Primera edición castellana, Ed. Grijalbo, México D. F., 1965, XIX + 956 pp.—Tomo I: «Sociedades presocialistas», Traducción directa del ruso por Luis A. Vargas.—Tomo II: «Sociedades socialistas». Traducción directa del ruso por Andrés Fierro Menú.
AUTORES
Las lecciones que comprende el primer volumen están escritas por un equipo de profesores de la cátedra de Economía Política de las Facultades de Ciencias de la Universidad de Moscú, cuya lista aparece por orden alfabético en la página XIV, antes de la primera lección. Y la preparación del ciclo de lecciones ha estado a cargo de un Consejo de Redacción compuesto por la profesora N. S. Spiridónova, doctora en Ciencias Económicas, jefe de redacción; M. I. Suvórova y L. A. Cherkásova, candidatas al doctorado en Ciencias Económicas.
El segundo volumen ha sido preparado por la cátedra de Economía Política del Instituto de Finanzas de Moscú, con la participación de colaboradores científicos del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias de la U.R.S.S., del Instituto de Economía del Sistema Socialista Mundial, anexo a la mencionada Academia, y de la de Ciencias Sociales, anexa al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. La dirección de este trabajo ha corrido a cargo de los profesores M. S. Atlas, I. D. Zlobin, A. P. Liapin, N. I. Mojov y V. V. Tacherbakov. Por orden alfabético figura luego la lista de autores de las distintas lecciones, antes de la lección XX, p. 451, con la que empieza el segundo volumen.
CONTENIDO DE LA OBRA
El propósito de sus autores queda de manifiesto en el capítulo preliminar: contribuir a la enseñanza de las ciencias económicas a las generaciones jóvenes, en cuyas manos está el futuro de la sociedad humana, siguiendo casi textualmente las conclusiones del XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, pues «revelan las leyes básicas que rigen el paso de la primera fase del comunismo a la fase superior. Se fundamenta científicamente el contenido y la senda a seguir para crear la base material y técnica del comunismo, las condiciones en que se puede lograr la abundancia de bienes de vida para todos los miembros de la sociedad, los caminos que conducen al acercamiento y fusión gradual de las dos formas de propiedad socialista en una sola propiedad comunista» (p. XII).
Afirman que la Economía Política es una parte de las Ciencias Sociales que tiene por misión «sintetizar los nuevos fenómenos de la vida económica de la sociedad, analizar los problemas de la economía nacional, cuya solución contribuirá a la victoriosa edificación del comunismo». Cita textual del Programa del Partido Comunista, Pravda, Moscú, 1961, p. 128, en la p. XI del tomo I.
Con esta aureola de indiscutibilidad se presenta la Economía Política como la única ciencia capaz de «interpretar las causas de la lucha de clases en la sociedad burguesa, explicar con fundamento la inevitabilidad de la muerte de la sociedad capitalista y de su sustitución por un régimen social más elevado: por el comunismo» (p. XI). En fin, será la ciencia que demuestre la necesidad imperiosa de las leyes sociales que marcan la caída del capitalismo y la evolución también necesaria del socialismo hacia la sociedad comunista.
El primer volumen de esta obra, subtitulado Sociedades Pre-socialistas, es una exposición de las leyes del desarrollo de los regímenes de la comunidad primitiva, esclavista, feudal y capitalista. Estudia especialmente las leyes económicas del capitalismo, tanto en la época premonopolista como en el período del imperialismo.
En el segundo volumen, Sociedades socialistas, se trata del paso del capitalismo al socialismo, del socialismo como primera fase del comunismo, del sistema económico socialista mundial y de la transformación del socialismo en comunismo.
Se expone a continuación una síntesis estructurada del contenido, reproduciendo los mismos enunciados originales, que son generalmente bastante explícitos sobre su planteamiento y alcance, y que pueden dispensarnos de intentar exponer de otra forma también sumaria el contenido de este voluminoso manual de economía marxista.
VOLUMEN PRIMERO
Preliminar
I. OBJETO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA.—La producción social y sus dos facetas. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción.—Vínculo entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción.—Las leyes económicas del desarrollo de la sociedad estudiadas por la Economía política.—Definición marxista–leninista del objeto de la Economía Política. Crítica de las definiciones burguesas.—Carácter de clase, de partido, de la Economía Política.
Los modos de producción precapitalistas
II. EL MODO PRIMITIVO DE PRODUCCIÓN.—Aparición de la sociedad humana.—Rasgos fundamentales de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción. El régimen gentilicio.—Aparición de la división social del trabajo, del cambio, de la propiedad privada y de las clases. Desintegración y caída del régimen comunal primitivo.
III. EL MODO DE PRODUCCIÓN ESCLAVISTA.—Aparición del modo de producción esclavista.—Rasgos fundamentales del modo de producción esclavista.—Desintegración y caída del modo de producción esclavista.
IV. EL MODO DE PRODUCCIÓN FEUDAL.—Aparición del modo de producción feudal.—Rasgos fundamentales del régimen de producción feudal.—Nacimiento del capitalismo en el seno del feudalismo. Hundimiento del modo de producción feudal.
El modo de producción capitalista
V. LA PRODUCCIÓN MERCANTIL. APARICIÓN DEL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA.—Rasgos fundamentales de la economía mercantil simple. El capitalismo, forma suprema de la producción mercantil.—La mercancía y sus propiedades.—Desarrollo de las formas de valor. Origen y esencia del dinero.—Funciones del dinero.—El papel moneda. La inflación.—Papel de la ley del valor en el desarrollo de la producción mercantil El fetichismo monetario–mercantil.
VI. EL CAPITAL Y LA PLUSVALÍA. LA LEY ECONÓMICA FUNDAMENTAL DEL CAPITALISMO.—La fórmula general del capital y sus contradicciones.—La fuerza de trabajo como mercancía.—Producción de la plusvalía. La ley económica fundamental del capitalismo.—Esencia del capital. Capital constante y capital variable.—La plusvalía absoluta.—La plusvalía relativa.—Unidad y diferencia de la plusvalía absoluta y de la plusvalía relativa.
VII. EL SALARIO.—Esencia del salario bajo el capitalismo.—Salario nominal y salario real.—Fórmulas fundamentales del salario. Los sistemas contemporáneos de salario y su papel en la explotación de la clase obrera.—Crítica de las modernas teorías burguesas y revisionistas sobre el salario.
VIII. LA ACUMULACIÓN DEL CAPITAL Y EL EMPEORAMIENTO DE LA SITUACIÓN DEL PROLETARIADO.—La reproducción capitalista simple.—La reproducción capitalista ampliada.—La acumulación del capital y la formación del ejército industrial de reserva.—La acumulación del capital y el empeoramiento de la situación de la clase obrera.—Tendencia histórica de la acumulación capitalista.
IX. EL CICLO Y LA ROTACIÓN DEL CAPITAL.—El ciclo del capital industrial y sus tres afanes.—La rotación del capital. Capital fijo y capital circulante.
X. LA GANANCIA MEDIA Y EL PRECIO DE PRODUCCIÓN.—EL precio de coste y las ganancias capitalistas.—La cuota de ganancia y los factores que la determinan. Formación del precio de producción. El precio de producción y el valor.— Formación de la cuota media (general) de ganancia.—Importancia de la teoría de la ganancia media para la lucha del proletariado.—La tendencia al descenso de la cuota de ganancia y la agudización de las contradicciones del capitalismo.
XI. CAPITAL COMERCIAL Y GANANCIA COMERCIAL.—El capital comercial como parte disociada del capital industrial en la sociedad capitalista.—La ganancia comercial.—Los gastos de circulación.—Formas y métodos del comercio interior en los países capitalistas modernos.—El comercio exterior bajo el capitalismo.—Papel del capital comercial en la agudización de las contradicciones del capitalismo.
XII. EL CAPITAL DE PRÉSTAMO Y EL CRÉDITO.—EL capital de préstamo, su esencia y su origen.—El interés de préstamo, su origen y las peculiaridades de su dinámica.—El crédito capitalista y sus formas.—Las sociedades anónimas. Crítica de la «teoría» de la democratización del capital.
XIII. LA RENTA DEL SUELO Y EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN LA AGRICULTURA.—Aparición de las relaciones capitalistas de producción en la agricultura.—La renta diferencial.—Crítica de la «ley de la fertilidad decreciente de la tierra».—La renta absoluta.—La renta en la industria minera y en la construcción.—El precio de la tierra y su aumento con el desarrollo del capitalismo.—La lucha de la gran producción agrícola contra la pequeña y la ruina de los campesinos.—El retraso de la agricultura respecto a la industria bajo el capitalismo.—La renta del suelo y la nacionalización de la tierra.
XIV. LA REPRODUCCIÓN DEL CAPITAL SOCIAL.—Premisas del estudio del problema de la reproducción.—La reproducción simple.—La reproducción ampliada.—La teoría marxista de la reproducción desarrollada por Lenin.—La renta nacional y su distribución bajo el capitalismo.
XV. LAS CRISIS ECONÓMICAS DE SUPERPRODUCCIÓN.—Los antagonismos de la reproducción capitalista y la inevitabilidad de las crisis económicas de superproducción.—El carácter cíclico de la reproducción capitalista.—Las crisis económicas de superproducción y agudización de las contradicciones del capitalismo.—Crítica de las teorías burguesas sobre las crisis económicas y de las modernas «teorías» antimarxistas sobre el capitalismo sin crisis.
El imperialismo, capitalismo monopolista
XVI. RASGOS ECONÓMICOS FUNDAMENTALES DEL IMPERIALISMO.—La concentración de la producción y los monopolios.—El capital financiero y la oligarquía financiera.—La exportación de capital.—El reparto económico del mundo entre las alianzas capitalistas. Los monopolios internacionales.—Culminación del reparto territorial del mundo entre las alianzas capitalistas. Los monopolios internacionales.—Culminación del reparto territorial del mundo entre las principales potencias capitalistas y lucha por un nuevo reparto. El sistema colonial del imperialismo.
XVII. LUGAR HISTÓRICO DEL IMPERIALISMO.—El imperialismo, capitalismo monopolista.—El imperialismo, capitalismo parasitario o en putrefacción.—El imperialismo, capitalismo moribundo, umbral de la revolución proletaria.—La ley del desarrollo desigual económico y político del capitalismo bajo el imperialismo. La teoría leninista de la revolución socialista y su desarrollo por los partidos comunistas.
XVIII. LA CRISIS DEL CAPITALISMO MUNDIAL.— Esencia de la crisis general del capitalismo.—Primera etapa de la crisis general del capitalismo.—Segunda etapa de la crisis general del capitalismo.—Tercera etapa de la crisis general del capitalismo.
XIX. CRÍTICA DE LAS «TEORÍAS» BURGUESA Y REFORMISTAS SOBRE EL IMPERIALISMO.—Rasgos distintivos.—Kautsky.—Hilferding.—Keynes.—El «capitalismo popular».—El «socialismo democrático».—Bancarrota de la ciencia económica burguesa.
VOLUMEN SEGUNDO: SOCIEDADES SOCIALISTAS
El período de transición del capitalismo al socialismo
XX. RASGOS Y LEYES FUNDAMENTALES DEL PERÍODO DE TRANSICIÓN DEL CAPITALISMO AL SOCIALISMO.—Fundamentos de la doctrina marxista–leninista sobre la formación comunista y sus fases.—Las leyes generales de la revolución y de la construcción socialista. Posibilidad de que los países atrasados pasen directamente al socialismo salvando el capitalismo.—Necesidad y esencia del período de transición. Dictadura del proletariado.—La socialización socialista de los medios básicos de producción.—La estructura económico–social de la sociedad y las contradicciones del período de transición.—Aparición y acción de las leyes económicas del socialismo.—El plan leninista de la construcción del socialismo. La política económica del estado socialista durante el período de transición y sus peculiaridades en los distintos países.—Crítica de las modernas «teorías» reformistas de la conversión pacífica del capitalismo en socialismo y de los puntos de vista revisionistas y dogmáticos relacionados con las vías de transición al socialismo.
XXI. CREACIÓN DE LA BASE MATERIAL Y TÉCNICA DEL SOCIALISMO. LA INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA.—El proceso de creación de la base material y técnica del socialismo. Esencia de la industrialización socialista.—Fuentes y ritmo de la industrialización socialista.—La industrialización socialista de la U.R.S.S. y su importancia internacional.—La industrialización socialista en los países de democracia popular.
XXII. LA TRANSFORMACIÓN SOCIALISTA DE LA AGRICULTURA.—Necesidad y alcance de la transformación socialista de la agricultura. El plan cooperativo de Lenin.—La colectivización en la U.R.S.S. y su alcance internacional.—La transformación socialista de la agricultura en los países de democracia popular.—Crítica del revisionismo en las cuestiones relativas a la transformación socialista de la agricultura.
XXIII. TRANSFORMACIÓN DE LA ECONOMÍA DE VARIOS TIPOS EN UNA ECONOMÍA SOCIALISTA ÚNICA.—Creación de un sistema socialista único de la economía, sus rasgos y ventajas fundamentales frente al capitalista.—El triunfo del socialismo en la U.R.S.S. y su alcance internacional.—Los éxitos de la construcción del socialismo en los países de democracia popular. Peculiaridades de la construcción del socialismo, salvando el capitalismo, en los países subdesarrollados.
El socialismo, primera fase del comunismo
XXIV. LAS FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA SOCIEDAD SOCIALISTA. CARÁCTER DE LAS RELACIONES SOCIALISTAS DE PRODUCCIÓN.—La base natural y técnica del socialismo. Leyes y vías del progreso técnico en el socialismo.— Concentración, especialización y cooperación de la producción socialista. Distribución de las fuerzas productivas en el socialismo.—Desarrollo de la fuerza productiva principal en el socialismo.—El carácter de las relaciones de producción dentro del socialismo.—Las relaciones socialistas de producción, poderoso factor de desarrollo de las fuerzas productivas. La acción, en el socialismo, de la ley de correspondencia de las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas.
XXV. LA PROPIEDAD SOCIALISTA Y SUS FORMAS.—Esencia de la propiedad social socialista y de sus dos formas. Dos tipos de empresas socialistas.—Las diferencias económico–sociales entre la ciudad y el campo en la primera fase del comunismo.—La propiedad personal en el socialismo.—Crítica del moderno revisionismo en cuanto a las formas de la propiedad en el socialismo.
XXVI. CARÁCTER DE LAS LEYES ECONÓMICAS DEL SOCIALISMO. PAPEL ECONÓMICO DEL ESTADO SOCIALISTA.—Carácter de las leyes económicas del socialismo. Crítica de los puntos de vista revisionistas sobre el carácter de las leyes económicas del socialismo.—Papel económico del Estado socialista.—El principio leninista del centralismo democrático en la dirección de la economía nacional.—Las contradicciones en el socialismo y las vías de su superación.—Crítica del revisionismo y del dogmatismo en cuanto al papel económico que juega el Estado socialista.
XXVII. LA LEY ECONÓMICA FUNDAMENTAL DEL SOCIALISMO.—Contenido de la ley económica fundamental del socialismo.—La producción y el consumo en el socialismo.—La elevación del nivel de vida del pueblo en el socialismo.
XXVIII. EL DESARROLLO PLANIFICADO DE LA ECONOMÍA SOCIALISTA.—Necesidad objetiva de una economía planificada en el socialismo.—Esencia de la ley del desarrollo planificado y proporcional de la economía nacional.—Las leyes económicas y la planificación. Tareas de la planificación.—Principios y métodos de la planificación socialista. Aplicación de las matemáticas a la planificación.—Ordenamiento de la planificación de la economía nacional. Ventajas de la economía planificada.—Crítica de las «teorías» burguesas, reformistas y revisionistas de la planificación.
XXIX. EL TRABAJO SOCIAL EN EL SOCIALISMO. LA COOPERACIÓN SOCIALISTA DEL TRABAJO.—Carácter del trabajo en el socialismo. Estímulos materiales y morales del trabajo.—El trabajo y el producto necesarios y excedentes en el socialismo. La jornada de trabajo.—El trabajo productivo y el improductivo en el socialismo.—La cooperación socialista del trabajo y sus ventajas frente a la capitalista. La división del trabajo en el socialismo.—La emulación socialista y sus formas.
XXX. EL INCREMENTO INCESANTE DE LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO EN EL SOCIALISMO.—La ley general de la productividad del trabajo en constante crecimiento. Concepto de productividad del trabajo.—El incremento incesante de la productividad del trabajo, ley económica del socialismo.—Factores de la elevación de la productividad del trabajo en la economía socialista. El incremento de la productividad del trabajo en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.
XXXI. LA DISTRIBUCIÓN CON ARREGLO AL TRABAJO. LOS FONDOS SOCIALES DE CONSUMO.—Esencia de la ley económica de la distribución con arreglo al trabajo.—Los fondos sociales de consumo.—Esencia y formas del salario en el socialismo. Mejoramiento del salario en el período de la construcción del comunismo en todos los frentes.—El salario real y los ingresos reales de los trabajadores.—La remuneración del trabajo en los koljoses y las vías de su perfeccionamiento.
XXXII. LA PRODUCCIÓN MERCANTIL Y LA LEY DEL VALOR EN EL SOCIALISMO.—Necesidad de las relaciones monetario–mercantiles y su nuevo contenido en el socialismo.—La mercancía y sus propiedades en el socialismo. Contradicción entre el valor de uso y el valor. El doble carácter, en el socialismo, del trabajo contenido en la mercancía.—La magnitud del valor. El precio de la mercancía.—Acción y empleo de la ley del valor en el socialismo.—Peculiaridades de las relaciones monetario–mercantiles en el período de la construcción del comunismo en todos los frentes.—Crítica de las tergiversaciones revisionistas en relación con la producción mercantil y la ley del valor en el socialismo.
XXXIII. EL DINERO Y SUS FUNCIONES EN EL SOCIALISMO.—La esencia del dinero en el socialismo.—La función del dinero como medida del valor.—La función del dinero como medio de circulación. La ley de la circulación monetaria.—La función del dinero como medio de acumulación.—La función del dinero como medio de pago.—La función del dinero en cuanto dinero mundial.—Unidad de las funciones del dinero. El papel del dinero dentro del socialismo y en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.—Garantía de la estabilidad del dinero.
XXXIV. PRECIO DE COSTO, RENTABILIDAD Y PRECIO EN LA ECONOMÍA SOCIALISTA.—Esencia del precio de costo.—Importancia y factores de la producción del precio de costo de la producción.—Esencia y forma del ingreso neto de la sociedad socialista.—La rentabilidad en la economía socialista. Problema de la elevación de la rentabilidad en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.—Principios fundamentales de la formación de los precios en la economía socialista.—El sistema de precios en la economía socialista.—Política de precios del Estado socialista.
XXXV. EL CÁLCULO ECONÓMICO.—Esencia y rasgos fundamentales del cálculo económico. El cálculo económico y las leyes económicas del socialismo.—Tareas del desarrollo y perfeccionamiento del cálculo económico en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.—Crítica del revisionismo moderno en las cuestiones del cálculo económico.
XXXVI. CICLO Y ROTACIÓN DE LOS FONDOS DE LAS EMPRESAS SOCIALISTAS.—El ciclo de los fondos y sus fases. Formas funcionales de los fondos de las empresas.—La rotación de los fondos de las empresas. Tiempo de producción y tiempo de circulación. Clasificación de los fondos por el carácter de su participación en la rotación.—Los fondos básicos y las vías de su máxima utilización racional.—Efectividad económica de las inversiones de capital.—Fondos de rotación y fondos de circulación. Los medios de circulación y vías para mejorar su empleo.—Peculiaridades de la formación y empleo de los fondos de producción en los koljoses.
XXXVII. LAS RELACIONES AGRARIAS SOCIALISTAS. LA RENTA DIFERENCIAL.—Las relaciones agrarias socialistas. Formación de la renta diferencial, sus fuentes.—La renta diferencial: I. Intensificación de la agricultura y renta diferencial.—II. Distribución de la renta de la tierra. Distribución fundamental entre la renta diferencial en el socialismo y la renta diferencial capitalista.
XXXVIII. LA CIRCULACIÓN MERCANTIL EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA.—Unidad del ámbito de la circulación mercantil. Significado económico de la circulación mercantil y leyes que rigen su desarrollo en el socialismo.—El sistema de aprovisionamiento técnico–material. La circulación mercantil entre la ciudad y el campo.—El comercio socialista de objetos de consumo popular. Formas de comercio.—Gastos de circulación. Ganancias de las organizaciones comerciales.—Desarrollo del comercio socialista en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.
XXXIX. LAS FINANZAS DE LA SOCIEDAD SOCIALISTA.—Esencia, funciones y papel de las finanzas socialistas. Incremento del papel de las finanzas en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.—El sistema financiero de los Estados socialistas. Superioridad de las finanzas socialistas frente a las capitalistas.
XL. EL CRÉDITO, LOS BANCOS Y LA CIRCULACIÓN MONETARIA EN EL SOCIALISMO.—Necesidad y esencia del crédito. Fuentes del crédito.—Principios en que se basa la concesión de créditos y tipo de crédito. Interés del crédito.—Funciones y papel del crédito en el socialismo. Intensificación del papel del crédito en las condiciones de la construcción del comunismo en todos los frentes.—Los bancos, su función e importancia en el socialismo. Organización de los sistemas socialistas del crédito.—Crítica de las «teorías» reformistas y revisionistas del crédito y de los bancos en el socialismo.—La circulación monetaria, su planificación y regulación en el socialismo.
XLI. LA REPRODUCCIÓN SOCIALISTA.—Esencia de la reproducción socialista y sus rasgos fundamentales.—El producto social conjunto y la riqueza nacional de la sociedad socialista. Las formas del producto conjunto y de sus partes integrantes.—Condiciones de la reproducción socialista ampliada.—Acción de la ley del incremento preferente de la producción de medios de producción en la economía socialista.—La renta nacional y los factores de su incremento en el socialismo.—Papel del presupuesto del Estado en la distribución de la renta nacional. La distribución y redistribución de la renta.—La acumulación y el consumo en la sociedad socialista. Ley de la acumulación socialista.—La reproducción de la fuerza de trabajo en la sociedad socialista.—La ley socialista de la población.—Peculiaridades y tareas de la reproducción socialista ampliada en el período de la construcción desplegada del comunismo en la U.R.S.S.
El sistema económico
socialista mundial
XLII. RASGOS Y LEYES FUNDAMENTALES DEL SISTEMA ECONÓMICO SOCIALISTA MUNDIAL.—Aparición y desarrollo del sistema mundial del socialismo. La nueva etapa de su desarrollo.—Esencia, rasgos fundamentales y leyes del desarrollo del sistema económico socialista mundial.—Crítica del revisionismo respecto a la esencia del sistema mundial del socialismo y al carácter de las relaciones económicas entre los países socialistas.
XLIII. LA COLABORACIÓN ECONÓMICA DE LOS PAÍSES SOCIALISTAS.—Carácter y desarrollo de la colaboración económica de los países socialistas.—Coordinación de los planes de la economía nacional. Especialización y cooperación interestatales de la producción.—El comercio exterior y la concesión de créditos.—La colaboración técnico–científica y la colaboración en la capacitación de personal.
XLIV. EL TRIUNFO DEL SISTEMA SOCIALISTA MUNDIAL EN SU EMULACIÓN ECONÓMICA CON EL CAPITALISMO ES INEVITABLE.—Necesidad objetiva de la colaboración pacífica y de la emulación económica de los sistemas socialista y capitalista.—Esencia y desarrollo de la emulación económica entre los dos sistemas mundiales. El triunfo del socialismo sobre el capitalismo en esta emulación es inevitable.—Las relaciones económicas de los países socialistas con las naciones capitalistas.
Transformación gradual del socialismo en comunismo
XLV. LA FASE SUPERIOR DEL COMUNISMO Y LEYES QUE RIGEN LA TRANSFORMACIÓN DEL SOCIALISMO EN COMUNISMO.—Definición científica del comunismo. Rasgos fundamentales de la fase superior del comunismo.—Leyes generales y vías del paso gradual al comunismo.—Rasgos fundamentales del período de la construcción desplegada del comunismo en la U.R.S.S.—Papel del Estado socialista y del Partido comunista en la construcción del comunismo. Crítica del reformismo y del revisionismo en las cuestiones que afectan a la construcción del comunismo.
XLVI. CREACIÓN DE LA BASE MATERIAL Y TÉCNICA DEL COMUNISMO.—La base material y técnica del comunismo y los caminos a seguir para su creación. El desarrollo de la fuerza productiva principal, el hombre y la consecución del nivel de productividad que asegure la abundancia de bienes de vida.—La tarea económica principal del pueblo soviético y su alcance histórico internacional.—Acción de la ley de correspondencia entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas en las condiciones de la construcción desplegada del comunismo.
XLVII. ACERCAMIENTO Y FUSIÓN DE LAS DOS FORMAS DE PROPIEDAD SOCIALISTA EN PROPIEDAD COMUNISTA ÚNICA.—La propiedad comunista de los medios de producción. Desarrollo de la propiedad estatal en las condiciones de la construcción desplegada del comunismo.—Vías en el acercamiento y fusión de las formas kokjosiana y de todo el pueblo de la propiedad socialista.—Eliminación de las diferencias económico–sociales, culturales y de vida entre la ciudad y el campo.
XLVIII. TRANSFORMACIÓN DEL TRABAJO SOCIALISTA EN TRABAJO COMUNISTA.—Esencia y rasgos fundamentales del trabajo comunista. Base material de la transformación del trabajo socialista en trabajo comunista.—Supresión del trabajo manual penoso y no cualificado.—Combinación orgánica del trabajo manual y el intelectual.—Transformación del trabajo en la primera necesidad vital del hombre. La cooperación comunista del trabajo. La división del trabajo en la sociedad comunista.
IL. PASO AL PRINCIPIO COMUNISTA DE DISTRIBUCIÓN DE ACUERDO CON LAS NECESIDADES.—Finalidad de la producción comunista. Esencia del principio comunista de la distribución.—Creación de las premisas económicas para el paso a la distribución según las necesidades.—Acción de la ley de la distribución de acuerdo con el trabajo en las condiciones de la construcción desplegada del comunismo.—Incremento de los fondos sociales de consumo y paso gradual a la distribución gratuita de los bienes de vida.
RESUMEN DEL CONTENIDO DE LA OBRA
Después de leer los enunciados que hemos ido transcribiendo, según su propio orden, se ve que efectivamente los autores han tratado de abarcar en este voluminoso curso todo el campo de la economía desde el punto de vista político, y más concretamente marxista. Verdaderamente parece un esfuerzo enciclopédico por mostrar la validez de los Programas del Partido Comunista Soviético, siguiendo a pies juntillas los artificios de la dialéctica marxista.
Para el contenido concreto de los diversos temas, pueden consultarse directamente las Recensiones a las obras marxistas de tipo más económico, consideradas «ortodoxas»: en particular El Capital, de K. Marx.
Se trata aquí, más aún que de un curso de Economía Política marxista, de un curso dialéctico de la política económica del Partido Comunista de la Unión Soviética. Desde el comienzo se precisa el objeto de la economía política, dejando claro a los estudiantes que se pretende decir lo que dice Marx, y que todo lo que Marx dice es indiscutible, pues quienes se han apartado de sus principios —los revisionistas— se equivocan totalmente. Por supuesto —y así lo repiten sin cesar— la ciencia económica capitalista es peor que la de esos revisionistas, pues sus mismos principios están viciados de raíz, por apoyarse en la «injusta» propiedad privada. Los que siguen puntualmente a Marx son los científicos, y los que opinan en forma distinta son burgueses capitalistas e ignorantes con prejuicios de tipo religioso.
A continuación hacen una síntesis histórica de la sociedad humana, como se entiende en el evolucionismo materialista de Marx y Engels. En todos estos capítulos se exponen, por tanto, los diversos modos de producción que han ido apareciendo conforme se desarrolla la capacidad productiva del hombre. No es un resumen histórico como exposición de hechos y datos objetivos, con base en documentos, archivos o trabajos de historiadores universalmente aceptados. Se trata de repetir una y otra vez las teorías de Engels sobre el desarrollo de la sociedad humana y dejar la idea en el lector de que «está demostrado que estas explicaciones son científicas», y que, por tanto, es necesario llegar al comunismo: tarde o temprano la lucha de clases pondrá fin a la opresión del proletariado y del campesinado, existente en las estructuras sociales desde que la producción mercantil siguió el derrotero marcado por el modo de explotación capitalista. Tan fuerte ha sido esta influencia, que todavía hay residuos clasistas del capitalismo en las sociedades socialistas.
Los capítulos dedicados a la producción capitalista también repiten, una y otra vez, lo que ha dicho Marx acerca del capital, salario, plusvalía, etc. Y en todos ellos se aprovecha esta exposición del capitalismo para resaltar la inevitabilidad de su caída. De todos modos se dedican tres capítulos al Imperialismo, capitalismo monopolista y uno más a la crítica de las teorías burguesas y reformistas sobre el imperialismo.
Si en el primer volumen, Sociedades Presocialistas, saltan por doquier los defectos de las sociedades burguesas y capitalistas, en el segundo volumen, Sociedades Socialistas, sólo se habla de las excelencias de las sociedades socialistas que necesariamente llevan a la sociedad comunista. Abiertamente se afirma la necesidad imperiosa del Estado socialista que guíe la construcción del comunismo, mientras se desarrolla la economía socialista. También es muy sencilla la razón que aducen para explicar por qué el Estado socialista puede guiar el desarrollo económico y, en cambio, no lo logra el Estado capitalista: es evidente que se debe a la propiedad privada. Pero si todavía no se ha implantado el comunismo en las sociedades socialistas, es por estar todavía en la fase de transición. Además, la eficacia absoluta del Estado socialista depende de que «toda la labor del Estado esté dirigida por el Partido Comunista, fuerza rectora y organizadora de la sociedad socialista en la lucha por la construcción del comunismo» (tomo II, p. 564). Y esto es así, porque lo dijo Lenin: «La política no puede menos de tener primacía sobre la economía. Razonar de otro modo equivale a olvidar el abecé del marxismo» (Obras, tomo 32, p. 62). Los autores de este curso no harán sino explicar cómo no existe contradicción alguna entre la primacía de los programas políticos del Partido Comunista y la política económica del Estado. La economía política es un instrumento más del Partido, y así éste se garantiza la eficacia de sus programas.
La última parte de la obra está por eso dedicada a la sociedad comunista, a la que llegará la humanidad gracias al Sistema económico socialista mundial. Su triunfo inevitable aparece por todas partes y se manifiesta de mil maneras. A modo de ejemplo, veamos cómo exponen el desarrollo económico de la U.R.S.S., logrado bajo la dirección del Partido y con la emulación de los países capitalistas: «La superioridad de la U.R.S.S. respecto a los ritmos de crecimiento de la producción y al incremento absoluto de la producción industrial crea una base real para superar en el transcurso de los próximos años, el nivel de la producción industrial de los Estados Unidos» (t. II, p. 870). Y más adelante: «Entre 1967 y 1968, la Unión Soviética superará el nivel de producción industrial que los Estados Unidos hayan alcanzado para esa época. De este modo, la Unión Soviética pasará a ocupar el primer lugar en el mundo por su nivel de producción industrial». Sus afirmaciones son contundentes, como la que ponen en palabras de N. S. Jruschov (o Kruschov): «Pero esto no es más que la primera meta. Nosotros no nos detendremos en ella. En el transcurso del segundo decenio, antes de 1980, nuestro país dejará muy atrás a los Estados Unidos en la producción «per cápita» de productos industriales y agrícolas» (t. II, p. 872).
Porque se trata de conseguir la base material de abundancia de bienes para la vida y de un grado tal de desarrollo de las fuerzas productivas y de la productividad del trabajo, que asegure las condiciones para el total y armónico desarrollo de todas las facultades y capacidad creadora de cada uno de los miembros de la sociedad. Entonces se alcanzará el grado de madurez de la última fase del comunismo como lo había previsto Marx y lo ha vuelto a hacer el programa del Partido Comunista soviético, con una definición exhaustiva de la fase superior de la sociedad comunista: «El comunismo es el régimen social sin clases, la propiedad única de todo el pueblo sobre los medios de producción y la completa igualdad social de todos los miembros de la sociedad, en el que junto con el desarrollo de los individuos en todos los aspectos crecen también las fuerzas productivas sobre la base del constante progreso de la ciencia y de la técnica, mientras que todas las fuentes de la riqueza social fluyen en toda su plenitud y se lleva a la práctica el gran principio: “De cada cual, según su capacidad, a cada cual según sus necesidades”. El comunismo es la sociedad altamente organizada de trabajadores libres y conscientes en la que se afirma la administración social, en la que el trabajo en bien de la sociedad se convierte en la primera necesidad vital, en una necesidad consciente, y las facultades de cada cual serán utilizadas con el máximo provecho para el pueblo».
Ésta es la definición científica del comunismo, que según sus autores «desarrolla de un modo creador la definición dada por los clásicos del marxismo–leninismo» (t. II, p. 884).
Con esta sinfonía de fondo que repiten categóricamente y sin cansancio, para grabar bien en los lectores el convencimiento de la transformación del socialismo en comunismo como una ley objetiva, recogen y explican las tres leyes que rigen este paso y han sido formuladas por los Congresos XXI y XXII del Partido Comunista soviético:
1ª La sociedad no puede pasar del capitalismo al comunismo salvando la fase socialista del desarrollo (p. 888).
2ª La transformación del socialismo en comunismo se lleva a cabo sin necesidad de revoluciones sociales, ya que el socialismo y el comunismo no son más que dos grados de madurez de una misma formación económico–social, la comunista (p. 889).
3ª El paso gradual del socialismo al comunismo se caracteriza por un elevado ritmo de desarrollo de la economía y de la cultura de la sociedad socialista, con la participación activa y consciente de todo el pueblo, constructor del comunismo (p. 890).
Estas leyes y otras consideraciones más son la base de las promesas de felicidad, que con tanta facilidad y optimismo nos hacen los autores siguiendo a los participantes al XXII Congreso del Partido.
VALORACIÓN TÉCNICA Y METODOLÓGICA
Todas las consideraciones críticas hechas en la Introducción general a estas recensiones, son aplicables en nuestro caso. Los autores de este curso dejan claro desde el principio, (Cfr. capítulo preliminar y lección primera) su propósito de seguir fielmente la dialéctica marxista y demostrar la validez de las conclusiones del XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, desde el punto de vista de la economía política marxista–leninista.
Efectivamente, son fieles seguidores de Marx y Engels. En la primera lección resumen las categorías marxistas fundamentales al definir el objeto de la economía política marxista, y ya ponen de manifiesto los artificios dialécticos que después repetirán monótonamente en cada lección.
Empiezan distinguiendo la economía, dentro de las ciencias sociales, separándola de las ciencias de la naturaleza; pero, al precisar el objeto de esta ciencia: las relaciones de producción no pueden rehuir o mejor dicho, no dejan de buscar la ambigüedad del concepto; se insiste en que estas relaciones de producción constituyen un vínculo indisoluble de mutua dependencia con el otro factor de la producción social: las fuerzas productivas. Éstas, a su vez, constituyen el proceso de trabajo mediante el cual el hombre transforma la naturaleza con su actividad consciente para llenar sus propias necesidades. Este proceso de trabajo incluye: a) los medios de producción que pueden ser según el lugar que ocupen en el proceso de trabajo: 1) los medios de trabajo y las condiciones materiales para actuar sobre la naturaleza y 2) los objetos de trabajo, e. d. aquel material sobre el que el hombre actúa para realizar la producción de bienes materiales. Por ejemplo la hulla, que se extrae es objeto de trabajo, pero la que se usa como combustible, es medio de trabajo. Además de los medios de producción están: b) los obreros, factor humano indispensable, pues la actividad consciente del hombre es elemento fundamental del proceso de trabajo.
Con este conjunto de elementos tan dispares es fácil convencer de la complejidad de la materia, y de que su análisis exigirá el método «científico» que inventó Marx, y al que remiten como al único válido y que excluye cualquier otro.
Además, como las relaciones de producción (objeto de la economía política) surgen del intercambio de actividades de los hombres en el proceso de producción social, el contenido de estas relaciones lo constituyen la propiedad sobre los medios de producción, que debe entenderse, no en sentido «burgués», pues este sentido tiende a perpetuar la propiedad privada capitalista, de relación del hombre particular con el objeto de su trabajo, sino como propiedad social, que es la mejor y exclusiva forma de distribución de los medios de producción. O como ellos dicen: la propiedad es el conjunto de relaciones realmente existentes entre los hombres, en el proceso de producción, cambio y distribución de los bienes materiales (t. I, p. 3).
En fin, la sociedad de la que hablan será un concepto dependiente del desarrollo de la vida económica, que a su vez depende del trabajo (no individual, sino colectivo). Pues el concepto «trabajo» no es otra cosa que la producción social de bienes materiales (medios de producción o medios de consumo) para satisfacer las necesidades de los hombres. También hay que tener en cuenta que cuando se refieren a actividad consciente de los hombres, indican una responsabilidad colectiva de grupo que cada individuo debe asimilar o al conjunto de conocimientos técnicos para mejorar la producción social.
Así se entiende que, después de afirmar que el conjunto de relaciones de producción ligadas a un determinado carácter de las fuerzas productivas, forma la base de una sociedad, expliquen cómo habrá bases antagónicas o no antagónicas, según quien posea los medios de producción: «Las sociedades esclavistas, feudal y capitalista son antagónicas, ya que descansan sobre la propiedad privada de los medios de producción, sobre relaciones de dominio y de subordinación, sobre relaciones de explotación de una parte de la sociedad por otra, aunque sea en distintas formas. En la base de la sociedad socialista no hay antagonismos, pues se asienta sobre la propiedad social de los medios de producción, habiendo sido suprimida la explotación del hombre por el hombre». Sin embargo, «las modificaciones de la base determinan modificaciones en la superestructura y los cambios de la base son ocasionados por el desarrollo de las fuerzas productivas» (t. I, p. 9).
«El método de la economía política marxista es el materialismo dialéctico. La economía política marxista leninista se asienta en el empleo de las tesis fundamentales del materialismo dialéctico e histórico para el estudio del régimen económico de la sociedad. El materialismo dialéctico considera la historia de la sociedad, el cambio de una formación económico–social por otra, como un proceso histórico natural, sujeto a leyes» (p. 16).
Siguiendo todos los postulados y procedimientos de esta dialéctica en cada lección, a lo largo del curso no hacen más que citar a los clásicos del marxismo–leninismo: Marx, Engels, Lenin y además de las conclusiones y programas de los Congresos XXI y XXII del Partido Comunista de la Unión Soviética, a algunos de los que entonces eran destacados elementos autorizados por el Partido, como Nikita Kruschev.
Como no tienen ningún interés en mostrar nuevas leyes ni que esta ciencia haya progresado descubriendo nuevos principios, su empeño es explicar la coherencia de los programas del Partido con los postulados de la ortopraxis marxista, y justificar por qué no se han conseguido, pero se lograrán las metas profetizadas por Marx, y mostrar cómo todavía siguen siendo valederas y necesarias sus conclusiones.
Por esto explican que las leyes económicas expresan de modo objetivo los vínculos causales, perdurables, necesarios y más esenciales que caracterizan un sistema dado, el conjunto de relaciones de producción al igual que las leyes de la naturaleza, pues estos nexos existen al margen de la voluntad del hombre (t. I, p. 11). Es decir, desde el principio se esfuerzan en demostrar que las leyes de la Economía Política como ciencia representan el reflejo teórico de las leyes de las relaciones de producción, existentes con independencia de la conciencia de los hombres. «Por cuanto las leyes económicas manifiestan únicamente a través de la actividad práctica del hombre, pudiera creerse que el hombre crea las leyes por sí mismo. En tal creencia se basan todas las teorías idealistas, que niegan la índole objetiva de las leyes económicas» (t. I, p. 11).
Como se ve, es una objetividad que pretende ser realista siendo no–idealista, pues no se fundamenta en la realidad, sino en aquella teoría económica de la sociedad formulada por Marx y Engels a quienes, por eso, hacen referencia de continuo. Pero fundamentar su «objetividad» como por oposición a la «subjetividad» no es fundamentar su realidad. Ciertamente para ellos la conciencia no crea las leyes de producción, pero las leyes de producción (una determinada concepción filosófica de la economía) crean la conciencia: una extraña especie de ciega conciencia inmanente de la materia universal crea las fenoménicas conciencias individuales y sus formas histórico–sociales.
Fundamentan sus afirmaciones citando las Obras de Marx y Engels, en las que expresan la idea de que las leyes de la naturaleza son fuerzas ciegas, inconscientes, en las que «no hay allí un objetivo consciente y deseado...» (tomo XIV, p. 667). Y en cambio las leyes sociales reflejan la actuación de «hombres dotados de conciencia, movidos por la intención o por la pasión, que se proponen alcanzar objetivos determinados. Nada se hace aquí sin una intención consciente, sin un propósito deseado». Pero en base a su lógica contradictoria, concluyen los autores: «No obstante, las leyes del desarrollo de la sociedad son objetivas. Las leyes económicas operan independientemente de si las conocemos o no, de si deseamos o no que actúen ésta o la otra ley. El hombre no puede crear ni destruir las leyes, pero sí puede interpretarlas y emplearlas en beneficio de la sociedad». Estas leyes llevan al capitalismo a su muerte, y conducen por el socialismo al bienestar comunista: «las leyes económicas son conocidas y conscientemente aprovechadas en interés de la sociedad» (en el socialismo). Por eso insisten también en que «la infracción de las leyes económicas origina errores serios y frena el avance de la sociedad socialista hacia el comunismo» (ibíd.). Aquí se presenta la ocasión y la aprovechan para indicar «el papel importantísimo del Partido comunista, que investiga, aprovecha las leyes económicas objetivas, encauzando, sobre la base del conocimiento de dichas leyes, la actividad económica del Estado socialista, cuyo objeto es la edificación de la sociedad comunista» (ibíd.).
VALORACIÓN CONCLUSIVA
Cómo ya se ha señalado, en esta obra no hay ningún intento por lograr una exposición científica nueva de la Economía Política, sino tan sólo justificar, con la dialéctica marxista–leninista, los programas del Partido comunista soviético. El apriorismo de sus principios teóricos y postulados específicos es patente por doquier. El recurso al argumento de autoridad como justificación única de sus afirmaciones es, más que frecuente, constante.
Aunque se estudien con detalle todos los temas económicos fundamentales, siempre es desde un único y exclusivo punto de vista, el del Partido. Los demás puntos de vista no cuentan para nada, son opiniones falsas, no sirven más que para aumentar la explotación del proletariado y, por ende, llevan a la ruina del capitalismo. Es tanta la insistencia a lo largo del libro, en la inevitabilidad del triunfo del comunismo, que parece más una arenga exaltada que la exposición serena de un trabajo científico.
La exposición «histórica» de la evolución de los Modos de producción social no hace más que repetir las explicaciones apriorísticas de Marx y Engels, como si fueran el fundamento real y último de todo cuanto existe. Con tal de asentar sus tesis no les importa falsear los mismos hechos históricos o resaltar lo secundario y ponerlo como causa principal y determinante. Para demostrar, por ejemplo, que la sociedad esclavista se derrumba inexorablemente, dicen: «En el año 476 de nuestra era, el Imperio Romano de Occidente, que constituía parte del Estado esclavista de Roma, fragmentado y reunificado en más de una ocasión, derrumbóse definitivamente bajo las acometidas conjuntas de las insurrecciones de los esclavos, de los colonos, de los campesinos y de los artesanos en el interior, coincidentes con las incursiones de las tribus bárbaras del exterior». Subrayamos nosotros para hacer notar cómo lo secundario —si es que ocurrieron estas insurrecciones, en algún caso—, se pone como causa principal (t. I, p. 51). En la página anterior ponen cinco ejemplos de grandes levantamientos de esclavos: dos en la isla de Sicilia (132–127 y 104–100 a. C.); el levantamiento de Aristónico en el Asia menor (133–129 a. C.), el de Saumac en el Bósforo (108–107 a. C.); el de los esclavos campesinos pobres en Henan, Sichuan y Shandun (China, 22–13 a. C.), y «entre las más acusadas manifestaciones de esta lucha podemos citar el movimiento de los campesinos romanos encabezados por los hermanos Graco (133–123 a. C.)» (p. 50).
Con estos ejemplos tan inconexos y sin más referencias que otras citas de Engels, termina el capítulo sobre el Modo de producción esclavista, en este tono: «La ciencia social marxista, refutando éstas y otras tesis de la ciencia burguesa sobre el régimen esclavista, ha revelado de manera convincente, mediante el análisis de los hechos históricos, la esencia del modo de producción esclavista, las contradicciones económicas y de clase que le son inherentes y las peculiaridades de la explotación esclavista, estudiando este sistema de producción en su dinámica: su aparición, su desarrollo y su muerte.
«La sociología marxista muestra la necesidad objetiva de la existencia del modo esclavista de producción y el lugar que éste ha ocupado en la historia» (p. 52).
Su «demostración convincente y objetiva» no contiene siquiera una cita de un historiador serio y universalmente reconocido. Ése es el simplismo pseudocientífico de la «historia» marxista. La contradicción «dinámica» a la que recurren siempre, les permite saltar de un tema a otro sin importarles dejar o no, previamente definido, el objeto en cuestión. Pasan así de un aspecto de la realidad a otro aspecto, que se determina como la contradicción o negación del primero. Su dialéctica dinámica es como saltar de un nombre a otro. Cualquier afirmación suya es válida «científicamente» por la sencilla razón de que rechazan la contraria. Cuando se les arguye de insuficiencia —tanto para ese rechazo como para fundar la tesis contraria— afirman que esto se debe a que ese nombre (su ciencia) se corresponde de otro modo: «dinámicamente» (otro nombre) con la realidad misma, e. d., con los datos de experiencia. Si se les lleva al terreno metafísico del mismo sentido común, repiten que la metafísica carece de valor científico, ya que es fruto de la mentalidad capitalista o de prejuicios religiosos. En fin, la demagogia marxista crea con sus artificios dialécticos una confusión de base, que sirve para imponer arbitrariamente sus conclusiones. Al marxista esa arbitrariedad no le importa mucho, porque con otro salto dialéctico, ahora de la «teoría» a la «práctica», convierten aquellas conclusiones en normas de conducta, planes eficaces de acción hacia el progreso, que se imponen como los únicos válidos para lograr el desarrollo económico que ellos buscan y que habían identificado previamente con la noción de sociedad humana.
Los profesores que han elaborado este Curso superior de Economía Política son genuinos representantes de nueva sofística, la dialéctica marxista, que pone al servicio de la «praxis política» su teoría económica, que como ambiguamente definió Lenin (Obras, tomo III, pp. 40–41): «no se ocupa en absoluto de la producción, sino de las relaciones sociales de los hombres en la producción» (t. I, p. 14). Los autores aprovechan este concepto de economía para evadir los problemas económicos en sí; ya que para ellos, estas relaciones sociales dependen de su desarrollo histórico y hay que acudir al análisis histórico (materialismo histórico) que nos mostrará las causas de que unas formas sociales de producción reemplacen a otras, superándose unas a otras. Es una auténtica demagogia política en la que las otras teorías económicas no se refutan, sino que se desprecian como productos de la burguesía incapaz de descubrir las leyes objetivas del desarrollo social: «Los ideólogos burgueses de nuestros días, con los cuales cantan a coro los revisionistas modernos, repiten las viejas y manoseadas definiciones de sus predecesores. Se repiten hasta la saciedad las antiguas fórmulas de que la Economía Política estudia las actividades productivas de los hombres o la política económica, eludiendo por completo las relaciones de propiedad, e. d., las relaciones de producción» (t. I, p. 15; cfr. también los capítulos XVIII y XIX, donde se critica al capitalismo y las teorías burguesas y reformistas).
Cualquier opinión que disienta de la suya «descubre su índole clasista y su tendencia a salvaguardar los intereses de la burguesía». Este autoritarismo ideológico, constante, hace que este Curso de Economía Política sea poco serio científicamente. Se comprueba, una vez más, que el marxismo usa el nombre de ciencia para encubrir una praxis política.
El profundo punto de contacto de esa praxis política (Revolución total) con las matrices teoréticas del «pensamiento moderno», el saber cómo querer, parece escapar a los autores de este curso de economía. Naturalmente, no es necesario que todo economista conozca filosóficamente bien los principios de su propia ciencia; pero sí resulta necesario cuando el economista pretende para la economía el carácter de ciencia universal y omnicomprehensiva: a menos que admita que es una simple construcción mental elaborada sobre una especie de fideísmo, pero entonces debería también ser mucho más sobrio en el uso del término «científico».
A.O.C.
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