Dos consideraciones, Para Tomás Castañeda.- Pero
Fecha Friday, 02 February 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


Querido Tomás,

 

Voy a ser breve, porque intuyo que te va a responder más de uno, posiblemente con más acierto que yo.

 

Gracias por tu escrito. Yo aprecio sinceramente tu tono conciliador, pero no puedo estar de acuerdo con él. Perdóname si lo que digo a continuación suena un poco duro, sobre todo porque tengo la sensación de que tú dices las cosas con buena intención y de que contigo se puede hablar, pero ya sabes que la comunicación por escrito siempre parece más fría de lo que realmente es, y además yo tiendo a decir las cosas muy claritas.

 

En fín, a lo que voy:

 

1. Pedir perdón así, en genérico, no basta. Eso no sirve para nada.

Lo que se echa de menos en el opus es un esfuerzo por reparar. Y reparar no es invitar a un círculo de rebotaos, ni ofrecer la posibilidad de quedar como cooperador de tapadillo, ni que "te vea" un ex hermano medio a escondidas, de tarde en tarde y siempre lejos del centro.

 

Reparar es ayudar a reconstruir, poniendo pasta y puestos de trabajo encima de la mesa, o lo que haga falta. Porque se puede y porque escudarse para no hacerlo en un papelito que uno firmó a los veintidos años bajo una coacción implícita y sin ningún poder de negociación es, por lo menos, mezquino. Y porque el que tiene que reparar es el que hace el daño, no el que lo recibe.

 

2. Pedir perdón sin propósito de enmienda tampoco vale para nada.

En la obra hay formas de funcionar institucionalizadas que son nocivas para muchas personas, empezando por la coacción psicológica a los adolescentes para que piten sin vocación, siguiendo por lo de los psiquiatras corporativos y terminando por los que se van con una mano delante y otra detrás después de haber dado su vida entera.

 

Mientras eso no cambie, pedir perdón no pasa de ser un acto de cinismo, exclusivamente de cara a la galería y sin ninguna clase de propósito de enmienda detrás. Lo siento, pero un "pedir perdón" así no vale.

 

Si quieres un ejemplo del san Jose María, acuérdate de la anécdota del ladrón que iba a confesarse y le decía al cura que había robado un burro, pero, que bueno, que apuntase seis o siete porque después iba a ir a por más. Como ese ladrón funciona el opus hoy en día, ni más ni menos. Los directores son de todo menos tontos y se dan perfecta cuenta. Pero la inmensa mayoría no están dispuestos a hacer nada.

 

Como digo, aprecio de corazón tu tono conciliador, pero creo sinceramente que intentas defender lo indefendible.

 

Y un abrazo de verdad.

 

Pero.









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