Me da muchísima pena tener que escribir lo que a continuación voy a escribir, pero pienso que debo hacerlo y lo hago sabiendo las posibles consecuencias que tendrá.

Me dirijo especialmente a Ana Azanza, en relación al correo que publicó en esta Web el pasado viernes. No pretendo poner en duda las afirmaciones que hace acerca de los ‘intelectuales’ del Opus Dei ni acerca de la libertad política de nadie, porque lo desconozco. Ella parece saber de qué habla, así que lo que cuenta tiene como poco el beneficio de la duda. Pero la alusión a la cátedra en la Universidad de Sevilla de Jacinto Choza me ha molestado profundamente.

¿Por qué me ha molestado?. Porque a pesar de decir que no pone en duda la valía intelectual ni personal de nadie, añade ‘pero’, y eso equivale a sembrar en los demás que no conocen a Jacinto Choza la duda. Concretamente la duda de si la cátedra que tiene se debe a su valía y fue ganada por tanto por méritos propios, o si la recibió como premio a su lealtad al Opus Dei. Y no es elegante, sencillamente. Y además Jacinto Choza es mi amigo, y no me gusta que se trate a un amigo mío de forma tan injusta y cruel y menos en público.

Ya sé que Jacinto y su fama y CV no necesitan de mi pobre defensa, pero quiero decir alto y claro que me parece injusto y fuera de lugar. Ana ha dejado muy claro desde que yo leo sus escritos, que su postura es la denuncia cruda y directa con nombres y apellidos. Lo ha hecho en su libro y lo hace en sus escritos en la Web. Es una postura muy respetable que otros comparten, pero yo no. Estoy de acuerdo en que de forma puntual puede ser necesario e incluso un deber moral denunciar con nombres y apellidos, por ejemplo a profesionales de la psiquiatría que actúan en contra del Código Deontológico en  perjuicio de sus pacientes. Pero de ahí a sembrar gratuitamente la duda acerca de la ‘legalidad’ del puesto de trabajo de nadie, me parece que va un trecho. ¿Qué se saca además de positivo con eso?. ¿Qué beneficio hay en saber si unos contaban con más ‘status’ que otros dentro de la Prelatura durante su tiempo de militancia?. ¿Qué más da quién fuimos cada cual en el organigrama del Opus Dei?. Me consta que en esta Web hay personas que dirigieron mucho y desde muy arriba, y otros que solo fueron aspirantes. En medio toda la gama del resto de posibilidades. ¿Y…?. ¿Qué más da?. Evidentemente que los que más dirigieron también gozaron de más prebendas, porque en el sistema Opus Dei es así, pero ¿qué más da eso a estas alturas de la película?

Me permito contaros una cosa muy personal que me ha ayudado con frecuencia en muchas circunstancias de mi vida en los últimos 6 años. Nos lo dijo en la homilía de la Misa de nuestra boda el sacerdote que nos casó, un Jesuita que vivió en India muchos años. Nos dijo (a mi marido y a mi), que cuando discutiésemos, que discutiríamos sin duda, no nos olvidásemos nunca de que al final de las discusiones no debían prevalecer cosas como ‘es injusto’, o ‘tengo razón’, o ‘no hay derecho’, sino el amor que teníamos el uno por el otro.

A lo mejor alguno se pregunta qué tiene que ver esto… Tiene que ver que el amor (que comporta respeto) siempre debe prevalecer sobre la justicia. Esto no es dogma de Fe, claro, pero yo estoy de acuerdo con lo que decía este sacerdote y doy testimonio de que funciona muy bien, además. Incluso suponiendo que Jacinto Choza hubiese obtenido esa cátedra en Sevilla solo por pertenecer al Opus Dei, y por méritos propios fuese impensable que se la diesen (que no es el caso…), ¿qué beneficio nos reportaría a nosotros el exponerlo públicamente?. Yo no veo ninguno. Entonces, ¿porqué hacerlo?, ¿porqué dañar la imagen y la reputación de nadie sin motivo, aunque solo sea sembrando la duda?. Es más, cuando alguien ha entregado la vida y el sueldo durante muchos años a una institución que le ha estafado en la forma que el Opus Dei lo hace, yo incluso me alegraría si supiese de alguien que ‘al menos’ se llevó un puesto de trabajo oficial a cambio… 

Ya he abierto el paraguas, no os preocupéis...

Un abrazo,

Isabel Nath