Me he reído mucho al leer Experiencias Sobre las Ceremonias Litúrgicas que ha publicado esta web, al compararlo con lo medular del evangelio:
Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: —Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros. Haced esto en memoria mía»
Después Jesús conversó con cada uno y les dio el mandamiento nuevo.
¡¡Qué simpleza señor, que sencillez en como les hablaste a los que te acompañaron esa noche y les anunciaste que te quedabas. Gracias Señor y perdónanos por haber enredado tanto la cosa con tanta norma, tanta pompa, tanta formalidad!! Señor es que nos gusta pasarnos de revoluciones y somos como niños jugando a buscar tu atención. ¡Son chiquilladas señor! ¡Ya se nos pasará! ¡Ya volveremos a la sencillez de una misa cristiana! Por mientras, seguiremos asistiendo a las que tenemos hoy pero evitando las del OD, en que todo lo exageran para sacarse el primer puesto en la asignatura de “urbanidad espiritual”.
Y traigo a mi mente el famoso cuadro de Leonardo da Vinci representando lo que el pintor imaginaba de la última cena. ¡Que linda pintura! Al fundador –ni que decir al prela actual- debe haberle dado ataque de rabia….tanta amistad particular, tanto desorden, tanta espontaneidad, tanta desvergüenza, tanta transigencia, tan poca coacción……como aparece representada en ese gran cuadro.
VadoVia