Reflexiones sobre la película en torno a san Josemaría.- Chispita
Fecha Monday, 19 February 2007
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


MIRE USTED QUÉ BiEN

REFLEXIONES SOBRE LA PELÍCULA EN TORNO A SAN JOSEMARÍA

Por Chispita. 17.II.2007. 

Leo en el diario ABC y luego en la web la noticia sobre la proyectada película en torno a San Josemaría. Y querría señalar algunas ideas que se me ocurren en este momento. 

La verdad y ven conmigo a buscarla. 

Por una parte, yo creo que hay dos partes en la vida de San Josemaría. La primera, la que yo aprecio más es la etapa fundacional hasta la mitad de los años 40. Pienso sinceramente que estamos ante una persona que lucha sinceramente por la santidad. Me llama la atención su amor a la Virgen, su espíritu de mortificación, su entrega a la oración, su ímpetu apostólico, su deseo de salvar almas, su amor a los pobres y enfermos, su lucha por alcanzar virtudes. Luego viene el proceso de la institucionalización. Roma, y los tejemanejes de la creación de la organización. Para mí, el libro de María del Carmen Tapia supuso un doloroso despertar. Un Escrivá distinto que nunca había conocido. Un Escrivá que gritaba, que maldecía, que insultaba, que no quería al papa Pablo VI, que no estaba con el Concilio... 



Una segunda reflexión. Los santos son también hombres. Pueden pecar y pueden equivocarse. San Josemaría se equivocó en la estructuración de la Obra, tuvo muchas contradicciones, y tenía un carácter muy difícil. Sus equivocaciones han echado a perder esta gran oportunidad que ha supuesto el Opus Dei, puesto que una estructura que hace sufrir tanto tiene problemas que han de ser corregidos. Escrivá no los vió o no quiso verlos. Y los que los veían, pues se callaron. Pero no podemos realizar un juicio condenatorio. No sabemos si san Josemaría se dio cuenta del mal trato que dio a Carmen Tapia y se confesó de eso. Probablemente obró obsequium se praestare Deo. No obstante, yo pienso que el amor de Dios le consumía, que era hombre profundamente enamorado de Dios, pero también un hombre con una educación, hijo de un tiempo, de unas circunstancias, de una formación deficiente en algunos casos y con unos planteamientos conductuales y políticos de otra época. Eso le ha pasado a todos los santos.    

En tercer lugar, sinceramente pienso que hay una obsesión en la Obra por San Josemaría. Yo pienso que hay muchos aspectos en la vida de San Josemaría que un cristiano inteligente debe saber aprovechar. Muchos de sus escritos, muchas de sus palabras, muchas virtudes, mucho que aprender de él. Y eso no lo digo yo, lo dice la Iglesia quien le ha propuesto como modelo a seguir. Pero lo que hay que lamentar es la instrumentalización que la Prelatura hace de la figura de San Josemaría para taparse sus vergüenzas. Porque esa película no va a mostrar la escena de los gritos y del mal trato a María del Carmen Tapia. Porque esa película no va a mostrar las tertulias caseras criticando a Pablo VI. Porque esa película no va a mostrar la coacción espiritual y moral que muchos hemos sufrido en la Obra. Ni tampoco el peculiar sistema de transmisión y comentario de información espiritual que san Josemaría montó, ni las burlas ni la doble contabilidad que en su vida se dieron con la Iglesia. En ese sentido, esa película va a ser seguramente un recorrido por esa primera etapa de San Josemaría: la etapa heroica, la etapa de “los años de lucha”, y que terminará con una vista aérea de la canonización en San Pedro en medio de una preciosa música de fondo triunfal.   

Yo creo que hay que huir de esa imagen de San Josemaría como el hombre que nunca falló, como el hombre que nunca pecaba y que si pecaba era por equivocación en  cuatro cosillas. Una biografía tiene que ser imparcial, mostrar al hombre de carne y hueso, en pijama, con sus virtudes y sus defectos, con sus errores, con sus arbitrariedades, con sus equivocaciones, con sus pecados, porque Dios nos quiere con toda nuestra carga humana. Eso parece que en la Obra no lo comprenden. La idea final que en la Obra tienen de la santidad es la impecabilidad y eso es un error teológicamente hablando porque en esta tierra la impecabilidad no existe, y lo que se nos transmite sobre San Josemaría es la impecabilidad. San Josemaría es casi como la Santísima Virgen María: en él no hubo error ni engaño. 

Que digan la verdad sobre san Josemaría. Que hagan ver lo bueno y lo malo. Que no engañen más, por favor. Porque cuando se descubre la verdad,- y termina descubriéndose siempre- caen las vendas, y entra la decepción y la tristeza. Y entra la depresión cuando te das cuenta de tus miserias y te dicen que tienes que machacarte, que tú eres el enemigo de ti mismo. Que tienes que acabar con el Mr Hide que llevas dentro. Y no te dicen que la santidad está sobre todo en ayudarte a aceptarte como eres, así con paz, y en procurar absorver poco a poco lo que no va en ti, con la ayuda de la Gracia de Dios. Y todo por empeñarse en presentarnos a un Escrivá impecable, sin fallos, que nunca existió, que es una creación de mercadotecnia, una creación de la matrix de la Prelatura. Como escribe Pilar Urbano un santo es resultado del juego de la Gracia sobre el barro. Parece que Escrivá no estuvo hecho de carne, sino que era un ser confirmado en gracia en el seno de su madre, doña Dolores Albás y Blanc. Y no, Escrivá tuvo defectos, tuvo errores, tuvo pecados. Otra cosa es que no los viera, que no los entendiera como tales, que no se le informara de los errores de sus actuaciones, que se equivocara sin tener en cuenta que se equivocaba, aunque me imagino que él sabía que no se actuaba de modo canónico. Pero lo que no se puede hacer es pretender que la vida de Escrivá se redujo a los años 20, 30 y 40. Los años heroicos. Los años de Santa Isabel. Los años de las disciplinas de sangre, los años de los comienzos. Una biografía es el compendio de toda una vida. Y no se puede tomar el todo por una parte, porque eso supone un engaño. Y la Prelatura con sus comics y sus relatos para adolescentes y sus biografías: 1º lo centra todo en los años de Madrid, que yo llamo “años de lucha”. 2º. No informa nada del Escrivá de Roma ni de los trabajos concretos que Escrivá hizo en Roma, que se reducen a unas cuantas generalidades y anecdotillas piadosas y simpáticas.  O sea que no se dice la verdad. No se dice toda la verdad. Y una verdad a medias es una mentira. Por tanto, la Prelatura engaña a propios y extraños con su visión edulcorada de la vida de San Josemaría.

A mí me interesa el Escrivá de los años de lucha, pero también el Escrivá de Villa Tévere. Y éste me ha decepcionado profundamente, aunque no niego que él siguiera creciendo en santidad también en Roma, pero el Escrivá de Roma no tiene que ver nada con el de Madrid. Y todas la biografía y los comics no nos hablan de ese periodo. Solo nos transmiten al Escrivá que lloraba por la Iglesia (lo cual es estupendo), que trabajaba en su despacho, que rezaba, y que daba tertulias y catequesis y que continuaba impulsando el apostolado, dirigiendo a las almas, dando doctrina, sufriendo mucho y rezando mucho y eso sí, continuaba con sus disciplinas de sangre. Pero no se detalla este periodo. ¿Por qué? No se habla de los lados oscuros de Escrivá, de sus gritos, de su totalitarismo, de su visión tantas veces estrecha, de la relación con sus colaboradores. De las medidas concretas de gobierno. De los papeles que escribía. El público tiene derecho a la verdad. No la verdad de Dan Brown. No la verdad de la Prelatura. No. La gente tiene derecho a conocer al verdadero Escrivá, pero ¿nos van a dejar que le conozcamos? Me temo que no. Porque esta película como han contado los portavoces de la Institución, se dirige a “lavar la imagen de la Obra”, es decir, en el fondo Escrivá les importa también a ellos bien poco. Solo les interesa deshacer malentendidos para que la mentira que ellos han creado a partir de las equivocaciones de Escrivá siga adelante, que al fin y al cabo da de comer y de vivir, que es lo importante. Para ellos, está el pretexto Escrivá. La tapadera Escrivá para seguir manteniendo su establishment. 

A ver si usted se entera

Lo importante es la Institución, no la Iglesia, ni las almas, ni siquiera Nuestro Señor Jesucristo. Lo importante es la Institución, que queda absolutizada, deificada. Todas las instituciones reconocen sus fallos. No. La Obra de Dios no falla ¿sabe usted? Los Directores están asistidos por el Espíritu Santo ¿sabe usted?. No se equivocan. ¿sabe usted?  Bueno, sí, hombre, hay pequeñas cosillas, detalles técnicos. Lo de que mucha gente se vaya, es pecata minuta ¿sabe usted?. Bueno, lo de que muchos estén el siquiatra, es pecata minuta. ¿sabe usted?  Lo de que se engañe a la Iglesia es pecata minuta ¿sabe usted?. Lo de que se inventen vocaciones es pecata minuta ¿sabe usted?. Lo de que se haga proselitismo vocacional con adolescentes es pecata minuta ¿sabe usted?. Lo que se diga una cosa para luego hacer otra es pecata minuta, un detalle insignificante ¿sabe usted?. Lo de que muchos sacerdotes se marchen de la Prelatura es pecata minuta ¿sabe usted?  Lo de que se presione en asuntos de conciencia es pecata minuta ¿sabe usted?  Lo de que se comente entre otros las confidencias habidas en la dirección espiritual es pecata minuta ¿sabe usted?. Lo de que haya una legislación que la Iglesia desconozca es pecata minuta. Mire, son pequeñas cosas. Si mucha gente sufre, ¿a mi qué? Mire usted, lo importante es la Institución, ¿sabe usted? Lo importante es el fin, no los medios, ¿sabe usted? Lo importante es que usted sea santo aunque sea soportando todas nuestras tomaduras de pelo y nuestras cabronadas y nuestros engaños, ¿sabe usted?   

Y sobre todo, aquí nadie pide perdón ¿sabe usted? Porque es que no tenemos que pedir perdón ¿sabe usted?. Los que tienen que pedir perdón son esas personas que se han ido de la Obra porque no han sabido estar a la altura de lo que Dios les pedía, porque no han sabido ser fieles, y enamorarse de Dios, unos sinvergüenzas eso es lo que son. Y además unos difamadores que van a opuslibros a quejarse en ver de ser leales con los directores y decirles noblemente “lo que no va”. Y sobre todo “esa” señora Agustina y ese tal Chispita y ese tal Trínity, y ese tal... 

Mire usted. Agárrese los machos, deje usted que le engañen, que le trituren, que se burlen de usted, que le maltraten, que le hagan perder el equilibrio y la salud mental, porque lo importante ¿sabe usted, qué es? Mire usted lo importante es el Opus Dei. Usted nos importa bien poco.  Usted ¿sabe lo que tiene que hacer? Mire: un consejo. Agárrese bien la venda, ajústesela bien, hombre. Usted dice que sí, que se lo cree todo. Y machaque usted al hermano que le dice que las cosas no van bien,   ¿sabe usted?   Porque ese tal es un derrotista, un “aguaapostolados”. Hágale usted una buena corrección fraterna que así sufre y le identificamos con la Cruz de Cristo que nunca le vendrá mal. Y sobre todo, vigílele. Estése usted atento a lo que dice, a lo que hace, a lo que escriba. Cuando no se de cuenta, le investiga usted su correo electrónico, que eso es muy evangélico. Y sobre todo sea agárrese la venda. No sea que usted vea, y sea libre. 

CHISPITA







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