La nota de Marcustank me ha traído a la memoria la persona Raúl Lanzetti, sacerdote numerario ya fallecido.  Raúl además de ser una persona extraordinariamente vital era lúcido, perceptivo y poseía un extraordinario sentido del humor.  Se desenvolvía con soltura tanto  con encumbrados eclesiásticos romanos como con amigos en Roma como en una modesta charla de café.

Luego de pasar largos años en Roma regresó a la Argentina. Cuando nos encontramos estaba pálido, con signos de  cansancio crónico; del humor chispeante y agudo apenas quedaban rastros. Raúl había caído en un estado depresivo. Nos encontramos en varias oportunidades para conversar larga y pausadamente.

Su desilusión con  la Obra era la causa  de su estado anímico. Sostenía con sólidos fundamentos que  la vida real de los numerarios y agregados se había deslizado hacia el estado religioso más allá de las declamaciones internas acerca del carácter laical o las alambicadas formulaciones jurídicas. Allí percibía una de las causas de la progresiva decadencia de la Obra que resumía en una  expresión que solía repetir: “Este modelo está acabado”.

Pero quizás su preocupación más fuerte era el rechazo explícito de la Obra a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, actitud que había colocado a  la institución al borde de la ruptura  de la Iglesia. No me detendré en las razones que fundamentaba sus conclusiones pero en la Argentina esa actitud era evidente. No recuerdo haber recibido enseñanzas sobre el Concilio ni que se alentara su estudio. Por el contrario, escuché que se había tratado de un Concilio “meramente pastoral” o bien que la nueva liturgia era  “la participación de los laicos en la confusión de los curas” como solía afirmar el Consiliario de aquél entonces.

Mi buen amigo afirmaba que sólo una intuición de Alvaro del Portillo evitó que la distancia de la Obra con la Iglesia se colocara en un camino sin retorno.

Al fallecer Raúl durante un curso anual y a causa de un infarto las autoridades, especialmente la Delegación de Buenos Aires, puso en circulación una versión idílica de los últimos años de Raúl en la Argentina. Sólo unos pocos le creyeron; es que realmente “este modelo está acabado".

Segundo