Carta a Nicas, el joven que puede pitar.- Daniel M.
Fecha Monday, 27 November 2006
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Estimado Nicas:
Has escrito a esta página, que sabes es crítica con la Obra, y dices que con miedo, porque no sabes si lo tuyo es entrar en el Opus Dei. Con mi carta, habrá otras que se publicarán contestando la tuya. Posiblemente, casi todas dirán que no te metas.
Yo no te voy a decir eso.
Tampoco te voy a criticar la forma en que tu amigo supernumerario, el sacerdote con qué charlas y aquel que no conoces... te están acercando a la Obra. No te coaccionan, sólo te proponen, de forma agradable y seductora, su camino. Esto, en sí, no es malo. Es lógico y ellos dirían que es consecuencia de la vida interior, que se traduce en ese “gaudem cum pacem” (alegría y paz) que emanan.
Tampoco voy a discutir si esto es así o no. Que si esa “alegría” tiene o no “raíces en forma de cruz”. Y si esa Cruz, no es la de Jesús sino la que la Obra coloca sobre las espaldas del que pita...


Para analizar estas cosas habrá otros momentos. Quieres saber si “seguir adelante”. Hablas de haberte “convertido” no hace mucho. Si, yo también me convertí como tú, siendo algo mayor, tenía 22 años. Estaba en una situación similar a la tuya. Practicaba lo justo -ir a Misa- y apenas más, ya que no había recibido ninguna formación de algún tipo en mi familia. En mi caso, no hubo ningún “hombre” (amigo). Simplemente fue directamente el Señor, el único que intervino aprovechando una circunstancia de estudios.
Por haber pasado por dicha experiencia, sé cómo te sientes. Tú estás ahora “alegre”, con la alegría de esa conversión. Rezas más -en la medida que sabes-, vas a Misa quizás diariamente, lees libros espirituales -has descubierto la verdad en ellos- te confiesas semanalmente (por el consejo del sacerdote del Opus Dei con el que hablas)... estás en este momento viviendo una verdadera vocación laical. A la medida de tus fuerzas. Ya sabes, “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, toda tu mente, y todas tus fuerzas”... Y tú estás correspondiendo en ese nivel, el tuyo.
La pregunta que deberías hacerte ahora que te proponen “pitar” es: ¿Tengo las fuerzas necesarias -dadas por Dios- para llevar a cabo la tarea de la vocación al Opus Dei? ¿Tengo la constitución psicológica, la capacidad intelectual, me da el Señor éxito en mis proyectos, me está capacitando para poder realizar esa vocación? Mi correspondencia, la vocación personal que estoy experimentando ahora, ¿es la vocación al Opus Dei?
El Opus Dei ya ha examinado parte de estas preguntas. Te han observado y valorado tus virtudes y lo que haces. El “report” de tu amigo es un dato, otro son las veces que acudes a sus “medios de formación”. Otro puede ser la información que de tu propia práctica espiritual estás dando a tu sacerdote (que no lo dudes, puede perfectamente pasarle dichos datos a otras personas, quizás los del “consejo local”). Al proponerte pitar te han visto como probable candidato y se han mortificado y rezado por ti. Para ellos eres “pitable” desde hace un año posiblemente. El caso es que nunca te lo dijeron, se lo han callado, hasta el momento en que el cura te propuso “pitar”.
Igual que no te han dicho esto. El Opus Dei no te va a transmitir toda su realidad. Yo puedo informarte que el conjunto de exigencias (normas, costumbres, encargos...etc.) propias de la vida en el Opus Dei son las mismas que las de una orden religiosa (y uso la palabra religiosa en sentido genérico, para entendernos). Ellos han quitado de sus estatutos la palabra votos, pero han dejado el mismo sistema de exigencias propias de las vocaciones consagradas. Reglas, castidad (no matrimonio si te dicen ser numerario o agregado) pobreza, obediencia.
Te explico esta idea. Tú ahora eres plenamente laico, haces por amor a Dios toda esa práctica. Sólo tienes como obligación los mandamientos. Si no cumples los mandamientos, pecas. Pero estás haciendo más. Te lo pide la gracia de la conversión. El Opus Dei está valorando -y ya cree- que lo que tú haces de más, es porque es el “más” que ellos hacen. Y esto no tiene porqué ser así.
Dios te va dando gracia para poder realizar tu actual nivel de práctica, ya que eres ahora laico y no te la deniega. No estás obligado a tu práctica, es la tuya. La que el Señor, en su omnipotencia, ha querido darte. Pero, para una vocación de otro tipo, una “específica” Dios tiene que darte más “gracia” de lo normal, un grado mayor y además de manera constante. ¿Tienes alguna idea de que lo que Dios te esté dando ahora es ese “suplemento” específico de gracia para una vida de exigencia superior a lo normal?
Imagina que estás recibiendo del Señor algo más de un talento, puede parecer que te ha dado 2. El Opus Dei pertenece al grupo de los 5 talentos y creen que tú andas por los 2 pero que puedes llegar a 5 (su categoría). El caso es que ahora tú no sabes cual es tu nivel de “talento” de gracia que el Señor te dará para tu vida. ¿Es 2 o es 5?
El Opus Dei se te presenta como laico, jurídicamente sus Estatutos lo dicen. Pero en su praxis son plenamente consagrados -castidad, pobreza (numerarios, agregados), obediencia (todos)- y en “grado heroico”. El laico fervoroso sería de 2 talentos, el consagrado fervoroso de 5 talentos. Te aseguro que el Opus Dei se considera de 5 (aunque digan que jurídicamente se encuentran entre los de 2)
Si tú “pitas” te irán exigiendo cada vez más, hasta el máximo de tus fuerzas psíquicas y cuando llegues a ese máximo, te lo exigirán siempre. Aunque tengas que recurrir, con los años, al uso de alguna pastilla o medicación de forma habitual. Por eso, te pregunto ¿has evaluado realmente tus “fuerzas”? ¿tus talentos?¿Sabes exactamente que es el Opus Dei y a lo que ellos te están llamando?
El cura que te propuso “pitar” lo hace con la misma naturalidad con que el pescador echa la red en el mar... y la red coge de todo. Pero unos peces son grandes y otros no, son pequeños o de tamaño menor y hay que devolverlos al mar. ¿Eres tú un “pez” con el “tamaño” del Opus Dei o eres un “pez” con el tamaño propio de un laico, plena y solamente laico, sin las exigencias de “vida consagrada” propias del Opus Dei?
Otra idea práctica que se me ocurre es que mires en tu propia familia. Tú conoces a tus padres, tíos y abuelos. Con todo respeto, ¿puede haber alguno que haya tenido algún problema psicológico, sea o no enfermedad mental?
Te lo digo porque si hay un familiar -más o menos cercano- que tenga algún problema de ese tipo, podrías por vía genética -y sin saberlo- tener una tendencia a desarrollarlo en unas determinadas circunstancias ambientales. El plan de vida del Opus Dei es tan exigente -sobre todo en los numerarios, aunque también pasa en agregados y supernumerarios- que crea una tensión constante y diaria en la persona que intenta llevarlo a cabo. Es fácil que esa tensión -a medio o corto plazo- provoque una crisis psicológica en algunas personas (en más de lo tú crees y seguro, en el propio centro al que estás acudiendo).
No creas que esa crisis se resuelve así como así y luego desaparece... puede prolongarse sus consecuencias durante años. Esas consecuencias pueden requerir tratamiento o en otros casos, simplemente abandonar ese tipo de vida. Y entonces...
Ponte en esa situación. En la de un miembro del Opus Dei que un buen día le dicen que para su salud es mejor que no renueve el próximo 19 de marzo, que le crea tensión el plan de vida y que eso no es bueno para él. Te encontrarás -y este es mi caso- con que te has pasado varios lustros en una institución en las que has “perseverado” porque te decían que lo hicieras y has sufrido para nada... porque unas personas no supieron discernir claramente tu vocación... y porque tú no tenías la información para decidir con claridad.
Fácilmente podrías acabar en el resentimiento. En esta página web ha habido casos, es natural. Porque podrías haberte dado cuenta, que dicha institución te exigía lo que era propio de una orden religiosa. Y que tú, si lo hubieses sabido, no hubieses entrado nunca en ella, pero pensando que era “laical” te confundiste y pediste la admisión.
Yo tampoco conocía mucho de la Iglesia cuando me convertí. A los 2 años de la conversión me tropecé con la Obra. Me pareció bien ir a Misa, confesarse, rezar y el amor al prójimo, buscar su bien... Mi vocación era laical. Hacía las cosas no por obligación, vi que en el Club rezaban, hacían lo que yo también hacía. Me propusieron pitar...en un viaje a Roma (similar a lo del UNIV) y “pité” sin saber si era lo mío. No tenía ninguna información de la realidad de la Iglesia, de la diversidad de vocaciones (y distintos niveles de exigencia). Y encima la Obra se presentaba como algo laical... siendo lo que es algo “consagrado”.
Quizá me explique mejor con una metáfora profesional. Es como si a ti te atrajera la profesión sanitaria. Quieres sanar a los enfermos, te preocupa la gente. Ves que eso te atrae, parece lo tuyo. Empiezas a ayudar en ese tipo de tareas, pero no sabes aún con claridad lo que quieres ser. Tienes las siguientes opciones: ser auxiliar de enfermería, ser enfermero, ser médico general o especialista y el súmmum de los médicos: cirujano.
Por ir de vez en cuando al hospital, conoces a un grupo que se presenta como de “enfermeros” y te dicen que eso puede ser lo tuyo. Tú no sabes aún la diferencia entre los diversos profesionales del hospital, y acabas pensando que sí que ese grupo es para ti. Bien, cuando entras en el grupo, te dan los libros y las clases propias del cirujano y te exigen que te comportes como tal. Aunque siguen repitiéndote que eres “enfermero”.
Siempre el grupo te dice que es lo tuyo y que ellos (y tú) son “enfermeros”. Pero lo que lees y haces es lo propio del cirujano. Bien, te pueden pasar dos cosas: 1) da la casualidad que lo tuyo es ser cirujano, has acertado y puedes con dicha tarea. 2) Lamentablemente, no era lo tuyo, pero tu auto convencimiento y su insistencia en perseverar en tu vocación, y esa exigencia hace que estés años una y otra vez intentándolo y acabas enfermo. Tú que eras el que iba a “sanar” a los enfermos, acabas como ellos.
Al salir del peculiar “grupo de enfermeros”, porque no puedes realizar dicha tarea, puedes descubrir que los “enfermeros” se callaron bastantes cosas. O que se habían auto convencido de que siendo enfermeros tenían que saber y hacer lo mismo que los cirujanos. Lógicamente, te podrías sentir herido y resentido. Y acabar no solo en el odio hacia todo tipo de grupos de “enfermeros” sino a toda la profesión sanitaria.
Ahora, sustituye en mi metáfora, a los “enfermeros” por “vocaciones laicales asociativas”. Al peculiar e insistente “grupo de enfermeros” por el Opus Dei, a los “cirujanos” por “vocaciones consagradas seculares”. Y al interesado por la sanidad, por ti mismo, el recién converso que puede pitar.
Una vez examinado todo esto, y habiéndolo consultado con el Señor y conociéndote bien a ti mismo y lo que el Opus Dei es realmente en su praxis diaria (no lo que, por confusión propia, dicen ser) escoge tu camino.
Y sé feliz, aun con los problemas inherentes a esta vida. Eso sí, desconocido “pitable”, sea cual sea tu camino, y como acabe en el futuro, te pido que jamás abandones ni a Jesucristo ni a su Iglesia (que es su cuerpo místico). Yo no lo he hecho, y no pienso abandonar a Jesucristo y... acabo de salir -aunque me han propuesto no renovar el próximo 19 de marzo- por razones de salud del Opus Dei.
No te desanimo de entrar en el Opus Dei, puede ser lo tuyo. Pero sólo deseo que te informes a fondo, te examines a ti mismo y que sepas en que te vas a meter: una institución jurídicamente laical con una praxis y exigencias específicas y propias de las vocaciones consagradas.
Te saluda con afecto en el Señor,
 
Daniel M.






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