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Autor: | Editorial:



Lavado de cerebro


Ahora se evidencian las relaciones que hay entre las técnicas psicológicas y el lavado de cerebro o la indoctrinación. Los representantes de la dinámica de grupo mencionan siempre el carácter promotor del cambio social de sus métodos, lo cual a primera vista no tiene nada que ver con el lavado de cerebro. El lavado de cerebro es un método de neutralizar las ideas que se tienen sobre los valores y de sustituirlas con nuevas ideas. Se hace de modo subrepticio, la víctima no se da cuenta del proceso.

El cometido declarado de los métodos de dinámica de grupo consiste en un cambio claramente definido del comportamiento del hombre. Los sistemas de valores tradicionales de la sociedad y de la cultura y los comportamientos que de ahí se desprenden son rechazos y deben ser reemplazados por unos nuevos. El método en que esto se da no se explica de manera trasparente a los participantes. Durante las actividades de perfeccionamiento de formación y de supervisión, los participantes del seminario son, en cierto sentido, deseducados. El proceso de estas actividades tiene gran semejanza con el proceso del lavado de cerebro.

Eva Renate Schmidt explicaba en 1974 que el individuo y la comunidad deben ser totalmente cambiados a través del trabajo pastoral: “La consultoría parroquial busca una conversión, si es necesario el cambio de finalidades, de la jerarquía de valores, del comportamiento y de las formas de organización de la comunidad parroquial.”(315) Heije Faber lo confirma. Se trata de conseguir un cambio profundo del hombre, lo cual se encuentra en el Evangelio bajo el concepto de la “conversión”.(316)

Tobias Brocher, que organizó junto con Max Horkheimer el primer seminario de dinámica de grupo en Alemania, intentaba siempre distanciarse de los abusos en el mundo de las técnicas psicológicas y de resaltar el carácter científico de los procesos de dinámica de grupo. Pero también confiesa que, en último término, se trata de lograr intencionadamente la creación artificial de nuevas estructuras jerárquicas en todos los campos de la sociedad.

“La tendencia de llegar desde la estructura organizativa jerárquico-vertical a la estructura interaccional horizontal-funcional es el distintivo específico de nuestros esfuerzos (…) esta última estructura tiene que ofrecerse de modo que pueda ser aprendida y comprendida como modelo, si es que los esfuerzos psicológico-sociales quieren tener algún sentido y no se quedan en un reclutamiento de adeptos. Las mismas finalidades valen de modo análago para muchas instituciones aun estructuradas de modo jerárquico, trátese de la universidad, de la escuela, de los hospitales, de las iglesias, de las prisiones, de la policía, del ejército, u otras instituciones estatales o privadas. Ahora, no es posible que uno piense ingénuamente que estas jerarquías sólo se apoyan en las formas organizativas exteriores. Al reflexionarlo, se muestra que las estructuras autoritarias son menos impuestas ‘desde arriba’ que hechas posibles ‘desde abajo’, incluso deseadas y buscadas, porque el sistema social ha dado los ‘la drillos’ para construirlas desde hace siglos. Esto se experimenta sólo y se hace real para la propia persona y en el desarrollo de la formas organizativas, cuando se ha podido comprobar en el modelo.”(317)

Brocher mismo veía que no se podía ya hablar de psicología o de terapia. En su libro “La dinámica de grupo y la formación de los adultos” admite, que debemos enfrentarnos con la crítica de que no estamos ofreciendo una formación, sino haciendo terapia social. Hace 25 años Jürgen Hach dejó sin comentario este reproche: “De hecho él está cerca de la verdad (...) y no es fácil quitarle fuerza.”(318)

Al reproche de estar interviniendo en el sistema de valores del individuo y de estar anclando en la subconciencia de los hombres una nueva jerarquía de valores, se añade que los métodos se hacen muy poco transparentes. “Incluso si se tiene una información exhaustiva”, escribió el teólogo de Tubinga Gerhard Maier, “se ejerce influencia sobre el otro de una manera inconsciente y de la cual, en todo caso, sólo se toma conciencia después.”(319)

No en pocos casos se trabaja en consonancia con métodos de lavado de cerebro y de deseducación, como por ejemplo en el tanque de Samadhi inventado por Lilly (véase arriba) o también en una institución psicotécnica del año 1971, ideada por el pionero holandés de la técnica psicológica Wybe Zijlstra, al que llamaba “clausura”.

Werner Becher describe este elemento de dinámica de grupo: “La clausura (…) es una condición exigida. Durante el curso los participantes trabajan y viven juntos. La separación del ambiente acostumbrado y la falta de seguridad por el nuevo ambiente, el aislamiento del mundo exterior y la concentración en una comunidad de trabajo y de vida fuerzan al agente de pastoral, a concentrarse en su nuevo trabajo, en el grupo de formación y en sí mismo. Por la clausura se fomenta la ‘communio’ como condición y consecuencia de la ‘communicatio’ y se intensifica la supervisión del proceso de aprendizaje y del grupo.”(320)

En muchos aspectos el influjo que se ejerce a través de las actividades de dinámica de grupo recuerda de manera inevitable al método del adoctrinamiento, como muestra el análisis del proceso de lavado de cerebro que incluimos a continuación. El psicólogo Philipp Lersch, en su artículo de 1968, no traza ninguna relación a las técnicas psicológicas(321) ; pero al conocedor de las técnicas psicológicas se le hacen notables numerosos paralelismos.


Adoctrinamiento y lavado de cerebro

El concepto del lavado de cerebro viene de China y se refiere a programas deseducativos en los tiempos de Mao-Tse-Tung cuando construía su radio de poder. Se trata del mismo tipo de influencia que se ejercía en las “acciones de purificación” de la era de Stalin.

Philipp Lersch define el concepto del lavado de cerebro como “un método apto para neutralizar en el adulto los valores, convicciones y actitudes que ha adquirido a través de su educación, sus costumbres y el desarrollo de su propia individualidad, así como también para neutralizar los modos de comportamientos que de ellos se derivan; para reducir la conciencia del probando, por así decirlo, a una tabula rasa, para luego infiltrar, imprimir y fijar sobre todo valores, convicciones, actitudes y comportamientos diversos.”(322)

Actitudes y comportamientos que surgen de ahí son destruidos masivamente a través de ciertas técnicas, de modo que se pueda influir sobre el hombre con nuevos valores, convicciones y actitudes frente a la vida, y, paso a paso, se le pueda des-educar.


El proceso exterior de la “reforma de las ideas”

En los campos de reeducación y en las prisiones de la China de Mao, hubo unos programas de lavado de cerebro, en los que uno podía participar también libremente.

Para esto, los hombres eran reunidos en grupos pequeños de diez hombres, severamente estructurados según una jerarquía. Por cierto tiempo se procuraba que hubiera un ambiente de diálogo libre. Pero unos miembros escogidos de los grupos pasaban todos los comentarios a la dirección. De pronto, comentarios anteriores entraban en la discusión, el ambiente se cambiaba, uno tenía que confesar sus fallos delante de los demás y dejarse criticar y enjuiciar por ellos. Era necesario que la confesión general se hiciera por escrito, se debía leer delante de todos, dejar espacio para volver a criticarla, volver a cambiarla; y hasta el infinito. Era una proceso de continuas humillaciones y una lucha innoble por ganar la aceptación y la aprobación. A veces había auténticas competencias en la confesión de supuestos crímenes.(323)

A través de estas prácticas se perseguía lo siguiente: “Se quería anular, hasta donde fuera posible, el pasado del probando, se quería limpiar la mesa, hacer tabula rasa con los hábitos de pensar, de evaluar y de actuar; el individuo debía ‘comprender que todo su hacer y dejar de hacer anterior iba por mal camino’. Era necesaria la separación de los lazos familiares anteriores, del círculo de la familia, de los amigos, de los conocidos. El campo vacío debía ser ocupado por el sistema de valores comunista, incrustado e impreso como el único y absoluto sistema de valores, sin competencias; esto era lo mismo que entregar la propia conciencia al gobierno y a los funcionarios. De ellos sólo se puede saber qué hay que pensar, qué hay que valorar como bueno y como malo y cómo hay que comportarse. Con esto se garantizaba un máximo de control social a través del gobierno al precio de la esfera íntima personal.”(324)

Este método tuvo un gran éxito especialmente en la guerra de Corea. Los americanos estaban perplejos cuando de repente aparecían prisioneros americanos en los medios de comunicación coreanos, atacando con un vocabulario marxista la política americana. No pocos de estos prisioneros se quedaban también después de la guerra en Corea. Rehusaban regresar a los Estados Unidos. Una cosa de este género no se había dado antes. ¿Qué explicación se podía encontrar para esto? ¿Qué había ocurrido en la psicología de esos hombres adultos?


Destrucción del anterior sistema de valores

Lersch constata que la destrucción del sistema de valores anterior se ha buscado por tres caminos psicológicos. Primero, se fomentaban las dudas respecto a lo anteriormente reconocido como correcto; luego, se provocaban sentimientos de culpa y el tercer paso servía para desestabilizar intencionadamente.


1. Fomentar dudas respecto a lo anteriormente creído y reconocido como correcto

Se hacía de todo para forzar a los hombres a que “reca pacitasen y llevarlos a los puntos débiles de las convicciones y actitudes anteriores (…). Se pide una razón para todo lo que uno había reconocido como correcto, creído como obvio, y hecho como si fuera bueno, y a cada razón se pide nuevamente un motivo ulterior: ‘por qué’, ‘con qué derecho’. Hay que tener en cuenta que los indoctrinadores habían sido formados y eran avezados a todos los argumentos que podían ser usados en contra del orden burgués de la sociedad, mientras que los indoctrinandos se enfrentaban con ellos sin ninguna prepa ración y no disponían de unos argumentos anteriormente preparados que resistieran y defendieran su propio sistema social contra el nuevo.”(325)

La descripción que Lersch da de este método descubre unas semejanzas sorprendentes con las nuevas técnicas psicológicas. Comportamientos culturales como, por ejemplo, las formas de cortesía, de saludo y las normas de urbanidad se atacan y se cuestionan con miles de preguntas.

Durante un seminario para profesores en Westfalia el director del seminario rompió irritado el pizarrón (pero meditadamente y con plena intención) y tomó la reacción indignada de los alumnos como trampolín para hablar con ellos sobre la rabia y la autenticidad.


2. Provocar sentimientos de culpa

Al hombre se le imputa abiertamente la culpa por la miseria en el mundo y eso porque se encuentra prisionero del antiguo sistema de valores. Luego este sistema de valores se relaciona de manera causal-mecánica con todos los fallos, con todas las miserias del mundo y se presenta como si fuera el mal radical.

De esta manera se disuelven cada vez más los sistemas de referencia actuales. “Queremos entender por sistema de referencia una red que sirve y se teje para la orientación. Este está a la base de la visión del mundo de cada individuo y consta de determinaciones ordenadas y relacionadas entre sí (…).

Los sistemas de referencia son, por tanto, esquemas determinados, relativamente estables, de la orientación en el mundo y del comportamiento vital. Lo que se sacude en las convicciones y valoraciones anteriores a través de la rigurosa crítica y las dudas siempre nuevas que de ahí surgen, es el sistema de referencia ideológico-mental adquirido durante toda la vida.

Lo que pasa cuando se provocan los sentimientos de culpa es una disolución del sistema de referencia anterior en cuanto que los sentimientos de culpa son una cosa de la conciencia y la conciencia se encuentra, aunque no solamente, pero ampliamente, como responsable delante de la comunidad o sociedad. Y, de esta manera, la intención central del adoctrinamiento, de acuerdo con el proceso psíquico, en el que el probando tiene que ser llevado al reconocimiento de su culpa frente al colectivo, es la enajenación de la persona respecto a las relaciones humanas anteriores: sobre todo del círculo familiar y de sus amigos (…).”(326)


3. La demolición del comportamiento y la inseguridad intencionadamente provocada

En las prisiones asiáticas se logró la completa destrucción psíquica del hombre por el aislamiento de los prisioneros y el cese de todo estímulo sensible.

En los Estados Unidos se han hecho experimentos sobre la “sensory deprivation” (privación sensorial) alrededor del año 1960. Estos experimentos confirmaban la experencia de los prisioneros: por la privación total de los estímulos sensibles se da una inseguridad absoluta en el hombre, lo cual abre todas las puertas al adoctrinamiento, porque el hombre ya se encuentra en el estado de inseguridad.

“En resumidas cuentas, las condiciones que se impusieron a los prisioneros fueron las de una situación de estrés de grado máximo, una situación anormal bajo una carga psicofísica provocada por el medioambiente, cuyas impresiones y eventos eran contrarios a las costumbres y a los hábitos de la vida anterior, y que no podían arreglarse con la estructura de reacciones y hábitos adquiridos. En consecuencia, de la situación de estrés se logra el derrumbamiento de la estructura de reacciones psicofísicas, gracias a la cual el individuo se orientaba dentro de un medioambiente habitual, estructurado por demarcaciones espaciales y temporales, que le permitía responder a las situaciones cambiantes de la vida.”(327)

Con las técnicas psicológicas se emplean métodos que llevan al hombre a sus límites psíquicos y físicos para prepararlo a un cambio de comportamiento. John C. Lilly desarrolló, por ejemplo, el tanque de aislamiento, que diseñó para el ejército americano como método de tortura, el tanque Samadhi, cuyo empleo se conoce hoy en las técnicas psicológicas.

En este contexto, se deben mencionar las así llamadas "sesiones de maratón" que duran muchas veces más de treinta horas, durante las cuales un hombre no puede dormir y esto reduce su fuerza de resistencia y aumenta, por otra parte, la disponibilidad para aceptar “ofertas de salvación”.

Parece que se deben contar entre estas cosas formas más recientes de experiencias que quieren llevar al hombre hasta la frontera de la muerte: el salto de puentes y de grúas con una cuerda de goma, el éxtasis y también las experiencias de droga.

Stanislav Grof, experimentador con la droga LSD, explica que las experiencias con drogas tienen una relación muy significativa con la visión del mundo de una persona: todas las estrategias de vida actuales se ven al consumir la droga como una mera ilusión.

La competitividad mundana, el aprecio por la posición que se tiene dentro de la sociedad, el esfuerzo por poseer más, las jerarquías de valores, todo esto se reduciría a nada ante esta experiencia. El hombre entiende que el único aspecto constante del ser sería el cambio y comenzaría a concentrarse en éste(328).

Grof advierte que aquello que había averiguado por sus experimentos de LSD (el cambio de la visión del mundo de la persona por las drogas) se podría lograr también por muchas otras técnicas. Él mismo cuenta entre ellas: la terapia de Jung, los estados hipnóticos de trance, las terapias de autoexperimentación siguiendo a Reich, las terapias de “Gestalt” y las terapias primarias, el fantasear con acompañamiento musical varias formas del “Rebirthing”, el Biofeedback, el aislamiento sensorial, una sobrecarga de esfuerzo en determinados deportes (p.e. jogging extremo), la falta de sueño o el empleo de aparatos quinestésicos(329).


Construcción de un nuevo sistema de valores

Después del intencionado derrumbamiento del viejo sistema de valores sigue la fase próxima: la construcción de un sistema nuevo. Una transformación de los comportamientos se puede dar en esta fase al asumir lúdicamente un papel determinado. Incluso la forzada justificación argumentativa de punto de vista, que no es el propio, está marcada por el efecto ‘bumerang’: Cuando uno debe buscar o recibe contínuamente argumentos en favor de una opinión que no es la propia, a través del tiempo, lleva al cambio sucesivo de la opinión original.

“En procesos psíquicos de este tipo se encuentra la explicación de que la justificación obligada, primeramente externa-verbal, de la ideología comunista se haya establecido en la conciencia y subconsciencia como una convicción, si se es obligado a gritar ahora con ella y argumentar en su favor.”(330)

Lersch caracteriza del siguiente modo los tres pasos del lavado de cerebro descrito por él: “Lo que resultó durante el intento de esclarecimiento estructural-psicológico como fundamento para el éxito del ‘lavado de cerebro”, era un premetidado diluir metódico de los sistemas relacionales existentes de la orientación vital en el mundo provocando dudas, suscitanto sentimientos de culpa y poniendo a las personas en situaciones de tensión psicofísica. Con la incertidumbre, inseguridad y perplejidad del probando se había creado la disposición para la aceptación y la construcción del sistema de valores, actitudes y comportamientos que debían ser adoctrinados.”(331)

Klaus Mehnert subraya que Mao Tse-Tung había descrito este doble suceso de destrucción y reconstrucción de sistemas de valores: “Se debe comenzar a lavar el cerebro al enfermo con un buen susto. Se le debe decir enérgicamente y en voz alta: ‘tu ahora estás enfermo’, de tal manera que se asuste y empiece a sudar frío. Después, ciertamente, se le debe convencer con bondad de que se deje curar.”(332)

Siguiendo esta máxima, Robert Ford, un técnico de telecomunicaciones de Inglaterra, que había sido tomado preso en el Tibet y puso por escrito sus experiencias, durante su ingreso en una de las cárceles chinas para contrarevolucionarios escuchó del encargado de la sección ‘interrogatorios’: “Esta no es una cárcel común. Usted lo debe considerar un hospital. Usted está enfermo espiritual y socialmente. Nosotros somos sus médicos, los guardianes son las enfermeras. Nosotros queremos curarle de su pensar erróneo y ayudarle a considerar las cosas desde el punto de vista del pueblo.”(333)

Lersch llega correctamente a esta conclusión: “El lavado de cerebro se declara de este modo a sí mismo una especie de psicoterapia.”(334) Los paralelismos de la pastoral que usa dinámicas de grupo, de la misión moderna por encargo del Consejo mundial de las iglesias, y de los métodos descritos de adoctrinamiento y lavado de cerebro son evidentes.

Las fases del método en dinámicas en grupo de descongelar (unfreezing), cambiar (changing) y recongelar (refreezing) se pueden reconocer sin problema. Por medio de la pastoral eclesial, los candidatos en formación y los miembros de las parroquias deben poner en tela de juicio sus modos de comportamiento, problemáticos en el sentido de la crítica total de la sociedad, deben disolverlos completamente y entrenar, bajo la guía de entrenadores de dinámicas en grupo, nuevas actitudes y comportamientos.

A partir de los sesenta, en los Estados Unidos, las discusiones sobre las dinámicas en grupo eran vivaces. Ya un año después de la Segunda Guerra Mundial, es decir, en 1946, se había puesto en marcha un movimiento, que solamente fue advertido por personas atentas cuando empezó a arraigarse en los colegios, en las empresas, las Iglesias, en el trabajo social y en todos los ámbitos posibles de la vida pública y cuando un cambio evidente se había comenzado a dar en las anteriores jerarquías de valores.

Desde el final de los años cuarenta se había preparado el terreno tan bien que los críticos ya casi no tenían influjo. Políticos que exponían los orígenes y objetivos de las dinámicas en grupo, fueron difamados como ‘fascistas’, o ‘sectarios de extrema derecha’; como también hoy cuando uno quiere librarse del influjo de estos métodos o exponer en público los métodos indignos y sus objetivos contra la tradición, y dar a conocer la verdad sobre ellos.


Notas:
315. Schmidt, Eva-Renate. “Laboratorien für Gemeindeberutung und Orga nisationsentwicklung in der Kirche”, in: Gruppendynamik, Heft 5, 1974, S. 316
316. Faber, Heije, a.a.O.. S.474
317. Brocher, Tobias. “Methodische Entwicklungsprobleme der Gruppendy namik”, in: Gruppendynamik, Heft 2, 1971, S.135
318. Hach, Jürgen. “Neuere Literatur zur Gruppendynamik”, in: Wissenschaft und Praxis in Kirche und Gesellschaft, 1970, S.430
319. Maier. Gerhard. “Sondervotom von Dr. Gerhard Maier”, in: Württem bergische Landessynode. Handreichung zu Fragen der Postorolpsychologie und Gruppendynamik, Reutlingen 1979, S.30
320. Becher. Werner. “Klinische Seelsorgeaosbildung in der Bundesrepublik Deutschland”, in: Gruppendynamik, Heft 5, 1974.S. 324 [Hervorhebung d. Verf.]
321. Lersch, Philipp. Zur Psychologie der Indoktrination. Vorgetragen am 5. Juli 1968. Sitzungsberichte der Bayerischen Akademie der Wissenschaften. Philosophisch-Historische Klasse. 1968/3. München 1969, S.12
322. Lersch, Philipp, a.a.O., S. 3
323. Zahlreiche neu dokumentierte Beispiele solcher Gruppenkritik-Sitzungen gibt Harry Wu in seinem Buch Nur der Wind ist frei - meine Jahre in Chinas Gulag (Frankfurt/Main 1994). Vgl. besonders die ausführliche Schilderung auf S.66 bis 68
324. Lersch, Philipp, a.a.O., S.12
325. Lersch, Philipp, a.a.O., S.14f.
326. Lersch, Philipp, a.a.O., S.18
327. Lersch, Philipp, a.a.O., S.20
328. vgl. dazu Grofs Stellungnahmen in Capra, Fritjof. Das Neue Denken. Bern 1987.S. 115
329. vgl. Grof, Stanislav. “Die holonomische Theorie. Ein neues Paradigrna für die Bewusstseinsforscbung”. In: Duerr, Hans Peter (Hrsg.). Der Wissenschaftler und das Irrationale. Frankfurt 1981, S. 581ff.
330. Lersch, Philipp. a.a.O., S. 22f
331. Lersch, Philipp., a.a.O., S.24
332. Mehnert, Klaus. Peking und Moskau. Stuttgart 1962, S.230
333. Ford, Robert. Captured in Tibet. Zitiert in: Lersch, Philipp, a.a.O, S. 25
334. Lersch, Philipp, a.a.O., S. 25


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