Si una amiga mia me cuenta que ha decidido separarse de su marido porque le pega, le humilla, bebe desconsideradamente, le pone en ridículo... yo le doy la razón y le digo "no aguantes ni un minuto más, tienes derecho a ser feliz, ponte el mundo por montera y sal corriendo".

En opuslibros, me encuentro con frecuencia expresiones de "qué duro es esto, qué mal lo estoy pasando, es un paso muy fuerte..."

Y no lo entiendo pero tampoco tengo derecho a entenderlo todo. Yo estoy en proceso de irme del Opus Dei y no se me hace nada duro, estoy contentísimo y disfruto cada segundo de libertad. Veo que todo lo real es muy normal: el panadero, el tendero, tu familia que te quiere y te apoya. Observo que para querer a Dios no "hace falta tal cantidad de normativismo", que está ahí en el Sagrario de la Iglesia de tu pueblo. Yo estoy pasando de la esclavitud a la libertad y eso es enormemente letificante. ¿Qué va a pasar después de esto? No me importa, yo vivo al día y cada mañana le digo al Señor "dignare Dómine isto die sine peccato me custodire": dígnate Señor conservarme sin pecado EN ESTE DÏA.

No alcanzo a entender el "drama" de la separación pero, insisto, no tengo por qué entender todo y a todos. Yo estoy feliz y contento con muchos proyectos de ayudar a la gente sin seguir los denostados métodos de la Obra. Disfruto tanto la libertad que me apena la esclavitud de aquellos compañeros míos que siguen ahí sufriendo pero ¡pobres chicos! ni siquiera se dan cuenta de lo que sufren.

Si me lo permitís, a todos los que os habéis ido o estais en ello, yo os digo: ¡enhorabuena!

Y continuamente me repito a mi mismo: ¡de la que tes has librado, Abelardo, de la que te has librado! Tienes toda la vida por delante,  para ser libre y, por libre, feliz, muy feliz.

Yo también os quiero

Abelardo