La Natividad. Giotto.
Capella degli Scrovegni. Padua. Italia 

Yo voy a pasar los días 24 y 25 con mi madre, en casa de mi hermana Mercedes ("merchelo"), a la que en estas fechas le invadimos la casa porque hemos hecho de ella nuestro punto de encuentro familiar. Allí llegamos toda  la troupe. Eso le pasa por tener una casa donde siempre hay sitio para todos los que vayan y porque es más buena que el pan (su marido también  ☺). El plan de este año es ir a Misa del Gallo el 24 para ver quién resiste hasta las 12 de la noche sin dormirse.  Mil años hace que no voy a esta Misa pero cuando una se va haciendo mayor (ojo: vieja no, mayor), te regresas a los tiempos de la infancia: belén, villancicos, zambombas, panderetas, mucho frío y con un poco de suerte, nieve -en España-, aguinaldos, alegría, bromas, abrazos...

Perdonadme una confesión: también recuerdo los dos años del centro de estudios en la obra.  Dejando aparte miles de otras cosas que en este instante no voy a recordar, les pongo cara a aquellas numerarias como yo entonces, adolescentes o poco más. Sabiendo de muchas que ya no están dentro y de otras no sabiendo nada, me gustaría darles el abrazo que entonces no nos podíamos dar. Del consejo local, reconozco, no recuerdo a nadie a quien en estas fechas recuerde con cariño. No era culpa de ellas porque estaban muy "institucionalizadas" y desbordaban "buen espíritu".  Buena receta para no echarlas de menos.  No les guardo rencor, ni mucho menos, simplemente no les guardo cariño.

Y para terminar, una apreciación sobre el tema que nos ocupa. Ha sido un año intenso y esperanzador. No estamos tan solos ni nuestras denuncias son tan desconocidas ni caen en un saco roto, como a algunos les gustaría. Gracias a todos los que hacéis posible y dais sentido a la web: unos, porque escribís, otros porque la leéis.  

Nos vemos de nuevo el próximo viernes día 29.

Recuerdos de Petrita:

Agustina