Todos los gatos no son pardos.- Ana Azanza
Fecha Monday, 27 November 2006
Tema 110. Aspectos jurídicos


Estimados Orejas,

 

leo con inquietud varias cosas en la web que quisiera comentar, me repito como el ajo, pero también se siguen repitiendo ciertas "leyendas".

 

Yo pensaba que escriBa se había convertido, pero se ve que no, que sigues dentro, y que nos das la gran noticia de que los actuales directores del opus dei no son inteligentes. ¿Cuándo lo han sido? para poder escalar dentro, lo sabes como yo, no hace falta inteligencia. La inteligencia molesta, hace falta cinismo, tirar la conciencia por la ventana.

 

Respecto a lo que plantea E.B.E, [El recurso a la Santa Sede] yo pienso que ha llegado un momento en que el tema ya no es la iglesia sí o no, el tema es que hay una organización de mafiosos que con la máscara de la religión católica se aprovechan de todo el que pueden. Lamento decir una vez más en esta página que tantos compatriotas míos navarros reciben su sueldo o sus sueldos de una secta, un dinero acumulado gracias al engaño, al fraude, al escaqueo de todos los códigos legales que nos podamos echar a la cara. La pregunta para mí es ¿hasta cuando va a seguir el OPus con esos truquillos que también le funcionan?...



Como tú pienso que hay que contar historias reales, pero pienso que hay que dar nombres y apellidos. Los directores de la delegación de Granada, por poner un ejemplo cercano a mí, también tienen Documento Nacional de Identidad y aunque no les guste oirlo, una responsabilidad penal y civil por vivir del cuento y de pisotear los derechos humanos. Y lo mismo que yo me llamo Ana Azanza y mi cara está por ahí en un libro, y en esta web y el que quiera sabe donde trabajo y donde vivo, ellos se llaman Antonio Luque, Ana Lozano, Antonio Balsera... y luego están los directores regionales como Maria Pilar Cremades, eterna directora, o Susi Recio, o las de Pamplona como Nieves Alvira, Pedro Alvarez de Toledo y un largo etc.... me da lo mismo si ya no están donde yo los pongo. Estos nombres y otros muchos más que salen en mi libro son de esas personas que mueven los hilos, que hacen y deshacen, que sabían que yo era una grandísima gilipollas por hacerles caso. Pero qué cosas, la etiqueta que me pusieron fue otra: loca.

 

Mira qué está bien pensado lo del opus, con la movilidad que gastan es la mejor forma de sacudirse las responsabilidades.

 

A mí me da mucha risa cuando se lee en esta web o en los libros publicados: "me dieron el cilicio, me hicieron esta corrección", pues no estoy de acuerdo, a mí el cilicio me lo dio Dolores Baretino, y las correcciones absurdas que sufrí también tienen nombres, fechas y lugares (están en el libro). Hay que dar realidad a lo que contamos, porque es real, no tenemos nada que inventar, sólo destapar lo que el opus goza tapando.  ¡Por mi parte arriba las tapaderas!

 

Por eso tampoco estoy de acuerdo con Aquilina, ni muchísimo menos una directora del rango delegación o asesoría se salva de la responsabilidad. Para estar en ese nivel o en el de directora de un centro de numerarias, hay que haber traspasado la "delgada línea" que separa el tener todavía conciencia del hacer caso omiso de ella y dedicarse a estropear la felicidad de los demás.

 

Por ejemplo, esas directoras son las que le dan la receta a Gerardo Rosales, un médico supernumerario de Granada, o a Manuel Gurpegui, el psiquiatra oficial opus de Granada, sobre lo que deben hacer y recetar cuando una numeraria llega a sus consultas. Si un día Beatriz Soto se arrepiente de sus hechos, me parecerá excelente, pero de momento se ve que le va muy bien de super mega directora, sin cobrar un sueldo, sin trabajar y viviendo de lo que otras sudan. Así que en esas estamos. ¿Comprensión para el cinismo? Ni media, ni la más leve.

 

Eso quiere el opus dei que sigamos todos en su órbita, ¿perdonando el qué a quien? ¿a quién no sólo no se arrepiente sino que sigue tan ricamente en sus delitos? señores si hoy estoy viva, y tengo un trabajo y un techo es A PESAR del opus. No me vale que todos participamos, ni muchísimo menos yo no participé del pastel OPus en ninguno de los sentidos. No me benefició en absoluto nunca mi pertenencia, fue una rémora en mi desarrollo personal, profesional, en mis relaciones sociales y familiares. Cualquiera que lea mi testimonio lo puede comprobar. estando en la ciudad emblemática por dar empleo, jamás lo tuve remunerado. Yo hacía tareas de las que no se cobran ni siquiera con el prestigio, fama y obediencia entre las demás numerarias. Al revés, desprecio y más desprecio porque no me coscaba de absolutamente nada de lo que pasaba a mi alrededor.

 

Si después de una vida en "zombilandia", resucito, vuelvo a la vida y cuento lo que me ha pasado, y el primero en llevarse las manos a la cabeza es, pongamos, mi hermano o mi prima o mi tía, ¿qué hermano, qué prima, qué tía? ¿cómo puede alguien que me quiere no alegrarse de lo que es evidentemente un bien para mi?

 

Sigo insistiendo, a algunos de esos supernumerarios que se "escandalizarían" si supieran que su hijo ex numerario escribe aquí, se merecen, pongamos, un mes aguantando el centro de estudios, y el Dios pejigueras en directo las 24 horas. Más tiempo no porque se morirían del infarto, y les pondría el cilicio bien apretadito, y la charla con la directora, y con el cura, y luego la confesión, y aguanta que te aguanta el mil quinientos círculo sobre otra vez, pongamos, sinceridad.

 

No podemos vivir la vida que los demás nos dictan. En el libro anunciado esta semana de Pinnoti que se encuentra muy fácil en ibs.it, me ha gustado el capítulo de un psicoanalista suizo que expone algo característico del opus que yo llamaría el "espíritu de la tribu". Se nos enseñó a todos el desprecio de nosotros mismos y el engrandecimiento del grupo, de manera que uno podía muy bien pensar "soy una mierda, no hago nada bien, no me pita nadie pero no importa, el opus dei es grande, maravilloso, y yo pertenezco". De esta forma se puede sobrevivir en el engaño.

 

Pues va a ser que no, que el opus no es tan grande como lo pintan, y que lo que importa en esta vida es vivirla, no si mi madre está contenta conmigo o si formo parte de algo grande, mediano o pequeño. ¿Para qué la cabeza, la conciencia, el corazón, los sentimientos? ¿para sentir como otros sienten o pensar como otros piensan? hay que desenchufarse ya de esa especie de Gran Hermano opus, que vigila sobre todo a los de fuera para que nadie se vaya de la lengua.

 

Si no se dan nombres, si no se le pone color al asunto, si nos perdemos con los "perdones", y que como todos somos culpables nadie es culpable... el opus seguirá su singladura, temido y odiado, pero seguirá reclutando y seguirá haciendo sufrir. Eso es lo que hay que parar, con independencia de si va a pasar mañana o dentro de cien años.

 

Ana Azanza







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