En algunas de las últimas publicaciones sobre tratamientos psiquiátricos en el Opus se cuestiona la profesionalidad de los médicos, cuando ellos mismos, siendo miembros de la cosa reciben las mismas presiones o más que sus pacientes, y se tienen que enfrentar a los directores, que en muchos casos terminan cediendo, ya que el secreto profesional excede sus posibilidades de intromisión frente al argumento de obediencia.

En mi caso, luego de la segunda consulta medica en que el director y uno de la delegación insitian en participar de las sesiones de terapia, desistieron de seguir haciéndolo ya que el mismo médico, numerario, se negó a seguir atendiéndome en esas condiciones pues veía la presión a la que me estaban sometiendo, y que era en contra de mi voluntad aparte de entorpecer su trabajo profesional.

Siempre puso por encima de la obediencia la ética profesional, respetándome como paciente, lo que le debe haber costado seguramente mas de una corrección fraterna y enfrentamiento.

Al momento de asistir a la consulta yo todavía podía tomar decisiones por mi cuenta, a pesar de sufrir ataques de pánico y estar bastante deprimido, que fue lo que hizo que finalmente me permitieran ver a un medico.

Una vez fuera, supe que a mi psiquiatra, el único que me hizo ver que lo mío estaba fuera y que no podía permanecer mas tiempo si quería conservar mi salud, le habían puesto el apodo de Mengele.

¿Cómo habría que llamar a muchos de los directores y miembros de delegación? La presión y deterioro mental que provocan es vergonzosa. Su soberbia y fanatismo les impide ver cuan lejos están de la santificación! Dan lastima.

En algún momento, con más tiempo, les relataré mi experiencia dentro de la cosa y mi salida.

Fui numerario durante mas de 20 años.

Tal vez pueda ayudar a alguno.

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