VALLE-INCLÁN, Ramón Del
La pipa de Kif
Madrid, Espasa-Calpe, 1964, pp. 133-159.
I.— Si hubiera que definir la literatura española de este tiempo en dos rasgos, destacaría el humorismo y el lirismo. En ambos casos no aceptación de lo real. Un marco social, político, cultural, filosófico fermentan este modo de querer concebir la existencia. Oscurantismo goyesco y cubismo; Nietzsche, Schopenhauer, Freud; irracionalismo nihilista antropológico.
Esta obra se encuadra entre un modernismo pseudoabandonado —farisaicamente abandonado—, y una ironía que critica paradójicamente aquello mismo que vive. ¿Cuál es el medio para ver la realidad con esta óptica?, la línea contrahecha de las alucinaciones, Aquella cueva del herbolario. Son yerbas llenas de ciencia clave de aromas que en sí condensa / del universo la visión densa. Se sitúa en el conocido callejón del gato, un gato adormecido por los ¡Verdes venenos! ¡Yerbas letales / de Paraísos Artificiales! Es un artificio querido por el autor, una deformación voluntaria. El amorismo y el diabolismo del artista como expresión de la voluntad de ser aparte, marginado.
Yo anuncio la era argentina / de socialismo y cocaína[1]
Bajo la sensación del cloroformo / me hacen temblar con alarido interno / la luz de acuario de un jardín moderno / y el amarillo olor del yodoformo // Cubista, futurista y estridente / por el caos febril de la modorra / vuela la sensación, que al fin se broma / verde mosca, zumbándome en la frente[2]
Argentina; jardín moderno; cocaína: sensación, alarido interno, caos febril de la modorra; broma (ironía sádica y sarcástica, intrascendente e inmanente —entre un Quevedo y un Gómez de la Serna); verde mosca y amarillo olor; cubista, futurista; socialismo. Zumbando, temblando, profetizando estridencias. Droga, erotismo, bohemia miserable: claves líricas (actuar propuesto como ejemplar).
II.— Es una composición poética (son Claves Líricas) situada respecto al autor en su última etapa literaria. Es el culmen del colorismo (azul, amarillo principalmente; y con uso sinestésico en su mayoría), un dominio admirable de un riquísimo vocabulario y una continencia expresiva cargada de connotaciones sobre el mundo, Una crítica suave, muy española, y propia de esta primera mitad del s.XX —en cuanto al móvil de queja y de rebeldía.
Se distribuye esta brevísima obra, La pipa de Kif, en 18 claves líricas.
Introducción:
Clave I: La pipa de Kif
Clave II: ¡Aleluya!
Narraciones y fábulas bajo la ensoñación alucinadora:
Clave III: Fin de Carnaval
Clave IV: Marina norteña
Clave V: Bestiario
Clave VI: El circo de Roma
Clave VII: El jaque de Medinica
Clave VIII: El jaque de Medinica
Clave IX: La infanzona de Medinica
Clave X: Tijeras abiertas
Clave XI: La coima
Clave XII: El preso
Clave XIII: Garrote vil
Clave XIV: El crimen de Medinica
Clave XV: Joven cupidón
Clave XVI: Resol de verbena
Estas ensoñaciones como medio para disfrutar:
Clave XVII: La tienda del herbolario
Clave XVIII: Rosa de sanatorio
La división es totalmente arbitraria, esta clasificación responde tan sólo a una posibilidad. Por los títulos se aprecia: una doblez significativa en el vocabulario religioso; una sexualidad bacanal y orgiástica; un determinismo atenuante del comportamiento del hombre-animal; conocimiento del mundo de la superstición; brutalidad. Desde Kif hasta La rosa de sanatorio
Las rimas son sencillas, recuerdan a las composiciones infantiles. El pie quebrado irrumpe en las estrofas más largas. La consonancia, a veces martilleante, se supera con un vocabulario sólidamente adquirido. Aquello didácticamente llamado forma y contenido —irreal—, aquí se aparejan según el grado de ensoñación; una ensoñación en relación directamente proporcional a la crudeza del léxico y a la crudeza de la expresión, más el dolor de fondo de ese animal de fondo.
Lleno
de goces y de visiones
cálidas: sierpes y tentaciones
(Cl. XVII, estr. 2)
Por
la divina primavera
me
ha venido la ventolera
de
hacer versos funambulescos
un
purista diría grotescos.
Para
la gente respetable son cabriolas espantables
son cabriolas espantables
(Cl. II, estr. 1-3)
Rincón
de seminaristas
jugadores
de pelota,
bebedores,
guitarristas,
y cantadores de jota
(Cl. VIII, parte 2ª, estr. 6)
Crimen
horrible pregona el ciego,
y
el cuadro encuentra de un pintor lego,
que acaso hubiera placido al griego
(Cl. XIV, parte 8ª, estr. 1)
Hay algunas narraciones que se reparten en varias claves que denomina partes; otra, a su vez, dividida en escenas (Cl.XIV) En muchas historias —por no decir que en todas—, domina una simbología febril sobre el argumento, y es cuando más rápido se recorre el texto, cuando más viva es su lectura y más cruenta su idea. A la sencillez de la estructura externa se contrapone una estructura interna, muy interna pero no intimista; como una confesión pero escondida bajo la simbología.
Esta faceta de Valle-Inclán no ha sido valorada justamente. Muy pocos estudiosos, y no siempre con criterio recto, han sido capaces de abrir brecha en esta bocacalle del callejón del gato; o sea, este trabajo no se puede considerar más que un boceto en borrador, de toda una arquitectura de pensamiento casi inaccesible. Esta deformación de la realidad se trasluce también en la invención de léxicos, en especial de expresiva sonoridad, así: gluk, taramba, catumba.
III.— Argumentos.
Cl.I: Descripción de ese mundo de alucinaciones, como un renacimiento que le hace volver a la infancia: ser infantil — gracia matinal (1ª estr.)
Con
rítmicos saltos plenos de alegría
cabalba
en el humo de mi pipa Puk
su
risa en la entraña délfica del día
mueve el ritmo órfico amado de Gluk
(2ª estr.)
Si
tú me abandonas, gracia del hachic
me
embozo en la capa y apago la luz.
Ya
pude tentarme la Reina del Chic:
no dejo la capa y le hago la +
(11ª estr.)
Cl.II: Breve historial de las ocurrencias funambulescas, y de cómo le daría la mano, en contraposición, un Rubén Darío, un Poe. Frente a este aplauso, la incomprensión de los puristas. Como síntesis: aplauso a las nuevas formas literarias.
Darío
me alarga en la sombra
una mano, y a Poe me nombra
(8ª estr.)
La
gran caravana académica
saluda con risa ecuménica
(15ª estr.)
¡Pálida
flor de la locura
con
normas de la literatura!
¿Acaso
esta musa grotesca
—ya
no digo funambulesca—
que
con sus gritos espasmódicos
irrita
a los viejos retóricos
y
salta luciendo la pierna,
no será la musa moderna?
(35-38 estr.)
Cl.III: Pretexto para criticar lo religioso; se sirve de los vocablos ascéticos o litúrgicos eliminando con su burla el valor sobrenatural.
Absurda
tarde. Macabra
mueca
de dolor.
Se
ha puesto el Pata de Cabra
mitra
de prior.
Incerteza
vespertina,
lluvia
y vendaval:
entierro
de la Sardina,
fin de Carnaval
(15-16 estr.)
Cl.IV: Descripciones repugnantes del ambiente marinero. Todo está permitido para estos viajeros de mar. El gato asoma un momento. La deformación está determinada coaccionando la libertad de acción de sus muñecos de guiñol (como V-I gusta llamar a sus personajes)
Valor
de mosto del zaguán terreño,
voces
de marineros a la puerta
y
entre rondas de vino que dan sueño,
el tabaco, los naipes, la reyerta...
(12ª estr.)
Cl.V: Seguir todas las connotaciones que pueda seguir el título: Bestiario. Crítica social mediante el símil en relación a los animales del Buen Retiro.
Esta clave se divide en 17 partes. Aparece el tema del diabolismo, el satanismo: la religión que corresponde a estas claves éticas.
La
cabra dibuja una aldea
dando
vaho a la nariz.
¿Es
de Judea
la
aldea o de Arabia Feliz?
La
cabra contempla la vida
con
los ojos muertos de luz,
una
dormida
visión de Oriente en el testuz.
(15 parte completa)
Y acaba el día o su alucinación:
Muere
la tarde —un rojo grito
sobre
la fronda vesperal—
Y abre el círculo de su mito
(17 parte, 2ª estr.)
NB. Prestar atención al modo de expresarse: ojos muertos de luz —lo sabe pero no aparecen síntomas de cambio—; rojo grito simbólico atardecer precipitado a su fin (quizá sea un atardecer de verano o estío); Bestiario Zodiacal preludio de otro mundo que él se calla, bien porque no exista para él, bien como presentación de lo que no le interesa.
Cl.VI: Nota de puntuación alta a la descripción de las gitanas. Es todo el mundo del circo visto por un irónico de corazón palpablemente grande. Su estructura es similar a la de un romance:
ceras
africanas,
dos
verdes manzanas
de
oriental jardín:
luces
de claveles,
flecos,
armabeles,
hablar
por babeles
y no tener fin..
(2ª parte, 1ª estr., 2-8 versos)
En
marea serena
la
grada se llena,
revierte
la arena
sedes
de calor.
De
color de catinga
el
aire se pringa
y
el diablo respinga:
le gusta ese olor
(2ª parte, 4ª estr.)
Saluda
en la pista
el
famoso artista
Hercole-Barrista:
medalla
de Siam.
¡Y
sale la blonda
Enriqueta,
oronda,
pechona
y redonda,
bailando el cancán!
(2ªparte, 5ª estr.)
Conclusión del circo similar a la conclusión de vida que le depara a quien se mete en este amundo.
Al
final sale al coso
el
mono vicioso,
que
se hace el gracioso
y
no lo hace mal.
Puja
de anarquista
y
es el famoso fumista,
exhibicionista internacional
(2ª parte, 12 estr.)
Cl.VII: ¡Cuánto más grotesco y grosero, más vivo el vocabulario y su contenido! Descripción apretada, llena: fabulosa. El lenguaje parece educado o domesticado, como si frenara lo que quiere decir y realmente lo está diciendo.
La
jeta cetrina, zorongo a la cuca,
fieltro
de catite, rapada la nuca,
el
habla rijosa, la ceja un breñal.
Cantador
de jota, tirador de barra,
bebe
en la taberna, tañe la guitarra,
la faja violeta esconde un puñal
(1ª parte, 2ª estr.)
De los versos más largos entre todas las Claves líricas.
Cl.VIII: Esta clave es continuación de la anterior, seguimos en el mismo ambiente:
Rincón
de seminaristas
jugadores
de pelota,
bebedores,
guitarristas
y cantadores de jota
(6ª estr.)
Anteriormente había descrito a todo el pueblo y ahora se acentúa el voto crítico del autor en el clero ejemplar. Mientras sucios críos, lloriqueo, cantares, rotos cantares de la tarde. Campaneo.
Cl.IX: Clara crítica social cuyo blanco de perdigones es la burguesía. La protagonista: Doña Estefanía.
Doña
Estefanía odia a los masones,
reza
porque mengüen las contribuciones,
reprende
a las mozas si tienen galán.
Oprime
en las rentas a sus aparceros,
los
vastos salones convierte en graneros,
da buenas palabras al que llora pan
(3ª parte, 1ª estr.)
NB. Recuerdo que las partes 1ª y 2ª son las Claves VII y VIII respectivamente, y continúa paralelamente hasta la Clave XIV
Y, sin embargo:
tiene
trote de can; ademanes
al saludar a los capellanes.
Cl.X: Superstición —Tijeras abiertas—, es una manifestación de incultura e ignorancia, lo normal en aquella época. Fuera de la idea de Dios y su Providencia.
Castiga
su instinto proterno
el
sol. Con su grito la sombra
El
Verbo
el Mal espíritu se nombra
(4ª parte, 7ª estr.)
Cl.XI: Escena desagradable. No se sabe claro si es un abuso ante el miedo de su víctima que acaba cediendo, o si es un intento brutal contra el que no hay posible resistencia. No vale la pena indagar.
Interesante la reacción del gato cuando aparece el bestia y cuando el acto brutal ya se ha realizado:
El
gato dormita en la silla,
de
un círculo al techo el quinqué:
la
cornuda luz amarilla
dice en el cuarto su Ananké
(5ª parte, 1ª estr.)
Esta clave está totalmente cerrada, como todas las demás, pero ésta está marcada por un límite de estrofas de igual contenido sitas al principio y final de la composición.
El
gato dormita en la silla,
da
un círculo al techo el quinqué.
La
cornuda luz amarilla
se apaga diciendo: ¡Ananké!
(5ª parte, 9ª estr.)
Hay dos palabras claves que desentrañan el contenido de la coima, y a su vez la coima en sí no he averiguado lo que es. Estas palabras son gato y cornuda. Gato porque seguimos con ese ver las individualidades del mundo como se quieren, y cornuda sería su calificativo crítico. Debe entenderse esta palabra como la usaba Quevedo, no simplemente como algo con cuernos; esto es, símbolo de algo o alguien que es burlado.
Atención también a todo ese sintagma por las plurisignificaciones que alcanza y por las que dentro del texto puede tener: la cornuda luz amarilla. El adjetivo amarillo debe ser algo más que un color para nuestro compositor por la cantidad de veces que recurre a él (convendría mirar en el diccionario de valores connotativos de los colores o simplemente en el de María Moliner, quizá descubra ese algo significativo)
Cl.XII: Se imagina relación de la historia que aquí se trata con lo anterior, pero no tengo certeza. En la clave anterior, cuando el Jaque le enseña el puñal ensangrentado, La bribona / se enciende amorosa y carnal. Esta clave describe cómo Detrás del prisionero corre su amancebada Es muy raro que ese malvado Jaque sea hecho prisionero y luego ajusticiado (como nos delata otra composición posterior), y que corra en su defensa quien anteriormente ha sido forzada.
Gran crudeza descriptiva aunque se nota frenada esta capacidad, porque podía ser más explícito y se maneja dentro del mundo de los sobreentendidos, jugando con la simbología de los adjetivos: un dominio de la simbología envidiable.
Detrás
del prisionero corre su amancebada...
el halda desprendida, la greña desgreñada
(6ª parte, 7ª estr.)
La
moza castellana alza el ramo venusto
y a los mozos escapa con alborozo y susto
(6ª parte, 11ª estr.)
Parece que todos se mueven por la obsesión del sexo, sin distinción de clase social (notar teorías freudianas) Los mozos también quieren burlarla. Valle hace hablar a su infeliz marioneta, como él trata a sus personajes, para situarnos en el contexto social:
Y
saluda una voz netamente española:
—He d'ir a Medinica cuando te den piola.
Cl.XIII: Culmina el ajusticiamiento del preso:
El
patíbulo destaca
trágico,
nocturno y gris,
la
ronda de la petaca
sigue
a la ronda de anís,
pica
tabaco la faca,
y
el patíbulo destaca
sobre el alba flor de lis
(7ª parte, 2ª estr.)
Interesante análisis merece esta red de relaciones: entre las rimas de las palabras y las palabras mismas que sostienen la rima: gris — anís — lis, petaca — faca — destaca. Además los símbolos de las decadencias del hombre: petaca, anís, pica tabaco. Ese sintagma el alba flor de lis se sirve de los rasgos de delicadeza que connota la planta para trasponerlos al alba; y a su vez es un alba que va a ser contenido temporal de un ajusticiamiento. Entonces genera una antítesis doblemente connotativa (la traslación sintáctica del sintagma nominal a complemento del nombre, se crea paralelamente a la traslación semántica de los rasgos de la flor a la muerte del alba)
Continúa la ironía tras la escena de la muerte. El lector puede ver como Valle-Inclán hace de la tragedia del teatro del mundo una bufonada fría de triste comedia.
llora
una vela amarilla
y
el sentenciado da fin
a
la amarilla tortilla
de
yerbas. Fue a la capilla
la cena del cafetín.
(7ª parte, 6ª estr., 3-7 versos)
Nótese la trabazón de temas que son constante blanco de ese martilleo de críticas: fin de la sentencia, tortilla de yerbas (como si hubiera sido fruto de alucinaciones), a la capilla el cafetín.
Cl.XIV: Crimen horrible pregona el ciego: una criada es doblegada, forzada, violada.
Abren
la puerta brazos armados,
fieros
puñales son levantados,
quinqué
y mesilla medio volcados.
(...)
Azul
de Prusia son las figuras
y
de albayalde las cataduras
de los ladrones. Goyas a oscuras.
ESCENA SEGUNDA
En
la cocina tienen doblada
dos
hombres nagros a la criada:
moño colgante boca crispada.
(...)
En el primer verso de la clave nos dice que es un ciego quien pregona, por lo tanto clama un mal que él no vio —una paradoja doblemente significativa—. Después de la ESCENA ÚLTIMA (la 4ª del total), añade Valle un COMENTO de dos estrofas; la segunda explica que el ciego lo que hace es repetir una coplilla —lo que parece que aclara, realmente agudiza—.
¡Su
propia madre!, canta el coplero,
Y
el viejo al niño la signa austero:
Corta la rosa del Romancero.
(8ª parte, 17 estr.)
Anula el se dice que todo son cuentos; son bonitas las historias pero vale más la pena la realidad que uno por sí mismo puede llegar a atisbar. Mas en ese intento individualizado cualquier posibilidad interpretativa es subjetivamente válida.
Cl.XV: Panorámica vista de Madrid como pretexto de una cruda y una irónica crítica social, que a su vez es símbolo de toda la sociedad española de la época de Valle. Lo que tanto reaccionario no admite y sanciona con su boca, paradógicamente lo predican con sus obras —y esto es, y era una gran verdad—
Su
nota en falsete
lanza
el clarinete,
joven
Cupidón,
siempre
en descuerdo
con
el bombo lerdo,
que bate bom-bom[3].
(2ª estr., 4-9 versos)
Cl.XVI: Su título es la llave que descodifica el contenido: Resol de Verbena; descripción simbólica continuada con un inigualable manejo de las sinestesias y de las personificaciones irónicas.
Agria
y dramática la nota
del
baile. La sombra morada,
el
piano desgrana una jota,
polvo
en el viento de tronada...
El
tiovivo su quimera
infantil
erige en el raso:
en
los caballos de madera
bate
el reflejo del ocaso.
Como
el monstruo del hipnotismo
gira
el anillo alucinante,
y
un grito pueril de histerismo
hace
a la rueda el consonante.
(...)
La
costurera endomingada,
en
el columpio da su risa,
y
enseña la liga rosada
entre la enagua y la camisa[4].
(3-5 y 8 estr.)
Y no falta aquí tampoco el bestialismo como consecuencia de un pueblo que malvive engañado —lo que otros llamarían alienación—. De un enamorado dice que brama y enseña el diente bajo el belfo, que Eros por dejar caer una rosa le ofrece una guirnalda: Encadenados, los pregones / hacen guirnaldas de babeles
(...).
La aceituna
aliñada
reclama el vino,
y
muerde el pueblo la moruna
rosquilla, de anís y comino.
(17 estr.)
La aceituna — pueblo aliñado / reclama (como se hace para la caza de gansos) — y muerde / vino — anís y comino.
Después de toda la verbena, o como remate final, simuladamente se pide ración colectiva de opio que aduerma al pueblo, y le haga olvidar su miserable miseria.
Cl.XVII: Vale la pena leerla entera. Una vez que te ha mostrado la casuística de este mundo de locos, te da la llave de paso que es fuente de una sabiduría fuera de los esquemas en los que se ha sumergido la humanidad durante tantos siglos. Con ella desentraña la estructura de las claves. La tienda del herbolario sería, por llamarlo de alguna manera, el camello del mundo. Un historial narrado con toda precisión de datos científicos, con el humor que le caracteriza a Valle-Inclán. Unos detalles sobre satanismo, similares a un Baudelaire, a un Verlaine, y rasgos de sexo pornográfico, pero tan solapados que, si uno no sabe de qué va, es costosa la empresa de descubrirlos —aunque los sustantivos sean directos—.
Es la 3ª clave que en sí se divide en partes; esto es, a otras cada clave podría ser una parte (así la Clave VIII era la parte 2ª, la Calev IX la 3ª)... Esta Clave XVII está dividida en una introducción —sin encabezamiento o titular de apartado—, 11 partes y un FINIS —como el autor lo encabeza: (a diferencia de la Clave V —con 17— y la Clave VI —con 3 partes—)
Describe todos los medios para entrar en esa órbita de las alucinaciones: todos se encuentran en La tienda del herbolario:
Aquella
cueva del herbolario
se
me ofrecía como un breviario.
Lleno
de goces y de visiones
cálidas: sierpes y tentaciones[5]-
(1-2ª estr.)
Allí uno encuentra:
¡Yerba
del Hombre de la montaña,
el
Santo Oficio te halló en España.
Cáñamos
verdes son de alumbrados,
monjas
que vuelan y excomulgados.
Son ciencia negra de la Caldea[6]
con que embrujada fue Melibea
Muestra perfecto dominio de las costumbres, de un vocabulario adquirido por la experiencia de los años, y los usos al respecto. Sabe de las zonas asiáticas, indias y sudamericanas. Hay: cáñamo, coca, pulque —que se extrae de la pita—, cacao, chocolate, mate, opio, marihuana, cáñamo verde, kif de Turquía (...)
(Kif
—yerba verde del persa— es
el
achisino bhang bengales.
Charas
que fuma sobre el diván,
entre odaliscas, el Gran Sultán)
(11ª parte, 9ª estr.)
En tres ocasiones ha recurrido a los paréntesis para definir algún tipo de droga: Pulque, Cacao, Mate y Kif. Los otros dos paréntesis son uno para el gato y otro para un comentario irónico sobre la concepción del amor.
Digno de destacar es el final:
FINIS
Se
apagó el fuego de mi cachimba, y no consigo ver una letra
y
no consigo ver una letra.
Mientras
enciendo —taramba y timba
tumba y taramba— pongo una &
Cl.XVIII: Final a la Pipa de kif y a las Claves líricas: y va mi barca por el ancho río / que separa un confín de otro confín (cfr. mito de Anacreonte, el paso del mundo de los vivos al de los muertos) Nuestro poeta va entre dos aguas. Síntesis simbólica genial que viene a ser el último consejo de estas claves líricas-éticas. Y por el caos febril de la modorra / vuela la sensación, que al fin se borra
Pasa
mis nervios, con gozo frío,
el
arco de un lunático violín;
de
un sí bemol el transparente pío
tiembla
en la luz acuaria del jardín,
y va mi barca por el ancho río (...)
(3-4ª estr.)
IV. Los personajes que tienen nombre ya han salido en las estrofas aquí recogidas. De todos ellos, el Jaque es representante o símbolo de la cultura y costumbres arábigas; en él da vida nuestro autor a algunos ideales de su ética (quizás, en algunas ocasiones y por su modo de actuar, nos traiga a la memoria la imagen del superhombre)
Es muy bueno tener presente su concepción sobre los tres modos da ver el mundo: de rodillas, de pie, desde arriba. Su gusto es verlos desde arriba, visión antiheroica que se proyecta sobre mito para destrozarlo. El guiñol va a dar a Valle-Inclán muchas de las condiciones de su técnica nueva, según José Fernández Montesinos. La dinámica de sus movimientos y siempre su condición de máscara.
La vida es un mal inevitable; el angustioso destino del hombre, en trabazón ligado al tiempo fugitivo y lanzado a la muerte, debe aferrar en nosotros la voluntad heroica, puño alzado contra un cielo implacable o impasible. Distorsiona la apariencia externa, fusiona lo animal con lo humano y mixturación de la realidad con el ensueño. Estos extraños efectos producen risa a menudo para amortiguar el honor y la perplejidad, y hacer la pesadilla más soportable.
La versión de Valle de lo grotesco es análoga al procedimiento de distorsión naturalista, tal como Balzac, Zola. En pintura se relacionaría con las pinturas negras de Goya, El Guernica de Picasso, las figuras desecadas de Giacometti, los cuartetos de Bartok, el humor dadá, las máscaras de Ghelderode, el torrente de clichés de Ionesco, y las películas de alboroto macabro, como la Viridiana de Buñuel.
Ese ver el mundo desde arriba es equivalente a reemplazar al Dios de la creación por un titiritero —con una equivalencia matemática. Y el tradicional teatro del mundo es reemplazado por un montaje de marionetas de trapo. Maneja la realidad como si el autor hubiese robado a Dios el derecho a carcajearse de su creación. El catalizador es siempre la alienación.
VALORACIÓN LITERARIA
Hay que partir de la dificultad objetiva para entender completamente esta obra: habría que conseguir introducirse en el mundo del autor para explicarla bien.
Los elementos donjuanescos y satánicos, blasfemos y voluntaristas, son atemperados por la ironía y el decadentismo, y potenciados por su representatividad sociológica. El lenguaje y la violencia de la sátira han sido asociados por muchos al modo de hacer de Quevedo. Es la estética y el talante de su época de madurez: simbología, colorismo, descripción, léxico. Adjetivos de contenido religioso se emplean para dar un picante sabor de pecado o de solemnidad a escenas muy diversas. El autor demuestra gran fuerza expresiva y plasticidad descriptiva, cercana al estilo impresionista — realista — subjetivista; aún se sirve de rasgos modernistas, que pese a la autocrítica del mismo Valle-Inclán, son el sustrato esencial de su simbología.
Queda abierto el interrogante,
¿esperpento como reflejo de alucinaciones (delirium tremens)?
¿esperpento relacionado con un realismo extremo?
¿se traba, siguiendo el carácter español y consecuencia de una bohemia miserable, aunque llevada y vivida con señorío?
¿esperpento simplemente como salida de este nuestro letargo?
¿esa religión nueva es un antiteísmo guiado por la supresión del sentido común?
entonces, ¿decadentismo es demencia voluntaria?
T.S. (1989)
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[1] (Clave II, 18 estrofa)
[2] (Clave XVIII, 1-2 estrofa)
[3] lanza también puede ser entendido como un sustantivo, y con sus rasgos bélicos de punta que hiere.
[4] Y al hablar de enamorarse nos habla mas que de amor humano, de atracción animal o freudiana.
[5] Persona que recoge y vende plantas medicinales —según el diccionario—
[6] Región de Asia