Antonio Petit.- Exento
Fecha Friday, 04 May 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


Hola, Orejas.

Creo que va siendo hora de que se vayan sabiendo más detalles sobre aquellos que, "putantes se obsequium praestare Deo", intentaron hacer daño a Antonio Petit, aunque yo creo que a la vista de su estatura moral poco pudieron hacer. Los que hemos vivido con Antonio sabemos de qué hablamos.

Sería bueno que Marietta diera más noticias, y Líbero también, si las tienen, de por qué Antonio se quiso ir de la obra. Conociéndole un poco, debieron de ser razones poderosas. Una movilización tan encarnizada por parte de la obra y de toda la cadena de mando pertinente, deja entrever que ahí se luchaba por la libertad de una persona, y ese concretamente es un juego que subleva enormemente y pone en pie de guerra a la obra, y la dispone a las más sucias batallas. Los que, gracias a Dios, nos fuimos, sabemos a qué sabe ese rejalgar prelaticio. Aprended, gente joven de la obra y de su entorno que llegáis a estas páginas llenos del celo por la casa de Dios, cómo las gasta esa “madre guapa”. Tomad nota de lo que es capaz de hacer para continuar controlando y tutelando la conciencia (sí, santo escriba, lo escribí en singular).

Hay que decirlo en alto y hay que hacerlo correr: para la obra lo más importante es siempre la institución. La persona es secundaria. Ante un caso de posible "escándalo" para la obra como podía ser el de Antonio (un sacerdote bueno que en ejercicio de su santa libertad quiso irse de la obra), lo más importante es que el buen nombre de la obra no quede mancillado, que todo se lleve discretamente, que no se sepa nada, y si ello resulta en un indigno machaque y atropello de la persona, de un alma, eso es secundario. Queda como una especie de "daño colateral" inevitable.

Hay que rebelarse ante eso, y hay que denunciarlo en voz alta y clara. Hay que hacer públicos los nombres y apellidos de tres personas que han hecho este drama posible: uno es Javier Echevarría. No hay más que leer la carta que le escribe a su "querido Antonio". Pero la carta no es lo peor. Lo peor es lo que no se ve. Las "indicaciones" que evidentemente emanaron de él en Roma y que, por mediación del vicario regional de la obra en España, Ramón Herrando, llegaron a manos del vicario delegado de la obra para Cataluña, Antoni Pujals. Si delito tiene el primero, igual o más delito tienen el segundo y, obviamente, el tercero: por su frialdad, su descarnamiento, su actitud de ejecutor frío e implacable de lo que se le indicaba, sin pensar en la persona, ni en sus circunstancias, con esa obediencia ciega y patética, casi negando el oxígeno a un hermano tuyo que ves que se está ahogando, que se está yendo.

Y tú, vicario delegado de la delegación del opusdei en Barcelona, ¿podías tú conciliar el sueño en tu muelle colchón de la calle Monederos teniendo a Antonio Petit, enfermo y ahogándose en un cuchitril de tres por tres adosado a un humilde convento de carmelitas, él que tanto hizo por la Obra en Barcelona, por las numerarias auxiliares de la administración de Viaró, por los supernumerarios y supernumerarias de Sant Cugat, por las niñas de La Vall? ¿De dónde sacaste las fuerzas, sacerdote (¿pero no eras tú alter Christus, hermano?), para ejecutar con tanto desapego y sangre fría esas "indicaciones" que te venían de Madrid, y a Madrid de Roma?

Finalmente, habrá que confirmar el nombre del médico supernumerario que fue tan poco considerado con ese enfermo. Pero si por casualidad ese médico supernumerario es aquel nefrólogo por quien Antonio Petit se desvivió tantas y tantas veces (por él y por su familia), prometo dar su nombre, apellidos, la dirección de su consulta y los hospitales donde trabaja, para que la gente sepa a qué atenerse, porque puso su estúpida docilidad a la institución por encima de su humanidad: triste médico, y pobre y desagradecida persona.

Y finalmente, una pregunta: obradedios, ¿habéis borrado de los evangelios la parábola del buen samaritano?

Amigos de opuslibros: que la fuerza que nos dan esas páginas nos animen a no arrugarnos y a denunciar, con los datos que haga falta, esas conductas tan alejadas del amor y sensibilidad de Cristo que se dan en esa obra tan poco de Dios.

Con un cariñoso saludo a los que ayudásteis a Antonio en sus últimos meses, y a todos.

Exento








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