'Correo de conciencia'. Sobre los informes.- Haenobarbo
Fecha Wednesday, 20 December 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Estimado Avila: Gracias por tu comunicación del lunes. Voy a tratar de contestarte a lo que me preguntas, aunque debo advertirte que nunca he estado en el lugar donde se manejan esos informes y por lo tanto no tengo una visión completa del tema.

 

En primer lugar debo decirte que la redacción de esos informes no es una novedad de la prelatura. Muchas congregaciones religiosas han tenido y tienen la costumbre de hacerlos, y su objeto es en último término, saber donde pisan. En general, puede ser una norma de buen gobierno, y es también práctica común de los Estados, mediante sus diplomáticos y hasta de las empresas.

 

Por lo que respecta a la prelatura, puedo decir que es una práctica común y hasta cierta forma obligatoria, que sus miembros escriban una pequeña relación de sus entrevistas y conversaciones con miembros del clero y especialmente con los obispos y cardenales:  debo decir que yo personalmente he escrito algunas. En ella se relata de modo sucinto el objeto de la reunión, los temas tratados y aquellas cosas de cierto relieve que hayan surgido, con especial detalle cuando ha habido alguna cosa menos agradable con respecto a la obra, los sacerdotes, el prelado, el espíritu, etc.

 

Esas relaciones se envían en correo de conciencia a la comisión regional, que algunas veces da algunas indicaciones, como puede ser volver a hablar con la persona en cuestión para explicarle algún tema concreto –dependiendo de las circunstancias o de la gravedad del asunto, esa segunda visita la puede delegar la comisión en alguna otra persona-; normalmente cuando el informe se refiere a un obispo se envía a Roma igualmente en correo especial y con las debidas precauciones.

 

Recuerdo ahora que en una oportunidad se me pidió acompañar a un sacerdote mayor, con mucha experiencia en asuntos curiales, a visitar al obispo de una diócesis española, que se negaba a dar su venia para abrir mas centros de la prelatura en su territorio – solo había permitido uno de cada sección – en esa oportunidad se me dio a leer un informe bastante extenso relativo al obispo, para que esté en el tema y llegado el caso pudiera dejar caer en la conversación, como quien no quiere la cosa y de modo positivo, alguno de los aspectos que el prelado entendiera “menos bien” (esta expresión debería pasar a formar parte del diccionario lexicografito de la institución). En el informe se decían muchas cosas buenas del señor obispo y otras cosas que “no entendía”.

 

Nunca he visto un informe de una diócesis completa, aunque no dudo de que exista y de que en algún caso concreto, se haya pedido ex profeso, quizá por una situación mas generalizada de descontento hacia la obra. En esos casos, pienso que se utilizan para, en primer lugar tener claro quienes son los amigos con los que se puede contar, para sugerirles que ayuden a mejorar el “clima” y en segundo lugar para diseñar una estrategia de imagen.

 

Sinceramente no creo que esos informes se envíen a los Nuncios ni a la Santa Sede. Si creo en cambio que la información que contienen, se utiliza y sirve de ayuda en el trato que tanto el prelado como los vicarios regionales y los sacerdotes tengan con los obispos y los sacerdotes de cada lugar. Es sabido por ejemplo que cuando un obispo viaja a Roma, la comisión regional informa de ese viaje al prelado y le sugiere por ejemplo la conveniencia de invitarlo a almorzar o a una merienda. Dependiendo de la importancia del sujeto o del interés que se tenga respecto a él, el anfitrión es el prelado personalmente o algún otro u otros miembros de la prelatura –generalmente un sacerdote y un laico – especialmente designados e instruidos al efecto.

 

En alguna ocasión, me consta, que la comisión regional ha dado indicaciones a algún supernumerario –no se le dan a leer informes– que tiene especial trato con algún obispo, respecto a temas que es conveniente que trate, con naturalidad, nunca en nombre de la prelatura y siempre como algo casual, cuando tenga oportunidad de encontrarse con él.

 

Respecto al chantaje, en mi ingenuidad francamente creo que no existe.

 

Haenobarbo









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=9048