EVELY, Louis

La prière d'un homme moderne

Ed. du Seuil, Paris 1969, 141 pp.

 

CONTENIDO DE LA OBRA

En este breve ensayo, Louis Evely —sacerdote francés, reducido al estado laical en 1968— aborda el tema de la oración cristiana, con la intención de mostrar en qué consiste y en qué no consiste. Sin un esquema sistemático, ese tema es constante en todo el libro. El índice es el siguiente: I. Oración pagana y oración cristiana; II. Un Dios a quien se reza con alegría; III. Orar escuchando la palabra de Dios; IV. Ver la propia vida a la luz del Evangelio; V. Oración y providencia; VI. Oración y acción; VII. ¡Desmiticemos el Padrenuestro!

El punto de partida parece ser para el autor el siguiente: “Nous n'appelons Dieu que parce qu'il nous appelle; nous ne désirons Dieu que parce qu'il nous désire; nous n'avons faim de Lui que parce qu'il a tellement faim de nous, et nous ne prions que parce qu'il nous prie” (p. 9).

A lo largo de todas las páginas está presente una peculiar concepción de la religión caracterizada por un radical antropocentrismo. En esta obra, el dinamismo religioso que, por vía de imagen, se suele considerar como una circularidad: de Dios al hombre (Revelación, dones, etc.) y del hombre a Dios (adoración, amor, etc.) está claramente roto: Dios permanece como principio, pero no como fin; el fin es el hombre: “La piété est toujours tentée de croire que l'amour filial ne s'exprime et ne s'achève que dans un retour exprès vers le Père, dans une invocation et un mouvement distincts du simple amour fraternel (...) Comment croire que le Père ne sera satisfait que si, à un certain moment, l'amour qu'Il nous a appris se retourne vers Lui seul? Serons-nous plus du Père en pensant explicitement à Lui, ou en nous livrant au mouvement d'amour qu'il nous imprime? Est-ce que l'amour pour le Père ne s'exprime pas totalement en aimant le prochain avec l'amour même du Père? Faut-il s'arrêter un moment d'aimer l'autre pour L'aimer bien, Lui?” (p. 43).

Esta concepción de la religión, que pone a Dios al principio pero no como fin, se expresa radicalmente en la siguiente afirmación de Evely: “L'homme seul est sacré, et tout le reste est à son service. Même Dieu.” (p. 41).

A la luz de estas premisas se analizan las cuestiones señaladas en el índice. Veamos brevemente algunos de los puntos más significativos:

1. La unidad de los dos mandamientos: amor a Dios y a las criaturas.

Partiendo de que los dos mandamientos del amor (a Dios y al prójimo) deben tener una auténtica unidad, dice el autor que es preciso romper un “círculo vicioso”: el de pretender devolver a Dios el amor que nos ha dado: “En retournant vers Dieu ce qu'Il a fait pour nous, nous retombons dans un cercle vicieux que le Christ a tout fait pour briser: Il souhaitait nous apprendre à nous aimer les uns les autres comme Il nous a aimés. Et nous Lui annonçons, comme une belle récompense, que nous sommes arrivés à L'aimer Lui!” (p. 29). Más adelante dirá explícitamente: “Dieu est bien plus content de toi quand tu aimes ton frère que lorsque tu L'aimes Lui” (p. 105).

“Les deux commandements sont indivisibles, en ce sens que ce que tu fais pour ton frère, tu l'as fait pour Dieu; mais ce que j'ai fait pour Dieu seul, je ne l'ai pas fait pour les autres!” (p. 26).

El autor comenta lleno de entusiasmo el pasaje del Evangelio que presenta a Cristo lavando los pies a los Apóstoles (pp. 30, 118, etc.) y todos aquellos que muestran el amor de Dios hacia los hombres, pero no considera nunca todos aquellos en que Dios exige que el hombre le ame por encima de todas las cosas: “Les goûts du Christ sont évidents: Il ne demande pas de L'aimer, de Le servir, de Lui offrir nos présents. Il nous commande de nous aimer, de manifester l'amour que nous avons pour Lui en aimant nos frères” (p. 30). Y poco más adelante escribe: “Il ne faut pas aimer Dieu, il faut en vivre. C'est affreux d'aimer l'amour. Dieu n'est pas l'objet de ton amour: il en est le moteur” (p. 44).

2. La Palabra y la oración

En la religión que presenta Evely no cabe ninguna reciprocidad entre Dios y los hombres; no cabe un diálogo, no cabe hablar con Dios: “prier, ce n'est pas parler à Dieu” (pp. 15, 35, 55, etc.). La oración es, según el autor, exclusivamente escuchar a Dios, y traducir en la acción lo que Dios nos dice. El hombre moderno” no responde a la Palabra de Dios, sino que es movido por ella hacia la acción.

3. Oración y acción

La oración, entendida como receptividad de la Palabra de Dios, tiene sentido en la medida en que produce una acción, fruto de una transformación moral de quien ora (pp. 14, 16, etc.). En consecuencia, la oración sólo se ordena a las acciones que de ella se siguen, por lo que no tiene ningún sentido una “oración de petición” por algo que no dependa de quien realiza la oración, pues “Ce que je demande à Dieu, Dieu n'a que moi pour le faire” (p. 123). La sola intervención posible de Dios en la historia es la transformación moral de aquellos que oran, por lo que toda petición a Dios, de algo que no sea esa propia transformación, es “infantil” y “pagana” (pp. 17, 123, 124, etc.).

Consecuencia lógica de lo anterior es la negación de todo valor y sentido a la contemplación: “Un Dieu qui agit sans cesse, comment se contenterait-Il d'adorateurs immobiles? Dieu ne te demande pas de Le contempler, mais de Lui ressembler (...) Que pensez-vous que Dieu désire: des adorateurs ou des collaborateurs?” (p. 107). Y comentando la afirmación de San Benito según la cual lo primero es el Oficio divino, el Culto, Evely afirma que, de ser eso así, “Dieu est le vampire de l'homme” (p. 45).

4. Sobre la Eucaristía, y la Liturgia en general

Las ceremonias litúrgicas, y la misma Misa, son calificadas de “paganas”, por considerar que con ellas se pretende “devolver a Dios” los dones que Dios ha hecho a los hombres, porque en ellas se pretende pedir a Dios que acepte algo de nosotros, etc. Citemos algunas frases especialmente significativas:

“Même l’Église a défiguré son Eucharistie (...) Les prières du Canon sont essentiellement païennes” (p. 24). “Répondez-moi simplement à ceci: la messe est-elle avant tout le sacrifice de l'homme à Dieu, ou le sacrifice de Dieu à l'homme? A lire les textes, n'est-on pas conduit à croire que c'est nous qui nous sacrifions à Dieu? Qui s'offre à l'autre: l'homme à Dieu ou Dieu à l'homme? (...) Nous avons transformé le don que Dieu nous fait de Lui en don que nous Lui faisons. (...) Tout cela est reviviscence des rituels païens qui centrent tout sur le culte de Dieu, les efforts de l'homme vers Lui, les dons que nous Lui offrons pour L'apaiser. Or le christianisme est centré sur ce que Dieu fait pour nous, sur la révélation de son agapè” (pp. 24-25). Cfr. también, pp. 39, 17, 25, etc. En consecuencia: “Il n'y a pas de culte de Dieu dans le christianisme. Tout doit être préféré au culte de Dieu, qui concerne le service de l'homme” (p. 45).

VALORACIÓN CIENTÍFICA

El libro, como queda dicho, es un ensayo breve, sin ningún aparato científico, ni positivo ni especulativo. El tono general es de una gran superficialidad: son frecuentes las contradicciones; las citas bíblicas están fuera de contexto e interpretadas en contra de su auténtico sentido; la mayoría de las “argumentaciones” se hacen a base de preguntas retóricas, en cuyo mismo planteamiento se contiene ya el error de la respuesta que exigen; etc.

Está escrito con cierta brillantez, con agilidad, y su lectura resulta fácil, aunque no agradable.

Desde un punto de vista teológico-científico, aparte de multitud de incoherencias concretas, este libro no puede considerarse cristiano, por ignorar completamente —entre otras cosas capitales de la fe— el misterio de Cristo, Salvador y Mediador entre Dios y los hombres. De este desconocimiento de la mediación de Cristo se sigue: la puesta en duda de la existencia de un sacerdocio ministerial (p. 39), la negación de la liturgia (pp. 17, 25, etc.), de la misma Iglesia (p. 49), la incomprensión de la Providencia, el desprecio por el Antiguo Testamento, la “desmitización” del Padrenuestro, etc.

Privado del Mediador, el “cristianismo” de Evely es un movimiento oscilante entre dos polos, sin lograr nunca un encuentro real de Dios y el hombre. La característica principal del estilo literario de esta obra es precisamente el continuo juego de oposiciones: “Crois-tu que tu vas servir Dieu? Orgueilleux! Dieu va te servir” (p. 15); “La religion païenne est la religion de ce que nous faisons pour Dieu. (...) Le christianisme est la religion de ce que Dieu fait pour nous” (p. 24); “Il n'y a pas de Culte de Dieu dans le christianisme. (...) Le vrai culte à rendre à Dieu est de réaliser le culte qu'Il rend à l'homme” (p. 26); etc., etc.

Además, este pensamiento es víctima constante de contradicciones e incoherencias: por ejemplo, todo el capítulo titulado “Démythologisons le Pater” está lleno de mitología; de esa mitología del “hombre moderno” que ha llegado a ser “adulto”, y que proyecta en todas direcciones el mito de su propia absolutización.

Perdida de vista la mediación de Cristo, y aun el mismo sentido de Dios, el cristianismo que Evely presenta en este libro pierde toda unidad y coherencia interior: hombre y Dios, pasado y futuro, Antiguo y Nuevo Testamento, Palabra y oración, oración y acción, los dos mandamientos...: todo queda desunido e inconciliable.

La religión que expone el autor, no sólo no es cristiana, sino que tampoco puede considerarse en el plano de las religiones paganas (que aun con muchos errores, tenían más o menos elementos de una verdadera religión natural), desde el momento en que la misma divinidad no es considerada en su carácter de absoluto de principio y fin de toda la realidad. Es una corrupción del cristianismo, quizá dependiente de algunas corrientes de la teología protestante contemporánea (“Teología de la muerte de Dios”, “Teología de la secularización”, etc.), aunque con una superficialidad mucho mayor que la que pueda encontrarse en los principales representantes de esas corrientes de pensamiento protestante contemporáneo.

VALORACIÓN DOCTRINAL

Por todo lo dicho hasta aquí, es obvio que esta obra no sólo es gravemente errónea (contiene de hecho numerosas herejías explícitas: cfr. exposición del contenido del libro, en donde se manifiestan algunas de ellas), sino que no es cristiana, y es contraria también a una verdadera religión natural.

Sin embargo, el ambiente cristiano —quizá más terminológico que otra cosa— en que se desenvuelve toda la exposición hace que el libro pueda resultar especialmente corrosivo de la fe, para quien carezca de una sólida preparación teológica.

J.M.H. y D.E.

 

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