AUBERT, Roger
Editions de l'Orante. Paris 1964, 341 pp.
CONTENIDO DE LA OBRA
Esta obra de Aubert forma parte de la colección Histoire des Conciles Oecuméniques. Consta de una introducción, doce capítulos y varios apéndices; su esquema es el siguiente:
—Antecedentes del Concilio (Introducción y Cap. I al III): Carta religiosa y política de Europa: liberalismo y positivismo galicanismo y ultramontanismo controversias sobre el método teológico. Anuncio del Concilio: génesis de la idea, preparación inmediata, trabajos de las primeras comisiones, controversias a lo largo de 1868 y 1869.
—Inicio de los trabajos (Cap. IV y V) Apertura del Concilio, división entre infalibilistas y antiinfalibilistas, liberales y moderados, mayoría y minoría; elección de las comisiones: primeras discusiones acerca del reglamento.
—Discusión del proyecto sobre los errores derivados del racionalismo (Cap. VI): Primeros debates; interrupción de los trabajos en febrero de 1870 y modificación del reglamento.
—Estudio de los esquemas eclesiológicos (Cap. VII y VIII): Discusiones sobre la cuestión de la infalibilidad, intentos de establecer un tercer partido; agitación extraconciliar e intentos de presiones gubernamentales; intervenciones de la prensa, diplomáticas y políticas.
—La Constitución Dei Filius (Cap. IX): nueva redacción del esquema original, discusión pública y aprobación; análisis de su contenido.
—Continuación de las discusiones eclesiológicas (Cap. X y XI): anticipación de la cuestión de la infalibilidad. La Constitución Pastor Aeternus: nuevo esquema sobre la Iglesia, discusión de los tres primeros capítulos; búsqueda de una fórmula sobre la infalibilidad; discusión del capítulo IV; votación final; análisis de su contenido.
—Fin del Concilio (Cap. XII): las últimas semanas del Concilio; sumisión de la minoría; cisma de los viejos católicos; el problema de la libertad conciliar. Interrupción del Concilio. La obra del Vaticano I.
El libro se completa con algunos apéndices en los que se recogen varios textos fundamentales: las dos Constituciones aprobadas; una selección de algunos capítulos del esquema sobre la Iglesia (luego no promulgado); varias relaciones y redacciones de lo que luego fue la Pastor Aeternus; artículo de la Civiltà Cattolica del 6-II-1869; tabla cronológica del Concilio; orientaciones bibliográficas; etc.
VALORACIÓN CIENTÍFICA
Después de haber descrito en la Introducción las circunstancias del mundo y de la Iglesia en 1869, el autor narra linealmente las vicisitudes del primer Concilio Vaticano, desde su anuncio hecho por Pío IX hasta su conclusión. Dedica bastantes páginas a la narración detallada del ambiente humano en que se desarrolló el Concilio: intentos de influencia por parte de las autoridades civiles, polémicas en la opinión pública, divisiones entre los padres conciliares, etc. Junto a este aspecto un tanto anecdótico —que ayuda a comprender el ambiente de la época—, se tratan también, aunque con menos detalle, la génesis y desarrollo de los dos documentos emanados por el Concilio Vaticano I. Es de señalar que, también en estos momentos, el autor tiende a fijarse mucho en los aspectos anecdóticos de las sesiones conciliares. Recoge textualmente párrafos de los discursos pronunciados en el aula conciliar, pero —con mayor abundancia— frases dichas por los pasillos o en conversaciones privadas. Aubert se detiene sobre todo en el aspecto historiográfico del Concilio, y no en un estudio doctrinal del origen y desarrollo de sus documentos. El libro adquiere en ocasiones un tono de crónica, que contribuye a hacer agradable su lectura.
Como resumen, puede decirse que se trata de una historia ágil, bien escrita y bastante completa de ese Concilio y de lo que ocurrió en el aula conciliar. El libro es una galería por la que desfilan —bien caracterizados, con atinadas observaciones— todos los personajes que compusieron el variopinto mosaico humano del Concilio.
VALORACIÓN DOCTRINAL
Todo lo expuesto anteriormente explica que el Concilio Vaticano I, tal como se describe en este libro, adquiera un relieve humano muy acentuado. Su aspecto sobrenatural —en cuanto a la asistencia del Espíritu Santo, en particular por lo que se refiere a las definiciones dogmáticas— queda un poco ensombrecido: predomina manifiestamente el perfil humano, por lo que su lectura no parece muy indicada para personas con poca formación.
A esta primera impresión contribuye bastante la narración pormenorizada de los movimientos de los dos grandes grupos presentes en el aula conciliar —infalibilistas y antiinfalibilistas—, y de sus intrigas para hacer triunfar sus respectivas posiciones.
Dos cuestiones de mayor importancia se plantean en esta obra: el problema de si hubo o no verdadera libertad en el Concilio, y la figura del Papa Pío IX.
Sobre el asunto de la libertad de los padres conciliares (negada por algunos teólogos e historiadores acatólicos), Aubert toma una posición de defensa, demostrando que esa afirmaciones son infundadas: reconociendo que la participación de los obispos en la preparación del Concilio fue muy escasa, queda claro que durante los meses que la Asamblea permaneció reunida, los padres conciliares gozaron de libertad de expresión, de reunión y de voto.
En lo referente a Pío IX, el autor se muestra respetuoso, si bien en algunas ocasiones narra anécdotas que podrían inducir al lector a un juicio erróneo sobre la figura del Papa (véase, por ejemplo, el incidente recogido en p. 222). Aubert señala una triple limitación en Pío IX: 1) su excesiva emotividad, que en ocasiones se manifestaba en algunos ataques de cólera; 2) escasa formación teológica, junto a cierta desconfianza por los métodos científicos modernos; 3) hallarse rodeado de personas piadosas y llenas de celo, pero intransigentes con la mentalidad contemporánea. No obstante, el autor subraya las cualidades innegables del Papa: su bondad, su inteligencia viva y práctica, su piedad verdaderamente sacerdotal, su fe (cfr. pp. 34-37).
J.A.L. y J.L.I.
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