LEROI-GOURHAN, André
Los cazadores de la prehistoria
Editorial
Argos Vergara, 1ª ed., 1984, 157 pp.
CONTENIDO[1]
INTRODUCCIÓN
Las especies
aparecieron en el planeta en épocas muy anteriores a los testimonios orales y
escritos. Uno de los fósiles más antiguos encontrados es llamado
"Augustine" (porción de mandíbula perteneciente a un paleocantropo
encontrado en la cueva de Arcysur-Cure). En la introducción desarrolla imaginariamente
lo que podría ser la vida de esos neandertales.
La cultura
actual tiene su base en la del s.XIX y ésta en la de los siglos precedentes;
así, remontándonos indefinidamente llegamos a la Edad de bronce, al Neolítico,
a la Era del Reno y nos preguntaremos ¿y antes?. Había cazadores, pero no se
parecían a los hombres de hoy. Los más antiguos son descritos como variedades
de monos superiores que sufren una lenta evolución. "Nuestro mundo clásico
no tiene más que unos años de antigüedad, pero para prepararlo el hombre había
trabajado durante al menos dos millones de años".
1. CÓMO
SE ESCRIBE LA PREHISTORIA
"La
tierra es un libro maravilloso", más difícil de entender que los
pergaminos; en éstos, sin embargo, sólo se contiene una pequeña parte de la
Historia. Hace poco más de un siglo que los prehistoriadores se dedicaron al
estudio de la tierra.
Registro
de los archivos de la tierra
La
superficie sufre distintas alteraciones:
— erosión:
degradación por el viento, el hielo y el agua.
—
sedimentación: los productos de la erosión se depositan en capas sucesivas.
Cuando los
primeros hombres aparecen en nuestro planeta los continentes y mares eran
semejantes a los actuales. La erosión actuó no de manera regular sino
depositándose más en las grietas, etc, que a su vez luego volvieron a ser
erosionadas.
"Los
emplazamientos prehistóricos se sitúan en los lugares en los que los sedimentos
han subsistido por milenios sin mayores alteraciones".
Las capas de
sedimentos se encargan de cubrir los restos, que muchas veces son trasladados
de nuevo. En ninguna parte existe un texto completo de la aventura humana.
Los
yacimientos prehistóricos
Son aquellos
sitios en los que ha vivido el hombre, y que, en mayor o menor medida escaparon
a la acción destructora del tiempo. No todos tienen el mismo tipo de documentos
y para interpretarlos hay que ponerse en la mentalidad de los que vivieron
entonces, lo cual no siempre es fácil.
Los más
frecuentes son:
— Capas
recientes: año 2000 a.C.: en los que se encuentran principalmente huesos,
trozos de metal, alfarería y objetos de piedra y madera. Sobre todo, los huesos
son de animales y muy pocos humanos.
— Capas del
8000 a.C.: hay objetos semejantes, pero en vez de metal se encuentran objetos
de piedras talladas y pulidas.
— Era del
Reno: se encuentran objetos de hueso, piedras talladas, osamentas de animales y
algún hombre.
En todo
caso, los huesos son más escasos porque suelen ser reabsorbidos por la tierra.
Tipos de
yacimientos
Los más
frecuentes son los que se sitúan en los aluviones de los cursos de las aguas y
en los grandes depósitos de limos pluviales y calizas. La mayor parte de ellos
se destruye por la labranza, etc.
Cuevas y
abrigos también son frecuentes. Forman una especie de "caja que protege
los enclaves prehistóricos". Para la ciencia su protección es tan
importante como la de los manuscritos.
Las turberas
y lagos conservan mejor los objetos de madera, hojas, granos, etc. Gracias a
ello sabemos algo de los primeros campesinos.
Las capas
recientes pueden conservar sepulturas, cimientos de construcciones, hornos. Un
ejemplo de ello son los dólmenes y menhires.
El
desciframiento del manuscrito: las excavaciones
Han de
realizarse capa por capa, desenterrando lentamente lo que se encuentra y dejándolo
en el sitio encontrado hasta descifrar su sentido. Sólo después pasaremos a la
segunda capa. "La excavación es una verdadera disección del suelo".
A diferencia
de un manuscrito, sólo se puede leer una vez el texto original, pues en cuanto
se remueve y cava la tierra, lo que no ha sido transcrito con sumo cuidado está
perdido.
Cada pieza
se estudia por separado: el especialista en tipología estudiará los objetos
fabricados por el hombre y los comparará con piezas descubiertas anteriormente.
El antropólogo recibirá los huesos humanos para establecer a qué tipo racial
pertenecen. El paleontólogo se ocupará de los restos de animales, distinguiendo
su especie y si fueron matados por el hombre o murieron allí. El palinólogo
extraerá muestras de tierra para buscar polen fosilizado. El geólogo recogerá
tierra trazando la historia de la sedimentación y erosión. El geomorfólogo
procederá a la reconstrucción del paisaje de la época. El botánico y el físico
recogerán los gramentos de madera carbonizada.
Por otra parte,
nunca se excava más que una parte del yacimiento y se guardan todos los datos
estudiados y sus pruebas para su estudio por científicos posteriores.
Cómo se
emplea el texto
Tenemos una
serie de informaciones pobres porque son sólo materiales; no sabemos nada
acerca de sus ideas, etc. La técnica entonces será coordinar todos los
documentos que poseemos de cada época, comparar las épocas entre sí, y
confrontarlos con los hechos equivalentes en el mundo actual.
2. LOS
CLIMAS Y LA NATURALEZA
A principios
del S.XIX el naturalista Cuvier —geólogo catastrofista— analizando los huesos
que encontró bajo tierra, probó que pertenecían a animales de especies
extinguidas; reconstruyó los animales y aseguró que vivieron en un medio de
frondosa vegetación y en condiciones muy distintas a las actuales.
Cuando
Boucher de Perthes y sus discípulos demostraron que había hombres en Francia
desde comienzos del cuaternario y que convivían con elefantes y rinocerontes,
chocaron con los escépticos acerca de tanta antigüedad del género humano.
Excavaciones
posteriores descubrieron la existencia de una fauna compuesta de renos,
bisontes, zorros polares y bueyes almizcleros. Pronto se impuso la idea de que
el hombre fue contemporáneo de ellos.
La evolución
de los climas se caracteriza por cambios periódicos: sucesivos recalentamientos
y enfriamientos. En Francia, las diferencias de menos de diez grados sobre las
medias anuales de temperatura bastaban para modificar completamente la
extensión de los glaciares y la posición de las especies animales y vegetales.
El cambio de temperatura conlleva un cambio de lluvias que hace que la erosión
sea más rápida. Así, "las diferencias climáticas se inscriben, por decirlo
así, automáticamente en las capas de sedimentos".
Las capas
y los periodos glaciares
Si
descienden las temperaturas, los glaciares se extienden. Los Alpes, Pirineos y
norte de Europa se recubren de una capa de hielo. Como éste contiene mucha
agua, hace que descienda el nivel del mar. El curso de los ríos para llegar al
mar es más largo, se acelera y arrastra los escombros en el valle.
Pasado un
tiempo, la temperatura sube, los glaciares se funden, el nivel del mar se
eleva; el río se frena lentamente y deja a su paso parte de los aluviones
formando grandes planicies. De nuevo se da un enfriamiento, el mar desciende,
se acelera de nuevo el río y las planicies aluvionales quedan como unas
terrazas suspendidas por encima del cauce del agua. Cada terraza corresponde a
un periodo de clima más cálido: interglaciar. La costa guarda el testimonio de
esos movimientos bajo la forma de antiguas playas.
Como en la
realidad no se sigue este esquema teórico, sino que —por ejemplo— hay
derrumbamientos, etc, los historiadores discuten cual es el número de periodos
glaciares y de oscilaciones climáticas Sin embargo, hay acuerdo sobre la
existencia de cuatro grandes glaciaciones que son bautizadas por cuatro
pequeños afluentes del Danubio donde las huellas fueron estudiadas por primera
vez: Günz, Mindel, Riss y Würm. Se compararon en su estudio las terrazas con
las playas marinas para establecer una correspondencia.
El tiempo
que dura la glaciación Riss, el interglaciar Riss-Würm y la glaciación de Würm,
quizás unos 200.000 años, corresponde al periodo de desarrollo de los hombres
de Neanderthal y el homo sapiens.
El
testimonio de las plantas
Los granos
de polen resisten a la destrucción. Indican el clima de la época en que se
depositaron, pues las plantas solo viven en determinados climas. Revelan
asimismo el aspecto de los paisajes correspondientes, lo que nos lleva a
precisar las condiciones de vida de hombres y animales.
Los
animales
Antes de la
glaciación de Würm sólo existen datos muy generales. Al final de la era
terciaria en Europa hay gran variedad de animales, aunque no hay un clima
tropical. ¿Por qué sobrevivieron en África y no en Europa?. Porque en África
han pasado de un clima tropical al ecuatorial, que no es una oscilación mortal
para los animales. En Europa el hombre —cazador— se distribuye por todas
partes, mientras que en África, deja grandes zonas deshabitadas. Los animales
del periodo interglaciar Riss-Würm estaban bajo climas comparables a los
actuales: "1º: La fauna boreal, compuesta en particular por los renos, los
mamuts y los bueyes almizcleros. 2º: La fauna del bosque y la estepa septentrional
compuesta por alces, mamuts, rinocerontes lanudos y bisontes. 3º; La fauna de
los bosques y las estepas templadas, con sus caballos, bueyes y corzos. 4º:
Hacia el mediterráneo los mismos animales sumados a los elefantes antiguos, los
rinocerontes de Merck, los gamos y los asnos".
Han
transcurrido más de 100.000 años y, sin embargo, la mayoría subsisten y quizá
el responsable de la desaparición de los demás sea el hombre, ya que los
animales grandes son fácil blanco para los cazadores. Los pequeños mamíferos
—ratones, etc— casi no se han alterado. Las variaciones climáticas inciden en
la distribución de las especies vegetales y esto también influyó en las
migraciones animales.
El
verdadero rostro del pasado
Reuniendo
todos estos restos trazaremos el rostro; gracias a la radioactividad y a los
paleontólogos y geólogos llegamos a ver que los primeros antropoides llegan al
millón o incluso a los tres millones de años.
3. LOS
HOMBRES
Los restos
de esqueletos son escasos: los de los hombres más aún porque son más frágiles y
además había muchos menos hombres. Por otra parte, los restos nunca están
completos y hasta la glaciación de Würm no hay prácticamente restos.
Rasgos:
frente huidiza, y morro prominente. Cuando se descubre el hombre de Neanderthal
se creyó intermedio entre el gorila y el hombre contemporáneo. Después se
encontraron seres más antiguos. En lugar del gran simio que progresivamente
adquiere posición vertical, se encontraron unos hombres de cerebro pequeño,
pero bípedos: los australopitecos, cuyos restos son de 3 millones de
antigüedad. Andaban erguidos y fabricaban utensilios. Coexistieron con un
andrópido del que se ha hallado un cráneo: el "homo habilis". Su
cerebro está más desarrollado y sus utensilios son más evolucionados.
Líneas generales
de la evolución humana
En la era
primaria ciertos vertebrados abandonaron su medio marino, adquirieron pulmones
y respiraron en el aire, convirtiéndose en cuadrúpedos. Los habitantes de la
tierra firme se distinguieron en dos ramas: anfibios y reptiles.
La era
secundaria fue la de los grandes reptiles; junto a ellos vivían otros más
pequeños, semejantes a los mamíferos actuales, que dominaron durante la era
terciaria. Lentamente se diferencian en carnívoros, herbívoros, etc. Hay
también especies que, partiendo de troncos distintos, adquieren caracteres muy
similares, aunque después se extinguieron. Por esto, también es difícil
precisar entre los fósiles humanos los que tendieron a la forma humana y los
que la consiguieron.
Entre los
mamíferos que evolucionaron hacia las especies actuales están los primeros
representantes de los primates, dotados de dentición para todo uso, cinco
dedos, talla pequeña y esqueleto polifacético. Igual que las especies
evolucionan en direcciones diferentes: dientes, pezuñas, etc., sin embargo en
el primate no ocurre así, salvo en el aumento del volumen de su cerebro. Con
él, utiliza de modo óptimo un cuerpo que no está dotado para ninguna acción en
particular, sino para todas en general. No todos los primates siguen esta vía
con resultados positivos (cfr. critica del anexo).
A mediados
de la era terciaria aparecen los primeros representantes de las formas
superiores de los primates: los antropoides, los australopitecos y los
antrópidos.
Los
antropoides terminan hoy en el gorila, el chimpancé, el orangután y el gibón:
con fuerte desarrollo del cerebro, actitud semi-cuadrúpeda y caracteres propios
de los simios.
En 1924 se
descubrió en Sudáfrica el primer australopiteco, con un cerebro
proporcionalmente más desarrollado que el de los antropoides y su dentición es
muy semejante a la del hombre. Andan erguidos.
¿Hombres
o gorilas?: los antrópidos
Se llaman
así todos los primates fósiles que no sólo andan erguidos y tienen un cerebro
desarrollado, sino que además, fabrican utensilios y transmiten los
procedimientos de su fabricación. Se dividen en: arcantropos, paleontropos, y
neantropos.
Los más
antiguos miembros de la familia de los hombres: los arcantropos (homo erectus).
Por orden de
descubrimiento: el pitecantropo de Java, el sinantropo encontrado cerca de
Pekín y el atlantropo en Argelia. En Alemania se encontró la mandíbula de
Mauer. Se los ha denominado prehomínidos, pero es preferible el término
arcantropos: "los más antiguos miembros de la familia de los
hombres". Conocían el fuego y fabricaban utensilios. Su cerebro es el
doble de un gorila pero menor que el nuestro. Sus dientes y fisonomía también
son intermedias.
Los
últimos primitivos: los paleoantrosos
A diferencia
de los anteriores son muy numerosos. De capacidad craneana como los hombres
actuales, incluso muchos contienen caracteres del homo sapiens.
Frecuentaron
las cuevas. El grupo más importante y conocido es el de los hombres de Neanderthal.
Eran hombres (es discutible) y tenían un sentido humano de la creación técnica.
El hombre
de Neanderthal
Por su
cuerpo no se diferenciaba mucho del hombre actual. De aspecto macizo y miembros
cortos y musculosos. Abultamientos supraorbitales. Su capacidad cerebral es de
1.600 cm3, frente a los 1.500 del hombre actual. Su caja craneana era rebajada
y su rostro carecía de pómulos. Los dientes tenían la misma forma general que
los nuestros, pero mucho más grandes.
Se han
encontrado numerosos restos en yacimientos de Europa y Asia. "Uno de ellos
había sido colocado sobre un lecho de flores, testimonio emocionante de los
sentimientos de sus compañeros".
Costumbres:
sin sentido de la comodidad. Conocían el arte de la matanza (se ve en las
huellas de los restos de huesos de caballos, etc.). Fueron enterrados por sus
semejantes: indicio de preocupaciones de orden religioso. Tendían a coleccionar
curiosidades (conchas, etc.) indicio del sentimiento artístico.
Su
desaparición y aparición de los neantrópos no fue radical sino que coexistieron
a lo largo de un centenar de miles de años. Su contraste se observa
fundamentalmente en el cráneo.
Palecantropos neantropos
Protuberancias supraorbitales Sin ellas. Reborde cortante
Órbitas grandes y circulares Órbitas bajas y rectangulares
No presenta fosa canina Fosa canina
Dentadura fuerte Dentadura evolucionada
Bóveda craneana rebajada Bóveda normal
Occipital aplanado Occipital abombado
La
desaparición del paleantropo se debe a múltiples causas, entre las que quizá el
homo sapiens tiene una responsabilidad directa, pero sin duda menos decisiva
que las causas naturales.
La sucesión
homo habilis-homo erectus-homo sapiens tuvo como consecuencia la eliminación
del término "Pithecus" (simio), que servía de etiqueta a criaturas
que ya estaban en la hominización (cfr. crítica).
Nuestros
semejantes: los neantropos
La distinción
de razas se remonta muy atrás en el tiempo.
4. LAS
OBRAS
Sabemos que
en cada periodo existieron seres humanos diferentes a nosotros. No vamos a
distinguirlos ahora por la forma de sus cráneos, sino por sus obras, ya que la
creación es un distintivo de la humanidad. Cada generación hereda lo de la
anterior, agregándole algo nuevo.
Para
describir de forma completa las civilizaciones es necesario distinguir:
—
medios de subsistencia del hombre: caza, pesca, recolección;
—
medios de protección: vestimenta, vivienda;
—
organización social;
—
preocupaciones religiosas o artísticas.
Hay
testimonios directos: por ejemplo la forma del tallado de los sílex, que
precisa el desarrollo técnico alcanzado.
Y
testimonios indirectos: en una cueva de acceso difícil, la pintura oculta de un
mamut, busca el misterio, indicio de pensamiento mágico o religioso.
Tampoco los
testimonios directos son claros, porque no sabemos en qué forma se usaban los
elementos que encontramos. Hoy se estudia —para saberlo— las huellas dactilares.
Tampoco se puede decir que sean meras hipótesis, sino con cierta lógica (cfr.
valoración crítica). Por ejemplo, si aparecen conchas agujereadas podemos
deducir que tenían importancia los adornos personales. Las comunidades asimismo
serían pequeñas, ya que vivían de la caza, y un reno sirve para alimentar a
pocas personas.
5.
NACIMIENTO DEL ÚTIL
Según las
estaciones, se alimentaban de distintos frutos. Probablemente primero cazarían
pequeñas presas: encontrar alimentos era fácil. La mandíbula de Mauer nos da
idea de que sería una criatura más evolucionada que los pitecantropos, pero
menos que el hombre de Neanderthal. De musculatura de masticación poderosa,
aunque escasa en cuanto a la animación del rostro. Sus dientes eran de todo
uso, de hombre.
Carecemos de
pruebas de que este hombre tallaba instrumentos, ya que no han aparecido junto
al fósil. Cabe presumir que lo haría, ya que los pitecantropos y los
sinantropos que poseen un aparato masticador más primitivo, sí tallaban la
piedra.
Si el hombre
de Mauer tallaba sílex, empezaría fracturando un guijarro para lograr un filo
cortante. En resumen "Europa occidental, al comienzo del cuaternario, en
los tiempos de la fauna cálida antigua, estaba habitada por hombres, uno de los
cuales, al menos (cuya mandíbula hemos encontrado) era un paleoantropo
primitivo. Estos hombres tallaban sus instrumentos siguiendo la técnica
elemental de los sílex de Abbeville y Clacton".
Las
técnicas primitivas
Percutiendo
con una piedra un trozo de sílex, salta una lasca de filo cortante —lasca
clactoniense—, suficiente para desollar una presa o para montar una maza.
Útiles
sobre núcleos
Golpeando un
trozo de sílex por ambos lados, se obtiene una punta: "hacha de
mano". Esta operación exige, por parte del que la ejecuta, una decisión:
seleccionar dónde va a golpear, dosificar la fuerza de los golpes, etc.
Utilizan la misma técnica, que se transmiten por tradición.
6. LOS
PRIMEROS ARTISTAS
Durante el
duro periodo glaciar de Mindel,los animales desaparecieron en gran parte. En
cuanto al hombre, no sabemos nada, y sin embargo, sigue empleando los mismos
útiles que sus antecesores.
La vida
de los arcantropos y los paleoantropos
Antes se
estudiaban los restos preferentemente con una excavación vertical de los
estratos, lo que empobrece la información, reduciéndola al objeto correctamente
ubicado por orden cronológico, pero casi despojado de toda otra información.
En cambio,
las excavaciones que dejan los vestigios en su lugar para registrarlos
debidamente con fotos, etc., permiten poner en evidencia las estructuras antes
de destruirlas. En este sentido el autor cita su experiencia personal en la
cueva de la Hiena, donde reconstruyeron la posible forma de vida de Augustine:
sus comidas, hábitat, etc. A propósito de esto, menciona la posibilidad de que
existiera entre estos hombres la antropofagia.
La
industria achelense
El progreso
varía según una raza u otra y según las materias primas con que cuentan (ej.
rocas). Empezaron a estudiar los productos tallados en Saint-Acheul, en el
Somme. Tallaban los sílex hasta obtener una forma almendrada, con filo
rectilíneo, y que constituye una forma eficaz y equilibrada a la vez. En esta
nueva talla se utilizan gestos y utensilios nuevos, prueba de que existe
inteligencia.
Las
puntas triangulares y las lascas levallois
A pesar de
los progresos, el bifaz sigue siendo pesado, poco preciso y lento de
fabricación. Con nuevos golpes se consigue una punta triangular de filos más
cortantes que el bifaz. además tiene mejor rendimiento económico: se obtienen
en mayor cantidad de la misma materia prima. También cabe conseguir una hoja
fina de sílex: levallois. Observando los sílex tallados se tiene la impresión
de que el arte ha comenzado su evolución: estética funcional.
7. LOS
ÚLTIMOS PRIMITIVOS
Hasta la
glaciación de Würm, las cuevas son invadidas por el agua, por lo que se
conservan muy pocos restos. En la primera parte de la glaciación, Francia está
poblada por los neandertales. En pueblos más cálidos hay formas más
evolucionadas.
Evolución de
la glaciación:
— Cuadro 1º:
clima templado, paisaje como el actual, muchos caballos y bueyes. Augustine y
su familia se instalan en la gruta.
— Cuadro 2º:
frío intenso. Renos en cantidad, zorros polares. La cultura musteriense se
instala progresivamente.
— Cuadro 3º:
frío menos intenso. Hay renos, pero caballos en mayor cantidad. Aparecen los
jabalíes y el clima seco.
— Cuadro 4º:
llueve. Se deshiela y rezuma agua. El lodo cubre los estratos superiores. El
hombre está en sitios más secos.
— Cuadro 5º:
vuelve el bosque. Hace buen tiempo. Escasean los renos. Los hombres trabajan la
madera. Cazan con boleadoras (lazos rematados en piedras). Coleccionan
curiosidades. Primer destello cultural de los paleoantropos, influidos sin duda
por el homo sapiens.
— Cuadro 6º:
confusión. Los techos de las cuevas se desploman. Es la muerte de la gran
civilización musteriense.
— Cuadro 7º:
sobre los restos se cobijan los últimos primitivos; su industria es miserable.
Vuelve el frío.
— Cuadro 8º:
frío extremo. Reaparecen los renos y zorros polares.
La vida
de los neandertales
Francia
estaba poblada durante los cuadros 2, 3, 4 y 5. Clima húmedo y frío. Población
relativamente densa, miles de utensilios juntos abandonados.
Son
paleoantropos, de poco atractiva apariencia física, aunque con capacidades
técnicas plenamente humanas. ¿Conoció las actividades religiosas y artísticas?
Se vieron progresivamente llevados a forjarse unas creencias que los
protegieran del miedo a la muerte o a creer que participaron en la revelación
divina (cfr. versión crítica al final). Tales preocupaciones otorgan parte de
humanidad.
Los datos
son poco numerosos, pero muy precisos. Enterraban a sus muertos e incluso con
un cierto ceremonial. Coleccionaban piedras raras o conchas fósiles: comienzo
de las actividades simbólicas del pensamiento humano.
Existía un
lenguaje rudimentario. La forma de la cara y las marcas de los músculos de la
lengua nos dicen que los movimientos de la palabra eran más toscos que en la
actualidad. Conocían la familia como unidad básica. "El grupo social les
proporcionaba la abundancia de caza en el territorio accesible a los
cazadores".
Los actuales
habitantes de la tierra del Fuego, Australia, con un clima semejante de frío y
humedad a la glaciación de Würm nos dan idea de cómo vivirían los hombres de
Neanderthal: pequeños grupos. Caza y pesca son su alimentación. En épocas de
escasez se alimentaban de plantas silvestres y animales de pequeña talla.
Vivían en chozas semiesféricas de ramas y hojas. De pequeña resistencia al
frío, se cubrían por una piel cuadrada, en forma de poncho. Tenían el material
doméstico mínimo: cestas, arpones, guijarros...
A medida que
disponen de materiales distintos, perfeccionan la técnica, por ejemplo con
astas de renos... Cuando se hizo difícil llegar a las canteras de sílex a
través del bosque, trabajaron sobre las mismas tallas una y otra vez. Los
instrumentos son cada vez más variados. Lo nuevo es el uso de las boleadoras.
8. LA ERA
DEL RENO
En la
segunda parte de la glaciación de Würm, aparece el homo sapiens sapiens y se
desarrolla la civilización de la era del reno, unos 40.000 años antes de
nuestra era. Midiendo la radioactividad de carbones y huesos mediante el
carbono 14 se ha retrocedido los límites de los tiempos históricos unos
cincuenta mil años.
Después del
periodo de frío húmedo que hubo de soportar el hombre de Neanderthal, el clima
se atemperó. En la segunda parte de la glaciación, el clima se tornó seco y muy
frío. Predominan los renos. Hay mamuts y rinocerontes lanudos... Abundan los
carnívoros, sobre todo el lobo. El paisaje se asemejaba a la Siberia actual:
aspecto ártico, alterna la tundra —líquenes— con la taiga pantanosa —pinos y
abedules—. Se multiplica la caza mayor, aumentan los salmones y las truchas:
ofrece por tanto abundantes recursos de caza y pesca.
Los
paleoantropos que vivían todavía en Francia vieron llegar las grandes manadas
de renos y cazadores de aspecto más humano que iban tras ellas. No sabemos
cuáles fueron los primeros contactos entre ambas humanidades, pero el hombre de
Neanderthal desaparece definitivamente.
El homo
sapiens sapiens
Los recién
llegados no eran todos semejantes entre sí. Coexistían el hombre de Cro Magnon,
de gran talla (1.80 cm.), cráneo alargado y cara corta. Aparecen otros
distintos, pero el más conocido es aquel. Rompe con las formas precedentes:
bóveda craneal elevada, pequeño reborde orbital, órbitas cuadrangulares, nariz
estrecha, mentón desarrollado. Parece que las grandes masas raciales dominan
cada una un continente. Europa —y sobre todo Francia— durante el Paleolítico
superior "estuvo habitada por hombres, un poco diferentes entre sí, pero
ya tan próximos a nosotros que podemos considerar que con ellos comienza
verdaderamente la humanidad actual".
El sílex
en láminas
En la era
del reno o Paleolítico superior, existen varias corrientes culturales: el
chatelperroniense: transición entre el musteriense y el Paleolítico superior.
El auriñaciense que corresponde a los hombres del Cro Magnon. Comienza el arte
figurativo abstracto. El gravetiense: forma parte del conjunto perigordiense.
El solutrense: puntas de sílex en forma de hojas de laurel. El Magdaleniense,
última fase del Paleolítico superior. Desaparece el mamut, el rinoceronte y el
reno. Y el epipapelolítico: transición al Mesolítico.
Con el
laminado de los sílex se consigue un salto importante en su producción, en el
aprovechamiento de la materia prima y en que permiten un transporte más cómodo.
El inventor pudo ser un paleoantrópido, pero el difusor es el homo sapiens. Los
instrumentos típicos de la era del reno son: los buriles —instrumento para
trabajar el hueso, especialmente las astas de los renos— y el raspador —para
limpiar las pieles—.
Otras
materias primas: la piedra blanda
Se empieza a
trabajar. Hay pocos muebles, pero numerosos grabados y esculturas sobre las
paredes de las cuevas.
La madera
No se
conservan objetos, pero poseemos testimonios indirectos de su existencia,
huellas en forma de muesca o contorno convexo, resultado de trabajar la madera.
El hueso,
el asta de reno, el marfil
Hasta la era
del reno son poco trabajadas.
Las
pieles y los textiles
Por las
huellas dejadas por los cuchillos de sílex en las articulaciones de los renos
sabemos que desollaban a sus animales. Usaban sus pieles, aunque no sabemos
cómo. Aparecen también agujas de coser, punzones de hueso y grandes huesos de
mamut que debían servir como mesas de trabajo para cortar los vestidos, porque
están rallados en todos los sentidos por cortes de sílex. Para coserlos
empleaban fibras vegetales o tendones de reno o cabra montés. Las pieles de
osos y hienas debían de servir de alfombras o mantas.
Metales,
cerámica
El metal
como tal no es usado en la era del reno. No se ha descubierto ni un sólo
fragmento de alfarería. Los pedazos de tierra cocida encontrada fueron producto
del calor de los fuegos en el suelo circundante.
Las
corrientes culturales: el chatelperroniense o el perigordiense antiguo
Los hombres
pertenecían a tipos humanos diversos y su civilización tampoco es uniforme.
El
Perigordiense tiene lugar inmediatamente después del periodo de transición que
siguió a la civilización musteriense. Utilizan las lascas; más adelante las
láminas o puntas de Chatelperron. Son como hojas de cuchillo. Los objetos de
hueso son relativamente poco abundantes, pero aparecen punzones y puntas de
azagaya cortas o planas o cilíndricas.
El
Aurinaciense
Presenta un
método diferente en fabricación de útiles de sílex. Se combina con el anterior.
El
Gravettiense o Perigordiense reciente
Se
caracteriza por laminillas de dorso abatido rectilíneo de algunos centímetros y
por numerosos buriles planos. Comienzan los grabados y pinturas.
El
Solutrense
Su
característica más notable es la "punta de hoja de laurel" tallada
por medio de retoques planos sobre ambas caras. No sabemos si lo utilizaban
como flechas, porque no sabemos de la existencia de arcos. En cualquier caso,
se usaba el propulsor: vara con un gancho donde encaja la base de la azagaya.
Se podía lanzar. No se sabe si se trató realmente de una nueva civilización o
de la utilización de una nueva técnica.
El
Magdaleniense
En su
principio se distingue poco de los dos primeros. Evoluciona su industria
produciendo piezas muy pequeñas. Produce muchos propulsores y bastones
agujereados (se usaban para dar forma a las azagayas previamente calentadas).
Existen
también grandes arpones para la pesca. Aparece el arte y la religión. Se
encuentran cavernas recubiertas de pinturas, animales y signos y sepulturas
llenas de objetos funerarios y de ocre. El florecimiento artístico se extingue
completamente en el momento en que termina la glaciación de Würm.
9. CÓMO
SE VIVÍA EN LA ERA DEL RENO
La caza y
la pesca
Las ramas
más empleadas parecen ser venablos, azagayas y arpones. Es posible que existieran
armas de madera como mazas, boomerang, pero no existen pruebas.
Se usan
durante el magdalaniense los arpones, fijos a una correa para tirar de la
presa, pero era un instrumento solo útil en el agua. Sabían también tender
trampas a los animales. No cabe duda de que conocían el lazo y la red, pero
carecemos de pruebas. La utilización de troncos requiere material de
carpintería para portarlos, y no ha aparecido en ninguna de las excavaciones.
No se ha
resuelto el problema de cómo cazarían las grandes piezas. Se cazaban muchos
pájaros, aunque no sabemos cómo: con la mano o quizá con piedras lanzadas con
honda.
La
recolección
De frutos,
granos, brotes tiernos y raíces tuvo gran importancia. Conocemos las plantas
gracias a los pólenes fósiles de la época: bayas silvestres, setas, corteza
interna de pino, plantas de tubérculos o bulbos... Servían de apoyo durante la
estación templada, pero sin caza ni pescado no hubieran podido subsistir.
Comienzos
de la agricultura y ganadería
No conocían
la domesticación de animales ni la agricultura. Algunos grupos humanos seguían
a las manadas de renos salvajes para asegurarse subsistencia alimenticia. Es la
etapa previa a la domesticación. En cuanto a la agricultura, es posible que
comenzara por la escarda de la vegetación espontánea.
La
búsqueda de minerales
En las
regiones donde abundaba el sílex no había problema. En otras partes era
difícil: los sitios se conocían por tradición. Parece que periódicamente se
llevaban a cabo expediciones para buscar cantidades de materia prima
indispensables para la vida del grupo. Sin duda, también existía un verdadero
comercio. La presencia de objetos como cristales, conchas, etc., parece que
tenían un valor mágico, y al estar tan difundidas, demuestra que realizaban a
veces grandes desplazamientos.
La cocina
No existe
ningún recipiente ni cuchara. Quizá existieran de madera, pero no se han
descubierto; o quizá comieran los alimentos sin cocerlos. Hay quienes piensan
que hacían como ciertos indios de la actualidad: colocar dentro de los cazos
hechos de cortezas piedras calientes; o quizá con una cocción directa sobre las
brasas.
El
vestido
De los
útiles de costura descubiertos se deduce que confeccionaban su indumentaria con
pieles. Su naturaleza y forma es desconcertante. Las imágenes, estatuillas y
pinturas representan a las mujeres desnudas y a los hombres con una especie de
hocico, y con frecuencia tocados con una cornamenta; ¿serían cazadores
disfrazados o acaso héroes mitológicos? El autor opina que no nos interesa
saberlo.
La casa
Las
viviendas al aire libre eran más numerosas que las de las cuevas. Se cree hoy
que se construían a la entrada de una caverna o bajo el techo de una cueva.
También existían viviendas circulares apoyadas en defensas de mamut clavadas en
el suelo y cubiertas por pieles, placas de corteza o pellas de tierra.
También
había cuevas acondicionadas lo mejor posible. Para evitar la humedad solía
desparramarse una capa de piedras pequeñas que formaba un embaldosado. Sobre
ella se acumulaban pequeños deshechos: adornos estropeados, desperdicios de
comidas, etc. La vida se concentraba a la entrada de la cueva donde se colocan
los hogares. El combustible es escaso: se encuentran pocas cenizas vegetales y
muchos huesos de reno calcinados. Servían de cocina y fuente de iluminación y
calefacción. Cuando las brasas estaban ardiendo se cubrían de piedras, formando
así un calefactor. Se conocen también lámparas magdalenienses: piedras huecas
embadurnadas con grasa, dentro de las que se quema una mecha. También tenían
antorchas de enebro. Así llegaban al fondo de las cuevas y ejecutaban sus
frescos.
El arte y
la religión
Los
documentos con que contamos son aquellos objetos que escapan de la simple
utilidad práctica y en los que no podemos discernir qué hay de mitológico y qué
de artístico:
— el ocre
rojo que se encuentra en casi todas las sepulturas y que no es necesario para
la inhumación de un cadáver.
— los
grabados sobre arpones (inútiles de por sí).
— las
conchas y dientes perforados.
— las
estatuillas de mujeres, pinturas y grabado del fondo de las cuevas.
Distinguir
si pertenece al arte, religión o a la magia "plantearía problemas
filosóficos difíciles".
Los hombres
del Paleolítico superior es seguro que tuvieron un sistema de creencias muy
desarrollado, expresado en imágenes simbólicas tomadas del mundo de la caza. El
emplazamiento de las figuras tiene importancia. La naturaleza y número de los
animales representados responden a principios que no pueden expresarse si no.
Las obras de las grutas decoradas no son cuadros de caza: responden al sentido
de una mitología. Los signos geométricos también aparecen: bastones o ganchos,
triángulos, óvalos, sin duda cargados también de simbología.
El ocre
Es un
material común en las regiones de suelo calcáreo donde se encuentran las
cuevas. Su tinte varía del amarillo al rojo y marrón, y depende que se emplee
crudo o calcinado. Es uno de los colores de base empleados en las pinturas.
Hemos hallado fragmentos de ocre tallados en punta como si fueran lápices.
Muchas otras cosas eran embadurnadas de rojo: quizá también pintaban sus
cuerpos. En las sepulturas a veces aparece el esqueleto sumergido bajo una caja
de ocre y teñido de rojo: sin duda tenía un significado religioso que
desconocemos si se refería a la sangre o a la vida. También aparece a veces
extendido sobre el suelo de las viviendas: quizá era un signo de riqueza o
simplemente cumplió una función técnica en la preparación de las pieles.
Los
muertos
En Europa se
han encontrado varias decenas de sepulturas: a veces el muerto es colocado en
posición encogida y otras extendido. Siempre existe una fosa. Normalmente es
enterrado junto con sus adornos: un montón de conchas sobre la cabeza, collares
y objetos de hueso y silex.
Esto supone
que tienen miedo de ser contaminados por la muerte, que se teme una venganza
del difunto o que se le dota de un equipamiento para el otro mundo. Reviste
carácter religioso: creencia en la otra vida. La protección dada a la cabeza
indica que no se considera que el cadáver esté privado definitivamente de las
facultades del vivo.
Los
objetos decorados
Encontramos
centenares de azagayas, arpones, y propulsores grabados y esculpidos con
figuras que, a menudo, representan animales. Quizá estén rodeadas de un hálito
mágico. Cabe también que el artista trabajara sólo por placer.
Los objetos
decorados se dividen en los de uso prolongado y los precarios. Estos últimos
llevan una decoración geométrica simple, mientras que aquellos están en
bajorrelieve y muy cuidados. En unos las formas animales son elaboradas y en
otro son abreviadas consiguiendo formas análogas a los jeroglíficos.
Las
cavernas santuarios
Las cuevas
decoradas hasta el presente que se han descubierto son unas ciento cincuenta.
Todas están en Francia y España y alguna en Italia. Son variadas en forma y
dimensiones. El último punto en que la luz natural es visible es importante:
allí comienzan los grabados y pinturas rupestres. No necesariamente debe esto
estar relacionado con pensamientos metafísicos, sino para salir de la caverna
en caso de quedarse sin luz.
10. EL
FIN DE LOS TIEMPOS INMEMORIALES
La última
glaciación ha terminado. Al clima frío continental le sucede el templado
atlántico actual. Aquí termina el Paleolítico (antigua edad de piedra). Tiene
lugar a continuación el neolítico (nueva edad de piedra), y entre medias de
ambos el Mesolítico. Este dejó en Francia muchas menos huellas. Los grandes
acontecimientos se dan en el Báltico. Hacia el año 3000 antes de nuestra era
las civilizaciones neolíticas se apoyan sobre la agricultura y la ganadería.
Entre 2500 y 2000 a.C. aparecen los primeros objetos de cobre en Francia, muy
pronto seguidos por los de bronce.
"El
Paleolítico por sí solo representa toda una era de la humanidad. Desde los
arcantropos que tallan choppers hasta el homo sapiens sapiens que cubre con
frescos las paredes de las cuevas de Lascaux, a través de los cambios
climáticos y humanos, transita la misma corriente". "Los tiempos
históricos no representan más que unos pocos minutos en la larga duración de la
humanidad".
El autor
termina su libro con la siguiente frase: "Hacer prehistoria para
satisfacer una curiosidad sobre el traquetreo de guijarros y huesos rotos sería
vano, pero aprovechar lo que sabemos acerca de aquellos tiempos remotos para
comprender mejor qué es el hombre, es con seguridad algo así como rendir
homenaje a los miles de millones de seres muertos que transmitieron a sus
sucesores el secreto de la fabricación del bifaz, hasta el día en que estos
decidieron, un poco precipitadamente, que se habían convertido en hombres
sabios".
VALORACIÓN
CIENTÍFICA
Introducción
Evolución
equivale a despliegue de potencialidades, a cambio, etc., sin embargo este
término se usa con frecuencia con un significado biológico: indicando la
procedencia de unas especies vivas de otras. Sobre todo actualmente significa
que la realidad múltiple tuvo un origen más simple e indiferenciado. Desde los
principios de las filosofías presocráticas hay indicios de esta tendencia, así
Anaximandro decía que el origen del mundo estaba en el agua.
Historia
del evolucionismo
En 1809
Lamarck expuso la idea básica del "transformismo": los seres vivos se
originan por un proceso de evolución, de transformación de unas especies en
otras. La causa es la adaptación al medio en que viven: así desarrollarían más
los órganos más utilizados. Es clásico el ejemplo del cuello de la jirafa
presuntamente desarrollado en su afán de alcanzar frutos de árboles altos.
Darwin
recogió (1874) esta teoría, pero mantuvo que la causa sería más bien la selección
natural: sobreviven los individuos de la especie mejor dotados. Se nota en él
la influencia de Malthus. Tuvo serios problemas cuando se desarrolló la
genética —leyes de Mendel— que afirma que los caracteres genéticos permanecen
estables y se transmiten por mecanismos independientes del ambiente y del soma.
En 1930
surgió el neo-darwinismo, que es una teoría sintética que explica la evolución
como una síntesis de mutaciones genéticas al azar con la selección natural. Se
darían así transformaciones graduales.
Más tarde,
Gould y Eldredge admiten el evolucionismo transformista pero no las
explicaciones gradualistas del neo-darwinismo. Las mutaciones serán
relativamente rápidas, aunque todavía no se conoce cómo han sucedido.
Desarrollan la teoría del "equilibrio puntuado".
Hoy la
genética aporta datos que apoyan un proceso evolutivo biológico. La evolución
es un hecho, aunque hay distintas opiniones acerca de sus causas.
El problema
básico del transformismo es que las presuntas transformaciones son en su mayoría
irrepetibles y por tanto escapan al control experimental.
Creación
y evolución
El
evolucionismo ateo postula la procedencia de una originaria materia inanimada.
Si la vida en cambio no ha surgido mediante procesos puramente químicos, hay
que admitir la intervención de causas superiores.
El
elemento del azar
Sin embargo,
la existencia de Dios y su acción sobre lo creado son realidades que están en
un plano distinto al de la ciencia experimental y no pueden ser negadas por
ella.
Fred Hoyle
—famosa figura de la astrofísica— se negaba a aceptar que las leyes físicas y
astronómicas fueran producto de la casualidad. El orden natural, en el fondo,
es incompatible con un planteamiento de ateísmo auténtico porque la ciencia sin
orden no existiría y ¿cómo puede haber orden sin inteligencia?.
Gran parte
de las confusiones en la cuestión de la causalidad provienen de imaginar a Dios
como un relojero que, de vez en cuando, ha de intervenir para poner a punto el
reloj. Entonces, si se descubre que el reloj marcha bien sin tocarlo, parece
que la acción de Dios es superflua.
Taylor dice
que la selección natural sólo explica algunos aspectos de la evolución y muchas
cosas parecen contradecir que se haya producido por azar. Parece afirmar cada
vez más que en la evolución existe un plan definido.
Recurrir al
azar en las combinaciones es poco serio. Grasse, que también es evolucionista,
advierte de este peligro: ¿cómo se van a originar organismos tan sincronizados
y complejos a base del azar?: Tiene que haber mecanismos internos que expliquen
la evolución simultánea en distintas especies en el mismo sentido.
Además,
según el neo-darwinismo, las mejoras en la evolución resultan de los cambios
genéticos al azar, sobre los que se da la selección. Es evidente por otra parte
que la selección se da sobre lo que ya existe, no se crea. Por tanto, la
selección tiene un cierto papel en la evolución, pero su papel no es principal.
Los seres
vivientes, sus órganos, propiedades, etc. están subordinados a un fin. Si se
reconoce su existencia es que existe un plan, necesariamente trazado por esa
Inteligencia. Considerar que en el momento preciso surjan casualmente
mutaciones que satisfagan una necesidad concreta y que sean las óptimas entre
las posibles, es elevar a la categoría de ley el milagro.
Esto se
complica mucho más cuando se llega al hombre ¿como se llegarían a formar 2.000
enzimas esenciales para la vida?. Más difícil aun es explicar las muchas
cualidades que posee el hombre, como los impulsos morales y religiosos que no
se relacionan con la supervivencia.
Grasse dice
que, al negar la existencia de Dios, se recurre a un sustituto: el azar.
Voltaire —que era anticlerical— escribió: "Hay que taparse los ojos y el
entendimiento para pretender que no hay ningún designio en la naturaleza, y si
existe un designio, hay una causa inteligente: existe Dios".
Hablamos de
la existencia de un milagro cuando un ser realiza acciones que están totalmente
por encima de sus posibilidades. Por tanto, el funcionamiento
"racional" de los seres irracionales por lógica nos lleva a afirmar
la existencia de un ser inteligente que los ha concebido, ya que si no,
hablaríamos de una "capacidad milagrosa" de aquellos seres. Pero,
como decíamos al principio, la finalidad en último término es un concepto filosófico,
la ciencia no puede dar una solución en términos científico-experimentales.
Una
alternativa falsa
No existe la
alternativa evolución-creación, como si fuesen dos posturas entre las que hay
que elegir. Basta advertir que el problema de la evolución se ha de abordar
mediante el método científico experimental, mientras que la necesidad de
admitir la creación divina responde a razonamientos metafísicos.
¿Qué es la
creación?: la producción de algo a partir de la nada. Las teorías
evolucionistas estudian el origen de los vivientes a partir de otros, pero
siempre queda por responder cuál es la causa última de la existencia. Además,
en el caso del hombre se añade otro problema: lo espiritual no puede emerger de
lo material. Por eso cuando el evolucionismo hace afirmaciones sobre la
autosuficiencia del universo, la procedencia del espíritu de la materia, etc.,
se sale fuera del ámbito científico-experimental, pues se trata de afirmaciones
filosóficas.
Evolución
y origen del hombre
En cuanto al
origen del hombre, su estudio se basa en fósiles, cuya procedencia es dudosa.
Cita M. Artigas en su libro "Las fronteras del evolucionismo", el
caso de unos restos hallados del llamado "hombre de Granada",
presunto antecedente del hombre actual, al que se le calcularon un millón
trescientos mil años, y del que de pronto, en 1984, se dijo que podían
pertenecer sus restos a un burro. El tema quedó pendiente.
Los
hominoides abarcan, junto al hombre, a los antropoides como el chimpancé, el
gorila y el orangután. La tarea de reconstruir el árbol filogenético de cada
especie es difícil: primero por el carácter parcial y fragmentario de los
fósiles y segundo porque los fósiles muestran seres tan característicos y
especializados que es prácticamente imposible afirmar con seguridad que son los
verdaderos antecesores o descendientes en el árbol buscado.
Actualmente,
más que el eslabón perdido hay que hablar de "pequeños trozos conocidos de
posibles eslabones". El homo erectus por ejemplo parecería conectar con el
homo sapiens, pero no se sabe cómo. En cambio, el hombre de Neanderthal mucho
más reciente y conocido, y que tenía una capacidad craneal que llega a superar
a la actual, no suele considerarse como antecesor nuestro (en contra de lo que
piensa L. Gourham).
La filosofía
cristiana no niega que el hombre descienda del mono o de otros animales. Las
dificultades surgen cuando lo que se pretende afirmar es que el nombre es sólo
un animal, aunque más inteligente y más
evolucionado, como dice Gould; cuando sólo se trata de una diferencia de
grado, y no esencial.
Perdida
entonces la base que fundamenta la dignidad de la persona como ser espiritual y
criatura de Dios, sujeto por tanto de derechos inalienables, sólo queda un
utilitarismo en el que la fuerza y el poder tienen la última palabra, no sólo
en la práctica, sino también en la línea de los principios.
Tenemos
experiencias evidentes de las realidades materiales, pero ¿y de las
espirituales? Son, si cabe, las más frecuentes, la idea de si algo esta bien o
mal, la abstracción de los conceptos, etc. El análisis de la experiencia exige
admitir que el hombre está compuesto de espíritu y materia, formando una
unidad. Desde el punto de vista filosófico es difícil explicar que, de algo
inferior, surja algo "esencialmente" superior. El Magisterio sin
embargo, no excluye esa posibilidad, recalcando el hecho de que un cambio
esencial requiere la intervención de Dios. Esto suele excluirse en las
hipótesis de los evolucionistas, que lo consideran simple resultado de
determinadas fuerzas y condiciones naturales.
Según
Wallace la inteligencia humana no puede ser efecto de la pura evolución y
requiere una intervención divina especial. Lo explica diciendo que el cerebro
de los hombres primitivos les permitía ir más allá de lo exigido por la
adaptación selectiva, por tanto ésta fallaba en el caso del hombre. Gould en
cambio dice que el cerebro, producido por la selección natural para unos
objetos determinados adaptativos, puede tener otras capacidades adicionales no
probadas directamente por la selección. No se da cuenta de que con su
razonamiento reconoce que el hombre posee capacidades que van más allá de todo
condicionamiento material.
Las
pruebas del evolucionismo y sus objeciones
Las pruebas
de la existencia de la evolución son:
a) la
paleontología: estudio de los restos fósiles, únicos testigos directos. Supone
muchos conocimientos de anatomía, porque los restos encontrados son muy
parciales y hay que interpretarlos para deducir las características.
La geología
histórica intenta ordenar en el tiempo esos fósiles y dotarlos de edad. A su
vez, pone las bases fundamentales de la geocronología en los fósiles. Hay el
peligro de caer en un círculo vicioso en el que se apoyan mutuamente sin que se
establezca claramente la base de la demostración.
Es indudable
por otra parte el avance que supone el uso de los métodos radioactivos, aunque
sólo se pueden aplicar a épocas relativamente próximas y están sometidos a
errores.
b) La
anatomía y la fisiología estudian los órganos de los seres vivos, sus
funciones. La existencia de órganos con distinta forma y función, aunque con
estructura común probaría que tienen un mismo origen; y la existencia de
órganos con idéntica función, aunque con estructura y origen distinto, probaría
la evolución convergente (ej. alas de murciélago e insecto).
En cuanto al
origen, se supone que es la evolución; sin embargo, hay dos casos —el de los
ojos y los oídos— que todavía hoy son un misterio para los científicos. Además,
las supuestas transiciones de un grupo a otro —por ejemplo de reptil a ave—
constituye un verdadero problema.
c) la
paleontología, la anatomía, la fisiología, la bioquímica y otras ciencias
—Etología, que estudia la conducta de los animales— colaboran en estos
estudios.
El problema
más importante es el de la explicación del tránsito de la célula procariota
(bacterias) a la célula eucariota (con núcleo celular que contiene cromosomas).
Conclusión
La
insistencia en afirmar que existe un evolucionismo lleva al planteamiento de la
alternativa "o evolucionismo o nada". Sin embargo, en la ciencia
experimental la única alternativa válida es la de proceder o no con rigor
científico y por tanto afirmar lo cierto como cierto y lo hipotético como
hipótesis. Bajo el término general de evolucionismo se agrupan demasiadas
cuestiones distintas y de valor científico diferente. Primero, habría que
distinguir la microevolución o transición a formas vivientes muy próximas y
semejantes y la macroevolución que relaciona entre sí seres bastante
diferentes. Esta última sigue siendo un enigma y explicarla como una suma de
microevoluciones no pasa de ser una hipótesis por demostrar.
Doret
afirmaba que "en la ciencia hay dos modos de detener el progreso: invocar
el misterio o persuadirse de que se ha encontrado la solución. Es más
estimulante medir el camino recorrido y reconocer nuestra ignorancia a fin de
buscar los medios para superarla".
VALORACIÓN
DOCTRINAL
Evolucionismo
y cristianismo
El
cristianismo respeta los conocimientos auténticos de la ciencia experimental.
La investigación científica no entra en conflicto con la revelación divina,
porque Dios es el autor de la naturaleza y de la razón humana y no puede
contradecirse. Por tanto, cuando se dan conflictos es porque: o bien se afirma
como científico algo que no lo es, o bien se toma como perteneciente a la
revelación divina lo que no está realmente contenido en ella.
Por eso,
como el evolucionismo es un problema científico, no afecta en sí mismo a la fe
cristiana. Solamente surgirá un conflicto cuando las hipótesis vayan en contra
de verdades afirmadas por la revelación; en este caso, se tratará de
afirmaciones pseudocientíficas, que van más allá de lo permitido por el método
experimental.
Alcance
de la revelación divina
Las verdades
reveladas tienen el fin de mostrar el camino de la salvación, no de enseñar
ciencia. La creación es una verdad explícitamente revelada por Dios y definida
infaliblemente por la Iglesia: el mundo ha sido creado de la nada, no por
necesidad, sino libérrimamente.
El Génesis
es histórico, aunque está redactado de forma literaria. Sin embargo, no caben
dudas sobre la verdad de ciertos aspectos: "la creación de todas las cosas
hechas por Dios en el principio del tiempo; la peculiar creación del hombre; la
formación de la primera mujer del primer hombre; la unidad del género humano;
la felicidad original de los primeros padres en el estado de justicia,
integridad e inmortalidad; el precepto puesto por Dios al hombre para probar su
obediencia; la transgresión del divino precepto por sugestión del demonio bajo
la forma de serpiente; la expulsión de los primeros padres de aquel primitivo
estado de inocencia y la promesa de un Reparador futuro" (respuesta de la
Pontificia Comisión Bíblica sobre el carácter histórico del Génesis,
30.XI.1909).
Pío XII,
hablando sobre el evolucionismo, afirma que el alma ha sido creada
inmediatamente por Dios de la nada. Quizá el cuerpo humano puede ser que
evolucionara de una materia prima preexistente; cabe admitir esto, valorando
las distintas opiniones y siempre que se obedezca al juicio de la Iglesia. Sin
embargo, no es válido el poligenismo: la existencia de "varios
adanes", porque existe un único padre y un único pecado original.
Por otra
parte, si se admite que existe una evolución, se ha de aceptar que existe una
creación previa (la materia no es eterna) y que, además, Dios sustenta en el
ser y en la actividad a todos los seres que existen.
En
definitiva, la Iglesia considera opinable la existencia o inexistencia de
evolución en el origen de los vivientes, pero afirma como verdades: la creación
divina del mundo al inicio del tiempo, la espiritualidad y directa creación por
Dios de cada alma humana, la especial providencia divina respecto a la
formación del cuerpo del primer hombre (que no fue humano hasta estar informado
por el alma espiritual) y el monogenismo (que todos los hombres proceden de un
sólo Adán, que no es un símbolo representativo de una comunidad humana
primitiva).
El autor
habla de situar a través de la investigación de los fósiles y restos
arqueológicos el "escenario" del que será protagonista el hombre. Su
libro es una mezcla novelada de ciencia y especulación, donde verdades y
errores se mezclan en un hábil uso de la dialéctica para defender a ultranza
sus ideas. Esto hace que resulte su obra a veces contradictoria; por ejemplo,
en el nº 4, in fine dice que sus afirmaciones no son una mera hipótesis, cuando
al principio del libro había afirmado lo difícil que es situarse en las
distintas épocas para interpretar los restos encontrados. Alude a las conchas
agujereadas para afirmar que se trataba de adornos personales, inicio del
sentimiento artístico y nos preguntamos ¿cómo lo sabe? ¿no puede ser que se
tratara de sonajeros para los bebés, o de fichas para jugar al parchís, por
ejemplo?.
Adopta
posturas radicales en cuanto al evolucionismo materialista. Las menciones que
hay en su libro a la religión tienen un carácter escéptico o despectivo. Por
ejemplo en el nº 7, cuando habla de la vida de los neandertales dice que las
actividades religiosas son "fruto del miedo a la muerte o de la creencia
en la participación de la revelación divina". Esto, tratándose de un libro
científico no tiene ningún sentido, ya que, la ciencia experimental, por su
propio método, no puede tratar acerca de las realidades espirituales.
Se deja
entrever asimismo una influencia de la tesis romántica de la "bondad
natural del hombre" frente a la dañosa influencia de la civilización (homo
sapiens) (cfr. p. 3, el nombre de Neanderthal).
El párrafo
final del libro (transcrito literalmente) es un resumen de su ideología: el
hombre decide en un momento dado denominarse a sí mismo sabio —toma de
conciencia—. Es evidente que incurre en una contradicción "in
terminis", ya que el hombre no puede denominarse a sí mismo
"sapiens" hasta el momento en que es capaz de hacerlo, lo que
presupone inteligencia.
En resumen,
plantea como hechos probados simples hipótesis, mezclando la ciencia con sus
ideas. Incluso el mismo autor evolucionista Gould decía que "la ciencia es
una actividad creadora afectada por las pasiones, las esperanzas y los
prejuicios culturales, como toda actividad humana".
M.C.L.
(1986)
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