Tengo el corazón traspasado de dolor despues de leer el homenaje a Antonio Petit. Quería dejar este par de líneas como condolencias para todos aquellos que lo amaron, especialmente su familia. También incluir en mi pésame a quienes son del Opus Dei y sienten en su corazón la terrible injusticia que se ha cometido con Antonio Petit.

A Antonio, a quién no conocí pero al que me siento profundamente unido le ruego que desde el cielo ayude a poner fin a esta barbarie y que acompañe en su sufrimiento a tantos que hemos sufrido y los que sufren dentro y que tienen tanto miedo.

Ruego a Dios que se haga justicia en este caso tanto civilmente como eclesiásticamente.

No me imaginaba que el Prelado fuera un monstruo como se exhibe en su decreto: con esa altanería, dedo fariséico jurídico, amenazas veladas, mezquindad, calculos, plazos. Un miserable Qué asco.

Vadovia