Salvemos un árbol.- Francisco Xavier
Fecha Monday, 12 February 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hace cerca de dos años, por razones de trabajo, paso a la mañana y a la tarde, por la puerta de la Asesoría Regional en Buenos Aires. El viernes 6, a la tarde, observé que la puerta del garaje había sido chocada... colgaba dislocada de sus soportes y con una gran señal del impacto: hoy no estaba la puerta.

 

Hoy lunes, muy temprano, al ir aproximándome, veo, cosa extraña, porque nunca había visto a nadie entrar o salir de ahí, a una auxiliar, perfectamente uniformada, regando el añoso árbol que está en la vereda, él único en toda la cuadra. Pensé… qué bueno… esta hermana pequeña se encarga de regar el árbol… miré el reloj pensando que llegaba muy temprano a mi trabajo… pero no, era la hora de siempre. Al llegar al pequeño recuadro de tierra del que se alimenta el árbol, vi con horror que estaba cubierto de espuma… la chica se retiraba con un gran cubo: había vaciado al pié del árbol el agua sucia y con detergente de la limpieza!!!!!!!

 

Me acerque a la reja: ella hablaba con la portera…. Le dije amablemente que a los árboles no les hacía bien el detergente y que ese árbol, el único de la cuadra, moriría si seguía con ese tratamiento. La portera había abierto su ventanuco y las dos me oían.  En ese momento no até cabos, sin embargo un recuerdo vino a mi memoria y proseguí: están haciendo algo parecido a lo que suelen hacer ustedes en otros lugares. Los árboles que no pueden cortar por prohibirlo las autoridades municipales, los matan cortándoles la corteza, para que no se puedan alimentar. Esto hay que denunciarlo a las autoridades!!

 

Las dos mujeres calladas me miraban. El árbol está condenado a muerte porque una irresponsable inexperta no supo esquivarlo para entrar con su coche al garaje de su casa… a ella deberían quitarle el permiso de conducir.

 

En Roma y en Suiza, me consta, que los árboles molestos a los que las autoridades y los vecinos no permitían descuajar, eran sometidos a una hábil cirugía: les retiraban alrededor de todo el tronco un trozo de corteza, de forma tal que la savia no pudiera subir y el árbol terminara muriendo “por causas naturales”.

 

Francisco Xavier









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