La caridad en la Obra.- Rocaberti
Fecha Friday, 27 April 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hola a todos:

Al leer los comentarios sobre el trato recibidido por Antonio Petit, me han venido a la memoria tantas atrocidades cometidas por la Obra para la mayor gloria de Dios. Es curioso como juegan con la idea de Dios. Para ellos,  Él está al servicio de los directores de la Obra, pues son ellos quienes le dicen a Dios qué tiene que hacer, cómo debe comportarse, a quien debe dar sus gracias, abrir o cerrar las puertas del cielo. El Dios del Opus Dei es un dios títere,  manejado por los jerarcas de la Obra, al servicio de los intereses  institucionales, y un buen reclamo para llenar sus arcas de dinero contante y sonante.

¡Pobre Dios! Como te manejan, tanto te hacen un sagrario de brillantes, cuyos títulos de propiedad están bien controlados por la Obra, como le  dan una patada en el culo a uno de tus hijos, cuando ya no les son útiles.

¡Qué vergüenza para la Humanidad es el Opus Dei!  Hay tantas asociaciones de todo tipo que son una vergüenza, muchos pensaréis. Yo también lo pienso, y el Opus Dei es una de ellas.

La carta de Javier Echevarría no tiene desperdicio, desde el sello, con cruz, borla, y leyenda dedicada a la gloria divina, que rezuma agua bendita por todas partes, como al texto, duro, cruel, injusto, condenatorio sin especificar el delito, sólo un teorico control propio del Gran Hermano, y se atreve a aplicar suspensiones como si fuera un Torquemada de la última hornada. ¡Pobre España, cuantos fanáticos y crueles religiosos has dado a la Humanidad! ¡Vergüenza deberían tener estos jerarcas del Opus y también unos cuantos de la iglesia, muy contentos por los regalos que reciben! En esto no coincido con la opinón de algunos que consideran a la jerarquía eclesiástica inocente de tantos desmanes. Yo pienso que hay complicidad en los palacios de alto rango, en donde se ve el mundo como un pastel, y piensan que la Obra puede ayudar a tener una porción mayor. Lo mejor de la carta es el final: rezarán por él. Yo les pediría que no rezaran tanto por aquellos a los que putean,y en cambio les trataran con un poco de caridad. Es ridículo, tanto rezo, en sus labios se convierte en chorrada de beatas.

Estos días, estoy releyendo una novela de Emilia Pardo Bazán en la que hay una descripción interesante: "Era don Pedro de los que juzgan muy importantes y dignas de comentarse sus propias acciones y mutaciones  -achaque propio de egoistas-  y han menester tener siempre cerca de si algún inferior o subordinado a quien referirlas, para que les atribuya también valor extraordinario"  A mi me recuerda a alguien.

Un saludo.

Rocaberti









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