Traigo en la mochila algo de la Paz que destila el silencio con el gorgoteo de una fuente enclaustrada. Traigo el frescor del aire compartido con el fraile de Urbel a la sombra del ciprés que a la fuente acompaña:
Silencioso ciprés, cuya negra silueta,
como un dedo gigante me señala una meta
allá lejos, muy lejos...: un palacio de bruma
una isla de oro, una ilusión de espuma,
la sombra imperceptible de una forma querida
que sin cesar persigue el alma dolorida.
(Fragmento de IN TERRA PAX)
Traigo para vosotros el rumor incierto del gregoriano con el que pretenden abrir el corazón de quien lo escucha, como Santo Domingo abría milagrosamente las cadenas de los cautivos. Si es Dios, habrán abierto el Cielo para todos.
Así cerraron las vísperas tras la bendición:
-DIVINUM AUXILUM MANEAT SEMPER NOBISCUM (Que el auxlio divino permanezca siempre con nosotros)
-ET CUM FRATRIBUS NOSTRIS ABSENTIBUS. (Y con nuestros hermanos ausentes). AMEN.
Feliz Navidad.
Kaiser
