Gratitud.- Bastian
Fecha Friday, 05 January 2007
Tema 130. Agradecimientos, felicitaciones


Llevo bastante tiempo leyendo las contribuciones de gente de peso a esta web y ni jubilado me llegaría el día para "ponerme al día", especialmente con los documentos internos. Gracias por ellos a quien los proporciona, no sé si desde el lado oscuro o con nocturnidad y alevosía, pero mil gracias. Doy públicamente las gracias a Carmen Charo por las cosas tan intresantes que me manda a mi correo particular, y ya la he puesto en la lista blanca para que mi Outlook no la confunda con un spam.
 
Ahora me gustaría contar algo sobre don Gerardo Gutiérrez, el cura numerario panameño del que habla Motroton en su correo a la web del día 29.
 
Efectivamente, era un personaje curioso, interesante y "muy personal". Yo lo conocí siendo numerario recién pitado, allá por el año 1963 del siglo pasado, y creo que fue a Zaragoza desde Roma. Contaba historias fabulosas de su época de universitario antinorteamericano en Panamá, pero lo que nunca se me olvidará es una anécdota que él relataba a propósito de una manifestación antiyanqui que acabó a tiros. Huyendo del fuego, el futuro don Gerardo se refugió en el portal de una casa, y allí en encontró bien escaqueado a uno de los líderes universitarios que habían calentado a la muchachada. Ante su sorpresa por que uno de los cabecillas se escondiera como un conejo, éste le respondió: "Los líderes no pueden morir". Una lección, sin duda para toda la vida. Dijo don Gerardo que desde entonces ya no fue a más manifestaciones ni protestas callejeras. Había visto cómo funcionaban los líderes.
 
La otra anécdota que nunca  olvidaré de don Gerardo tiene que ver con su claridad expositiva y diafanidad de léxico en temas de sexo, algo completamente nuevo e insólito para mí en aquella época. Hay que decir que, en esos años, de sexo no solía hablarse "por ser materia tan pegajosa como la pez" según aquel santo dixit. En las charlas, meditaciones y confidencias las referencias al asunto eran etéreas, casi subrealistas. Pero el bueno de don Gerardo llamaba a las cosas por su nombre. Y así, en una charla que nos dio a los recién pitados, a propósito de cuidar la vista y la revista vino a decir que si no se estaba atento a eso "luego vienen las pajas". ¡Las pajas!, palabra que en nueve largos y tortuosos años dentro del clan sólo escuche una sola vez, y desde luego ninguna que la sustituyera más o menos
eufemísticamente. Todos los pecados sexuales se reducían a "caídas" y "pecar contra la pureza". Así, yo pequé contra la pureza con una mujer  por ir al cine con una chica a la que intenté meterle mano pero no me atreví, y el bueno del cura se debió de creer que me había ido de putas. Esto ocurrió antes de pitar, cuando yo tenía 15 años, y la confusión del cura - que no era don Gerardo- aumentó  mi autoestima hasta límites insospechados. Pero tras pitar poco  después de esta anécdota, todo seguía siendo "faltar a la pureza" y ahí cada cual entendía lo que quería  y no se hablaba más para evitar quedarse pegado en al pez.
 
No sé adónde se marchó don Gerardo, ni he vuelto a saber nada de él. Pero era un tipo muy atípico para dentro de la jaula del pacomartinez soria barbastrense.
Espero que en su momento calase también a otros líderes.
Feliz año nuevo a todos.
Bastián.








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