuatro puntos cardinales del país.
ESTRUCTURA
La novela ha sido dividida por el autor en siete partes un prólogo, y un epílogo. Cada parte está dividida en tres libros, salvo la cuarta que lo está en siete, y cada libro en pequeñas secuencias. Esto le da a la novela una inmensa posibilidad de poder ser llevada al cine y al teatro, por la facilidad para adaptar las escenas y por la carga trágica que la obra lleva consigo.
¿Cómo están relacionadas entre sí estas partes? Las siete partes de que consta la obra están enmarcadas por el Prólogo y el Epílogo.
Prólogo
Prepara la caída del Tirano.
Epílogo
Se consuma la sublevación.
Partes I. II. III
Presentación de los personajes.
Crítica a la tiranía.
Presenta el entramado de la novela.
Parte IV
Fuga de Domiciano.
Filomeno reúne a los rancheros.
La historia de Zacarías enlaza con el prólogo.
Partes V. VI v VII
Se explican los acontecimientos sugeridos en las tres primeras partes.
Se empieza la revolución.
El prólogo es como una premonición de lo que será la caída del Tirano; por eso nos presenta a dos personajes que tendrán parte muy importante en ella: Filomeno Cuevas, criollo ranchero, y Domiciano de la Gándara, Coronel del ejército de Santos Banderas, ya en el bando revolucionario. El epílogo confirma lo profetizado por Filomeno Cuevas: el ataque por sorpresa a Santos Banderas consuma su derrota. A la estrategia sugerida por Filomeno, se une la deserción de los militares del bando de Banderas.
Prólogo y Epílogo tienen un ritmo narrativo muy rápido; esto hace que no se entienda el Prólogo a primera vista (hasta la parte cuarta no se le encuentra conexión con el resto) y —que la caída del Tirano sea precipitada.
Las siete partes en que se divide la novela también guardan entre sí relación y proporción. En las tres primeras partes se nos presentan todos los personajes y se nos dan los datos del problema: Tirano Banderas y su pueblo, sublevado en gran parte, a pesar de la represión. La cuarta parte es la central, la más importante y la de mayor extensión. Es como la clave del arco de la novela. Cuenta detalladamente la fuga del Coronel de la Gándara y su paso a las huestes sublevadas; presenta a Filomeno Cuevas, hombre importante en la derrota del tirano al arriesgar su vida y hacienda armando a sus peones y uniéndose a otros rancheros con la misma idea. Zacarías el Cruzado se venga de Pereda (tirano a pequeña escala) matándolo, con lo que se anuncia simbólicamente la muerte del gran Tirano de la República.
En las partes V, VI y VII se nos cuenta la historia de los sublevados de Zamalpoa por un indio que luchó en ella. Se descubren los efectos de la tiranía: cárcel y presos políticos. A continuación se nos presentan los juegos de los diplomáticos para presionar sobre Santos Banderas y el dominio que éste intenta ejercer sobre el diplomático español, D. Mariano Isabel de Queralt, y el Jefe de los revolucionarios, D. Roque Cepeda. Mientras que Tirano Banderas juega a la rana se producen los primeros brotes de la revolución que acaba con su vida.
La estructura es, pues, ajustada, perfecta; podría ser por su proporción una obra clásica. No en vano Valle es, sobre todo,un esteta.
Desde otro punto de vista, nos presenta la novela completamente cerrada, no sólo por el enmarque del Prólogo y el Epílogo que al enlazar uno con otro imposibilita el añadir nada más, sino también por su arquitectura proporcionada —extensión y composición de las partes— y la muerte de Santos Banderas.
En cuanto al tiempo narrativo, los acontecimientos ocurren en dos días.
También dentro de la estructura hay que considerar cuál es la postura que toma el autor respecto a la obra. Aquí hay un cambio esencial con respecto a la narrativa anterior. Son contemporáneos suyos autores del Realismo y Naturalismo, y sabemos que estos autores con respecto a su obra son omniscientes: lo saben todo acerca de sus personajes. Valle no es un autor omnisciente; no sabemos nunca lo que piensa un personaje; nos lo presenta con sus palabras y sus acciones. No llega a ser una técnica behaviorista, que consiste en no hacer ningún juicio de valor acerca de los personajes, sino dejar que ellos mismos expliquen cómo son a través de sus palabras y acciones, pero está bastante cerca de ella. El autor parece que ha tomado una cámara cinematográfica y va enfocando con ella a los personajes, paisajes, sucesos, con una aparente objetividad total. Aparente porque a la vez que no opina sobre los personajes nos los presenta estereotipados. Tirano Banderas es la momia indiana; Pereda y D. Celes, el honrado gachupín, etc. es decir, los describe con una técnica subjetivista bajo una aparente objetividad.
LOS PERSONAJES
El que mejor trazado está es Tirano Banderas, Santos de nombre, General de la República de Tierra Firme.
El título ya demuestra el tratamiento que Valle da a este personaje. Mantiene el orden en la República matando a los insurrectos de manera cruel, impropia en ocasiones de un ser humano. Como ejemplo más destacado tenemos el castigo que se aplica a un soldado indio. Se le entierra hasta la cintura, se le descubre el dorso, se le ata con argollas, se le azota y se le deja expuesto al aire:
"El dorso desnudo, la greña, las manos con fierros, salían fuera del hoyo colmados de negra expresión dramática (...) Le saltaban de los costados ramos de sangre, y sujetándose al ritmo del tambor, solfeaban los dos caporales: ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve¡ (p. 41)
Pero el colmo de la crueldad aplicada a este personaje es que al iniciarse la sublevación que acabara con la vida de Santos Banderas, dos mujeres, aprovechando el revuelo, acuden a desenterrarlo, y Santos Banderas ordena matarlas; como no están situadas a tiro, mata al indio:
"Las dos mujeres quedaron caídas en rebujo a los flancos del indio, entre los humos de la pólvora, en el aterrorizado silencio que sobrevino a la ráfaga de plomo. Y el indio, con un agujero en la cabeza, agita los brazos despidiendo a las últimas estrellas". (p. 28)
Otro rasgo que le da características de verdadero tirano es que, mientras se oyen los fusilamientos de los presos políticos, juega a la rana:
"Las sentencias de muerte se cumplimentaban al ponerse el sol, y cada tarde era pasada por las armas alguna cuerda de revolucionarios. Tirano Banderas, ajeno a la fusilería, cruel y vesánico, afinaba el punto apretando la boca. Los cirrus de humo volaban sobre el mar. —¡Rana!"
Tirano Banderas se defiende ante la colonia Española de la acusación que se le hace de tirano, justificando su actitud por el bien de la República:
"El gobernante, llegado el trance de firmar una sentencia de pena capital, puede tener lágrimas en los ojos, pero a su mano no le está permitido temblar. Esta tragedia del gobernante, como les platicaba recién, es superior a las fuerzas de un viejo". (p. 42)
Sólo hay una persona que despierta en Santos Banderas sentimientos de ternura; Manolita, su hija loca, a la que mata para que no sea violada por sus enemigos, dejando vivas a sus criadas para que la entierren debidamente:
"¡So Chingadas! ¡Si os dejo con vida es porque habés de amortajármela como un ángel!". (p. 240)
EL Coronel Domiciano de la Gándara es compadre de Santos Banderas. Gusta de estar en los Bochinches bebiendo. Es alborotador cuando está bebido. En una de sus correrías rompe utensilios en el bochinche de Doña Lupita, y este hecho le hace reo de la pena capital. Se pasa al bando enemigo, y es un elemento importante para derrotar al Tirano, ya que los propios secuaces de Santos Banderas se ponen de parte de Domiciano y no le disparan en el enfrentamiento final.
Se le caracteriza en la obra como juerguista e inconsciente, amigo de embriagarse:
"¡El cerrojo! Horita vos va con una copla Domiciano. El cerrojo, si no le tenéis corrido, que ya le entró la tema de escandalizar por las recámaras". (p. 97)
Los personajes que resultan más desagradables son los españoles; el peor tratado es El ministro de su Majestad Católica, D. Mariano Isabel Cristino Queralt , Barón de Benicarlés es un viejo homosexual, que mantiene relaciones con un bailarín español, llamado Currito Mi-Alma.
Le ha dirigido una correspondencia amorosa que cae en manos de Santos Banderas, porque se realiza un registro en casa de Currito. Así el Tirano puede presionar sobre el Ministro de España.
Además en la reunión de los embajadores que se citan en la Legación de Inglaterra intenta flirtear con el embajador ecuatoriano:
"Después, estrechando la mano prieta del ecuatoriano, entre sus manos de odalisca, se explicó dengoso, la cabeza sobre el hombro, un almibar de monja la sonrisa (...) y el carcamal, reteniéndole la mano, parecía que fuese a sepultarla entre el pecho". (p. 209)
En otro sentido, pero también entre los personajes desagradables y maltratados, está Quintín Pereda , prestamista, usurero, abusón, inmisericorde, que se enriquece estafando a las gentes sin recursos. Por eso hace exclamar a un músico ciego al que intenta arrebatarle su piano:
"España podrá valer mucho, pero las muestras que acá nos remiten son bien chingadas". (p. 121)
También tima a una indita, mujer de Zacarías el Cruzado que lleva a empeñar una sortija que le ha dado Domiciano de la Gándara antes de escapar a los pagos de Filomeno Cuevas. La tumbaguita vale 500 soles y le da 9. Luego al enterarse de que Domiciano se ha escapado denuncia a la india y lleva a la policía otra sortija de escaso valor.
El desastroso fin de Quintín Pereda ya está narrado anteriormente.
D. Celestino Galindo, D. Celes, es otro ricachón gachupín español que sirve a los intereses de Tirano Banderas porque van de acuerdo con los suyos propios. Es el portavoz oficial de la Colonia Española, opresora del indio. Va y viene del cuartel de Santos Banderas a la Legación de España para conseguir la permanencia de Tirano en el poder y continuar viviendo cómodamente.
Hay dos personajes secundarios, grandiosos, Se notan las preferencias de Valle en la descripción de los personajes. Son dos representantes del partido de la oposición:
D. Roque Cepeda , jefe del partido de la oposición que quiere la redención total del indio. Es cogido prisionero en el mitin que organizan las Juventudes Democráticas en el circo Harris.
En la cárcel predica su fe en la revolución. Se muestra esperanzado de poder escapar de las garras del Tirano. Es un verdadero servidor del pueblo, al que desea dedicar toda su vida:
"Hay que considerar la vida como una simiente sagrada que se nos da para que la hagamos fructificar en beneficio de todos los hombres. El revolucionario es un vidente". (p. 172)
Cuando después de liberado, Santos Banderas, le llama a su cuartel, acude y acepta la tregua que le pide el Tirano, pensando que es por el bien de la Patria. Hace que se fía de Santos Banderas, aunque no acaba de creer lo que le promete: que habrá elecciones libres para el pueblo, pero acepta para acallar las insidias internacionales:
"D. Roque le miraba con honrada y apacible expresión, tan ingenua que descubría las sospechas del ánimo:
—¡Una tregua! ".(p. 219)
La otra figura grandiosa es la de Filomeno Cuevas , ranchero criollo, que al comprobar la situación desastrosa de su país, decide acudir en su defensa, poniéndose fuera de la ley y arriesgándose a ser descubierto por Santos Banderas, con lo que supone. Es un hombre leal, limpio, que no se ha pasado antes al bando de la revolución por considerar sus deberes de esposo y padre. Con la detención de D. Roque Cepeda se produce en su ánimo un gran conflicto entre sus dos deberes: de padre y de ciudadano, que resuelve acudiendo en ayuda de la Patria:
"Hijos, he trabajado para dejaros alguna hacienda y quitaros de los caminos de pobreza: yo los he caminado y no los quisiera para ustedes. Hasta hoy, ésta ha sido la directriz de mi vida, y vean cómo hoy he mudado de pensamiento. Mi padre no me dejó riqueza, pero me dejó un nombre tan honrado como el primero (...) He creído hasta hoy que podría ser un buen ciudadano trabajando por acrecentarles la hacienda, sin sacrificar cosa ninguna al servicio de la Patria. Pero hoy me acusa mi conciencia, y no quiero avergonzarme mañana, ni que ustedes se avergüencen de su padre (...) Suspiraba la ranchera:
— ¿Y si hallas la muerte, Filomeno?
— Tú cuidarás de educar a los chamacos y de recordarles que su padre murió por la Patria". (pp. 157-158)
Al realizar él este paso, los rancheros de los alrededores siguen su ejemplo.
Se muestra como un hombre arriesgado, y valiente a la hora de organizar el ataque a Santos Banderas. Quiere hacerlo por sorpresa y cuenta con la suerte, y al final resulta un éxito:
"Yo, como has visto, intento para esta noche un golpe sobre Santa Fe. De tiempo atrás vengo meditándolo, y casualmente en la ría, atracado al muelle, hay un pailebote en descarga. Trasbordo mi gente, y la desembarco en la playa de Punta de Serpientes. Sorprendo a la guardia del castillo, armo a los presos y sublevo a las tropas de la ciudadela. Ya están ganados los sargentos. Ese es mi plan, Domiciano". (pp. 34-35)
Otro rasgo que le caracteriza como un hombre de gran corazón es la acogida que hace a Domiciano de la Gándara. En principio desconfía de él, pero a pesar de todo le esconde en su rancho para que Tirano Banderas no le mate. Intenta darle un caballo y conducirle de noche a las filas de los insurrectos, pero al comprobar que los Federales rondan el rancho, le deja a su lado en la guerrilla que proyecta.
Al salir victorioso en su arriesgado plan, es el héroe de la obra, siendo el antagonista Tirano Banderas.
EL LENGUAJE
Valle tiene en esta obra, como en casi todas las suyas, un dominio del lenguaje realmente magistral; conoce todos los registros lingüísticos y los usa de manera perfecta. En cuanto a dominio de la lengua literaria sólo tiene un rival en España: Quevedo. Es el mismo dominio de la sátira política, del espíritu rebelde y desenfadado que se plasma en un lenguaje realmente inconfundible. Aparecen gran cantidad de palabras, que se usan en esta obra por primera vez en la lengua castellana. Se trata de vocablos hispanoamericanos, que son abundantísimos, ya que todos los personajes los usan a excepción de D. Roque Cepeda y el Ministro de España. El vocabulario es rico, fluido, con una gran cantidad de palabras que se dirigen a despertar los sentidos del lector: colores, formas, olores, etc, aparecen frecuentemente descritos. A esto hay que añadir un buen número de procacidades.
"—Tiene mucha letra la guaina, Señor licenciado.
—Patroncito, ha visto la chuela.
— Muy ocurrente en las leperadas. (...) Va para el medio siglo que la conozco (...) Era nuestra rabona". (p. 59)
"La chinita se detuvo ante el escaparate, luciente de arracadas, fistoles y mancuernas, guarnecido de pistolas y puñales, colgado de ñandutís y zarapes".(p. 116)
"—!No te apendejes¡ Te daré cinco soles por hacerte algún beneficio. A bien ser, mi obligación era llamar horita a los gendarmes.
—¡Qué chance!
—Esta prenda no te pertenece. Yo, posiblemente perderé los cinco soles (...) Puedo fregarme por hacerte un servicio que no agradeces. Te daré tres soles, y con ellos tomas viento fresco.
—!Mi jefecito, usted me ve chuela¡ ".(pp. 117-118)
(Esta conversación la sostienen la indita, mujer de Zacarías y Quintín Pereda, el prestamista).
El lenguaje usado por D. Roque Cepeda, el Ministro español y en general el Cuerpo Diplomático es más selecto, de período más largo, sin procacidades ni rasgos hispanoamericanos:
"—El Destino se vence, si para combatirle sabemos reunir nuestras fuerzas espirituales. En nosotros existen fuerzas latentes, potencialidades que desconocemos. Para el estado de conciencia en que usted se halla, yo le recomendaría otra lectura más espiritual que esas Evasiones Célebres. Voy a procurarle El Sendero Teosófico, le abrirá horizontes desconocidos". (p. 171)
"El Honorable Sir Jonnes Sctt ha expresado elocuentemente los sentimientos humanitarios que animan al Cuerpo Diplomático. Indudablemente, ¿Pero puede ser justificativo para intervenir, siquiera sea aconsejando, en la política interior de la República? La República, sin duda, sufre una profunda conmoción revolucionaria, y la represión ha de ser concordante. Nosotros presenciamos las ejecuciones, sentimos el ruido de las descargas, nos tapamos los oídos, cerramos los ojos, hablamos de aconsejar... Señores somos demasiado sentimentales.".(p. 210)
(Este parlamento lo dice el Ministro de Estados Unidos).
"—Señor Presidente no he querido ausentarme para la campaña sin pasar a visitarle. Al acto de cortesía se suma mi sentimiento de amor a la República. He recibido la visita de su ayudante Señor Presidente, y recién la de mi antiguo compañero Lauro Méndez, Secretario de Relaciones. He actuado en consecuencia de la plática que tuvimos, y de la cual supongo enterado al Señor Presidente". (p. 217)
Se observa un tercer registro lingüístico, achulado, desgarrado el de Currito Mi-Alma:
"¡Isabelita, prenda, así te despeines, o te subas el moño, para menda lo mismo que la Biblia del Padre Carulla! Isabelita, hay que mover los pinreles y darse la lengua con Tirano Banderas
—¡Canalla!
—¡Isabelita, evitémonos un solfeo! ". (pp. 202— 203).
a) RASGOS MODERNISTAS
Aunque lo que predomina en la obra es el lenguaje esperpéntico, no obstante se aprecian reminiscencias modernistas, como pueden ser:
a) La descripción del mirador del Ministro de España, con su riqueza decadente:
"El Curro y Merlín, cada cual desde su esquina, le contemplaban sumido en la luz acuaria del mirador; en la curva rotonda, labrada de olorosas maderas con una evocación de lacas orientales y borbónicas, de minué bailado por Visorreyes y Princesas Flor de Almendro". (p. 202)
b) Las alusiones mitológicas frecuentes a lo largo de la novela:
"Reparó en la dueña y se alzó a saludarla con alarde jocundo, ciñendo laureles de Baco y Marte". (p. 134)
"Tenía el pathos chispón de cuatro candiles... (p. 142)
"El Coronelito se finchó con alarde de Marte... (p. 142)
"Erguíase rotundo, levantando a la llorosa en brazos, movida la glotona figura con un escorzo tan desmesurado, que casi parodiaba la gula de Saturno". (p. 143)
c) Las palabras sensoriales, la frecuencia de esdrújulos abundantísimos:
"Joven, lozana, de pulido bronce, casi una niña, con la expresión inmóvil, sellaba un enigma cruel su máscara de ídolo". (p. 88)
"Un vaho pesado, calor y catinga, anunciaba la proximidad de la manigua, donde el crepúsculo enciende, con las estrellas, los ojos de los jaguares". (p. 57)
"El real de la feria tenía una luminosa palpitación cromática. Por los crepusculares caminos de tierra roja ondulaban recuas de llamas, piños vacunos, tropas de jinetes con el sol poniente en los sombreros bordados de plata". (p. 151)
d) En cuanto a la ideología se observa una reacción contra el positivismo científico: una característica de todos los escritores de principio de siglo, tanto modernistas como noventayochistas:
"Enseñó la verdad al pueblo, y le apartó del positivismo materialista. Con mis cortas experiencias, adquiere el proletariado la noción tangible de un modo sobrenatural. La vida del pueblo se ennoblece cuando se inclina sobre el abismo del misterio". (p. 234)
(Esto lo dice el Doctor Polaco, el que hipnotiza a Lupita la Romántica y es la causa de la perdición del Licenciado Veguillas.)
b) TIRANO BANDERAS, ESPERPENTO
Hay muchas razones para afirmar que esta novela es un esperpento. De todos los rasgos esperpénticos hay dos constantes a lo largo de toda la obra, de manera que apenas hay página que se vea libre de ellos.
El que con más frecuencia se observa es la degradación sistemática de la realidad. En esta novela se realiza:
En la presentación de los personajes, sobre todo de aquellos a los que quiere criticar. Por esto la dureza de la deformación es mayor que en ningún otro en Tirano Banderas:
"Inmóvil y taciturno, agaritado de perfil en la remota ventana, atento al relevo de guardias en la campa barcina del convento, parece una calavera con antiparras negras y corbatín de clérigo (...) Tirano Banderas, en la remota ventana era siempre el garabato de un lechuzo". (p. 40)
En esta primera descripción nos explica que continuamente rumia coca y las consecuencias de esta costumbre:
"En Perú había hecho la guerra a los españoles, y de aquellas campañas veníale la costumbre de rumiar la coca, por donde en las comisuras de los labios tenía siempre una salivilla de verde veneno". (p. 40)
A continuación de esta primera descripción ya rara vez aparecerá nombrado por su nombre, sino:
— momia (p. 41, 60, 62, 77, 158, 186, 191, 219, 235)
— calavera (p. 56, 87)
— garabato de lechuzo (p. 40, 60)
— rata fisgona (p. 77)
No son éstas todas las veces que aparece nombrado así, sino algunas tomadas entre todas.
En orden de deformación, el que le sigue es el Ministro de España. No se incluyen todas las alusiones porque son procaces, sino las más comedidas y frecuentes:
"D. Mariano Isabel Cristino de Queralt y Roca de Togores, Ministro Plenipotenciario de su Majestad Católica, en Santa Fe de Tierra Firme, Barón de Benicarlés y Caballero Maestrante, con decorado con más lilailos que borrico cañí, era a las doce del día en la cama, con gorra de encajes y camisón de seda rosa. Merlín, el gozque faldero, le lamía el colorete y adobaba el mascarón esparciéndole el afeite con la espátula linguaria. Tenía en el hocico el faldero arrumacos, melindres y mimos de maricuela". (p. 193)
Después de esta descripción hay otras similares en las p. 200, 202 y 209 donde queda caracterizado como carcamal diplomático, de manera similar a como Tirano es la momia.
La descripción del Coronelito de la Gándara también es esperpéntica:
"Hablaba con el gollote de la cantimplora en la boca, tendido a la bartola en el jinocal, rotunda la panza de dios tibetano". (p. 132)
"El Coronelito de la Gándara roncaba en el jinocal, abierto de zancos, y un ritmo solemne de globo terráqueo conmovía la báquica andorga". (p. 133)
"El Coronelito, en medio, abierto de brazos y zancos desconcierta con una mueca el cascarón de la cara y ornea un sollozo, los fuelles del pecho inflando y desinflando" (p. 143)
Como el ataque mayor del libro va dirigido a la colonia Española, es curiosa la denominación con la que aparece designado Quintín Pereda, el personaje más desagradable de todos: el honrado gachupín. Con este título se le nombra siempre que aparece.
Aparte de la ironía que la denominación puede encerrar, lo que no le cuadra en ninguna de sus situaciones es "lo honrado".
El licenciado Veguillas aparece frecuentemente designado como una rana, ya que su frase habitual es " ¡cua! ¡cua! ".
A la vez salta como una rana para divertir o congraciarse con Tirano Banderas.
Las otras dos características esperpénticas que más existen son la animalización —ya que se ha visto cómo Tirano Banderas es garabato de lechuzo; Veguillas, una rana; el Ministro de España, borrico cañi, etc. y la presencia contínua de la muerte:
— fusilamientos
— arrojar cadáveres a los tiburones
— designar al Tirano con: momia y calavera
— las muertes reales de Pereda, Manolita, el chamaco de Zacarías y Tirano Banderas.
VALORACIÓN DOCTRINAL
Se observa en esta novela el anarquismo de Valle-Inclán. Desde el punto de vista ideológico se resaltan dos ataques:
A).— A la Colonia Española , a la que desprestigia con sus representantes:
— Quintín Pereda
— El Ministro de España
— Cucarachita, dueño de un Congal, lugar donde se comercia el pecado.
—Director del Periódico que sólo publica de los hechos ocurridos, lo que le interesa.
Es posible que la censura a la colonia española a través de los representantes de la Patria sea debida a dos causas, que quedan bien expuestas en la obra:
Se acusa a España de explotar al indio (con lo que entroncaría ideológicamente con la leyenda negra de España):
"El criollaje conserva todos los privilegios, todas las prematicas de las antiguas leyes coloniales (...). Nuestra AMERICA se ha independizado de la tutela hispánica, pero no de sus prejuicios, que sellan con pacto de fariseos Derecho y Catolicismo (...). No se ha intentado la redención del indio que, escarnecido, indefenso, trabaja en los latifundios y en las minas, bajo el látigo del capataz". (p. 74)
La explotación se ha realizado por considerarlos una raza inferior:
"El indio es naturalmente ruin, jamás agradece los beneficios del patrón, aparenta humildad y está afilando el cuchillo: sólo anda derecho con el rebenque: es más flojo, trabaja menos y se emborracha más que el negro antillano (...). Flojo y alcoholizado, necesita el fustazo del blanco que le haga trabajar y servir a los fines de la sociedad". (pp. 66-67)
Por tanto los españoles apoyan a Tirano Banderas que intenta seguir sometiendo al indio, porque así defienden sus propios intereses:
"La Colonia, por sus vinculaciones, no puede ser ajena a la política del país: aquí radica su colaboración y el fruto de sus esfuerzos (...) porque la más sólida garantía del orden, es todavía, D. Santos Banderas ¡El triunfo revolucionario traería el caos! ". (pp. 52-53)
De todo esto se deduce la grandiosidad de D. Roque Cepeda y Filomeno Cuevas, ambos criollos, que defienden la libertad y la igualdad del indio por encima de sus propios intereses económicos.
B) A la Dictadura. Aquí es necesario observar la fecha de publicación de Tirano Banderas (1920) y recordar que el régimen de gobierno de España en esos momentos era la Dictadura del General Primo de Rivera. Es posible que la crítica no vaya dirigida solamente contra los dictadores hispanoamericanos sino también contra el propio dictador.
No ataca a un régimen de gobierno, sino que presenta los hechos de tal manera que hace que el lector rechace de pleno tal régimen, por lo desproporcionado de las penas que se aplican ante los delitos, la crueldad de los administradores de justicia, la falta de libertad a la que el hombre —y sobre todo los revolucionarios y los indios— se ve sometido.
Como ocurre en todas las dictaduras, son los intelectuales los ciudadanos más peligrosos. Esta es la causa de que Santos Banderas pida dinero a la Colonia Española para enviar a estudiar fuera del país a los intelectuales:
"Conformes. Por eso le decía a los científicos hay que darles puestos fuera del país, adonde su talento no sea perjudicial para la República". (p. 46)
La arbitrariedad y la crueldad son las cualidades que sobresalen entre Tirano y sus secuaces. Así se ven totalmente desproporcionados los castigos que se aplican con los hechos realizados por los personajes:
El Coronel de la Gándara se convierte en reo de muerte por escandalizar en un bochinche.
Nacho Veguillas es condenado a muerte porque estando en el lenocinio con Lupita la Romántica, ésta, por efectos de la hipnosis que le ha provocado el Doctor Polaco, averigua la sentencia que Tirano ha dictado contra el Coronel. Esta sentencia es conocida por Nacho, pero no la comunica.
El estudiante que está en su cuarto estudiando cuando Domiciano de la Gándara irrumpe en él y salta por la ventana huyendo, es conducido a la prisión de Santa Mónica, acusado de encubridor del Coronelito.
La crueldad se ve muy clara en el caso del indio semienterrado y, sobre todo, en el pasaje en el que es tomada prisionera la mujer de Zacarías el Cruzado y abandonado el hijo a su suerte:
"Practicado el registro, el caporal tornóse afuera y puso esposas a la chinita, que suspiraba en la puerta, recogida en burujo, con el fustán echado por la cabeza. La levantó a empellones. El crío, en el pecinal, lloraba rodeado del gruñido de los cerdos. La madre, empujada por los gendarmes, volvía la cabeza con desgarradoras voces:
¡Ven! ¡No te asustes! ¡Ven! ¡Corre!
El niño corría un momento, y tornaba a detenerse sobre el camino, llamando a la madre. Un gendarme se volvió haciéndole miedo, y quedó suspenso, llorando y azotándose la cara. La madre le gritaba ronca:
—¡Ven! ¡corre!
Pero el niño no se movía. Detenido sobre la orilla de la acequia sollozaba, mirando crecer la distancia que le separaba de la madre".(p. 139)
Quizás sea más significativo el hecho de afirmar que "legisla la porra de los gendarmes". (p. 64)
Desde el punto de vista que pudiéramos llamar religioso-moral es donde se ven más inconvenientes:
Estableciendo un orden de lo que se aprecia con más facilidad a lo más sutil, los errores observados serían:
a) Justifica la muerte en tres casos :
La venganza que realiza Zacarías el Cruzado en la persona de Quintín Pereda:
"El Cruzado, con súbita violencia, rebota la montura y el lazo de la cuerda cae sobre el cuello del espantado gachupín, que se desbarata abriendo los brazos. Fue un dislocarse atorbellinado de las figuras, al revolverse del guaco; un desgarre simultáneo (...) y consuela su tristeza indiana Zacarías el Cruzado". (p. 156)
Lo peor no es que en Zacarías produzca consuelo, sino que también lo produce en los lectores.
La muerte que da Tirano Banderas a su hija loca, por su propia mano:
"¡Hija mía, no habés vos servido para casada y gran señora como pensaba este pecador que horita se ve en el trance de quitarte la vida que te dio hade veinte años! ¡No es justo quedés en el mundo para que te gocen los enemigos de tu padre y te baldonen llamándote hija del chingado Banderas! ". (p. 240)
Las razones que da son tan "elevadas" que también pueden convencer a un sector de lectores.
Respecto a la muerte de Tirano, aunque se realiza en una batalla, presenta el inconveniente moral del ensañamiento sobre su cuerpo:
"Su cabeza vejada por sentencia, estuvo tres días puesta sobre un cadalso (...) el mismo auto mandaba hacer cuartos el tronco y repartirlos de frontera a frontera, de mar a mar. Zamalpoa y Nueva Cartagena, Puerto Colorado y Sta Rosa de Titipan, fueron las ciudades agraciadas". (p. 240)
b) Hay muchos pasajes eróticos v escabrosos , todos ellos referidos a los españoles.
Aparecen algunos relatos extensos de las relaciones aberrantes del Ministro de España (pp. 59, 125, 193 a 197).
También es erótica toda la tercera parte, llamada Noche de Farra que se desarrolla en el Congal de Cucarachita y está narrada en las páginas 89 a 105.
Lo peor no es la narración de estos pasajes que no son descritos morosamente, sino insinuados, sino la justificación que se hace de estas acciones, considerando como retrógrada o inculta la repulsión de ellas:
"Me alegrará que así fuese. Pero temo un escándalo, querido Mariano.
—¿Puede ser tanta la incultura de este medio social? Sería perfectamente ridículo". (p. 201)
c) Hay dos personajes drogadictos , aunque no justifica el hecho. Uno es el Tirano Banderas, que continuamente masca coca y el otro es el Ministro de España que antes de salir a la reunión con los embajadores se inyecta morfina.
"Alzóse una pernera, con mimo de no arrugarla, y se aplicó una inyección de morfina". (p. 203)
d) El anticlericalismo
Es claro el anticlericalismo de Valle y aquí también aparece:
"Para derrocar a Tirano una de las cosas que se organiza es incendiar un convento de monjas"
"Estudia el mejor modo de meter fuego en un convento de monjas, y a toda la comunidad, en camisa, ponerla en la calle escandalizando". (p. 32)
El catolicismo es la causa de los males de las colonias:
"El catolicismo y las corruptelas jurídicas son grilletes que nos mediatizan a una civilización en descrédito, egoísta y mendaz". (p. 91)
Da por hecho que los clérigos celebraban la Santa Misa sin fe y con rutina:
"Hablaba de rutina, con el murmullo apacible del clérigo que reza su misa diaria". (p. 91)
Identifica a Tirano Banderas con el clericalismo:
"El Tirano, raposo y clerical, arrugaba la boca entre sus ayudantes lagartijeros". (p. 190)
Del Ministro de España se dice que tiene "Almibar de monja la sonrisa". (p. 209)
e) Lo más sutil, por no presentarlo de una manera tan clara, es la confusión de ideas que hace, no delimitando campos entre:
— religión y superstición.
— religión y ciencias ocultas.
— religión y política.
M.R.B. (1983)
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