El de los liberales en el OpusDei® no me lo sabía.- LuxindexBorgia
Fecha Friday, 09 February 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


¿Liberales en el OpusDei®? Ése es muy bueno. Permitidme que ahora cuente yo otro chiste:

 

Uno, que escucha preocupado el diagnóstico del médico:

 

- Me temo que sufre usted el síndrome de McDogual.

- Oh, ¿y es muy grave eso, doctor?

- Pues… no tengo ni la menor idea, señor McDogual.

 

Mucho diagnóstico para nada, ¿no?

 

Herzegovino, en su interesante artículo por lo que tiene de carácter testifical, contempla distintas acepciones de liberal para establecer grupos en el OpusDei® de los años sesenta y setenta que se pudieran corresponder con esas acepciones. Pero, ¿no será que establecer grupúsculos donde, siendo generosos, sólo podemos inscribir a uno o dos individuos (de 50.000, 60.000 o cuántos fueran entonces) es inútil taxonomía? ¿No será, valga el sofisma, que Rafael Calvo Serer colaboró tanto con el PCE de Carrillo como Santiago Carillo con el OpusDei® de Calvo? Mucha olla para un garbanzo.

 

Dice Herzegovina en su comentario que «más allá de prejuicios, opiniones subjetivas (por muy respetables que sean), juicios de valor o similares, todos podemos estar de acuerdo en que el Opus Dei (OD) es un fenómeno sociológico complejo. Para comprenderlo (o intentarlo), además de honestidad intelectual y rigor, se puede abordar desde diversos puntos de vista: religioso, teológico, canónico, histórico... ». Pero, aunque el OpusDei® es un calculado lío, ¿de verdad resulta tan complejo analizarlo?

 

Dicho de otro modo, dudo que los meteorólogos para saber si es de día necesiten de complicadas operaciones, digo yo que se limitarán a levantar la persiana. Levantemos nosotros la alfombra.

 

De los nombrados por Herzegovino sólo traté a uno. Coincidimos por circunstancias que no importan, salvo que fue durante unos días que anduvo de descanso de la alta política (como escribió con gracia Vázquez Montalbán: «Entonces, los del Opus lo tenían todo: el cielo, la tierra y cuatro o cinco ministerios franquistas»).

 

Y no sólo nos tratamos: nos besamos. Así, sin intimar.

 

La explicación es bien sencilla, yo era un niño, así que, al presentarnos, no dudó en saludarme con un beso. Sólo dos años después entré en el OpusDei®. Entonces, qué cosas, él ya no me hubiera besado porque, como todos sabemos, en el OpusDei® entraban exclusivamente adultos hechos y derechos. Nada de besuqueos. No captaban a niños. No, no, no. Y muchos, si no la mayoría, de esos adultos eran, como también todos sabemos, defensores a ultranza de las libertades individuales. Lástima que creer lo anterior requiera considerar adulto a alguien con catorce años y medio.

 

Herzegovino concluye diciendo: «Por último, quiero dar testimonio fehaciente de que este pluralismo no era fruto de una estrategia diseñada en las alturas con fines propagandísticos. Ni a mí, ni a nadie de las personas a las que traté se les hizo la menor indicación para que se dedicaran a determinada actividad periodística o política. Quizás la hubo, pero lo ignoro y, de haberla, se habría de demostrar con pruebas».

 

Yo no puedo aportar tales testimonios (ya dije que entonces era sólo un niño), pero sí Sebastián Auger (que es uno de los nombrados por Herzegovino, aunque, la verdad, no sé si este conspicuo supernumerario (y discreto ex-supernumerario) estuvo en el grupo de los que él trató). Dijo Auger («Cara a cara con Sebastián Auger», Lui, nº 25, enero de 1979): «Yo fui miembro del Opus Dei y por iniciativa de la Obra entré en el mundo de la prensa».

 

Luxindex y Yo.









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