BRECHT, Bertolt:
Der Jasager und der Neinsager
(trad. cast.: Una ética de situación estilizada)
Entre 1929 y 1930 Brecht escribió, entre otras obras, dos óperas de escuela con el título Der Jasager y Der Neinsager.
«Pocas veces, en la obra de un marxista, ha aparecido con tal viveza el patetismo y el optimismo de la Ilustración como aquí. Traer a colación este origen del marxismo en Brecht es un mérito de aquel discípulo anónimo de la escuela Karl Marx (escuela del barrio berlinés Neukölln, que lleva este nombre) quien consideró que "eso de la costumbre no es correcto"»[1].
La "Ilustración de Brecht es por supuesto un edificio ideológico. Con una mirada más atenta se la desenmascara como un mito secularizado, pero no como su superación, tal como, desde Sócrates, lo exige la buena tradición clásica. En consecuencia, para Brecht se toma también la "ratio" en servicio de este nuevo mito. Precisamente por eso escoge Brecht, para sus obras, ejemplos míticos; como sea que éstos provienen en su mayor parte de oriente, Brecht lo fundamenta en ocasiones —como es el caso, por ejemplo, en Der gute Mensch von Sezuan— con su conocido alienación-efecto (V-Effekt), como método dialéctico que debe enseñar a ver lo presente con una mirada nueva.
I. LA NARRACIÓN
Basándose en un juego japonés Taniko —El tiro en el valle— creó Brecht una ópera escolar breve Der Jasager; Kurt Weill la musicalizó y fue estrenada en 1929, levantando una hola de protestas. Se atacó a la ópera marxista por su ética absurda de un pretendido autosacrificio, tal como pocos años más tarde fueron realidad en los crueles procesos espectaculares estalinistas. Brecht mismo tampoco estaba satisfecho con la primera redacción y crea una nueva, la segunda, que fue estrenada en 1930. Como era de esperar las discusiones continuaron. A pesar de todo, esta segunda redacción puede considerarse como la definitiva. La moral de la pieza continua siendo objeto de acaloradas discusiones. Brecht seguía muy de cerca esas disputas y lanzó una nueva obra de la misma amplitud, con música del mismo Weill, que concluía con una solución contraria a la primera. Pero se equivoca grandemente quien piense que el maestro de la dialéctica hubiera dado la vuelta al calcetín, condescendiendo al gusto del público, o quizá por haber desconfiado de sus propios pareceres morales (o mejor amorales). Peter Szondi señala con razón que Brecht comprendió ambas obras como un complemento, incluso que se trata de la misma moral, por un lado estar dispuesto a afirmar (Jasager) y por otro a negar (Neinsager) en la misma situación. Comparemos las narraciones de acuerdo con el texto de ambas redacciones. Téngase en cuenta que sólo la segunda redacción de Der Jasager corresponde a la de Der Neinsager, ya que ésta está reflejada en ella respecto a los motivos hasta en los detalles más mínimos. Estudiamos aquí el texto de la edición de Suhrkamp (edition Suhrkamp, 171, 15 edición, Frankfurt 1978, pp. 31-50).
Un maestro, tres universitarios y un muchacho andan por montes intransitables para conseguir, de médicos versados, medicinas y consejos. El muchacho quiere ayudar a su madre viuda. El camino a través de las montañas es extremadamente costoso y peligroso. El muchacho enferma durante el trayecto y no puede continuar. ¿Qué hacer?
Para comprender la situación hay que tener presente las diferencias:
1. En la pieza Der Jasager la madre es aquejada por una epidemia. Toda la ciudad sufre espantosamente esa epidemia. Es absolutamente preciso ayuda inmediata; con medicinas que sólo se encuentran al otro lado de las montañas. En la pieza Der Neinsager la madre es la única enferma y en vías de mejoramiento.
2. En la obra Der Jasager el maestro y los estudiantes ven como finalidad de la empresa traer medicinas a todos los enfermos, cosa que está ahora en peligro por la enfermedad del muchacho. En Der Neinsager ven en peligro una investigación cualquiera, en el caso de tomar en consideración al muchacho enfermo.
3. Eh la pieza Der Jasager el maestro y los estudiantes le hacen ver al muchacho enfermo el apuro de la situación. En favor del progreso, de acuerdo con una razonable costumbre, el muchacho decide que los otros sigan adelante para que todos puedan superar la epidemia. Pero pide como condición que no le dejen solo sino que le maten, tirándolo por el precipicio. Esto acaece.
4. En la pieza Der Neinsager el maestro y los estudiantes cuentan una costumbre antigua, según la cual, quien no pueda seguir en las montañas, debe ser tirado por el precipicio, muriendo así inmediatamente. De lo contrario los viajeros no pueden continuar el camino y, por tanto, no alcanzan su fin. Pero para ello la costumbre pide el consentimiento de la víctima. Ante la proposición, el muchacho se niega a "sacrificarse" y exige una nueva costumbre: que sus compañeros vuelvan con él atrás. Esto es lo sensato, sin tener en cuenta las burlas de aquellos que verán la empresa como fracasada. Y así sucede según la "nueva costumbre": todos regresan con el muchacho enfermo a casa. La ciencia puede todavía esperar.
II. OBSERVACIONES DE PETER SZONDI
Las Observaciones (Bemerkungen) de Peter Szondi son de gran ayuda para la comprensión de la obra. De su Nachwort für A.E. (Epílogo para A.K.) citamos el primer párrafo[2]: El cuarto Cuaderno de Versuche (Ensayos), aparecido en el año 1931, contiene como decimoprimer Ensayo ambas óperas escolares: Der Jasager y Der Neinsager. Al igual que en las ediciones posteriores — Gesammte Werke (Obras completas), tomo II (1938), Stücke (Piezas), Tomo IV—(1955)— siguen al texto extractos de notas críticas sobre Der Jasager tomadas de discusiones mantenidas por los alumnos de la escuela Karl Marx en Berlín-Neukölln. En la introducción de estos extractos se dice: "Se discutía en base a una redacción preparada para la edición japonesa... Ambos textos recogidos en los Versuche están elaborados de acuerdo con esas notas críticas". Puesto que las discusiones tuvieron lugar después de una representación, la versión citada en las Observaciones (Bemerkungen) tiene que tratarse de aquella musicalizada por Kurt Weill[3]. Esta nos ha sido transcrita no sólo en la pieza para piano, sino que además fue recogida pocos meses antes del estreno en la revista Die Musikpflege, siendo además publicada como separata del (entonces aún no aparecido) Cuaderno IV de Versuche (Ensayos). Aunque se aprecie en los textos citados que se trata de una reelaboración del texto anterior de Der Jasager y también de Der Neinsager aparecido en el Cuaderno IV de Versuche, cuyo texto se nos ha transmitido en varios impresos, muchos lectores de Brecht e incluso y por largo tiempo investigadores de la obra de Brecht, han entendido que se trata de dos obras paralelas —Der Jasager und der Neinsager— en las ediciones, aparecidas históricamente una tras otra, y la obra Der Jasager como aquella primera edición que rechazaron los alumnos de la escuela Karl Marx, mientras que Der Neinsager correspondería a la segunda edición que le siguió. En la representación de Ernst Schumacher Die dramatischen Versuche Bertolt Brechts 1918-1933 (Los ensayos dramáticos de Bertolt Brecht de los años 1918 a 1933), aparecida en 1955, se dice que Brecht tomó en consideración las objeciones de los alumnos, dando a la pieza una nueva versión "que él llamó Der Neinsager" (p. 339), y de ahí arrancan sin excepción los citados textos de la primera versión, también para la caracterización de la segunda versión. Tampoco es correcta la afirmación de John Willett, en Das Theater Bertolt Brechts (edición alemana de 1964), Der Neinsager es la misma pieza que Der Jasager pero "con otro final" (p. 27). En efecto, sólo en la primera versión de Der Jasager, a la que Willett no se refiere en el citado pasaje, se puede confrontar así el Der Neinsager. La diferencia entre ambas piezas, tal como Brecht las escribió, después de haber rechazado la primera versión de Der Jasager, no estriba únicamente en la diferencia de los finales, es decir en la decisión del muchacho a regresar, sino también en la diferencia del punto de arranque que condiciona esa decisión. Sólo por eso pudo Brecht prescribir en una observación previa al IV Cuaderno de los Versuche que "las dos piezas breves... no deben, a ser posible, representarse una sin la otra", pues ambas no se excluyen, como podría parecer por los títulos, sino que se complementan. Si el muchacho dice una vez sí y otra no, será no porque en una pieza sea un Jasager (uno que siempre está de acuerdo) mientras en la otra es un Neinsager (que dice que no), sino que son las circunstancias, la epidemia en la definitiva versión de Der Jasager, las que le condicionan a afirmar la muerte, mientras que él, tan pronto aparece el viaje con la finalidad de aprender y su muerte es dictada por una "costumbre de peso", se niega a ello y dice que no. En la misma situación, por cierto, había dicho en la primera versión que sí. Debido al rechazo por parte de los alumnos de la escuela Karl Marx, y no sólo de éstos, respecto a este consentimiento, Brecht hizo decir al muchacho que no y comenzar con una nueva costumbre. A su vez se debió preguntar a sí mismo cuáles circunstancias en las que se encontrara el muchacho podrían todavía justificar su consentimiento: así surgió la segunda versión de Der Jasager.
III. LA ÉTICA
La diferencia de ambas piezas no radica en el aplazamiento del "aprender puede de momento esperar", sino en la sustitución de la "costumbre de peso". La costumbre arcaica y mítica, ahora extraña, es una suposición puesta en lugar de toda norma dictada por la sociedad. Lo extraño recalca lo absurdo de tal norma. Mientras Brecht, que no niega una norma superior al individuo, sino que incluso exige una "conformidad" con los intereses de la sociedad, establece una moral sacada del mito de la conciencia social, que debe acreditarse en la situación, en lo razonable. Por un lado tiene aquí validez: "en lo referente a la costumbre de peso no veo en ello nada razonable; necesito una nueva costumbre, que debemos introducir, es decir aquella que me pide reconsiderar cada nueva situación". Y por otro lado tiene validez: "no podemos llevarle (al enfermo) al otro lado y no podemos permanecer con él. Sea lo que fuere debemos seguir, pues toda la ciudad espera la medicina que debemos recoger. Esto lo decimos con espanto, pero si él no puede seguir con nosotros le tenemos que abandonar". Pero está bien preguntar al enfermo si desea que por su causa retrocedamos. Y la costumbre obliga que, quien se puso enfermo, conteste: no debéis retroceder".
La costumbre, la norma, tiene "también" un sentido, pero siempre a priori, con un valor experimental que en situaciones semejantes, otros hombres razonables alcancen la misma comprehensión y actúen en consecuencia. En el prólogo del Kaukasischer Kreidekreis la joven tractorista manifestaba la máxima de Brecht: "Las leyes deben ser reexaminadas en su validez". Por tanto a ellas no sólo no les corresponde a priori ninguna validez sino que reciben su determinación por otro. Este otro es la situación. A Brecht no le interesa la situación más o menos casual, tampoco la problemática moral que afecta a un individuo, que es el campo que domina el moralista de situación. Para él lo que cuenta —se podría decir— es la situación estilizada, que es supraindividual y también suprapersonal, captada como la obligación del momento, como el momento histórico. Propiamente el carácter de ley se da a la situación misma; ella es la ley, pero no la ley ética, sino ley física coactiva, que rige la historia. El órgano ejecutivo de la historia, interpretado de modo materialista es el colectivo "hombre" en su inteligencia desarrollada progresivamente, es decir en el partido comunista.
El 10 de diciembre de 1930 tuvo lugar en Berlín el estreno de otra pieza de Brecht: Die MaBnahme (La medida). Esta pieza trata la misma problemática pero de cariz más enconado —en el sentido de Der Jasager—. Por su actuar irreflexivo, un joven camarada ha puesto en peligro la agitación del partido. Él reconoce su falta y exige su propia muerte: "El dijo además: en favor del comunismo. De acuerdo con el avance de las masas proletarias de todos los países. Decir sí a la revolución mundial". Yo no soy de la opinión de que otras obras posteriores de Brecht, como Das Leben des Galilei sean esencialmente otras, con criterios morales mas "suaves". Galileo trata —aun cuando sea en una situación muy distinta— de los mismos criterios que en Der Neinsager. No existe ninguna contradicción entre Der Jasager y Der Neinsager; la situación dicta, como progreso histórico, el provecho en favor de la lucha de clases para resolverla una vez así y otra, de otra manera. Siempre es el mismo provecho quien determina la situación; mejor si cada vez se trata de una situación hostil, no para el individuo (y mucho menos para la persona), sino para la clase. Mientras se considere al protagonista del Der Jasager como un héroe, ya que entrega su vida por un ideal, no se ha entendido seguramente a Brecht. No es una decisión heroica respecto al bien común. Por cierto que el muchacho que dice que sí ante la muerte se deja matar; esto representa más bien un suicidio de un colectivo —es decir de un alienado individual— "en el que nadie es menos culpable que su vecino". Este matar no es en absoluto un acto moral del muchacho, ni tampoco el muchacho se decide "moralmente" por la muerte. Es sencillamente una utilidad vista racionalmente. De la misma manera, la razón de la nueva costumbre del Neinsager no dice otra cosa que "hacer lo razonable" y "aceptar una idea buena". Lo razonable es lo útil, la idea buena es la utilidad.
Para poder comprender la ética de Brecht hay que liberarse interiormente de todo sentimiento de compasión. Habría que renunciar a toda ética espiritual, personal y, desde luego, cristiana para poder aceptar la ética de Brecht o incluso tolerarla. Esta ética es brutal, inhumana, en cuanto no toma en consideración la dignidad del hombre; está en función de una ficción mítica, aquel super-yo, llamado partido o clase, cuyo progreso continuo estiliza cada situación como útil para sí y la examina de acuerdo con el momento histórico dado. El teatro de Brecht presenta con Der Jasager y Der Neinsager una pieza ideológica que es y permanece como tipo, también después de los procesos espectaculares de Stalin y de la "coexistencia" de Chruschow, de toda moral marxista y eurocomunista por muy aguada que sea.
K.M.B. (1981)
Volver al Índice de las Recensiones del Opus Dei
Ver Índice de las notas bibliográficas del Opus Dei
Ir a Libros silenciados y Documentos
internos (del Opus Dei)
[1] Citado en: Bertolt Brecht, Der Jasager und der Neinsager Vorlagen, Fassungen und Materialien (Muestras, versiones y materiales), edición Suhrkamp, 171, 15. ed., Frankfurt 1978, 109, anotación de Peter Szondi.
[2] Bertolt Brecht, Der Jasager und der Neinsager— Vorlagen, Fassungen und Materialien, edición Suhrkamp 171, 15 edición, Frankfurt 178, 103-105.
[3] "Brecht, que no pudo ver el estreno en el verano (el 23 de junio de 1930) en el Zentralistitut für Erziehung und Unterricht, pidió a sus amigos de la escuela Karl Marx en Berlín Neukölln, a maestros y alumnos, que estudiaran la ópera es colar para recapacitar ante el efecto de la pieza y su repercusión en un público joven". Elisabeth Hauptmann en el programa de la representación de Der Jasager und der Neinsager, el 28 de abril de 1966, a cargo de la 2. Erweiterte Oberschule de Berlín-Este.