Presentación de la serie

11.4 Nuestro Director y The Royal we.

 

Para aligerar un poco el peso de las secciones anteriores, me atrevo a proponer una imagen simpática que sirva para entender la frase de Escrivá:

 

el Padre Sánchez se comprometió a ser nuestro Director

 

La imagen proviene de la famosa (y poco recomendable) película de culto El Gran Lebowski, El Nota (Jeff Bridges) pronuncia una frase memorable, mezclando el plural con el singular, que viene como anillo al dedo para este relato. Si no recuerdo mal, tenía que hacer una entrega de dinero por el rescate de Bunny, la esposa de Lebowski, quien había sido secuestrada. El Nota debía entregar el dinero él solo, en secreto. Sin embargo, cuenta con la colaboración de un amigo, y el sencillo plan sale mal...

 

Al tratar de dar explicaciones al Gran Lebowski, el Nota mezcla el plural con el singular. Dice “nosotros” (la realidad), cuando debería haber dicho “yo” (lo que el Gran Lebowski esperaba).

 

Esta es la explicación del Nota sobre por qué utiliza el plural:

- Nosotros les tiramos el maldito dinero.
- ¿Nosotros?
- Noooss…. En plural mayestático, como en los editoriales. “Les” tiré el dinero...
(aquí en castellano y aquí en inglés)

 

El plural mayestático. The Royal we. O bien Escrivá hablaba como los Monarcas y Sumos Pontífices, o bien empleó el plural correctamente…

 

Mi hipótesis es que Escrivá no utilizó el plural mayestático. Al igual que Jeff Bridges, Escrivá también utilizó correctamente el plural… Escribió, nuestro Director. En plural referido a Norberto, Pepe y a él mismo. Años más tarde, se dio cuenta que había metido la pata... Al releer (¡y reescribir!) en la década de 1960 los Apuntes fundacionales se dio cuenta que había cometido una torpeza: debería haber escrito mi director, o mejor: mi confesor. Pero en aquel entonces (en 1930) Escrivá todavía no tenía necesidad de mentir (al menos en este asunto). Y escribió lo que sucedió. La verdad. El P. Sánchez, ¡a Dios gracias!, había accedido a ser el Director de aquella obra que estaban proyectando. Nuestra Obra. Nuestro Director.

 

Lamentablemente, en el proceso de reescribir su historia y la de la fundación, Escrivá decidió mentir para contar los hechos “como debería haber ocurrido”. Construyó, con ayuda de Álvaro del Portillo, el relato que querían canonizar. Por tanto, los prelaticios, con Portillo a la cabeza, tuvieron que afirmar (bajo juramento) que cuando el Fundador al que querían hacer santo escribió “nuestro Director” en realidad estaba utilizando ¡el plural mayestático!

 

Otra forma de verlo: con Alicia a través del espejo de Lewis Carroll (segunda parte de Alicia en el País de las Maravillas):

 

Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.

-La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

-La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda..., eso es todo.

 

Algo así lograron Escrivá y Portillo. Si había escrito Director, después esa palabra habría de significar lo que ellos quisieran que significara.

 

Ocurre lo mismo por ejemplo cuando afirmaban “sois libérrimos, hijos míos”: le daban un sentido que poco tenía que ver con el original. Libertad, en la Obra, significa lo que el Padre diga, ni más ni menos. ¿Por qué? Porque son los que mandaban. Así zanjaban cualquier cuestión. En este caso, Director significaría confesor. No el Director de la Obra que estaban por comenzar Norberto y José María. Y al que osara afirmar lo contrario, ¡la maldición del rejalgar!

 

Esto mismo lo han logrado con decenas de palabras y conceptos que dentro de la Obra no significan lo mismo que fuera… Ejemplos hay, y muchos, en OpusLibros (comenzando con que las puertas están entornadas para entrar, cuando en realidad a uno lo empujan fuertemente para que pida la admisión, mediante palizas psicológicas notables a menores de edad, sobre lo que escribí). Es parte de la locura en la que estamos inmersos.

 

11.5. La soga al cuello.

Evidentemente la Prelatura está en un gran aprieto. Nosotros aquí ya sabemos que Escrivá era un mentiroso. O al menos yo estoy completamente convencido. Y no solo mentía, sino que lo hacía de forma descarada (Escrivá mentía de forma patente y constante”, lo hacía “de forma descarada” como afirmé en otra ocasión).

Los prelaticios no tienen escapatoria. Porque Escrivá afirmó expresamente y hasta el cansancio que el P. Sánchez era su confesor, y que jamás fue el Director de la Obra. Él no necesitaba ningún director externo, porque sanjosemaría se comunicaba directamente con Dios, y plasmaba Su Voluntad, sin ninguna necesidad de intermediarios o de dirección externa para la Obra.

Así, Vázquez de Prada escribe:

 

Su confesor no era director de la Obra de Dios sino director del sacerdote. (Sobre la dirección espiritual del padre Sánchez escribió don Josemaría: Nada tuvo que ver con la Obra, porque jamás le dejé intervenir ni opinar).

 

Así lo detalla el Fundador: El P. Sánchez repetidas veces me ha dado a entender (aunque no me lo haya dicho) que él es el Director de mi alma, no el Director de la O. de D. Y comprendo, con meridiana claridad, que así debe ser (ibidem, n. 565). Idea que se repite en otra "Catalina": Ya lo he dicho otras veces: el P. Sánchez es el Director de mi alma, pero no el Director de la Obra. Por tanto, su opinión es muy respetable; más aún: yo me encontraré siempre muy inclinado a aceptarla, pero sé que no tengo obligación de sujetarme (ibidem, n. 784). Del padre Sánchez escribió en una carta de 1947: Nada tuvo que ver con la Obra, porque jamás le dejé intervenir ni opinar. Con una luz clara de Dios, entendí que ahí no podía ceder ni tolerar que otros ejecutaran lo que mi Señor me pedía a mí (Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 20).

 

Escrivá se echó a sí mismo la soga al cuello. Y Portillo se la anudó bien. Hasta ahora, y milagrosamente, sigue sobreviviendo[1]. Pero creo que pronto quedará cada vez más claro lo mentiroso que fue, especialmente en los aspectos más cercanos a la Fundación. No en los datos accesorios o anecdóticos o periféricos (su cuarto apellido). No. Escrivá mintió, y descaradamente, en los aspectos más vitales y esenciales del carisma y de su fundación.

 

El Apunte n. 784. Apuesto algo en serio, como una cerveza fría porque mi reputación vale menos, a que el Apunte n. 784 citado por Vázquez de Prada es de fecha falsificada. Que es otro Apunte manipulado.

 

Ya lo he dicho otras veces: el P. Sánchez es el Director de mi alma, pero no el Director de la Obra. Por tanto, su opinión es muy respetable; más aún: yo me encontraré siempre muy inclinado a aceptarla, pero sé que no tengo obligación de sujetarme.

 

En mi marco, es imposible que haya sido escrito en julio de 1932, sencillamente porque no era cierto y en aquel entonces Escrivá no tenía necesidad de mentir sobre su vida y su pasado (como sí tuvo necesidad de hacerlo para preparar en vida su proceso de santidad). Y es que en 1932 el P. Sánchez era nada menos que el Director de la Obra. Años más tarde, inundado en sus mentiras, Escrivá lo negaría. Considero que el comienzo de ese Apunte es una reconstrucción que el pillo de Escrivá hizo en los años 60, negando lo que estaba escrito en su Cuaderno original manuscrito de los años 30…

 

De paso, me gustaría dejar planteada la siguiente pregunta: ¿qué dirán los Apuntes anteriores al 784 que no han sido liberados? Probablemente contengan aspectos de la organización externa e interna de la Obra, que Escrivá tuvo que someter a la aprobación del Director P. Sánchez. Por eso, me imagino que, al releer en la década de 1960 esa serie de Apuntes que permanecen secretos, Escrivá tuvo que añadir una mentira dentro de los manuscritos originales para que Álvaro del Portillo pudiera incluirla más adelante (como si fuera de la década de 1930), en la documentación para su propio y personal proceso de canonización, que desde hacía tantos años venían planificando el ahora santo y el ahora beato.

 

Me refiero por ejemplo a la versión completa de los Apuntes 770 y siguientes. Los prelaticios han liberado algunos, a cuentagotas; y los liberados están severamente mutilado. Entre lo poco que se conoce, está por ejemplo lo siguiente:

 

n. 772. (...) Pía unión o lo que sea [se refiere a la asociación de universitarios, que llevaría el nombre de Pía Unión de Santa María de la Esperanza].

 

n. 773. (…) formará [el Opus Dei] una Asociación al estilo de los Propagandistas de Herrera, pero –sin ofensa– mejores: a/ porque irán formados y b/ porque se les seguirá formando. Para continuar esta formación, serán dirigidos –en local aparte, sin capilla, ni carácter de hermandad piadosa– por los socios laicos y deberán entrevistarse con los socios sacerdotes (12-VII-1932).

 

n. 778. Me gustaría que el Arcángel S. Gabriel fuera declarado Protector de los antiguos “Cruces Verdes” reunidos en asociación semejante a la A.C.N. de P.: porque ellos, como S. Gabriel, han de anunciar al mundo la “buena nueva” (que ese mundo tiene tan olvidada), con sus propagandas políticas, profesionales y sociales (13 de julio de 1932).

 

Después hay un vacío de muchos números sin liberar. Habría que ver qué se esconde en esos Apuntes que siguen ocultos, anteriores a este n 784. Ya lo he dicho otras veces: el P. Sánchez es el Director de mi alma, pero no el Director de la Obra. Por tanto, su opinión es muy respetable; más aún: yo me encontraré siempre muy inclinado a aceptarla, pero sé que no tengo obligación de sujetarme.

 

En concreto, si son elementos muy de vida interior de Escrivá, como muy íntimos y por eso cierto recato y pudor en presentarlos (aunque Surco y Forja están elaborados con Apuntes de vida interior del Padre). O si son Apuntes más Institucionales, sobre el origen, fines, planes, de la Obra, que deberían ser muy ricos para nosotros, porque están escritos por el santo fundador en un momento tan pero tan próximo a las luces fundacionales (sic).

 

Mi impresión es que, en esta sección de Apuntes, hay muchos temas de diseño institucional que Escrivá tenía que plantearle al P. Sánchez, por su rol de Director. Y así llegamos al añadido del n. 784 que yo ubico en la década de 1960 a esos manuscritos de 1930.

 

Para mí es evidente que Escrivá planteó todos estos proyectos al P. Sánchez, ya que su cargo implicaba moderar o dirigir los impulsos muchas veces alocados del Fundador, en este caso José María Escrivá.

 

Cuando después del episodio de la ruptura de 1940, que veremos en la próxima entrega, Escrivá tuvo que mentir sobre su relación con le P. Sánchez (puesto que tanta desobediencia al Director de la Obra hubiera sido algo difícil de explicar en su proceso de canonización…), entonces puso algunos añadidos en los originales manuscritos. Una técnica que ya conocemos, al haber leído el Texto Camaleónico.

 

Ya lo confirmaremos cuando liberen las copias fotográficas de los manuscritos fundacionales.

 

 



[1] Se parece a aquel personaje de uno de los cuentos de la película de los hermanos Coen: The Ballad of Buster Scruggs (2018).

Esto lo escribo con un guiño para Saturia (hola, un gusto también de mi parte, *esboza una sonrisa tímida*), no por la película en sí, sino por aquello que dijo sobre mis notas al pie. Y para ver si lo lee…