Sobre 'La voluntad de Dios'.- Rocaberti
Fecha Wednesday, 28 March 2007
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Hola a todos:

El escrito de Gervasio sobre La voluntad de Dios en el Opus Dei, me ha recordado alguna de las vivencias que tuve en mi larga estancia en dicha institución.

Yo procedía de la sociedad católica laica, en la que la obedicencia a los superiores, como manifestación de cumplir la voluntad divina, era algo raro, propio de monjas y frailes, ya que se basaba en los consejos evangélicos y en los estados de perfección, algo que no era propio de las espiritualidades de los laicos.

Al intentar vivir una espiritualidad laical, como me decían era la del Opus Dei, entré en este mundo confuso, misterioso, en que el mismo Dios se hace presente a través de un director, cuyas indicaciones son como los mandamientos que recibió Moisés. Esto exige poner la fe en situaciones límite, ya que te das cuenta de muchas incongruencias entre los que los directores dicen, y aquello que debería proceder de un ser caritativo, como el cristianismo concibe a Dios: ¿Cómo puede querer Dios el trato frío y distante que se da a los que dejan la Obra? ¿Cómo puede querer Dios que se eche de su trabajo a un socio del Opus Dei, por el mero hecho de dejar la institución? ¿Cómo puede Dios que se meta en la Obra a un menor de edad, al que se le come el coco y coacciona de forma salvaje? ¿Cómo puede Dios querer que piten muchos de cualquier manera, aunque después se vayan, sin contar con el daño que puede sufrir su alma?   ¿Cómo puede Dios querer que si hay una peseta en el tablero se la quede la Obra, con independencia de las necesidades y los derechos de las personas? ¿Cómo puede Dios querer que los jerarcas de la Obra tengan sus rezos y oficios litúrgicos en unos oratorios que más parecen joyerías que lugares de oración? Hay tantos ¿Cómo puede Dios querer...? que la voluntad de Dios pasa a ser algo interesado, arbitrario y siempre interesado en el bien particular de una institución, el Opus Dei, pero no en el bien general de las personas.

Hay algo que siempre me resultó lacerante: el desinterés de la Obra ante el mal que podía ocasionar en las almas el apostolado agresivo y dogmático que practica. Antes era así, ahora llevo casi veinte años fuera y no tengo ningún contacto con tamaña Institucion, pero supongo seguirá igual. Las almas al Opus Dei le importaban un comino, por la salvación de las almas no se gastaba una perra gorda. Sólo interesaba meterlas en el canasto de la Obra; pero si alguien salía golpeado de esta experiencia, los directores se lavaban las manos como Pilatos, ya que eran daños colaterales que a ellos no les importaba, pues su trabajo era hacer el Opus Dei, aunque esto produjera para muchos la desilusión, la frustación y el desánimo por haberse entregado a Dios, y haber encontrado un mundo osco en donde uno es querido si sirve, pero si no se le tira a la basura, y a buscar otro.

No creo que esta manera de funcionar se la propia de gente cristiana, más parecen empresarios de negocios de almas, que hermanos que aman a sus semejantes a través del apostolado.

Desconfío que la jerarquía de la Iglesia ponga nunca remedio. La historia nos demuestra que el Vaticano funciona más como un gobierno de este mundo, que como gente interesada en el bien de las almas. Su fuerte es el derecho canónico, no el evangelio.

Un saludo.

Rocabertí









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