Hola queridos todos.

Quiero felicitar a Manix (31.1) por su comienzo de testimonio y animarle a que siga. ¡No sabes cómo te ayuda el revivir el pasado que no está sano sabiendo que existe un final feliz, una orilla de paz! Tu mismo has ido notando, cómo se te encendía todo al ir metiéndote en tu experiencia pasada. Ahora lo ves con otra perspectiva, con la certeza de que fue un mal sueño, que te hizo un daño real, pero que ya no tiene sentido. Cada persona da un matiz y un color distinto a hechos parecidos, y por eso todos los testimonios son muy enriquecedores para todos...

Eres uno más que nos cuenta de la inmoralidad en la forma de actuar de la obra, de los intereses mezquinos - ¡cómo saben hacernos importantes a todos para atarnos a la reja del convento, para luego dejarnos morir de hambre y soledad!, de cómo se mueven a gusto en la mentira... Tu testimonio –el de cualquiera que escribe aquí- no es uno más, es muy importante porque tú tienes nombre y apellidos, y una vida personal y única. Entre todos estamos escribiendo la verdadera historia de la marca opusdei. Sigue con tu testimonio, y al final verás lo terapéutico que ha sido para ti, y lo enriquecedor que has sido para todos nosotros. ¡Muchas gracias!

También quisiera agradecer  a Cara (17.1.07) su testimonio aunque han pasado ya unos cuantos días.

Quisiera darte mi opinión sobre lo que tu crees es raro. Yo no lo creo. Tampoco creo que lo tuyo sea síndrome de Estocolmo, sino simplemente que ahora estás viviendo un momento de tristeza o soledad y se te han encendido las lucecitas de aquello que te enamoró hace muchos años. Qué duda  cabe que todos guardamos momentos bonitos, entrañables, hasta deliciosos, de nuestro paso por la obra pero eso no da categoría de santidad a la obra, ni de bondad siquiera. El ideal es precioso, hay gente maravillosa, seguro que hubo momentos en los que rozamos o nos metimos de lleno en la intimidad con Dios... Todos hemos vivido experiencias muy fuertes y positivas dentro. Pero no te dejes engañar.

A ti hoy te ayuda el recuerdo del o que viviste como bueno entonces. En el ambiente de esa iglesia revives lo entrañable de tu vida pasada en la obra. En mi humilde opinión, creo que no debes machacarte con reproches de lo que has hecho mal en estos años pasados, en la cuenta que darás por no haber dado una formación religiosa a tus hijos. Si por ahí te lleva el sacerdote con quien hablas, creo que te está haciendo daño. Si te lanzaste a hacer todo lo prohibido, ya has vivido la dicha o desdicha que produce. Es una experiencia sin más. La viviste con toda tu buena fe, y Dios te ha acompañado en ella. Ahora sigue contigo, y no te reprocha nada. No te equivocaste entonces al pitar, al salir, al casarte con quien te casaste, al dejarlo, al educar a tus hijos como lo hiciste....

¡Quién sabe dónde estarían tus hijos si como madre celosa les hubieras obligado a ir a misa todos los domingos...! Yo pienso que nada de eso es necesario. Los caminos de Dios son TODOS los posibles. No le hace falta nada. Cara, no te vuelvas a meter en cumplimientos, en obligaciones, en culpabilidades. Has vivido lo que has vivido y tu vida sigue. Sigues llena de buena voluntad y cada día te irás encontrando mejor, pero no te metas por el camino del miedo y la culpabilidad que no lleva a ningún sitio, como el camino del Opus Dei. ¡Es el mismo! El camino de Dios es el de la Paz, al Amor  y la Libertad. Donde no respiremos eso... malo!.

Recibe un abrazo muy fuerte y todo mi agradecimiento.

Mi última intervención va para el amigo y hermano Tomás, (que hoy se sentirá más importante que Bill Gates porque creo que va a recibir más correspondencia que en todos sus años pasados de vida) al que agradezco de veras sus palabras y sus buenos deseos, que no dudo son sinceros en él.

Pero te diré, amigo, para que se lo traslades con todo mi respeto al interesado, que D. Javier Echevarría tiene una cara más dura que el cemento armado. Le ha trasladado a J. Allen su petición de perdón a los disidentes, pero ha debido de ser un pronto más propio de su edad avanzada que de un deseo de corazón, ya que sus directoras no se han enterado de nada. Tu carta da para libros enteros, y si nadie la comenta, yo la retomaré, pero hoy me quedo con dos cosas:

1- Que no existe realmente conciencia de daño por parte de la obra, ni de los directores como personas concretas a ninguno de los que nos hemos ido, por eso que no entiendo bien esa petición de perdón del presidente general. A los directores no les ha llegado ninguna onda en este sentido, y la prueba la tengo una vez más, de esta Navidad 2006. Esa petición de perdón fue pura demagogia porque no parte de ninguna conciencia, no es tema que se ha tratado en el gobierno de Roma, ni en Asesorías y Comisiones. La obra sigue triunfante por el camino de la gloria.

Como decía, he escrito a Pilar Alamañac, directora de la delegación de Valencia. Le he escrito con cariño porque la conozco desde hace 20 años, aunque sin un trato profundo. Y he de decir que es la primera vez que le escribía.  Le trasladaba mi deseo de que nos tratáramos como hermanos los de dentro y fuera, mi preocupación por el modo que dejan tirada a la gente al abandonar la obra, mi petición de respeto por la libre decisión de las personas y algo más en ese sentido, pero todo con respeto y cariño (tengo copia de la carta).  Su contestación, la siguiente: me alegra saber de ti, que estés bien  y recompuesta de lo que dices que has sufrido, gracias por todo, feliz navidad y que el año 2007 esté lleno de felicidad, plis plas. Y aqui va mi segundo tema.

2- El cinismo con que se nos trata, cómo se nos ningunea, el que te dan un tortazo en la boca y pretendan que nos quedemos tan pichis... Tomás, si tu supieras explicármelo te lo agradecería. ¿Cómo es posible que la gente de la obra esté tan atrapada en la mentira y el miedo que es incapaz de intercambiar opiniones? Ya no digo que pidan perdón, ni hagan propósito de restituir aunque sea lo económico que nos corresponde, sólo hablo de ¡¡¡¡¡¡¡dialogar!!!!!!! Eso digo yo también Tomás, "fumemos la pipa de la paz", pongamos todos en práctica el Padrenuestro.

¿Me harías el favor de explicarme también de qué en concreto pide perdón el presidente de la prelatura?. ¿Me puedes explicar en qué ocasión respondió de forma personal por algún daño alguna persona de la prelatura? Fijate Tomás que tú, como Pilar Alamañac, como Reme Agulles, como Mercedes Calle,  como Pilar Cremades, como Carmen Alegre, y alguna más, todas directoras con las que he intentado dialogar, me han dicho lo mismo: pido por ti, te mando un abrazo y ojala que te vaya bien, y como decía en mi testimonio, "de lo del dinero... tu padre que te quiere". Eso no me vale, porque:

- a mi me ha dicho Pilar Gual, psiquiatra de la Clínica Universitaria de Navarra, y las directoras todas de la delegación de Valencia entre el 82 y 89 que tenía una enfermedad crónica y parece que seria, que me llevaba a ser un adorno más de la casa, algo inerte y sin vida. Querían que me muriera de asco cayéndoseme la baba y llorando en un banco del oratorio, pero fiel, infeliz, drogada, sola, pero en casa. Comprobé al dejar la obra que de eso nada, que más bien soy un volcán lleno de vida y posibilidades. Perdona Tomás, pero hasta que Pilar Gual no dé la cara yo no puedo perdonar, y tu petición de perdón en este caso no me vale. Es ella quien debe responder de sus actos.

- a mi me deben 10 años de cotización en la Seguridad Social, con su correspondiente paro y pensión de jubilación, y hasta que nadie lo reconozca yo tampoco lo puedo perdonar.

Y así con todo. Que sea verdad que cada uno responde de sus actos, y yo creeré que el presidente de la obra no es un pobre anciano que no sabe qué se dice.

Ya me he excedido demasiado y seguro que otros te escribirán con más temple y orden. De todas formas, te agradezco tu buena fe, pero usa también la cabeza que Dios te dio para pensar y analizar. ¡No seas tan ciego!

Un saludo

Carmen Charo Pérez de San Román