Carta de Álvaro del Portillo sobre la reforma litúrgica y el Opus Dei.- Trinity
Fecha Wednesday, 09 May 2007
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Querida Ananaru:

 

            Adjunto el texto de la Carta pastoral con la que Mons. del Portillo intentó justificar el hecho de que el Opus Dei hubiera mantenido en cuarentena durante 31 años diversas disposiciones de la Iglesia católica en materia litúrgica, y que en ese momento decidiera asumirlas.

 

            La carta me parece todo un ejercicio de intento de justificar lo injustificable. Pues por más vueltas que le da al tema, no consigue tapar el hecho de que las autoridades del Opus Dei se consideraran habilitadas para tratar esas medidas como algo cuya obediencia podían retrasar legítimamente.

 

            Por lo demás, canta demasiado que decidiera aceptar esas normas para las celebraciones del Opus Dei, justo cuando la Santa Sede acababa de anunciar la fecha de la beatificación del Fundador de la Obra. Pues da la impresión de que, en el fondo, seguían sin entender la conveniencia de la reforma litúrgica y de que lo único que les importaba era evitar las críticas que se habrían suscitado si, al celebrarse la ceremonia, los miembros de la Obra, p. ej., hubieran seguido sin cantar, o permaneciendo de rodillas durante toda la plegaria eucarística o absteniéndose de darse la paz, como hacían hasta entonces.

 

            Que no se trataba de un verdadero cambio, en el que se aceptase de corazón la postura de la Iglesia, sino de una actuación coyuntural, cara a la galería, lo prueba el hecho de que, pasado el momento de la beatificación de Mons. Escrivá, volvió a descuidarse el canto en las celebraciones litúrgicas del Opus Dei y siguieron con sus singularidades en esta materia.

 

             Trinity

 

CARTAS DE FAMILIA (III)
Alvaro del Portillo
15-X-1991

Amor y respeto a la liturgia de la Iglesia en todos los desarrollos legítimos del Concilio Vaticano II. Criterios para sacar el máximo partido espiritual de los amplios espacios de libertad que dejan las leyes litúrgicas vigentes, teniendo siempre como objetivo el bien de los fieles y la piedad del sacerdote (15-X-1991).

 

Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!

Entre los innumerables motivos de filial agradecimiento a nuestro queridísimo Padre, deseo hoy recordaros su ejemplo y su enseñanza de veneración y de amor a la sagrada liturgia de la Iglesia, en la que —de modo eminente en la Santa Misa, en el Sacrificio Eucarístico— se realiza la obra de nuestra Redención 1. He dicho mil veces, a todos mis hijos —nos escribía en 1956—, que la misa es el centro y la raíz de nuestra vida interior: y hay para esto todas las razones. Per Ipsum, et cum Ipso, et in Ipso: porque Él es el Camino, el Mediador: en Él, todo; fuera de El, nada. En Jesucristo, y enseñados por El, nos atrevemos a decir audemus dicere—: Pater noster. ¡Filiación divina, fundamento de todo nuestro espíritu! 2...

 

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