LAWRENCE, David Herbert

Aaron's Rod

Albert and Charles Boni, New York 1930 (cast.: "La vara de Aaron")

 

 

RESUMEN

1. La pelota azul

Aaron Sisson, inglés, minero de carbón, vuelve a su hogar, donde le esperan su esposa y sus dos hijas, el día de Nochebuena. Acaba de asistir a una reunión de su Sindicato de Mineros del Carbón, del que es secretario. Su esposa se queja de que el sindicato está intentando reemplazar a Aaron por otro hombre, y de que a Aaron se preocupa más por el sindicato que por su familia. Las niñas comienzan a discutir acerca de los adornos navideños que están desembalando. La mayor, Millicent, descubre una bola azul, adorno que le había sido dado a Aaron cuando era niño, y se pone a jugar con ella arrojándola por el aire; la bola se rompe y Aaron, en su interior, piensa que Millicent lo hizo a propósito. Un coro de cantantes de villancicos se detiene, y su desacompasada actuación acaba por irritarle. Por fin, se retira solo a tocar su flauta. Su delicada música contrasta con los "alborotados y excitantes" sonidos que le rodean (pp. 15-16). Pese a las maliciosas interrupciones de su familia, él persevera "tocando para si mismo, en forma medida e insistente". Más tarde, se retira a una taberna, como es costumbre en su barrio.

Este primer capítulo monta el escenario para la deserción de Aaron de su hogar. El es presentado como de más categoría que su vulgar familia y pueblo. A lo largo de todo el capítulo, hay una persistente y sopesada ironía. La alegría, normalmente asociada con la Navidad, es contrastada con la vulgaridad de su medio ambiente. Lawrence establece —a través de la acción y el simbolismo de la pelota azul uno de sus temas favoritos: el egoísmo es el motivo medular de las acciones humanas, y hasta el amor es esencial y necesariamente posesivo y destructivo de la persona amada.

2. El roble real

Aaron entra en la más silenciosa y respetable de las tabernas del pueblo, y es invitado a la tertulia de la tabernera, la señora Houseley, y sus íntimos. Casi todos son mineros de carbón, como Aaron, pero "todos de la mejor categoría, favorecidos por la compañía de la señora Houseley, que es muy aficionada a las tertulias de corte intelectual"; uno de los contertulios es un médico indio. Se está hablando acerca de la situación de los mineros. Aaron, sostiene que el dinero controla la sociedad y que su posesión es, en la práctica, la única finalidad de la vida. Estimulado por el alcohol, Aaron se siente atraído por la señora Houseley, cuyo marido está siempre ocupado en el mostrador de la taberna. Normalmente, "una mujer, el whisky y la música" son "un remedio" para su "secreta enfermedad": La instintiva oposición a su prójimo (p. 26), que ahora se trasluce en su acalorada discusión con el doctor, acerca del gobierno de la India.

Alarmada por el cariz que va tomando la discusión, la tabernera los echa a todos y Aaron, completamente borracho, y "en pleno delirio de fría furia" interior decide no regresar a su hogar.

3. El árbol iluminado

En la elegante sala de estar de la mansión Shottle, el hogar de Alfred Bricknell uno de los socios en la explotación de las minas de carbón, un grupo de gente joven formado por su hijo Jim con su novia, Josephine Ford, su hija Julia acompañada por su marido, Robert Cunningham, y un amigo de la familia, Cyril Scott, fuman y beben alrededor del anciano anfitrión. Julia ataca a Robert con arrogante ironía por su codicia, y por no saber colmaría de cosas tan bonitas como las que hay en casa de su padre. Jim, borracho, pregunta de modo poco entusiasta si no se les ocurre algo que puedan hacer para pasar el rato; pero la desidia y el aburrimiento prevalecen, hasta que Alfred se retira a dormir.

Habiendo encendido una vela en uno de los árboles del jardín, para hacer un árbol de Navidad Julia ejecuta una "danza ritual" delante del árbol. Repentinamente, notan la presencia de Aaron, que mira la escena; Jim lo invita a beber una copa. Josephine le reconviene para que no beba más y vuelva a su familia. Aaron, aunque no desea estar con esta gente, sin embargo permanece, aparentemente admirado por su sofisticación y liviandad; mira a su alrededor sardónicamente. Jim lo insta a que pase la noche allí; Aaron lo hace, pero se va antes de que Jim se haya despertado.

Este capitulo, muestra el vacío y la decadencia existentes entre la gente acomodada. Todo sugiere que el egoísmo rige las acciones del hombre

4. La columna de sal

Unos días después de Navidad, Aaron observa su hogar, al cual no ha regresado. Ha enviado una nota a su mujer diciéndole que ella podrá obtener en el banco un subsidio mensual y que él está bien y "viajando". Aaron entra a hurtadillas a su casa, para recoger su flauta y su piccolo. Oye a su mujer lamentarse del egoísmo de Aaron y de su soledad, con el doctor indio, que ha venido para ver a Marjory —la hija menor—, que está enferma.

"Estoy segura que usted se hubiese muerto en caso de vivir con él; parecía querer matar todo lo que hay dentro de uno. Era un hombre al que no se podía reñir y vencer. Apacible, apacible en su carácter y egoísta de pies a cabeza" (p. 51).

El médico la consuela y dice que "el matrimonio es un misterio" del cual él está contento de haber escapado bien lejos. El ambiente familiar de la casa "tienta" a Aaron a quedarse. Se siente como un criminal, pero su "corazon no ha descansado" y abandona la ciudad en el último tranvía, para huir del recuerdo. "El odia el ambiente que ha dejado, y aborrece el peso, el invencible corazón que cuelga de su propio pecho" (p. 52).

La frase "columna de sal" describe como Aaron se queda paralizado —como la mujer de Lot, en el relato bíblico— en el vestíbulo, mientras pasa su mujer.

5. En la ópera

Josephine, Julia, Jim y Robert, acompañados por Rawdon Lilly un escritor, y por Sthruthers, un pintor, ven, desde un palco una mediocre representación de Aida que, sin embargo, entusiasma a Josephine, más que nada por la gran cantidad de público presente en la ópera. En los entreactos, acompañados por Tanny, la esposa de Lilly discuten de modo frívolo sobre si Julia iria a vivir con Scott y dejaría —quizá solamente como un experimento— a Robert, que es su marido desde hace seis años; Julia goza siendo el centro de la atención. Mientras, el grupo observa a Aaron tocando la flauta con la orquesta y Jim le invita a beber una copa luego de la actuación. El acepta con indiferencia. Lawrence presenta así otro tema favorito en la primera parte del capítulo: el afeminamiento de "la agradable alta sociedad" y el arte con que se divierte

6. Conversación

El grupo regresa a la habitación de Jim con Mrs. Clariss Browning, una amiga de Julia. Dos temas dominan la superficial conversación: los papeles que ellos jugarían en una revolución como la bolchevique, y la necesidad de amor.

Al terminar, Aaron acompaña hasta su casa a Josephine, que ha roto sus relaciones con Jim.

7. Elparque oscuro

Josephine y Aaron están almorzando en un restaurante francés, unos días después. El le cuenta su vida —su padre murió en un accidente en la mina cuando Aaron tenía 4 años, y su madre determinó que él seria maestro— expresando continuamente su indiferencia hacia todo. No piensa regresar con su familia porque estaría "forzado a amar —o a tener interés—, o algo así". "Yo no quiero tener interés, cuando el interés no está en mí" "Yo quiero ser por mi mismo. Detesto los sentimientos y el cariño, y estar forzado a tenerlos. Yo quiero hacerme a un lado, solo" (p. 77). Ella expresa las mismas ideas, pero quiere encontrar algún sentido en su vida; se siente sola y necesita una cierta confianza en alguien. Aaron le advierte a ella que también es de la clase de los que podrían vivir en soledad. Van caminando luego hacia la casa de ella y se sientan juntos en el oscuro parque, que Lawrence describe "como un salvaje desierto en el corazón de Londres". Ella sintiendo el peso de su soledad llora y le pide que la consuele; como Aaron se niega, Josephine se siente ofendida y se retira a su casa. Lawrence destaca la similitud que hay $ntre los dos: ambos tienen un baño exterior de cultura sobre una naturaleza salvaje. De modo simbólico, el jardín sugiere la fuerza instintiva en el corazón del hombre, que la civilización, representada por Londres, enmascara, pero nunca destruye.

8. Un puñetazo en el viento

Jim Bricknell se dirige para hacer una visita al modesto pero placentero chalet de Lilly, en el campo. Discuten sobre el futuro del mundo, sobre el amor y sobre Cristo, que es para Jim "lo más fino que el tiempo haya producido nunca": dice que quiere sacrificarse a sí mismo por el amor en abstracto. En realidad, lo que Jim entiende por amor, es una incontrolada atracción por el sexo, semejante "a un puñetazo en el viento". Rawdon le responde que lo que atrae a Jim del cristianismo es la traición de Judas; finalmente, aunque se despiden hasta el día siguiente, ya no se volverán a encontrar otra vez.

A través de Rawdon y de Jim, Lawrence presenta en este capítulo lo que él considera la esencia del hombre: una criatura guiada enteramente por las pasiones, a las que, sin embargo, es capaz de sublimar y racionalizar

9. La cota inferior del agua

Tanny ha ido a visitar a sus parientes de Noruega; Rawdon ha alquilado un piso en la ciudad desde el que se domina un mercado. Un día Aaron Sisson, completamente ebrio, cae al suelo de ese mercado. Rawdon se dirige rápidamente hacia abajo y lo recoge de entre el gentío. Aaron está enfermo, con gripe, y Rawdon lo lleva con él para curarlo. Aaron le cuenta que se ha abandonado a la seducción de Josephine, habiendo perdido así toda su fortaleza y su dignidad: "Yo me entregué a ella, y después lloré pensando en Lottie y en las niñas. Y, sabes, sentí roto mi corazón. Eso es lo que sucedió" (p. 104).

Su secreto deseo de ser forzado a tener cariño y a amar, ha imperado en él de nuevo. Ahora querría morir de vergüenza, porque "ha perdido su autodeterminación una vez mas". Rawdon considera que es sólo la gripe lo que le hace estar deprimido. Mientras Aaron reposa, Rawdon pondera su propia situación en un largo monólogo: piensa que ha hecho de Jesús una vez mas, ayudando a Aaron que representa el papel de Judas; desea marcharse en búsqueda de pueblos primitivos donde todavía se encuentren tradiciones de autosostenímiento y de "orgullo por vivir" que las naciones civilizadas han perdido. Aaron despierta, y amigablemente, se interesa por la situación de la familia de Rawdon. Cuando pregunta por qué Tanny y Rawdon no tienen hijos, éste lanza una prolongada diatriba acerca de "la sagrada maternidad" y de "la sagrada infancia". "Yo quiero mi propio placer: y los niños que se vayan al infierno" (p. 116). Aaron asiente, pero mira divertido a Rawdon pues se da cuenta de que, a pesar de sus protestas, no puede estar sin Tanny: todavía no se ha "liberado" Lawrence se vale de todo este diálogo para expresar sus ideas en contra del matrimonio y de la familia, como instituciones "opresivas" de la libertad.

lO. La guerra otra vez

Aaron está aún convaleciente y permanece con Rawdon Lilly. Aaron critica con franqueza las fantasías que Rawdon no es capaz de realizar. Lilly es lo que Aaron habría sido de haber seguido la carrera de maestro que su madre eligió para él; él vive, en términos de Lawrence, de fantasías y no ha tenido experiencias del real hombre animal —que se conduce por los instintos—, como Aaron las tiene. La conversación termina violentamente: Rawdon ordena a Aaron que se vaya de su casa la mañana siguiente.

11. Otra vez la columna de sal

La temporada de ópera ha terminado y Aaron experimenta "un cierto hastío por el trabajo regular en la orquesta" (p. 143). Está inquieto y vuelve a su ciudad, de la que siente tanta nostalgia. Visita a su mujer, que trata de convencerlo para que se quede. Pero el aspecto de Lottie "le parece como el retorcerse de una serpiente que hipnotiza al predestinado, aturdido y desamparado pájaro" (p. 149). Aaron la empuja con rudeza y se marcha. "La ilusión de amar se ha ido para siempre. El amor es una batalla en la que cada parte se disputa el dominio del alma del otro" (p. 150) Lo valioso para Aaron es "estar solo, ser uno mismo y no ser guiado o violentado por nadie que no sea uno mismo". Dando esta autoposesión a otro, esta singularidad, entonces puede ser establecido entre el hombre y la mujer algo "definitivo, un vivir al unísono". Lawrence intenta así, a través de Aaron glorificar lo que esencialmente es egoísmo y transformarlo en una virtud.

12. Novara

Sin trabajo en el otoño siguiente, Aaron se irrita con la sociedad londinense. Se las arregla para encontrarse con Lilly en Novara, Italia, en la villa de un adinerado industrial y filántropo inglés, sir Willian Franks. La familia Franks lo trata con amabilidad y lo invitan a pasar unos días allí. La casa y la decoración es lujosa, aunque los alrededores han estado descuidados durante la guerra. Aaron comprende que los Franks, exigen la honra debida al dinero de parte de sus invitados: se trata de un "juego" en el que ellos son los "desvalidos protagonistas" (p. 159). La señora Franks, que toca bien el piano, tranquila y sutilmente pide a Aaron que asienta a sus juicios sobre los compositores. El envejecido señor Franks permite que le hagan ponerse sus medallas, ganadas durante la guerra. Sir William afirma su fe en "la Providencia y en la cuenta de un banco", y no puede entender cómo Lílly y Aaron pueden ser tan negligentes con respecto al futuro; empieza a intranquilizarse, pero sólo su mujer sabe que es por el miedo a la muerte y la envidia que le despiertan los hombres más jóvenes. "La resplandeciente juventud de Aaron, la impulsividad de Lilly, lo fascinaban. Y estos dos hombres parecían contradecir sosegadamente su propia fortuna y honor" (p. 169). En este capítulo Lawrence pinta un retrato crítico de un tipo de sociedad inglesa de fortuna, fuera de su país natal, haciendo contrastar su artificialidad y tendencia a dominarlo todo con la independencia y vitalidad de Aaron. Su descripción de la primera y torpe aventura de Aaron en un país extranjero, y la "novedad" de su ambiente, sugerido también por el nombre "Novara", simboliza la "renovación" interior y "el descubrimiento de sí mismo" que experimentará en el capítulo siguiente.

13. Como usted quiera ("Wie es Ihnen Gefaellt": título en alemán en el original)

Por la tarde, Aaron se sienta delante del fuego en la sala de estar y hace consideraciones sobre su matrimonio. Su largo monólogo interior le hace considerar, por vez primera, la sustancia de sus problemas. En este monólogo, Lawrence crítica la idea de amor como donación, señalando que "el amor es un proceso del incomprensible espíritu humano", cuyo fin es "un estado simple y puro de autoposesión, de parte del hombre y de la mujer", y no "un tonto abandono de si mismo y autosacrificio" (p. 195). Aaron considera que detrás del abandono, carente de sentido, de su familia, está el grito de un desconocido e "invisible" ser; "desenmascarado y expuesto" y mirando a través de las formas impuestas por la sociedad, él se siente ahora "tranquilo y libre"

14. 20 de septiembre

Aaron decide viajar a Milan, sin otro motivo que el de cumplir su propio "secreto destino". Se establece en un hotel barato, que hospeda particularmente a ingleses, y desde allí presencia un repentino levantamiento de trabajadores socialistas en la calle, que es rápidamente sofocado por la policía. La rapidez, la pasión y la violencia del incidente asombran a Aaron, que llevado por su sentido común, había negado frecuentemente la posibilidad de esos motines. Más tarde, en el comedor del hotel, se le acercan dos hombres ingleses. Angus Guest y Franz (Francis) Dekker, maestros de escuela, que han hecho dinero. Los dos son elegantes y garbosos, y juegan el papel de jóvenes aristócratas; Francis ha tratado de encontrar a Aaron desde que lo oyó tocar la flauta. Angus es un joven oficial destruido por la guerra. "No, dice Angus, uno nunca tendrá capacidad para recobrar el tiempo perdido en la guerra. Es más, uno nunca podrá poner en marcha lo que se ha perdido. Nosotros somos ahora, en cierto sentido, unos viejos hombres destrozados. Y en otro sentido, somos justamente unos bebés de la preguerra" (p. 226).

Invitan a Aaron a viajar con ellos a Florencia, y le informan que Lilly está a punto de ir a Munich para psicoanalizarse.

15. Una jornada en tren

Francis y Angus van en primera clase; Aaron en tercera, en el viaje en tren a Florencia. Aaron está otra vez molesto por el poder del dinero. Aunque él y sus nuevos amigos se consideran, por lo menos iguales, en cuanto a capacidad natural y también en cuanto a educación. Pero están separados por la distinción de clases basada en el dinero. En Florencia, Francis y Angus se hospedan en un hotel caro, mientras que Aaron en uno barato; ellos dan señales de estar cansados de Aaron.

16. Florencia

Florencia es "un nuevo mundo" para Aaron y él siente "un hombre nuevo" surgiendo dentro de sí cuando ve la escultura del David que se le representa como el emblema de la "apasionada y audaz Florencia", una ciudad de verdaderos hombres "que jamás se justifican a sí mismos ni hacen apologías sobre si" (p. 250).

Francis lo invita a reunirse con unos amigos que pueden patrocinarlo. Arglye, viejo, pero hombre fuertemente independiente, previene a Aaron sobre la malicia del grupo con el que él está, pero Aaron acepta la invitación de ir a tomar el té al día siguiente y tocar la flauta. Una vez allí, encuentra a la marquesa del Torre, una señora americana casada con un italiano, militar y noble. Aaron acepta tomar un cocktail en su casa.

Solo con la marquesa, mientras el sumiso y amable marido prepara las bebidas, Aaron intercambia confidencias con ella; ambos sienten náuseas por la "música formal". Aaron toca una sencilla pieza medieval en su flauta para los dos aristócratas, aunque ahora el italiano se ha interpuesto en el camino de ambos.

La simplicidad de esta música "libre", "no formal", rememora en la marquesa "un horrible castillo encantado, con muros húmedos de emoción y pesadas cadenas de presentimientos, y una fantasmal atmósfera de enmohecimiento", todo ello representado por su obediente y "carcelero" marido. Prometiendo volver a comer con ellos en el futuro, Aaron se marcha y camina por las calles florentinas, excitado por las experiencias tenidas esa tarde. Reflexionando, se da cuenta de que nunca había exhibido tanto sus sentimientos. En el futuro estaría mas en guardia, vigilando su corazón para que se mantuviera "calmo" e "impertérrito".

En este capitulo, Lawrence sugiere que Aaron ha aclarado su experiencia del ambiente florentino en el que reconoce un modelo de pura, autoposesiva y serena masculinidad.

17. Desde arriba de la plaza de la catedral

Lilly se ha encontrado con Aaron en el apartamento de Arglye, desde donde observan la delicada belleza de Plorencia. Han sido reunidos por Arglye, y por la marquesa; su conversación gira en torno al amor, reducido a la satisfacción de los instintos, y hablan de la sociedad y de la Iglesia como instituciones represivas, en este sentido. Todos, a excepción de Lilly, admiten que el hombre no puede estar totalmente en soledad.

Lilly sostiene que tal soledad es posible. Aaron está a la vez entusiasmado y fascinado por este hecho sobre el que Lílly habla: tal aislamiento y su indiferencia para con todo lo que le rodea.

18. La marquesa

En un almuerzo con la marquesa y Manfredi, Aaron se siente atraído por aquélla, al mismo tiempo que asustado porque siente que peligra de nuevo su autonomía. Al final cede a sus instintos. En todo este capítulo Lawrence describe los pensamientos y los sentimientos de Aaron, y sus relaciones con la marquesa, con un lenguaje pseudo mistico, pesadamente sensual.

19. Cleopatra, pero no Antonio

A la mañana siguiente, Aaron, siente "solamente una parte de sí mismo", y necesita estar solo. En términos de la novela, él está luchando por mantener su más profunda autoposesión, desechando cualquier compromiso con otros. Finalmente, determina huir de la "prisión" en que se vería encerrado en caso de seguir frecuentando a la marquesa.

20. La vara rota

Aaron está sentado en un café con Lilly, Arglye y varios más. Hablan sobre la violenta demostración que los socialistas han realizado el día anterior. En la mitad de la discusión, una bomba de los anarquistas explota en el café, dañando bastantes cosas; en la confusión que sigue al hecho, la flauta de Aaron se rompe accidentalmente.

"El se sintió total, totalmente vencido como si no tuviese ya más cuidado de qué sería de él, sin ayuda... Era como si la sustancia de su vida se le escapara de sus manos. Y hubiese dejado que todo corriera hasta donde quisiera, tan lejos cuanto fuera posible" (p. 330) (...) "la pérdida fue para él simbólica. Algo repicaba en su espíritu: la bomba, la flauta rota, el fin" (p. 331)

Lilly comenta que la vara de Aaron volverá a crecer otra vez y que él deberá vivir sin ella por un tiempo.

Desde el comienzo de la novela, la flauta ha simbolizado el ser íntimo de Aaron; por medio de ella ha expresado, mucho mejor y más comprensiblemente que con palabras, su propio sentido de autoposesión frente a una opresiva vida familiar y a un amenazante mundo social y político. La aseveración de Lilly de que crecerá nuevamente simboliza la lucha de Aaron para encontrar algún camino para seguir adelante.

21. Palabras

Aaron tiene un extraño sueño sobre un mundo subterráneo que parece simbolizar sus experiencias: el dominio de las mujeres y los niños en el ambiente de su minera ciudad de origen; el "gran lago" de la más alta sociedad; y un vago e indefinido viaje —que no comprende— a una estatua de Astarté. Despierto, él considera que la rotura de su flauta lo deja con "nada por delante: no hay plan alguno, ni proyecto". Esto es literalmente verdadero, en tanto que la flauta ha sido su medio de supervivencia. Al mismo tiempo sabe que sus varias relaciones lo ayudarán si está dispuesto a aceptar el convencionalismo social; pero hay entre Lilly y él una especial "ligazón de destinos". Aaron considera que si debe condescender con algo o con alguien, prefiere que sea con Lilly, a quien imagina como un héroe de la personalidad.

El mismo Lilly interrumpe estas consideraciones, y lo invita a un día de campo. Allí Lilly, analiza a Aaron y más en general la situación del hombre. En realidad, dice Lilly, "hay solamente dos grandes fuerzas dinámicas en la vida: el amor y el poder". Los hombres se engañan pensando que pueden perderse a sí mismos en el objeto de su amor pues —según Lawrence— cuando uno ama a otra persona, en realidad es a sí mismo a quien se ama. La responsabilidad de "ser uno mismo no puede ser evadida por el amor. Por esto, de lo que se trata es de amar u odiar con total conciencia de lo que se hace, de modo que sea "el cumplimiento de los impulsos de la propia alma". La meta no es amar sino desplegar los impulsos interiores. (Como puede verse, se trata de un egoísmo refinado, que tiene su origen en la falsa idea de Lawrence sobre el amor, como satisfacción de los instintos)

Pero el hombre tiene también "una fuerza de poder" que necesita aceptar como natural y como "un gran motivo para la vida". En la fuerza del amor "el propósito positivo es hacer feliz a la otra persona, o personas". Pero cuando ese impulso es de poder, el espíritu no es consciente de ningún fin, aunque despliega su natural fuerza. Lo necesario es obedecer a estas fuerzas vitales tal como ellas aparecen. Los hombres también buscan "someterse a algún espíritu más grande que ellos". Entonces, la explicación de Lilly estaba de acuerdo con lo que Aaron había decidido privadamente. Cuando éste pregunta a qué persona tiene que someterse, Lilly contesta que su espíritu se lo dirá. Pero Aaron ha visto, al final del capitulo, que esa persona seria Lilly. Aquí termina la novela.

En este último capitulo Lawrence expone, por medio de Lílly una filosofía hecha con retazos de la vaga, oscura y pseudo mística de Emerson, Júng y Nietzsche, usando además una terminología cristiana para sus propios fines (por ejemplo, el Espíritu Santo es la propia alma de Aaron; Providencia viene a significar el despliegue del yo, sin dirección precisa; la Etica, significa la capacidad de seguir los impulsos de la naturaleza profunda de cada uno, sin sentimiento de culpa o ansiedad, etc.

 

VALORACIÓN D0CTRINAL

En la obra de Lawrence es particularmente confuso el concepto de la naturaleza del hombre. Lawrence exalta al hombre natural; una noción que —según el autor— las instituciones sociales habrían rebajado tanto, que la "verdadera" existencia independiente y las relaciones personales son poco más o menos que incompatibles.

El vitalismo de Lawrence es, en parte, una reacción contra la artificialidad que percibe en la sociedad que lo rodea; pero su insistencia en la necesidad de que el hombre retorne a la naturaleza, se aproxima al límite de identificar al hombre con un estadio más del mundo físico.

"La fuerza del amor", que para Lawrence reside en el instinto

-- sexual, es presentada como un símbolo y como la más alta manifestación de naturalismo. Igualmente, elabora las nociones de "fuerza de poder" y de "caudillismo" como una panacea para los traumas de la Europa de entreguerras. El hombre debería seguir estas fuerzas si quiere alcanzar su propia realización o plenitud. En cambio, no ve como comportamiento natural en el hombre el dominio de los instintos y del afán de poder, tanto para llevar a cabo un verdadero amor, como para realizar una amistad, o para hacer posible la armonía en la sociedad. Lawrence invita a seguir la senda "natural" de una conducta destemplada, y los impulsos de nuestro yo profundo ignorando que no se trata de impulsos "naturales", sino de consecuencias del pecado. Lo natural en el hombre es, por el contrario, someter los instintos a la voluntad, y ésta a Dios. Este camino, que es el de la vida cristiana, engrandece al hombre y le lleva a su plenitud, mientras que la invitación de Lawrence al abandono a los impulsos instintivos, sólo conduce a la degradación de la verdadera dignidad humana.

Junto a estos errores, hay que señalar también las páginas blasfemas que contiene la novela y la equivocada concepción del matrimonio, presente en todo momento

 

VALORACIÓN LITERARIA

La novela es esencialmente un conjunto de episodios, en los que el personaje principal tropieza con muchos otros, brevemente, y sigue adelante. Desde este punto de vista, puede incluirse, quizá, en la tradición de la novela picaresca. Como serie de retratos de la vida, caracterizada por el sentimiento de pérdida y disgusto posterior a la primera guerra mundial, resulta interesante. Pero como un intento de presentar una coherente filosofía de la vida, es un fracaso.

G.W.S.

 

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