El viernes pasado se publicó mi réplica a Rocaberti, sobre su opinión de la jerarquía católica. La parte que había escrito en primer lugar trataba de la cita de Scott Hann de Cauchi, pero la extensión de la contestación a Rocaberti me impidió añadirla. La envío ahora.
Scott Hahn era un teólogo presbiteriano que se convirtió al catolicismo. Su esposa, Kimberly, presbiteriana como él, se convirtió posteriormente a la Iglesia Católica. Actualmente son padres de seis hijos. El libro sobre el matrimonio escrito por su esposa ya está traducido al español, he podido encontrarlo en alguna librería. Lo he hojeado rápidamente por la parte que trata de la experiencia de diversos matrimonios en relación a los métodos anticonceptivos. Narra la posterior conversión de éstos al deseo de tener hijos o formar una familia. Parece que está bastante bien escrito, desde luego el punto de vista de la autora es católico.
He leído dos libros de Scott Hahn, “Comprometidos con Dios” y “Señor, ten piedad”, ambos de la serie “Patmos, libros de espiritualidad” de editorial Rialp (que es del Opus Dei). Después de leerlos enteros, sólo he descubierto una referencia a Josemaría Escrivá de unas dos líneas de extensión en una página. En ella no menciona a la Prelatura del Opus Dei, ni cita a Escrivá como fundador.
Los dos libros los encuentro interesantes y aprendí algo nuevo sobre el pecado original que nunca había leído en otros libros. En general fundamenta sus libros en sus amplios conocimientos bíblicos y especialmente de la doctrina de la Iglesia y para nada en ninguna frase o idea feliz de la Obra. En el libro de “Señor, ten piedad” incluye el ritual de la confesión, que es idéntico al que se hace semanalmente en la prelatura del Opus Dei. Desconozco si este ritual es el oficial de la Iglesia Católica para todos los católicos, personalmente con otros curas –no de la Obra- nunca me he ajustado al mismo.
Dado el pequeño tamaño que tiene el Opus Dei en Estados Unidos y lo raro que un converso al catolicismo cite –aunque sea de forma tan breve y marginal- a San Josemaría Escrivá, no sería de extrañar que ambos, marido y mujer, tengan algún contacto con la Prelatura (¿cooperadores quizá?)
Sobre la “vida real”, mencionada por Cauchi, sí que lo es. También yo lo he experimentado. Pero eso no quiere decir que no lo tenga en cuenta la Prelatura. Recuerdo en una convivencia de hace 8 o 9 años, en la casa de retiros AIRAGA de la isla de Las Palmas de Gran Canaria, que se dejaron varios dossiers sobre temas de actualidad para consulta de los supernumerarios. Uno de ellos trataba de temas conyugales y moral sexual.
Por lo que recuerdo que llegué a leer en ese dossier trataba de las situaciones posibles entre el marido católico y la mujer no dispuesta a cumplir los preceptos de la Iglesia en las relaciones sexuales. Todo desde el punto de vista moral indicando que era lícito a dicho marido hacer aunque el mismo acto fuese pecado por parte de la esposa. Creo que el análisis se basaba en parte en las reglas del acto moral voluntario directo o indirecto.
Recuerdo que me sorprendió la naturalidad con que se trataba la situación de la mujer que no desea tener hijos y prescinde de los criterios morales católicos, por diversas maneras –DIU, píldora, ligadura de trompas. Se analizaba la situación moralmente, viendo que responsabilidad había por parte del marido católico.
Por tanto, el cura de la Obra al que Cauchi quizás consulte debería estar bien informado sobre el tema.
La realidad –y lo digo como católico- es que es muy difícil encontrar hoy a una mujer que quiera cumplir los 10 mandamientos. Ya no digo que rece algo cada día, o tenga cierta espiritualidad personal, sino que sólo quiera cumplir los mandamientos en su totalidad aunque sea al mínimo.
Hoy muy pocas llegan a “ir a Misa” en día de precepto y creen que con esto ya cumplen. A la vez son capaces de pasar de la Iglesia en temas de sexualidad. El resto de bautizadas pasan de todo, incluyendo la Misa.
Desde luego el panorama no está nada fácil para vivir en católico. Deseo suerte a Cauchi…
Nota a Chiara, buena pascua también para tí. Deseo que te quites de encima los prejuicios que la Obra te implantó en su día sobre la fidelidad... Todo es para bien, hasta las caídas que permite Dios. La vida en la tierra es caerse y levantarse... Deja de juzgarte, perdonate a tí misma. Si Dios te perdonó, hace tiempo que deberías haberte perdonado tú a ti misma. O ¿qué es eso de "amar al prójimo como a tí mismo"? Si a los demás debes perdonarles por amor a Dios, también a tí misma ¿vale?. No sigas con esos remordimientos, no me parece que sea eso la reacción que Jesús quiere de tí.
Saludos,
Daniel M.
