Querer y no poder: Defendiendo a 'Pacífica'.- Idiota
Fecha Wednesday, 28 March 2007
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Querid@s amig@s:

Sí, habéis leído bien: haciendo uso de la libertad que me concede mi "nick", salgo en defensa de 'Pacífica', aunque esa defensa sea de un carácter muy peculiar.

Ha habido muchas reacciones al correo de 'Pacífica', la mayoría de ellas relativas a la verdad y validez de su testimonio. Destacaré, por eso, las dos que, a su modo, se han salido de ese esquema, porque son las que nos van a conducir a una reflexión más profunda: son los correos de 'Heidi Berger' y 'Aquilina'...



El correo de 'Heidi Berger' parece cerrar la discusión, puesto que parece mostrar cómo han sido las cosas en realidad:

- A 'Pacífica' se le toleraba que no se pusiera el cilicio y no durmiera sobre tabla, mientras que el resto se lo ponía y, o bien dormía sobre tabla, o bien sustituía esa mortificación por otra.
- 'Pacífica' tenía su propia cuenta corriente y podía controlarla, mientras que el resto o no tenía o, si la tenía, no podía controlarla.
- 'Pacífica' se carteaba libremente con varones y mujeres y el resto no.
'Heidi Berger' concluye que 'Pacífica' tuvo la frescura de hacer lo que [l]e daba la reverendísima gana y se pegó la gran vida en el centro.

Curiosamente, éste es uno de los pocos casos en que en la web se juzga a otra persona utilizando los criterios de la Obra, ésos mismos que rechazamos y de los que fuimos víctimas. Raro, raro... Surgen enseguida dos preguntas:

- ¿Cómo es que la Obra percibe favorablemente a 'Pacífica'? Teóricamente, deberían haberla echado.
- ¿Cómo es que 'Pacífica' percibe favorablemente a la Obra? Teóricamente, no debería haberse ido.

'Aquilina' ha respondido ya a la primera pregunta. La Obra no percibía favorablemente a 'Pacífica', la toleraba en interés propio (imagen, sueldo...). En la Obra no hay una reflexión profunda, de carácter filosófico y teológico, basado en una historia transparente, sobre la naturaleza y las consecuencias psíquicas, espirituales y sociales de la praxis de la Obra: los aspectos problemáticos se esconden, se relativizan, se maquillan... y se siguen exigiendo a los miembros, con mayor o menor sutileza dependiendo de las personas en cuestión. La Obra ha tolerado a 'Pacífica' y la ha presionado sutilmente en la dirección "correcta". Desgraciadamente, nuestra discusión no ha tenido en cuenta su correo "Mobbing dentro y fuera de la Obra", donde ella nos lo contaba (21.08.2006). Sospecho que ella no se ha ido con tanta armonía como parece; digamos que la han acompañado hasta la puerta.

¿Cómo se responde a la segunda pregunta? No niego la importancia del síndrome de Estocolmo, pero eso ya está muy visto; se trata de explicarlo. En mi primer escrito en la web, comentaba una clasificación de numerarios, que puede ser interesante repasar ("Itinerario del numerario"; 21.01.2005):

Lo bueno de la clasificación de Manuel/Argentina es que permite descubrir que cualquiera ha podido pasar por distintas fases, en que correspondía más o menos a uno de los tipos. El "niño relleno de mijo" se va al centro de estudios, donde se emociona tanto que se convierte, durante cierto tiempo, en "Panzer Division". Quien sigue ese camino, sube como la espuma y acaba en Roma: es el "Panzer Division Plus ultra". En los dos casos, éste puede acabar en "talibán". Un "talibán" entrado en años acaba siendo de "la vieja guardia". Pero el "Panzer Division" procedente del centro de estudios puede sufrir una crisis (las tan cacareadas de los 30 y de los 40), sobre todo si el "panzerismo" nunca fue su fuerte: ha nacido el "auténtico en búsqueda". Este, si tiene algo de personalidad, se encontrará pronto en el punto de mira de sus directores y, dependiendo de lo fuerte que sea él y de lo duros que sean los directores, podrá crearse un espacio vital de libertad y será "numerario temido, superado y auténtico". En la mayoría de los casos, sin embargo, los directores no permitirán algo así y, a base de hostigar al numerario, lo romperán ("numerario roto"). El "numerario roto" ya está de camino hacia la puerta de salida; si se resiste al "tratamiento" y no quiere irse, acaba siendo un "cínico". Cualquiera de los tres últimos puede irse, la única diferencia estribará en lo "quemado" que esté cuando salga (o lo echen).

Creo que la mayoría de los que escribimos aquí hemos pasado por un tiempo en la Obra en el que la "separación entre espíritu y praxis" nos hizo entrar en "crisis". La cuestión es: ¿cuánto tiempo pasó entre la crisis y la salida? En algunos casos, la salida fue instantánea; más frecuente ha debido de ser la salida a plazos, un largo proceso que pudo durar semanas, meses, años... Y ahora viene la cuestión que nos interesa: ¿cómo reaccionamos ante esa crisis y ante las presiones de los directores que se derivaron de ella?

- Habrá gente que haya pasado por el aro vaciándose de sí mismos: el caso del "talibán" y el de la "vieja guardia".
- Habrá gente que no habrá pasado por el aro y se habrá "roto": el caso de todos los que han acabado con trastornos más o menos graves de tipo psíquico o, incluso, somático.
- Habrá gente que tampoco habrá pasado por el aro y, con ocasión de lo que sea, se habrá creado "un espacio vital de libertad": el caso de muchos numerarios "temidos, superados y auténticos" y de algún que otro "cínico". Son los raros, los que van a su aire, los marginados y arrinconados... los que se inventan un Opus Dei inexistente en el que pueden seguir siendo fieles, como siempre lo desearon.

Es obvio que, en los dos últimos casos, desde el punto de vista de la Obra, los afectados tienen la frescura de hacer lo que [l]e[s] daba la reverendísima gana y se pegan la gran vida en el centro. Mientras que comprendemos perfectamente el caso de los numerarios "rotos" y los consideramos víctimas del sistema; el caso de los numerarios raros es mucho más sutil: Para la Obra es gente que puede pero no quiere; ellos, en cambio, sienten que quieren pero no pueden. Y lo peor de todo es que tanto en la Obra como fuera de ella tienen que aguantar el sambenito de ser unos frescos, unos aprovechados, mientras los demás se pueden presentar como víctimas (que lo son).

¿Qué significa que quieren pero no pueden? Son personas que quieren a toda costa ser fieles al espíritu y a la praxis de la Obra (aunque sólo sea una parte que representa el todo). Personas que, tras la crisis correspondiente, encuentran en su interior unos misteriosos obstáculos que no pueden superar por más que lo intentan, por más que lo sugiera el ambiente y por más que los directores presionen. Son obstáculos que se multiplican y se hacen más grandes con el tiempo -con la presión interna y externa-, a pesar de tratarse de cosas tan ridículas como... ponerse el cilicio (o llegar puntual a la oración de la mañana, entregar la cuenta de gastos, etc.) Esto va generando una angustia espiritual increíble, un sentimiento de culpa aplastante ('Pacífica' nos dice explícitamente que fue una mala numeraria): se intenta una y otra vez, una y otra vez, hasta el agotamiento, el aburrimiento, hasta crearse su propio Opus Dei, en el que se espera perseverar hasta que el auténtico cambie, se reforme. Porque, detrás de esos obstáculos insuperables uno empieza a sospechar que hay algo en el Opus Dei que no funciona, algo que viola alguna constante antropológica "humana, demasiado humana" (éstas son las constantes que Ruiz Retegui explica en sus escritos). Pero tal sospecha, teóricamente, no puede ser cierta, ¿no? ¿O sí? El numerario raro se vuelve algo melancólico, algo cínico (pero no entra en depresión). ¡Menudo caradura!

¡Qué bien nos viene el evangelio del último domingo! El que esté sin "pecado" que le tire a 'Pacífica', que me tire a mí, la primera piedra. Aquí espero esa piedra.

Abrazos para tod@s, los caraduras y los no-caraduras

Idiota







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