GARCIA MARQUEZ, Gabriel

Los funerales de Mamá Grande

VALORACIÓN GENERAL

Se trata de una serie de cuentos, el último de los cuales da nombre al volumen. Las historias transcurren en Macondo, un pueblecito pobre y muy caluroso, por lo que los personajes se repiten con frecuencia, adquiriendo el carácter de prototipos.

Todos los cuentos están magníficamente escritos, aunque hay diferencias de calidad entre ellos. Tiene una prosa descriptiva muy viva y unos diálogos concisos y precisos, fuertemente realistas.

En general se pretende resaltar la situación de injusticia en que se encuentra la sociedad. Se señalan las causas y se toma partido. Se culpa a las autoridades y a los ricos terratenientes, mientras se lamenta la situación de los pobres. Se trata con recato a la Iglesia, aunque se hace hincapié en la mayor bondad del cuidado material de las personas. También se respeta y se dibuja positivamente la personalidad de figuras como los médicos y dentistas, que realizan un servicio a los humildes.

La descripción se hace con espíritu pesimista, con una opinión del hombre, de todas las clases sociales, que difícilmente adquieren grandeza ideal. Se trata de un mundo de infelicidad a todos los niveles. No hay ningún momento de optimismo o alegría que no sea totalmente fugaz. La grandeza del pobre —como ocurre con Baltasar— al igual que sus errores —caso de Dámaso— terminan siempre de una forma negativa. El rico o la autoridad no tendrán jamás un detalle de nobleza.

En cada una de las historias quiere relatar algún tipo de injusticia, como para dejar definido en conjunto el panorama social. En la historia final se pretende el apocalipsis de la situación, el término de la época de explotación y la aparición de una nueva justicia.

No tiene defectos de forma. No ataca frontalmente, simplemente la deja inoperante, como ya desgastada e inútil, a una Iglesia ineficaz para las necesidades del momento.

LA SIESTA DEL MARTES

Cuenta el sufrimiento y la dignidad de una madre y su hija, que van a llevar unas flores a la tumba del hijo, muerto como ladrón en un pueblo extraño, Macondo, donde ha sido enterrado.

El ladrón se describe como un buen muchacho, que anteriormente había sido boxeador y cansado de palizas, y de hacer sufrir a la madre con ello, decide hacerse ladrón como única forma de poder vivir. Su muerte acaece de una forma un tanto sin sentido, como si faltara proporción entre la intención de los protagonistas y lo tremendo del hecho. En cierta manera, se muestra lo absurdo y lo injusto de los sucesos, de los cuales el único culpable es la situación social injusta. A la vez, se quiere destacar la absurda suerte de alguien que roba para vivir, comparada con el que roba continuamente al pobre para almacenar riquezas. Esta idea queda explicitada en la siguiente frase de la madre: "Yo le decía que nunca robara nada que le hiciera falta a alguien para comer, y él me hacia caso".

UN DÍA DE ÉSTOS

Se muestra el odio de un pueblo a la autoridad política tirana que asesina y roba. Se toma ocasión para ello de la muela infectada de la autoridad y de la actitud del dentista para su extracción. Al comienzo se resiste a atenderle, como pago a su crueldad, pero finalmente lo hace ante el aspecto de sufrimiento que presenta el enfermo. El dolor le conmueve, cosa que no habían conseguido las amenazas.

Con el episodio, el autor trata de destacar el corazón del dentista, que se conmueve ante el sufrimiento, en contraste con la crueldad del déspota, que no tiene en cuenta la necesidad de la gente.

EN ESTE PUEBLO NO HAY LADRONES

Un muchacho pobre, sin carácter, bien parecido, conviviente de una mujer mayor que él y embarazada, decide robar el salón de juego del pueblo. No encuentra dinero y coge las bolas de billar. A partir de ahí comienzan las desdichas. Acusan a un pobre extranjero del pueblo al que maltratan y lo llevan a la ciudad acusado del delito; el pueblo decae en el ambiente festivo ante la imposibilidad de jugar al billar; etc., todo lo cual va minando la moral de Dámaso, el protagonista, que empieza a hacer tonterías. Decide finalmente devolver las bolas igual que las cogió, pero, ebrio al intentarlo, es sorprendido por el dueño. Este último, que había declarado el robo inexistente de una cierta cantidad de dinero, cargara sobre Dámaso su ruin intención de sacar lo indebido del robo.

LA PRODIGIOSA TARDE DE BALTASAR

El relato trata de un carpintero joven, Baltasar, que hace una jaula maravillosa para el hijo del rico del pueblo. En la primera parte de la historia se describe el esfuerzo en su construcción y la admiración que el artefacto despierta en todo el pueblo por su belleza. El médico quiere comprarla prendado de ella, pero el compromiso adquirido por el encargo le hace negarse. El segundo momento describe la escena de la entrega de la jaula. Se encuentra con la sorpresa de que el chico la había encargado sin consultar a su papa, y éste se niega a adquirirla. La escena trata de contrastar la actitud noble de Baltasar ante el médico, con la bajeza de la postura del rico. Describe el pesar del niño, más rabieta que pena, y la frialdad del padre. La respuesta del carpintero es regalar la jaula al niño, ante la ira del rico que se siente así humillado.

El tercer y último momento describe la desmoralización de Baltasar que había soñado con el dinero de la jaula. Se emborracha por primera vez en su vida y amanece tendido en la calle como un vagabundo. Es decir, la grandeza del gesto no se mantiene, sino que se desploma ante la injusticia.

LA VIUDA DE MONTIEL

Un cuento corto donde se describen las desgracias de la viuda de José Montiel, el rico de Macondo que hemos visto negarse a comprar la jaula a Baltasar. Cuenta que se hizo muy rico en complicidad con la autoridad política, y que promovió multitud de muertes, apoderándose de una enorme cantidad de tierra de la gente humilde por medios sucios. Por tales razones es muy odiado en el pueblo, que se alegra de su muerte.

La viuda, ignorante de los manejos de su esposo, sufre las consecuencias de lo que éste sembró. Poco a poco le van arrebatando los bienes mal adquiridos. Los hijos, todos en Europa, no se atreven a volver por miedo a las represalias o por vanidad. La viuda tarda poco en morir de soledad y tristeza, abandonada de todos.

UN DÍA DESPUÉS DEL SÁBADO

Se trata de un relato con varios personajes en el que no queda muy clara la intención del cuento. Ocurre en los días de finales de julio y agosto, en los que el calor llega a ser tan sofocante que los pájaros se mueren, introduciéndose en las casas, desesperados. En ese ambiente bochornoso, que pretende ser un poco apocalíptico, se mueve el párroco como protagonista principal. Aparece como un sacerdote muy mayor, de unos 90 años, con los síntomas de la edad en su conducta, y que está desprestigiado en el pueblo, sin ser mala gente, por haber dicho que ha visto en varias ocasiones al demonio.

Con motivo del ambiente del pueblo, empieza a imaginar o a tener alucinaciones de nuevo, y esta vez cree haber visto al "judío errante".

El segundo personaje es un muchacho que se queda en el pueblo al perder el tren por el deseo de comer algo durante la parada. Se trata del hijo de una maestra viuda que iba a la ciudad a gestionar el retiro de la mamá. En el tren se van sus cosas y los papeles para las gestiones, por lo que queda abandonado y desconsolado en el pueblo. El domingo va a la Santa Misa, donde el párroco lo ve entrar mientras cuenta en el sermón el final de los tiempos que se avecinan ante su visión del "judío errante". La gente se escandaliza ante la nueva locura; sin embargo, en la celebración de la Misa tiene un momento de lucidez y pide al monaguillo que haga una colecta, lo que no se hacía desde mucho tiempo atrás, y que se la entregue al muchacho que llegó del tren.

Al parecer se trata por fin de un poner los pies sobre la tierra, dejarse de historias de apariciones y ayudar a quien lo necesita. Es decir, la justicia social, la atención al pobre por encima de los sermones piadosos.

ROSAS ARTIFICIALES

Es un cuento muy breve en el que se relata el desconsuelo de una muchacha a la que ha abandonado el enamorado, y la sabiduría de la abuela ciega, que en cada palabra y actitud de la muchacha sabe leer su alma. Parece que se trata simplemente de mostrar los ojos clarividentes del amor y la experiencia.

LOS FUNERALES DE MAMÁ GRANDE

Con este cuento, que da nombre al conjunto, quiere el autor relatar el final de la época descrita en los cuentos anteriores, y el comienzo de una nueva edad: la de la justicia y la libertad. Para expresarlo, cuenta la historia de la última representante de una familia que durante siglos ha dominado la amplia comarca en la que está situado Macondo.

En los últimos días de la moribunda, relata la admiración de toda la comarca ante el hecho de que la Mamá Grande pudiera morir, es decir, que se acabara su época. Junto a ello, describe la actitud de los hijos, incapaces de seguir la casta, y los bienes de la Mamá, en los que hace residir todo su poder.

El grueso de la historia consiste en la descripción del eco que levanta la muerte del cacique, y la reacción de los distintos poderes ante ello. Todos se presentan a sus funerales. Viene el Santo Padre de Roma y viene el Presidente. Se hacen eco de la noticia todos los medios de información y los funerales son grandiosos. Con ello se entierra el pasado y comienza la nueva era de la justicia.

¿Qué se pretende con la presencia del Papa en los funerales? Verdaderamente no queda claro. Se le trata con respeto, pero no se explica por qué va. La respuesta puede estar en hacer cómplice a la Iglesia de lo que fue la Mamá, y quizá también para aceptar la aparición de la nueva época. Quizá sólo una de las dos. Y lo mismo se podría decir de la autoridad civil y de todo el gentío que se reúne en los funerales.

 

                                                                                                               P.P.S. (1991)

 

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