Mi agradecimiento a Ana Azanza.- Claire Fischer
Fecha Monday, 12 February 2007
Tema 130. Agradecimientos, felicitaciones


MI AGRADECIMIENTO A ANA AZANZA

Claire Fischer, 12 de febrero de 2007

 

Antes que nada, ya me adelanto a la contestación de Ana Azanza o de otros que menciono en este correo: ya sé que no tenéis ninguna necesidad de correos de apoyo. Este no lo es: es un correo de agradecimiento un correo que escribo porque necesito escribirlo. Nada más.

 

Sin entrar en la ampliamente comentada oportunidad o formas del escrito en el que Ana menciona los “corredores directos” entre las facultades de filosofía de las universidades de Navarra y Sevilla, si querría citar a Ana cuando añade, en ese mismo texto, que yo no pongo en duda la valía personal e intelectual de nadie. Yo, sin entrar a las ayudas o méritos que Jacinto tuvo para lograr su cátedra, que desconozco, añadiría que no sólo no pongo en duda sino que admiro y envidio ambas cosas –valía personal e intelectual- en Jacinto Choza. Quede esto dicho.

 

He tenido el inmenso honor de intercambiar impresiones con los que yo califico como “gigantes” de la web, entre otros EBE, Idiota, Haenobarbo o Carmen Charo. Y mi más honor más grande, lo digo sinceramente, a sido el poder conocer a Agustina. Sin embargo, a diferencia de otros que escriben en la web, no ha habido ocasión de cartearme con Jacinto –y sería de verdad un honor-, ni tampoco con Ana –también sería un honor-. Soy, eso sí, un lector asiduo de ambos. A diferencia de Unamigo, que rara vez lee a Ana, yo sí me he leído y releído todos sus correos.

 

Para empezar, en Ana –al igual que en Jacinto- admiro su valentía. Los dos han mostrado siempre sus nombres y apellidos. Los dos han publicado su foto en “quiénes somos”. Much@s de nosotr@s, no por cobardía sino por miedo u por otras razones legítimas, no lo hacemos. Unamigo es un ejemplo. Yo otro.

 

Ana y Jacinto –igual que Agustina, Carmen y muchos más- no sólo firman con sus nombres, sino que nos han hecho partícipes de todo lujo de detalles acerca de sucesos muy personales, en algunos casos escalofriantes.

 

Ana ha sido publicada en esta web unas 140 veces desde que el 28 de Mayo de 2004 se estrenaba en opuslibros y nos informaba de la publicación de su libro. Desde aquel entonces, Ana ha tenido escritos en la web de una gran profundidad -la recopilación comentada de Ruedo Ibérico, personalmente, me parece sublime- y otros escritos de una crudeza que ponen los pelos de punta.

 

Hay un par de éstos últimos en que nos muestra qué le puede ocurrir a una numeraria si se le ocurre dejar la Cosa. Los titula “cosas que pasan a la salida”. En ellos salen nombres y apellidos de los “personajes” que actúan para casi secuestrar a una numeraria para devolverla a su centro. En el primero , los del Opus Dei se sirven de su hermana numeraria apoyada por un, llamémosle así, “comando de operaciones especiales”, En el segundo se sirven del hermano supernumerario de la interesada. Al igual que en su libro, Ana prefiere citar a los interesados en este lamentable caso.

 

Como todo en la vida, tal vez se podrá criticar la forma, pero yo, personalmente, habría agradecido enormemente haber leído algo así antes de mi salida. Ana se arriesga personalmente a que, si los hechos no fueran ciertos, los personajes que aparecen citados la demandaran. Opino que ella prefiere arriesgar y enviarnos este poderosísimo aviso para navegantes con toda su crudeza, con todo el realismo posible. Es mucho lo que hay en juego.

 

Otro mail sublime de Ana fue aquel en que nos relata las “putadas” que le hicieron cuando presentó su libro en la universidad. Allí no salen nombres, y a una le apetecería saber quién era la profesora que montó todo el pollo para obstaculizar la presentación, quienes arrancaron los carteles, etc.

 

Hay otros muchos correos (no acabaría nunca) de un valor extraordinario para entender, parafraseando a Ana, lo serio que es a “lo” que nos enfrentamos. El valor de su testimonio es el de quien ha tenido que aguantar que, desde el Opus Dei, se denostara su honra públicamente con mentiras, se la persiguiera profesionalmente y que se la dejara despojada económicamente a su salida. Si bien se podría debatir la forma de presentar los hechos y las personas, creo que la valentía de Ana para enfrentarse a una organización como el Opus Dei sin casi armas defensivas es envidiable.

 

En muchos de esos casi 140 correos, Ana agradece los escritos de otros participantes de la web, envía ánimos a los orejas ante los desagradables y continuos ataques de defensores del Opus Dei y añade, en mi opinión, valiosos puntos de vista a muchas discusiones que han comenzado otros participantes.

 

Leí y releí la entrevista que Ana Azanza concedió a la cadena SER, una de las de más audiencia en España, entrevista en la que aprovecha para recomendar a todos los oyentes la página www.opuslibros.org.

 

El entrevistador, impresionado tras la lectura de su libro, le pregunta a Ana cuánto había de valentía, de arrojo o de venganza a la hora de escribir todas su experiencias. Ella contesta rotunda: fue una obligación de concienciapara evitar que otras personas pasen por donde yo pasé: ese es el motivo fundamental. Aquí muchas y muchos escribimos por un deber de conciencia. Agustina es la primera –lo ha dicho hace poco- que inició y sigue manteniendo la coordinación de opuslibros por un deber de conciencia.

 

A mí me encantaría tener el coraje y las circunstancias familiares necesarias para poder firmar con mi nombre real un correo en que, por ejemplo, pusiera los nombre y apellidos de alguno de los curas del Opus Dei que se dedicaban a visitar a gente en parejas de a dos para ir difundiendo la calumnia de que una exnumeraria –escritora también de un libro acerca de su experiencia- era lesbiana; un cura del establishment que, por poner un ejemplo hipotético, años después nos lo encontramos felizmente organizando reuniones ecuménicas en Barcelona y apareciendo citado con toda honra en la prensa nacional. O por ejemplo, me gustaría poder entrar más a fondo, con detalles, con nombres, en el asqueroso asunto de los psiquiatras del Opus Dei. Pero Agustina, con buen criterio, no me deja pues si hubiera una demanda, esos tíos irían contra la web o contra ella para cerrar la web, no contra mí, pues yo sigo firmando con un nick. 

 

Para terminar, y volviendo al motivo de este mail, simplemente necesito agradecerle a Ana que, tras la publicación de su libro, haya seguido ejerciendo esa obligación de conciencia en la web, necesito agradecerle todo lo que ha enviado a opuslibros y debo pedirle que siga escribiendo.

 

Me gustó la frase con la que se despide el entrevistador de la cadena de radio SER, y la hago mía en este momento: “Ana Azanza, gracias por estar aquí, y hasta otro día”.

 

Claire Fischer









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