GOYTISOLO, Juan
Se–as de identidad
Editorial Seix Barral, Biblioteca
Breve,Barcelona 1977.
INTRODUCCIîN
La primera edici—n de Se–as
deidentidad" apareci— en MŽxico en 1966, y signific— el inicio de una etapanarrativa
de Juan de Goytisolo. El libro, junto con "Reivindicaci—n delConde don
Juli‡n" y "Juan sin tierra", constituye una trilog’ade obras
independientes entre s’, pero ’ntimamente enlazadas por un prop—sitocentral: su
preocupaci—n lingu’stico-tŽcnica que se resuelve en un nuevoestilo, y el
prop—sito de hacer una recapitulaci—n hist—rica y pol’tica de loque el autor
considera la Espa–a contempor‡nea.
La obra, de car‡cter
autobiogr‡fico, nospresenta a un protagonista, çlvaro Mendiola, que a travŽs de
los mon—logosinteriores realiza su autoexamen y lucha desesperadamente por
encontrar supropia identidad, su raz—n de ser, que une inexorablemente a la
identidad y serde su visi—n de Espa–a.
CONTENIDO
La novela se divide en ocho
cap’tulos deextensi—n y contenido desigual. El relato empieza un d’a de agosto
de 1963 ydura dos d’as y medio. Durante esos d’as, que acaban con la visita a
Montjuichen el œltimo cap’tulo, el personaje va reconstruyendo sucesos de la
vidanacional, junto con otros de car‡cter autobiogr‡fico desde su infancia
yprimeros recuerdos que coinciden con la guerra civil espa–ola.
Cap’tulo I.Ñ La narraci—n se
introduce enun murmullo de voces Ñexpresado con la falta total de signos de
puntuaci—n y eluso del impersonalÑ, que critican la postura del protagonista y
representan elclamor de la Espa–a oficial. Ayudan a enclavar su figura y dar
una breve noci—nde sus actividades y pasado:
"...sigue pues con tus ideas
acerca dela pol’tica y dem‡s realidades de Espa–a sigue adelante tambiŽn si te
place contus enojos y mortificaciones contra las cualidades raciales de nuestra
estirpequien te lo impide sabemos que eres barcelonŽs pese al apellido
asturiano peroasturiano o barcelonŽs suponiendo que Barcelona no te inspire
emoci—n ni latierra asturiana suscite deleite en tu alma danos a todos la
espalda y mirahacia otros horizontes porque vas a contrariar un movimiento
espont‡neo de tu‡nimo si algœn sentimiento te lleva por senderos de tan
indecible tristeza alfin y al cabo no ser‡s el primer espa–ol que ha desamado a
su patria pero entoncespara quŽ volver mejor te quedas fuera y renuncias de
modo definitivo anosotros... (p. 12).
çlvaro, que reside en Par’s, de
profesi—nfot—grafo, se encuentra en su finca cerca de Barcelona, donde
reposaconvaleciente de un ataque al coraz—n, acompa–ado de Dolores.
Movido por la contemplaci—n de un
‡lbumfamiliar de fotograf’as, evoca recuerdos de infancia. Van desfilando
lospersonajes de la familia situada en la alta burgues’a catalana. Padres,
abuelosy t’os aparecen entremezclados con los recuerdos de los propios
juegosinfantiles. Todos los antecesores son examinados por el protagonista con
‡nimode investigar sobre las posibles ra’ces de su rechazo a la tradici—n
familiar ysus sentimientos de rebeld’a:
"No era posible que un
sentimiento tanvivo e intenso, te dec’as, una anomal’a tan honda e insobornable
pudiera surgirde la nada... Un miembro an—nimo de tu linaje los hab’a
experimentado tal vezantes que tœ, te los hab’a transmitido intactos a costa de
negros a–os decompromiso y disimulo. Lo que en ti maduraba y daba fruto, alguno
lo sinti—germinar dentro de s’ atemorizado, como un c‡ncer que aumenta y se
fortifica enmedio de la ceguera e ignorancia de los otros... Heredero tœ de Žl
hab’aslogrado cortar a tiempo las amarras sin conseguir por eso librarte del
todo.Familia, clase social, comunidad, tierra: tu vida no pod’a ser otra cosa
(losupiste luego) que un lento y dif’cil camino de ruptura y desposesi—n"
(p.55).
Entre todos se fija especialmente
en su t’oEulogio, con el que mantuvo una relaci—n m‡s estrecha despuŽs de la
muerte desu madre, al entrecruzar conversaciones y lecturas cuando lo sacaba
del colegiolos d’as festivos. Lo describe como un per sonaje excŽntrico, que
mantienesiempre una postura distinta del resto de la familia, y alimenta su
imaginaci—nde adolescente y sus temores por el desenlace de la guerra mundial.
La influencia del t’o fue
sustituida por elimpacto que caus— en su ‡nimo la personalidad de Jer—nimo,
jornalero de lafinca familiar con el que se encuentra en su primer veraneo y
por el cualsiente una absorbente inclinaci—n. Jer—nimo resulta ser uno de los
cabecillasdel maquis en la regi—n, y es apresado al fin por la guardia civil.
Por causas de una anterior
selecci—n, lafamilia materna de la que çlvaro es el œltimo v‡stago, no aparece
en el ‡lbum,pero se la describe como m‡s cultivada y sensible que la de los
Mendiola. S—lose detiene en la figura de la abuela, a la que recuerda enferma
ya y anciana.Del padre y la madre no hay menci—n especial, aunque en la
narraci—n se haganreferencias a la ausencia del padre, que muere en la guerra,
y a la distancia yreserva con que el protagonista trata a su madre.
La narraci—n de los recuerdos de
lainfancia se centra en el tema de la piedad infantil, alimentada por la
lecturade los libros de m‡rtires, y sobre todo por la influencia de la se–o
ritaLourdes, beata y ni–oide, que se ocupa de Žl. Esta, con ‡nimo de buscar
elmartirio durante la quema de conventos, en los primeros d’as de la
guerracivil, se lanza a la calle con çlvaro de la mano, hasta que son detenidos
porlos milicianos y devueltos a la casa paterna.
"Tal vez fue la œnica
incursi—nsincera en el mundo de la piedad y, mientras dur— la guerra, refugiado
con tumadre y los t’os en un pueblo del sur de Francia, no volviste a pensar
enm‡rtires ni en el altarito. Cuando ganaron los nacionales y la sociedad
terecuper—, tus educadores te impusieron por temor un culto supersticioso
ymasoquista del que Ñenfrentado a las realidades de la vidaÑ, te libraste
pronto"(p. 31).
El colegio en plena adolescencia,
coincidecon el transcurso de la guerra mundial. Recuerdos de una religi—n vac’a
y sincontenido para el protagonista, cuya œnica manifestaci—n es la
sucesi—ncontinua de pecados de impureza y confesi—n.
Estos recuerdos se alternan con
episodiosdel momento presente de escaso contenido, que se reducen a
di‡logosintrascendentes entre Dolores, Enrique y Artigas, amigos de çlvaro,
expresadosen su mayor’a con un lenguaje malsonante.
Termina el cap’tulo con la llegada
deAntonio, amigo comœn, que les trae la noticia de la muerte de Ayuso,
profesorde los a–os de universidad.
Cap’tulo II.Ñ Con motivo de la
asistenciaal sepelio de Ayuso, profesor de filiaci—n comunista, surgen los recuerdos
desu vida universitaria, siempre alternados con referencias al presente y
escenasen el marco del cementerio.
çlvaro recuerda el inicio de su
amistad conEnrique Ñque militaba con un peque–o, pero activo nœcleo de
falangistasdescontentos, dedicados a la restauraci—n de la primitiva doctrina
de JosŽAntonioÑ, y con Antonio, que les habla del profesor Ayuso. Pero sobre
todo sedetiene en el recuerdo de su relaci—n con Sergio, rico y vicioso, con
una vidalicenciosa a la que le arrastra. Se describen con crudeza sus andanzas
por el barriochino de Barcelona, sus visitas a los prost’bulos y sus
experiencias con ladroga. Se deja entrever la relaci—n incestuosa del amigo con
su madre, Ana, ala que tienen por confidente de todas sus aventuras.
La creciente amistad de çlvaro con
lamadre, distancia a Sergio de ambos, movido por unos celos
injustificados.çlvaro recuerda la muerte de Sergio a–os despuŽs, en un
accidente de coche porlas costas de Garraf.
Se inician las primeras
inquietudespol’ticas del protagonista, provocadas por las huelgas de
transportes del a–o51.
"Al cabo de los a–os çlvaro
conservabade esta jornada un recuerdo brumoso... Su conciencia todav’a opaca
(esto losupo bastante m‡s tarde) le hab’a impedido captar la trascendencia de
lo quehubiese podido ser (y fue para muchos sin duda en un pa’s privado
durantelustros del sabor ‡spero y salvaje de la libertad) uno de los d’as m‡s
hermososde su vida. Doce a–os hab’an pasado desde la fecha sin que la ocasi—n
serepitiera y a menudo (en uno de esos trances sombr’os que
regularmenteatravesaba) çlvaro tem’a morir sin haber gustado de nuevo... (p.
97).
çlvaro, en compa–’a de Ricardo,
que parecehaber abandonado la Falange, van a visitar al ex dirigente del
disuelto partidoEstat Catal‡, el cual a travŽs de largos di‡logos en los que
muchas veces seintercalan frases en catal‡n, les pone al corriente, con
noticias oficiosasrecientes, de la situaci—n de aislamiento de Espa–a con
respecto a los dem‡spa’ses europeos, y les recomienda prudencia y no recurrir
al activismo ni a laviolencia en la pol’tica, en vista a acciones m‡s
fructuosas y maduras.
El cap’tulo acaba con una
descripci—n delcementerio laico adonde son conducidos los restos de Ayuso. Se
transcribeninscripciones de las l‡pidas, con el fin de rememorara algunos personajes
all’enterrados.
"La comitiva hab’a alcanzado
elrecinto laico, profanado con sa–a por las gentes de orden en la org’a de
sangreque sigui— a su victoria despuŽs de tres a–os de sucia guerra y,
esforz‡ndoteen ocultar tu emoci—n, espigaste los nichos que hab’an escapado a
su furordestructivo, perdidos en medio de las l‡pidas y hornacinas del impuesto
ritocat—lico... As’, te dec’as,el encono les persigue hasta la tumba, de nada
lesvale la derrota ni el precio monstruoso que pagaron, la lucha contra su memoriacontinœa,
su muerte en la ignorancia es cotidiana. La desaparici—n f’sica noera m‡s que
el primer paso... Los sepultureros introduc’an la caja en lasfauces abiertas de
la pared y, como sus hermanos subterr‡neos del abolido cementeriocivil, ser’a
borrado para siempre de la historia y del recuerdo por haberapostado, como
apostabas tœ, por la rigurosa y estricta nobleza humana"(pp. 105 y 107).
Cap’tulo III.Ñ De vuelta a casa,
çlvarorecuerda a su padre fusilado en Yeste. Con el ansia de buscar
las"coordenadas de su identidad", vuelve a sacar los papeles
Ñperi—dicosantiguos, fotograf’as, programas...Ñ, recogidos en su visita al
lugar conmotivo de filmar un documental sobre el fen—meno de la emigraci—n
espa–ola, enagosto del 58.
Recuerda la noticia de la muerte
de supadre cuando Žl, con su madre y parte de la familia, pasaban el
veranorefugiados en un peque–o pueblo de Francia, junto a otras familias
burguesas.
"Compatriotas y extra–os,
mayores ychicos observaban mudos. la escena ins—lita: los aspavientos teatrales
demadame Delmont y la expresi—n de asombro del ni–o de siete a–os sobre
quieninopinadamente Ñparec’a imposible en la dulce Francia: hac’a sol y los
p‡jaroscantaban inclusoÑ se hab’a abatido la tragedia. Mon Dieu,
pauvre petit. LesRouges ont assassinŽ son papa" (p. 113).
La rememoraci—n se hace en tres
planosnarrativos: la historia de la muerte del padre, reconstruida con
loscomentarios de varios interlocutores, la visita a Yeste y descripci—n de
lacorrida que tratan de filmar, y algunos di‡logos con Dolores
mientrascontemplan la documentaci—n.
Los hechos se iniciaron con la
sublevaci—ndel pueblo, dos meses antes de estallar la guerra civil, que
acuciado por elhambre busca trabajo, invadiendo los bosques del cacique
Ñanteriormente eran depropiedad comunalÑ para talarlos y hacer carb—n.
"Durante dos semanas el sol
cobij—propicio la unidad recobrada del hombre y el paisaje, la tarea abnegada
de losserranos, la hermosa y sabia disciplina de los œtiles en manos de
losle–adores. Sus rayos se colaban raudos por entre el follaje de los ‡rboles,
seposaban sobre las opulentas seras de carb—n, her’an las piedras musgosas de
laorilla del r’o, centraban fugaces en el filo del hacha. El humo de los
hornosse elevaba hacia el cielo, tranquilo y sutil. La paz del trabajo œtil y a
todosprovechoso parec’a haberse instalado para siempre en el valle cuando
alatardecer del 28 de mayo, sin conocimiento previo del Alcalde de Yeste,
diezparejas de la BenemŽrita con un brigada y un sargento apuntaron por la
revueltadel camino..." (p. 132).
Hay tiroteos y matanza
indiscriminada dehombres y mujeres. Se describen escenas de sadismo y violencia
por parte de laguardia civil. Sobre el fusilamiento del padre, ocurrido en
plena guerra y comoconsecuencia de los hechos narrados, no se conservan
documentos ni pruebas.
"Pod’as decorar a tus anchas
losfastos de la detenci—n de la demolida casa materna, el careo probable con
lasv’ctimas de los sucesos del 29 de mayo, la espera asolada de la muerte tras
losmuros desnudos del castillo. Encapillado con los dem‡s propietarios y los
extestaferros del cacique, Àse habr’a rebelado por fin?... (p. 152)
ÀHab’apensado en ti, el ni–o fr‡gil, abandonado para siempre en manos de
lasmujeres?, Àen la esposa abnegada con la que compartiera diez a–os inœtiles depaz
y de mentira?, Àen el dios de los suyos remoto y mudo, ausente yproblem‡tico?
Muerto nulo y absurdo como todos los de su bando (ÀquiŽn hab’aganado a quiŽn?
Àa cu‡les honraba aquella victoria cruel e infanticida?... (p.153).
Se narra tambiŽn el asesinato de
su t’oLucas, hermano de su padre, a manos de los milicianos, y el secuestro de
suprimo Sergio, de diecisiete a–os, que es obligado a subir a un cami—n que
sedirig’a hacia el frente, y que segœn opini—n del protagonista morir’a
v’ctimadel bombardeo artillero de los nacionales.
Estas escenas de violencia
descritas, sealternan con secuencias de brutalidad y salvajismo de la corrida
de toros queel protagonista intenta filmar, en una continuidad que en el fondo
es expresi—nde la permanencia de los mismos sentimientos en el pueblo.
Cap’tulo IV.Ñ La historia de los
amigos sebifurca. çlvaro, por una voluntaria expatriaci—n, marcha a Par’s,
mientras elresto de los amigos permanece en Espa–a, afiliados al partido
comunista yluchando en la clandestinidad.'
"...a ra’z de la
voluntariaexpatriaci—n a Par’s y tu existencia errabunda a Europa la comuni—n
anterior sehab’a desvanecido y, extirpado tœ del solar ingrato (cuna de hŽroes
y conquistadores,santos y visionarios, locos e inquisidores: toda la extra–a
fauna ’bera) tuaventura propia y la de tu patria hab’an tomado rumbos
divergentes: por un ladoibas tœ, rotos los v’nculos que te ligaban anta–o a la
tribu, borracho yat—nito de tu nueva libertad; por otro aquella, con el grupo
de tus amigos quepersist’an en el noble empe–o de transformarla pagando con su
cuerpo el precioque por indiferencia o cobard’a hab’as rehusado pagar tœ,
alcanzando su madureza costa de los indispensables errores, adultos ellos con
el temple conciso quete faltaba a ti: la dura experiencia de la c‡rcel que
nunca conociste; laconciencia estricta de los l’mites de vuestra dignidad
enajenada" (p.159).
Por documentos y pruebas
atesorados en lacarpeta (el diario de vigilancias de la Brigada Regional de
Investigaci—nsocial, y los expedientes y actas del Juzgado de Instrucci—n)
junto conasociaciones de ideas y recuerdos, consiguen reconstruir el relato de
ladetenci—n de Antonio, tras de ganar unas oposiciones cuando se dispon’a a ir
avisitar a su madre al pueblo natal.
DespuŽs de dieciocho meses en la
c‡rcelmodelo y de un juicio secreto, es conducido a su pueblo con libertad
vigiladapara cumplir el resto de la pena. Antonio tiene que pasar por el dolor
de aparecerante su madre que reside all’, no como un brillante alumno de la
escueladiplom‡tica, sino como reo condenado a tres a–os de c‡rcel, escoltado
por unapareja de civiles.
Poco despuŽs recibe la visita de
Dolores,que est‡ unas horas en el pueblo y le cuenta la estancia de çlvaro en
Cuba. Vana visitar a una familia de pescadores que conocieron cuando poco antes,
fueroncon çlvaro a filmar un documental sobre pesca. Este pasaje es motivo
paraplasmar un ambiente de pobreza y miseria.
El mŽdico y el teniente de la
guardia civilpretenden ganarse la amistad de Antonio. Este es invitado por el
mŽdico a sucasa. En una larga velada de la que Antonio sale borracho, el mŽdico
lerecomienda que adopte una postura prudente y le habla sobre todo de D.
Gonzalo,el rico del pueblo, como de una persona muy notable cuya amistad le
conviene.
En la siguiente secuencia, Antonio,
queest‡ en el Casino junto con su amigo FŽlix, es invitado a sentarse a la mesa
deD. Gonzalo. La negaci—n de Antonio provoca la indignaci—n general de
losprincipales del pueblo y su situaci—n se hace m‡s dif’cil. Se proh’be a
susamigos que le dirijan la palabra y se acentœa su sensaci—n de abandono
ysoledad. Desde este suceso, tiene que ir a firmar dos veces al d’a a la
casacuartel.
Mientras tanto çlvaro, en Par’s,
se pone encontacto con la "inteligentzia parisiense de izquierda" que
le da unabuena acogida. DespuŽs de su asistencia a tres reuniones-que se
desarrollan enlargas conversaciones, en su mayor’a transcritas en francŽsÑ,
cree llegar asoluciones concretas y escribe una carta en clave a Antonio,
d‡ndole cuenta dela marcha de sus gestiones y anunci‡ndole la creaci—n de un
comitŽ de ayuda,encargado de la adquisici—n y transporte de armas y propaganda.
Sin embargo,pronto se da cuenta de que esta ayuda es m‡s apa rente que real y
decepcionadodeja de frecuentar las reuniones.
A lo largo de todo el cap’tulo
setranscriben peri—dicamente, como paisajes aislados, partes del diario
devigilancia de la Brigada de polic’a: desde el 2 de noviembre de 1960, en
quecomienzan las investigaciones policiales del caso Antonio, hasta su
completaidentificaci—n el 11 de diciembre.
"Jueves d’a 11Ñ Identificado
Onduladocomo Antonio Ram’rez Trueba, natural de çguilas, Murcia, domiciliado en
lapensi—n Zamora, Calabria 116. Doctor en derecho y alumno de la
escueladiplom‡tica. Se–alado en la universidad por sus simpat’as marxistas en
suexpediente figura como acompa–ante de çlvaro Mendiola autor del
filmantiespa–ol sobre la emigraci—n obrera intervenido por la guardia civil
deYeste, Albacete, el 23-8-58" (p. 228).
Cap’tulo V.Ñ Ricardo, Paco y
Artigas van apasar con çlvaro y Dolores el fin de semana. çlvaro conf’a en que
con estaayuda, podr‡ seguir la reconstrucci—n de los hechos:
"Tu vida se reduc’a ahora a
unsolitario combate con los fantasmas del pasado y del resultado de la
luchadepend’a Ñlo sab’asÑ la liquidaci—n de la hipoteca que pesaba sobre tu
angostoy casual porvenir" (p. 237).
Rememoran las huelgas
estudiantiles enBarcelona. Paco, Ricardo y Artigas se dedican a colocar
pasquines paraconvocarla. Se describen detalladamente sus andanzas para
esquivar lavigilancia de la polic’a. En el d’a y hora se–alados, los
estudiantes empiezana arremolinarse por grupos para dar comienzo a la huelga.
Llega Enrique, quecon otros dos compa–eros, empiezan a destacarse con ademanes
y gritos paraconvocar a la gente a su alrededor. Inmediatamente varios
inspectores depaisano se lanzan sobre ellos y, despuŽs del consiguiente
revuelo, cogen presoa Enrique. Se suceden escenas de gran violencia en la
c‡rcel, donde Enrique essometido a tortura para que declare. DespuŽs, es
conducido a la c‡rcel deCaraban chel donde, al final del cap’tulo, recibir‡ la
visita de Paco yArtigas. La polic’a sigue sus pesquisas hasta dar con el en
lace, Sr.Gasparini, que se dispon’a a volver a Italia despuŽs de fracasada la
huelga.
Entre tanto, çlvaro sigue su
misi—n enPar’s. Hay largos comentarios y se describe ampliamente el fen—meno de
lainmigraci—n de espa–oles buscando trabajo.
"Como en los tiempos que
precedieron ala ca’da del Imperio Romano, los nuevos y taimados invasores se
infiltraban enlos pa’ses desarrollados del Mercado Comœn escoltados
insidiosamente por unaguerrido ejŽrcito de mujeres que, de modo paulatino y
sistem‡tico, seadue–aban de las cocinas, roperos y despensas de las diversas
burgues’asnacionales no monopolistas e impon’an por doquier ala paella y el aceite,
lasopa de ajo y la sangr’a, extendiendo por primera vez, tras un eclipse
devarios siglos, el empleo cotidiano de la lengua de Cervantes en miles
dehogares extra–os, prodigioso esfuerzo de irradiaci—n cultural para un pa’s
cuyarenta anual per c‡pita no alcanza aœn la modesta cifra de veinte
milpesetas" (Pg. 239).
çlvaro, que en un principio se
entrega casitotalmente a tratar de remediar sus problemas, viendo lo
infructuoso de estadedicaci—n, empieza a evadirse.
Frecuenta el cafŽ de madame
Berger, puntode reuni—n de los exiliados, donde encuentra un ambiente de tedio,
deinmovilismo y aburrimiento. Se hace un an‡lisis profundo de este
fen—menose–alando y clasificando los rasgos caracter’sticos de los exiliados y
supostura segœn la edad, tendencias y etapa de adaptaci—n que sufren.
Asiste a innumerables reuniones
cuyo temaes la creaci—n de una agrupaci—n nacional de intelectuales en el
exilio, con lapublicaci—n de una revista como —rgano de expresi—n. DespuŽs de
mœltiplesvisitas, discusiones y trabajos, la revista queda en el olvido. A lo
largo delos œltimos a–os, çlvaro recuerda haber formado parte del Consejo de
Direcci—nde una docena y pico de revistas, cuya nota comœn era no haber sido
publicadasnunca.
TambiŽn se describe la asistencia
a unmitin de los viejos partidos republicanos con el fin de acabar con
lasdivisiones intestinas creadas en el exilio. Estas actividades siempre
sepresentan como algo infructuoso y vac’o, carente de un autŽntico contacto
conla realidad.
Se intercala la llegada de Enrique
a Par’sjunto con otros dos amigos. Escenas de las correr’as nocturnas por la
ciudad,‡vidos de placeres, acompa–ados de çlvaro, que hace de anfitri—n.
Termina el cap’tulo con la
presentaci—n deun escritor famoso de la Pen’nsula, ganador del premio Planeta,
que al llegar aPar’s se pone en contacto con el c’rculo de exiliados.
Los expatriados dispuestos a
escuchar el"luminoso mensaje cultural" le someten a una intervenci—n,
donde sepone de manifiesto su papanatismo y su incultura.
Cap’tulo VI.Ñ çlvaro recuerda su
encuentrocon Dolores, hija de un famoso exiliado en MŽjico, que se encuentra en
Par’sestudiando arte.
Ambos residen en la casa de
huŽspedes demadame Heredia donde se dan clases de solfeo, canto y dicci—n. La
decoraci—n dela casa y el ambiente se describen minuciosamente, pero sobre todo
la historiade madame Heredia, divorciada de un marido vulgar y enamorada de
Frederic, unvirtuoso de la mœsica, que acude puntualmente todas las tardes a
una veladamusical. La correspondencia de Frederic, a pesar de las insinuaciones
de madameHeredia, no pasa de ser plat—nica, hasta que al final
desaparecedefinitivamente, dejando a Žsta sumida en la desesperaci—n. Los
pasajes de esteepisodio se combinan con la narraci—n de las primeras
conversaciones yencuentros entre el protagonista y Dolores, hasta que empiezan
a vivir juntos.
Un antiguo atlas que çlvaro
encuentra en lagaler’a donde reposa, le hace recordar los pa’ses recorridos en
compa–’a deDolores, primero con ocasi—n del rodaje del documental sobre la
emigraci—n, ydespuŽs por sus obligaciones profesionales. Las r‡pidas
descripciones de lasciudades se combinan con el recuerdo de Dolores.
"Cada p‡gina del atlas
geogr‡ficosuscitaba algœn recuerdo tuyo y Dolores figuraba en todo
sucesivamente lejana,hostil, apasionada, amante: un sol devorado por su propio
fulgor se reflejabaen sus anchos ojos sin cauce frente a los farallones de
Marina Piccola;paseando por las calles de Roma parec’a ajustar sus movimientos
a las reglas deuna ley armoniosa e imprevisible; absorta, contemplaba las
admirables regentesde Hals, el prodigioso juego de luces y sombras, la densa y
r’tmica musicalidaddel cuadro..." (p. 343).
Los recuerdos se detienen en
Ginebra. Lamisma ciudad donde su t’o NŽstor se quit— la vida. En la misma
cl’nica donde elhermano de su madre se suicid—, Dolores se somete a un aborto
por dar gusto açlvaro, que no desea tener ninguna atadura.
Los recuerdos de este episodio se
narran enuna superposici—n de planos: el presente, los recuerdos y reflexiones
de çlvarosobre su t’o NŽstor, su conversaci—n con Dolores, y con el ni–o,
sobrino deDolores, que les acompa–a en el viaje. En muchos momentos se recurre
avariaciones tipogr‡ficas en el texto, o a cambios de idioma, eliminando
lossignos de puntuaci—n.
A partir de este suceso la
relaci—n entreambos se enfr’a, con recuerdos de Venecia y del distanciamiento
de Dolores, hasita que al fin acaba en ruptura. Con la llegada a Par’s de
Enrique, despuŽs desu libertad provisional y el creciente interŽs de Dolores
por Žl, la separaci—nse consuma.
Se suceden pasajes distorsionados
y confusossobre los lugares visitados por çlvaro, que ponen de manifiesto un
‡nimodesconcertado y sin rumbo hasta que se narra su estancia en el hospital
despuŽsde un ataque al coraz—n, en el cual se encuentra con la conciencia
confusa peroadvirtiendo nuevamente la presencia de Dolores.
Cap’tulo VII. ÑSe inicia el
cap’tulo conlas voces de la Espa–a oficial, que expresan el bienestar que reina
en Espa–a ylos adelantos en todos los campos conseguidos en los 25 a–os de paz
despuŽs dela guerra.
Se describe el fen—meno del
turismo,especie de invasi—n pac’fica, fen—meno estimulante de un progreso
econ—mico ycultural que se produce "bajo un sistema primitiva y
originariamen tecreado para impedirlo: bandera enarbolada un d’a para justificar
la horriblematanza, abandonada luego como un traje usado o un zapato
viejo". (p.374).
Este progreso se considera como
unbrillante barniz sobre una corriente de sufrimiento de millones de espa–oles:
"frustrados en su propia y
personalesencia, relegados, humillados, vendidos; doliente masa de seres
venidos almundo sin aparente l—gica; instrumento de trabajo con figura de
hombre, sujetosa las leyes de oferta y de demanda como pobre y gastada
mercanc’a. Sumidero deinjusticias, ofensas, enfermedades, muerte, su dolor
destilado gota a gota enhosco y soterrado alambique, sus castillos de arena
perpetuamente barridos porel tiempo, su recatada e invisible labor de
madrŽporas, sostŽn y base de lavida ociosa y fœtil de los otros..." (p. 375).
Se transcriben fragmentos de
biograf’as deemigrantes, recogidos para el rodaje del fallido documental, en
donde se ponede manifiesto sus situaciones apuradas, su dolor y su miseria.
Junto a estosdocumentos se intercalan recuerdos de çlvaro sobre circunstancias
en queconcibi— la idea de filmar el documental, momentos de des‡nimo en Par’s
alcomprobar la inutilidad de su vida:
"Te fuiste de Espa–a
(abandonando atus amigos en medio de una lucha pol’tica dif’cil e incierta)
para realizar laobra que llevabas (o cre’as llevar) dentro de ti y, en estos
dos a–os debohemia parisiense, ÀquŽ has hecho?: dormir, comer, fumar,
emborracharte, matarel tiempo en charlas y discusiones ociosas con compatriotas
exiliados y ranciosen el vetusto cafŽ de madame Berger. ÀPuedes enorgullecerte
del resultado? Desertastede la acci—n para ser un artista y, a fin de cuentas,
ÀquŽ eres?: un desterradovoluntario que duerme (doce horas diarias), fuma
(cajetilla y media deGitanes-filtre), come (una sola vez al d’a, en el oscuro
Foyer de SainteGenŽviŽve), bebe (litro o litro y medio de tinto, segœn el
caso), va al cine(Eisenstein, Podovkin, Visconti, Lang, Wells; los de
siempre)" (p. 377).
Se evocan momentos de su viaje a
Espa–a enpasajes donde se pone de manifiesto la miseria y la incultura del pueblo;
Ñporejemplo cuando quiere visitar la Biblioteca municipal de un pueblo
andaluzÑest‡ cerrada y no se encuentra la llaveÑ es sometido a un
interrogatorio de laguardia civil por sospechoso de espionaje.
Cap’tulo VIII.Ñ çlvaro se
encuentra enMontjuich, desde donde divisa, a travŽs de un telescopio toda la
ciudad deBarcelona.
Aparecen combinados, con
descripcionesurbanas, algunos retazos de la historia de la ciudad (contenida en
los folletosque se distribuyen a los turistas) y los recuerdos de personajes de
su familia.La voz de un gu’a que ense–a el Monumento a los Ca’dos, se
entremezcla confrases en distintos idiomas, con p‡rrafos del folleto y con
recuerdos yreflexiones. Se pone de manifiesto una vez m‡s, la disparidad entre
sus propiossentimientos y la realidad que contempla, hasta que consciente de
Žstasituaci—n decide dejar de nuevo el pa’s.
"todoha
sido inœtil
ohpatria
minacimiento
entre los tuyos y el hondo amor que
sinpedirlo
tœ
durantea–os
obstinadamente te he ofrendado
separŽmonoscomo
buenos amigos puesto que aœn es tiempo
nadanos
une ya sino tu bella lengua mancillada hoy por
sofismasmentiras
hip—tesis angŽlicas aparentes verdades
frasesvac’as
c‡scaras huecas
alambicadossilogismos
buenaspalabras
vinoa
ser entonces la capital de la Marca Hisp‡nica
frenteal
Imperio Mahometano Wifredo el Velloso logr— convertir
enhereditario
el t’tulo de conde de Barcelona en el a–o 897
discurriendo
mejorvivir
entre extranjeros que se expresan en idioma extra–o
parati
que en medio de paisanos que diariamente prostituyen el
tuyopropio
humillanla
frente
quŽremedio
cabe dicen
anteel
orden brutal que les niega y de su preciosa e
irreemplazableesencia
les despoja
tingladosmodernos
dep—sitos de hulla una golondrina atestada
deturistas
criaderos de mejillones barcos grises negros
blancosd‡rsenas
grœas
despuŽsde
aquellas invasiones Barcelona aparece ya como la
capitalde
un Estado independiente la antigua Marca es ahora
Catalu–a..."
(p. 420).
VALORACIîN LITERARIA
"Se–as de identidad" se
puedeconsiderar incluida dentro del gŽnero de la novela social. Su contenido
nospresenta un vasto cuadro nacional, una especie de radiograf’a de los
defectosdel pueblo espa–ol, visto a travŽs de la conciencia del protagonista.
Los numerosos documentos
transcritos en eltexto Ñcarpetas de declaraciones, paquetes de cartas, diarios
policiales,fotograf’as, etc.Ñ, quieren dar a la obra un car‡cter testimonial,
que sirvapara fundamentar la dura cr’tica del autor sobre la sociedad espa–ola.
Estosdocumentos, unidos a sus reflexiones y recuerdos, abarcan un amplio campo
devisi—n que se extiende no s—lo al modo de ser del pueblo espa–ol actual,
sinotambiŽn a su pasado Ñhasta Alfonso XII y la Žpoca colonialÑ, y al futuro
vac’oy sin esperanza al que parece necesariamente abocado.
Esta panor‡mica incluye todos los
sectoresde la poblaci—n espa–ola, y todos los aspectos: pol’tico, econ—mico,
social,cultural... etc.
"Polic’as paralelas y
opuestas cubr’ande un extremo a otro el yerto y exangŸe solar (frondosa cosecha
de vocacionesen tierra tan recocida y sedienta). El marido polic’a de la mujer
y la mujerdel marido, el padre del hijo y el hijo del padre, el hermano del
hermano, elciudadano del vecino. Burgues’a (monopolista o nacional, rural o
urbana),proletariado, campesinos, capas medias: todos polic’as. Polic’a igualmente
elsoberbio intelectual aislado y hasta el bondadoso novelista con
inquietudessociales (al menos de sus ’ntimos). El amigo de toda la
vida..." (p. 230).
..."multitud de
compatriotas quese figuraban libres porque malvend’an Ñy era un progresoÑ su
m’sera fuerza detrabajo feriaban por decreto un d’a a la semana, procreaban
regularmente hijosabsurdos, discut’an con extra–a pasi—n acerca de la rodilla
de un futbolista oel muslo herido de un matador de toros, toros ellos mismos y
ni siquiera eso,mansos felices que hablaban con arrogancia de lo permitido y se
permit’ancondenar lo condenado, triste reba–o de bueyes sin cencerro, pasto
deaprovechados y de c’nicos, ..." (p. 232)
La cr’tica se extiende tambiŽn a
sectoressituados fuera de Espa–a, al rememorar las actitudes de los emigrados
en buscade trabajo, o al reflexionar sobre los grupos de exiliados con su
posici—nrid’cula y su falta de comprensi—n de la realidad.
Esta combinaci—n de documentos y
recuerdos,de elementos objetivos y subjetivos, est‡ justificada en la narraci—n
por unal’nea de desarrollo: la bœsqueda que el protagonista lleva a cabo para
tratarde comprender su rechazo a las creencias y convicciones familiares, y
sobretodo para analizar las causas de su conciencia de fracaso y su
incapacidadinnata para todo lo que sea sacrificio.
De esta forma, la figura central
no sedefine de una vez, sino que se va desvelando poco a poco a lo largo de
lanovela, unida su presentaci—n a la de la realidad social Ñque es lo que
elautor realmente desea plasmarÑ, hasta concluir con la declaraci—n del
fracasototal, tanto del protagonista como de la naci—n espa–ola.
TambiŽn el resto de los personajes
de laobra se definen en la narraci—n a travŽs de sus propias acciones y
di‡logos, ynunca son juzgados ni descritos por el autor previamente. Sin
embargo sucaracterizaci—n por el papel que desempe–an y la ideolog’a, es hecha
con un apasionamientoque a veces raya en la ingenuidad: es notable la ausencia
de todo tipo devalores intelectuales y morales con que se presenta a la burgues’a
y en generala los que se mantienen de acuerdo con el rŽgimen vigente, en
contraposici—n ala caracterizaci—n heroica y valoraci—n desmedida de las
personas con ideolog’acontraria, especialmente si est‡n dedicados a la lucha
pol’tica o han muerto enella.
Pero la innovaci—n m‡s notable
de"Se–as de identidad" respecto a las obras anteriores del autor, es
laincorporaci—n de nuevas tŽcnicas narrativas. Toda la novela se estructura
atravŽs del mon—logo interior del personaje central que se expresa con el uso
dela segunda persona del singular (tœ), aunque algunas veces hay
referenciasaisladas al yo y al nosotros. En otros momentos, como en el cap’tulo
VII, estemon—logo interior se aproxima en su estilo al de la poes’a, unas veces
con untono surrealista y de desvar’o con el que se expresa la corriente de
concienciadel protagonista, y otras con la simple sustituci—n de los signos de
puntuaci—npor la colocaci—n de las frases.
"losforasteros
escuchaban con expresi—n atenta y te apartaste de ellos
unan‡usea
invencible te invad’a
prend-moiune
photo
regardec'est
le Monument aux Morts
ladiesand
gentleman
monDieu
quelle chaleur
ser‡posible
tedec’as
queel
final sea Žste
quela
injusticia impuesta por la fuerza
delas
armas deb‡is acatarla como algo definitivo...
hab’asvuelto
a Espa–a despuŽs de diez a–os de espera consumidos en planes proyectos
yensue–os especulaciones utop’as y Diablo Cojuelo desde el descubridero de
losmiradores atalayabas tu ciudad natal
cansado
enfermo
sinfuerzas..."
(p. 418).
La significaci—n de este uso del
tœ Ñapartede la moda del momentoÑ, quiere expresar el desdoblamiento entre la
personagramatical y la personal real, para entablar un di‡logo que tiene
car‡cter deadmonici—n, y que mueve al protagonista a examinar y juzgar toda su
existencia,al mismo tiempo que parece
invitaral lector a que participe en ese examen y haga suyos los mismos
sentimientos yreflexiones.
TambiŽn el uso del tœ, con su
car‡cterevocador, puede expresar una idea de generalizaci—n. De esta forma, el
autorquiere representar el estado de todo un sector de la poblaci—n espa–ola.
El soliloquio del protagonista
durasolamente dos d’as y medio. Este tiempo real es breve y est‡ como
paralizado,en contraposici—n a los recuerdos y reflexiones Ñtiempo psicol—gico
que ocupanla casi totalidad de la novela. Los tres bloques que cronol—gicamente
laestructuran son: un pasado remoto, que se remonta a los tiempos de
losbisabuelos de çlvaro; un pasado pr—ximo, con la historia de sus amigos
paralelaa la suya propia; y el momento presente.
Cada uno de ellos presentan una
granvariedad de personajes, acontecimientos, documentos, reflexiones,
inclusofrases Ñmuchas veces expresi—n de todo un ambienteÑ que aparecen sin
ordencronol—gico, mezclados en muchos momentos segœn se presentan en la
concienciadel protagonista, y en otros en contraposici—n, para que se vea m‡s
clara laconclusi—n que quiere sacar el autor.
"adondevamos
aesperar
a Dolores
estoycandado
esaqu’
mismo
sufotograf’a
no figuraba en el ‡lbum familiar y la que hab’a sobre la c—moda detu madre se
extravi— despuŽs de su muerte apenas la recuerdas una carainsolente y rom‡ntica
que atra’a el instinto maternal de las mujeres completamenteolvidada al cabo de
treinta a–os como si no hubiese existido nunca
tesentaste
a la primera mesa libre del cafŽ de cara a
lapuerta
por donde deb’a salir Dolores
QuŽquieres
inmersoen
la lectura de Mickey
unanaranjada
con mucho azœcar
ningunopudo
elegir mejor para acabar aqu’ al borde del lago en donde se colg— tu t’oNŽstor
como si una fatalidad pesara sobre la familia en el mismo lago suizofrente al
mismo paisaje neurastŽnico
televantaste
de la gandula de las l‡minas en colores del atlas que representabanla
Confederaci—n HelvŽtica f’sica pol’tica econ—mica lingu’sticasimult‡neamente al
correcorre de la criada atemorizada por los chillidos delni–o y la serena voz
de Dolores
porfavor
puede traer algod—n y la botella de formol en uno de los cajones deldespacho
hab’a una carta de t’o NŽstor escrita desde el sanatorio de Bel-Airfechada unos
meses antes de su suicidio" (p. 349).
Con esta tŽcnica de contrapunto,
que suponeel desarrollo simult‡neo de tiempos distintos, se evoca
voluntariamente unpasado con el fin de explicar el presente; y de Žste, a su
vez, depender‡ eldesenlace final de la novela. La dinamicidad con que se
presentan estosdiversos elementos, sin previo aviso, puede provocar la
confusi—n del lector.Por tanto su lectura requiere concentraci—n, ya que el
lector puede perdersef‡cilmente. Esto se acentœa adem‡s por la narraci—n de
incidentes marginalesÑpor ejemplo la historia de madame Heredia, los recuerdos
de Venecia y otrasciudades europeasÑ verdadero prurito de exhibir conocimientos
que poco tienenque ver con el resto de la narraci—n, aunque est‡n justificados
por la tŽcnicanarrativa que trata de captar una corriente de conciencia en un
momento dado.
La prosa es cuidada, con gran
riqueza devocabulario y sumamente expresiva. Te–ida de un fuerte dramatismo no
exento depoes’a en muchos momentos, y que contrasta fuertemente con el lenguaje
crudo ysoez de muchas partes de la obra.
VALORACIîN DOCTRINAL
La novela se puede considerar como
unaantolog’a de la negaci—n, en la que lo œnico que aparece con claridad es
elaf‡n de oposici—n a todos los valores tradicionales. TambiŽn se trasluce atravŽs
de sus p‡ginas una ideolog’a filomarxista, tanto m‡s peligrosa cuanto quela
tŽcnica narrativa Ñpor su car‡cter testimonial y por la invitaci—n que hacea la
reflexi—nÑ tiende a hacer que el lector se identifique con lossentimientos del
protagonista.
Abundan en la novela los ataques a
la fecat—lica, a la Iglesia y a los sacramentos, y adquieren en muchos momentos
untono blasfemo.
Algunas oraciones tradicionales de
lapiedad cristiana, aprendidas por el protagonista en la infancia, aparecen
enocasiones entremezcladas con situaciones violentas o inmorales,
pararidiculizar la religi—n o utilizarlas como elementos de contraste en
ladenuncia de situaciones injustas. En otros momentos, plasmando una
mentalidadfreudiana, se cambian palabras de estas oraciones para darles un
contenidosexual.
Las referencias que se hacen a la
Iglesiadenotan siempre una visi—n temporalista. La jerarqu’a aparece como una
fuerzade presi—n, emparejada a la del orden pœblico, cuya funci—n es eliminar
todovestigio de autonom’a y libertad. Igualmente se ridiculizan los
sacramentos,especialmente el de la confesi—n
Toda la narraci—n se proyecta en
un planoabsolutamente materialista y se considera como œnico bien del hombre
eltemporal. La visi—n que el autor da de la sociedad, es siempre a travŽs de
unaestructura de clases. La lucha, el odio y el enfrentamiento se presentan
comolas armas que pueden producir el progreso y evitar el conformismo y la
abulia:la paz de los a–os siguientes a la guerra civil, son el gran mal que
acaece alpueblo espa–ol.
La moralidad de los personajes,
por tanto,queda reducida a su posible actitud de lucha e inconformismo. Por lo
dem‡s, lospersonajes prescinden de todo freno moral, sobre todo en el terreno
sexual. Sedescriben escenas inmorales, y el lenguaje que se usa en muchos
momentoscontribuye a dar a la narraci—n un clima er—tico y sensual.
Los hechos de la guerra civil y
lasituaci—n de la postguerra se presentan falseados. Goytisolo critica
converdadero ensa–amiento el rŽgimen franquista, al tiempo que idealiza y
casimitifica el bando republicano; su falta de objetividad es manifiesta al
relatarlos hechos lamentables de uno y otro bando.
P.L.(1983)
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