El respeto a las personas no admite excepciones.- Aquilina
Fecha Monday, 05 February 2007
Tema 140. Sobre esta web


Me he quedado sin palabras al leer, el pasado viernes, la intervención de Ana Azanza en la que se refiere, personalmente, a Jacinto Choza.

He experimentado sentimientos de estupor, de indignación y de rechazo por unas afirmaciones que, por lo que yo recuerdo, nunca han aparecido en otras ocasiones en esta pagina con objetivo de juzgar intenciones y rectidud de intención de otro.  Ha habido ocasiones en las que los ex hemos sido acusados por partidarios del opus de ser en mala fé y actuar por segundos fines, y ha habido ocasiones en las que hemos contestado a correos provocativos interrogando acerca de que se proponian los que nos instaban, pero hasta ahora, entre nosotros y entre nosotros y gente de la obra que ha intentado dialogar de forma educada y recta, nunca se dieron apreciaciones e insinuaciones como las de este correo.

En “Quienes somos” de la pagina de Opuslibros encontramos palabras como las siguientes:  

Porque las virtudes de la justicia y de la caridad justifican denunciar públicamente los defectos del prójimo, lo que en el caso de esta web se cumple siempre teniendo la delicadeza de no identificar a aquellas personas que actuaron injustamente. Recordemos que "la injuria contra una persona puede serlo también contra Dios y contra la Iglesia, y entonces uno mismo debe ejercitar su propia venganza…" (S. Tomae Aquinatis, S. th., II-II, q. 108, a. 1, ad 2)”. 

Son palabras destinadas a los que, en este contexto, podemos llamar nuestros naturales “adversarios” –que no “enemigos”.

Si estos son los principios que desde siempre han inspirado nuestra pagina, no logro entender como es posible que de una hermana, -"hermana" no con referencia a la vocación al opus, sino más aún con referencia a las comunes vivencias y a la común humanidad- de una persona que sufrió las mismas prevaricaciones disfrazadas de formación, las mismas privaciones de autentica libertad personal, las mismas dificultades para quedarse fiel a si misma, pueda originarse un j’accuse tan gratuito y violento –por tener como blanco la creibilidad y la misma intención última de las actuaciones de una persona, en una palabra de su honradez.

 Parece como si Ana sólo conoce –y más aún, sólo reconoce- una forma de salirse del opus: la suya. Parece que se atribuye a si misma el derecho de afirmar “quien no está conmigo, está en contra de mí”. A mì una forma tan fundamentalista de formular los problemas me recuerda la del opus: solo su forma de rezar, de celebrar misa, de ser laicales, de amar al papa, etc. etc. es la acertada y la que va a salvar a la iglesia.

 De hecho, como existen infinitas formas, todas legitimas, de recorrer el camino cristiano, igualmente existen infinitas formas, al menos una por cada una de nosotros, de vivir y experimentar nuestra reconstrucción al salir de la orbita del opus y al alejarnos de su fuerza de gravitación. La forma de Ana es una entre otras y, creo yo, no la más compartida.

 Siempre he experimentado la necesitad de intervenir en estas paginas apoyando la posibilidad de enfocar las cosas de formas muy distintas y en defensa de no llegar nunca a juzgar de las intenciones de los demàs. Hasta lo he hecho en favor de José Carlos, con el que en repetidas otras ocasiones me he llegado a enfrentar de forma muy dura (Algunas cosas con las que no coincido.). Con más razones vuelvo a experimentar esta necesidad ahora en favor de una persona que no sólo siempre he encontrado en estas paginas en contribuciones generosas, comprensivas y ecuanimes, al mismo tiempo que muy tajantes con respecto a la intrinseca equivocación y perversión del sistema, sino que conozco personalmente, entracambiamos amistad, experiencias e ideas, y que sé que es hombre recto y honrado.

 Anoche asistí en la televisión a una entrevista a Bernard-Henry Levy. Dijo algo que me pareció muy apropiado para esta circustancia: “Donde hay autentica libertad no hace falta tolerancia”. Yo deseo para todos nosotros que lleguemos a un tal nivel de libertad, interior y exterior, que ya no tengamos que esforzarnos para lograr ser tolerantes los unos con los otros,

Elena L. 









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