La verdadera historia de Malco. Saludos al chat.- Malco
Fecha Monday, 26 March 2007
Tema 010. Testimonios


Voy a comentar algunas ideas en torno a mi nick, teniendo en cuenta el interés que suscita entre los amigos del Chat.

San Juan, 18, 10.: Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.

18:11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»

y San Marco, 22, 51: Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.

Y San Mateo, 26, 52: Dícele entonces Jesús (a Pedro): «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán”.


Algunos han tomado mi respuesta concisa en el Chat –San Juan, 18, 10- como una gracia de Internet, algo pedante. Puestos a ponerse un nick, tiene su ironía poner un personaje insignificante del Evangelio, ya que estamos en un Chat ex Opus Dei.

Pero Malco no es tan insignificante. Primero os contaré cómo me vino todo a la mente. Estaba tomando unas cervezas con unos amigos –con los que hablo de teología de un modo amateur, con experiencia ex-od-, y fui al servicio. Y estando allí, unos tres minutos, tuve una revelación (y sí, se puede tener una revelación en semejante escenario), y al volver, lo conté a mis amigos:

Malco no es nadie relevante, un simple mandado de la autoridad local; de hecho, cumple con su obligación. No dice el Evangelio que hiciera nada concreto, salvo ir con el Sumo Sacerdote a prender a Jesús. Cuando Pedro –el recién Papa- le corta la oreja, Jesús detiene la acción violenta, que seguro que no era algo sólo de Pedro, sino también de los otros, los pocos allí amodorrados, (los obispos). Y no se queda ahí. Sin desautorizar al Papa y los obispos, es decir, sin quitarle su autoridad recién adquirida –Jesús no se contradice-, les afea la conducta, y no “porque sí”, sino que da motivos, razones, un argumento (y ojo, ¡hasta Dios se aviene a la razón! No dice “porque yo lo digo”). El motivo es “quien a espada mata, a espada muere”. Es decir, la violencia sólo lleva a la autodestrucción. Y además, cura a nuestro Malco. Y vi, como un rayo, su alegoría secreta (excepto para mí, en ese justo momento): el Papa, la Iglesia –el Opus, en cuanto que aparato institucional- te hace un daño, evidente, innegable, por la fuerza. Jesús, directamente, remedia lo que estos han hecho –con buena, aunque fanática, intención: defender a su Maestro. Y explica por qué es un daño. Cristo puede remediar en mí, por su sola gracia (y sé que esta expresión es luterana), lo que su Iglesia terrena ha dañado en mí, en otras cosas la Fe. Pero también mi salud, en el más amplio sentido.

Mis amigos se quedaron muy pensativos. Les dije: parece muy sutil. Y uno me dijo: es que es sutil. (otro me dijo: “quillo, yo quiero que mi cabeza funcione como la tuya”. No es un buen deseo).

Desde entonces, Malco ha sido un personaje del Evangelio muy querido para mí. Es tan parte de la humanidad redimida como cualquier hombre, y además simboliza toda una situación espiritual-histórica en la Iglesia. La de los que sentimos que sólo Dios puede remediar lo que la Iglesia ha hecho mal (signifique lo que signifique esta expresión para nosotros, como una presencia en nuestro ánimo). Además, un nombre no habita en la Escritura porque sí, tiene una misteriosa perduración. Igual que la única doble invocación: Marta, Marta.

Un amigo me ha hecho notar, ya rizando el rizo, una curiosidad. Entre los conversos tras, por ejemplo, el día de Pentecostés, pudo estar ese Malco. Y entonces tendría que cortar al que le cortó la Oreja, en nombre del que se la curó, ya ausente.

Como he dicho, lo de “directamente”, y la “sola Fe” puede parecer protestante, pero no es así. Sólo hay esta “vía directa” cuando la Iglesia, como Sacramento mediador, falla. Es decir, como vicaria, pues el único Mediador es Cristo (y en esto entiendo la fobia a la “mariología” de nuestros hermanos luteranos). Y, pensándolo bien, Dios siempre actúa, fallen o no las vías intermedias, incluso las establecidas por él.

Un saludo especial a Ruta, Suerte (¡qué suerte!), Mariki (que me subió la moral), la dulce Miveca, Salvador (con quien hablo de Baltasar), Btt, Miguel 333 (semidiablo), a muchos que me olvido, y, por supuesto, la incendiaria piureña, Emevé. Y una mención especial a la incipiente labor de Carmen Charo, que apoyo con todo mi entusiasmo.

Dejaré el Chat, después de este enganche tremendo. Aunque me vaticinan que volveré.

Que Dios os bendiga.

Malco









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