FOLSCHEID, Dominique; WUNENBURGER, Jean-Jacques

Metodologia Filosofica

La Scuola, Brescia 1996.

Tít. Original: Méthodologie philosophique, Presses Universitaires de France, Paris 1992.

 

CONTENIDO

El libro contiene toda una metodología del trabajo filosófico, dirigida tanto al docente como al aprendiz de filósofo. Está estructurado en diversas partes en las que se va haciendo un recorrido por las diversas posibilidades de trabajo filosófico, a saber: la lectura, la explicación y el comentario de un texto, la disertación filosófica, el resumen y la síntesis de un texto, el comentario oral y la lección (por el mismo orden elegido por los autores).

Se trata, en principio, de lo que podrían llamarse pruebas puntuables, es decir, ejercicios que ayudan a estudiar y que están sometidos al examen de un profesor. Tanto en la primera como en la segunda parte —que tratan, respectivamente, de “I testi filosofici” y de  “La dissertazione filosofica”— se hace una subdivisión entre una aproximación teórica (instrucciones) y un apartado de ejercicios (práctica). En la parte tercera se tratan ejercicios considerados de menor entidad (resumen, síntesis y pruebas orales) y en la cuarta se pasa revista a los instrumentos de trabajo (un léxico y una bibliografía fundamental para todo el que quiera iniciarse en la filosofía).

 

VALORACIÓN CIENTÍFICA Y DIDÁCTICA

Se trata de un texto de calidad, que refleja la experiencia de los autores como profesores de Universidad. La finalidad es claramente didáctica y a eso se orienta todo el libro: los ejemplos, la minuciosidad, exhaustividad y rigor en la exposición de los diversos métodos, así como la posibilidad de ver realizados, paso por paso, esos mismos métodos, son suficientemente elocuentes al respecto.

Su lectura es amena, gracias al ingenio y al estilo vivo y agudo de los autores. Los planteamientos son originales: cada capítulo se inicia con unas “istruzioni per l'uso” (así se titula la misma introducción) y termina con una pequeña síntesis (“In breve”).

Los autores sacan a la luz muchas posibles actitudes del alumno frente a las diversas tareas que se le piden y también sus principales dificultades. Por ejemplo, se enumeran unos tipos de textos con especial dificultad (pp.81-82), de los cuales algunos se analizarán pormenorizadamente en la parte práctica (pp.86-169), o bien se dan consejos para afrontar serenamente una prueba oral (pp.350-352).

Todas estas características hacen que este libro pueda ser de utilidad para una persona que se dedique a la enseñanza de la Filosofía.

 

VALORACIÓN DOCTRINAL

Los autores reflejan un gran interés en dejar claro que la Filosofía es una ciencia y que, como tal, tiene un método de trabajo propio y exige un rigor en el razonamiento, y un dominio de los instrumentos de trabajo. Sin embargo, el rigor del razonamiento es visto como un fin en sí, no en función de la verdad de las conclusiones. Lo que se trata de transmitir es un método correcto, asegurar la coherencia de cada paso, estar en guardia contra posibles fallos, evitar la superficialidad, etc., pero no se habla de encontrar una verdad o falsedad en el texto.

Los autores parecen suponer que todas las afirmaciones son relativas a un contexto y que no hay que pretender verdades absolutas. Se pueden dar varios ejemplos.

—A la hora de hacerse un vocabulario con el cual se acreciente la cultura filosófica, se rechaza el uso del diccionario porque éstos suelen proporcionar definiciones según una concepción filosófica determinada. Se propone, a cambio, la elaboración personal de un vocabulario en el cual términos como libertad o idea tendrán “un senso preciso, in un dato contesto, secondo un determinato autore” (p.50).

Aunque este consejo es muy útil a la hora de estudiar la historia de la filosofía, en el texto a que se hace ahora referencia parece sugerirse que, en realidad, no hay un significado verdadero de esas nociones básicas, sino solamente un significado contextual-histórico.

En este contexto relativista se hace referencia a una “necessaria vigilanza critica” (ibid.), para evitar que los prejuicios se deslicen en el razonamiento (cfr. lo que se dice acerca de la crítica en las pp.373-374).

—Al tratar el comentario, se establece una interesante distinción: la explicación consiste en exponer “ciò che l'autore ha veramente detto, mientras que el comentario intenta interrogarse sobre “ciò che l'autore considerato ha detto di vero (p.71).

Sin embargo, no se encuentra más adelante ninguna referencia a la verdad. Parece que el comentario deba siempre concluir con una exposición de los problemas del texto a la luz de otras obras del mismo autor o de otros autores, es decir, en una cuestión de coherencia interna o bien de debate filosófico (juego o contraposición de opiniones diversas). De hecho, en ninguno de los numerosos modelos de comentario que se proponen (pp.86-169) se intenta una valoración propiamente dicha del texto en términos de verdad o falsedad.

Esta misma actitud se pone de manifiesto cuando se habla de la disertación (p.251 ss.), o desarrollo de un tema: para hacerlo realmente bien, hay que seguir una coherencia interna y, según ésta, poner en juego las opiniones de diversos autores. Con eso basta, precisamente porque sobre el tema propuesto nunca habrá una explicación que pueda considerarse verdadera.

Por ejemplo, se plantea como posible tema: “Che cos'è un maestro?”, y después de un largo desarrollo (pp.267-278) se concluye con una observación sobre el ejemplo de disertación propuesto:

Con un argomento così costrittivo, è difficile evitare di appoggiarsi alla distinzione magister-dominus. La libertà sembra ridursi, ma è già tanto, al modo di trattare l'argomento e alla scelta dei riferimenti. Noi abbiamo scelto Platone e Rousseau; ma potevano andare altrettanto bene Hegel, Marx, Kant, sant'Agostino o altri maestri spirituali. Allora, con altri riferimenti, con altre domande (...), con altri problemi (...), è necessario un altro piano di lavoro. Non importa: è una dissertazione fra tante dello stesso valore, ed altre che senza dubbio potrebbero ancora essere più valide. In ogni caso, l'essenziale non è forse di giungere a collegare i riferimenti alle domande e ai problemi sollevati, e di elaborarli in profondità (in comprensione), per evitare di disperdersi e per formulare una risposta soddisfacente, capace di rendere giustizia alla polivalenza della nozione? (p.279).

—Al hablar de la argumentación se afirma:

Nella maggior parte dei casi, un lavoro filosofico esamina delle tesi che non hanno la proprietà di essere dimostrabili in modo assoluto; la loro forza intellettuale, la loro capacità di suscitare l'assenso dipende dunque dalla cura avuta nell'argomentarle (p.370).

—En general, se observa una fuerte tendencia a centrarse en el análisis de significados de los términos, de modo que no se considera que se ha hecho un trabajo profundo si no se ha sido exhaustivo en este sentido, en detrimento de planteamientos más amplios, que trasciendan esos significados.

—La parte final del libro se titula “Strumenti di lavoro”, e incluye un vocabulario metodológico básico. También aquí se observan inconvenientes, como por ejemplo, una cierta tendencia a evitar lo que pueda parecer definición metafísica.

Se señalan a continuación otros defectos de planteamiento, que parecen derivarse del enfoque racionalista con que se afronta el trabajo filosófico:

—Al hablar de la argumentación, además de lo ya mencionado, se rechaza completamente el argumento de autoridad, porque se tiene una idea muy equivocada de en qué consiste éste: “si limita ad invocare il prestigio di un'opera, per renderla garante di tutte le proposizioni che si accostano ad essa” (p.371).

—Se distingue el espíritu crítico del espíritu de crítica (o afán por criticar todo), y se define el espíritu crítico como un tratar las tesis que se nos presentan “come se fossero soltanto delle ipotesi” (pp.373-374).

Su finalidad es “sottrarsi al controllo di enunciati perentori, dogmatici (atti di fede, pamphlets), di giudizi tutti d'un pezzo (...); in breve, a prendere le distanze da ogni pensiero immediato e naturale” (p.373).

—Se confunde la deducción con el discurso racional en general: “passare da una idea ad un'altra secondo una necessità logica che Cartesio paragona a una catena” (p.374).

—Se considera que la mejor definición es la que “spiega la natura di una cosa mediante gli attributi essenziali, dei quali quelli comuni sono detti genere e quelli propri differenza” (p.375).

Pero, puesto que cada término tiene una definición distinta según lo use un autor u otro, “l'ideale è di poter raggiungere progressivamente una definizione genetica, che espone l'essenza (l'oggetto della definizione) e il movimento (che deve essere ricostruito nella stesura del compito) per mezzo del quale il pensiero concepisce la definizione” (p.376).

—Al hablar del sentido y el significado, continua encerrado en el mismo término:

“il senso risulta in primo luogo dall'organizzazione interna delle frasi che determinano un insieme costrittivo di relazioni tra i verbi, i sustantivi, gli aggettivi (...): il che costituisce una disposizione da rispettare in modo assoluto” (p.383).

El único modo de trascender esto es acudir al contexto histórico y cultural del enunciado filosófico: y esto también es imprescindible.

“Il referente esterno può rientrare nell'ordine dell'idea (...) (Dio, il Bene, una legge, ecc.), o nell'ordine delle realtà del mondo esterno (...). Dare un senso equivale allora a scegliere il referente appropriato a un enunciato (...)” (ibid.).

Y se añade:

“se si vuole problematizzare, filosoficamente, l'enunciato, bisogna distinguere esplicitamente i diversi sensi, esplorarli, farli “giocare” insieme confrontandoli e contrapponendoli” (pp.383-384).

Por eso, lo principal, ante un tema que se nos propone para desarrollar, lo primero que hay que hacer es analizarlo; descomponerlo en sus múltiples significados (p.384; cfr. Analisi, p.369).

—No se hace ninguna referencia a autores medievales en las referencias que aparecen a lo largo del libro: de San Agustín se salta a la modernidad.

Tampoco aparecen apenas obras de este periodo en la bibliografía recomendada (pp.389-399), aunque sí se proponen obras de historia de la filosofía en que se incluye el medioevo. De Santo Tomás, como textos íntegros disponibles, sólo se menciona De ente et essentia y De magistro. Algunas de las colecciones recomendadas son de buena orientación, pero la bibliografía que se da por temas es muy irregular.

R.A.S. (1998)

 

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