Mentiras progresando.- Ana Azanza
Fecha Friday, 02 February 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


Estimados Orejas,
 
sé que lo que digo puede resultar un poco fuerte, pero como siempre me hago responsable de lo que digo. No lo invento, es la pura y simple verdad. Y agradeceré que lo publiquéis como lo digo.
 
No creo que para conocer la verdadera historia del opus y de España se deba acudir al Opus Dei. Por ello me parece errónea la estrategia de traer aquí a colación las informaciones y opiniones de los historiadores de la universidad de Navarra, que como a sueldo de la institución a la que pertenecen repiten sus consignas.
 
Ni Franco, ni Escrivá eran hombres de pensamiento, no estaban para muchas teorías. Quiero decir que de lo que se trataba en ambos casos es de conservar el poder. Para ello, que duda cabe, la fe católica tan arraigada en este país fue un gran arma. Pero la usaron, cada uno a su manera y para sus intereses.
 
El Opus se aprovechó del desmantelamiento de la Institución Libre de Enseñanza tras la guerra civil. Sobre sus cenizas se creó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el que se pescaron tantísmos efectivos opusianos: Carmen Tapia, Paniker y un largo etc. Por eso, está en la línea del cinismo más descarado tan al uso en el Opus el hecho de que 25 años después de estos hechos, "se encargue" a un numerario un trabajo de investigación sobre algo que el mismo opus destruyó. La ILE era para los católicos a machamartillo la encarnación de todos los males: libertad, laicismo, republicanismo.... etc. Son ideales incompatibles totalmente con lo que se vive en el Opus Dei. Toda la intelectualidad española tras la guerra civil acabó en el exilio,  presentar a Vicente Cacho como "pseudo seguidor" de la ILE es una grandísima falacia.
 
En la España de Franco no había lugar para la disidencia del régimen en los años sesenta, los que de verdad disentían les esperaba la cárcel, las torturas, la persecución policial. El Opus, y nadie del Opus, jamás estuvo del lado de la España intelectual, liberal, pensadora. No puede estarlo.
 
Los "intelectuales" del opus hacen figura de salón, atados al mástil, al pesebre de una cátedra regalada se mueven en la medida en que la institución le permite, ni un centímetro más lejos.
 
Quiero también dejar constancia de una realidad, Choza nos escribe como catedrático de la facultad de filosofía de Sevilla. Es preciso decir que esa facultad la puso en marcha un numerario, Jesús Arellano, y que durante años había una especie de "corredor automático" entre las facultades de Pamplona y Sevilla, es decir que muchos licenciados en filosofía en Navarra "encontraban" su hueco en Sevilla, pasando incluso por delante de los autóctonos. Y por supuesto Jacinto Choza fue uno de los beneficiados. Yo no pongo en duda la valía personal e intelectual de nadie, pero creo que es importante saber donde estamos situados cada uno. ¿Qué hubiera pasado si al salir del Opus Choza hace una reivindicación seria, un corte real con el Opus Dei? pienso que no hay que echarle demasiada imaginación al asunto.
 
En mi caso, como ya he dicho miles de veces, tenía al salir una plaza de instituto -lograda por estricto esfuerzo personal- en un pueblo de una de las últimas provincias españolas, Jaén. En el ránking Opus lo último de lo último, pues hasta ese pequeño y modesto hueco me fue disputado. Para que la verdad salga a la luz, es precisa la libertad. Para mí hoy por hoy es una satisfacción no deberle al Opus Dei más que los problemas.
 
En cuanto a Rafael Calvo Serer, también en los envíos de Ruedo Ibérico que hice se habla en varias ocasiones de él, de su "evolución" desde defensor del régimen y la cruzada (años 40)hasta su "supuesto democratismo" y exilio (años 70), que en mi opinión fue una mascarada más. Hay que leer la opinión de los no opus sobre Calvo Serer, el aire de frailecillo medieval que despedía al lado de gente bastante más curtida en batallas políticas como Santiago Carrillo. No tiene sentido que en una institución donde no decides absolutamente nada, ni tu habitación, ni con quien vives, ni siquiera tu salud o tu enfermedad, se hable de "libertad política".
 
Como he observado en otras ocasiones ante los fallecimientos de numerarios, también lo hago en ésta, Gonzalo Redondo, cura numerario fallecido en 2006, no tenía edad de morirse ni daba la impresion de tener mala salud.
 
Ana Azanza








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