Libertad limitada.- Demócrito
Fecha Wednesday, 15 November 2006
Tema 060. Libertad, coacción, control


Dice Cuatropes:

 

" Por cierto y para terminar, siempre he leído los libros que me ha apetecido, he ido al cine cuando he querido, he asistido a todas las celebraciones familiares y de mis amigos; bodas, comuniones, bautizos, etc. Y he estado con ellos cuando me ha parecido."

 

Ciertamente son estupendas todas esas posibilidades. Como sabes durante muchos años a muchos/as miembros de la obra se les ha prohibido - perdón, desaconsejado - asistir a celebraciones familiares; no sé si ahora habrá cambiado ese asunto.

 

Tambien es envidiable que, por ejemplo, puedas ir al cine cuando quieras. Supongo que no eres numerario. Para mi eso tampoco representaba problema alguno porque no queria querer ir al cine, así que todos tan felices. Una vez me aparté de ese guión - creí que las circunstancias lo justificaban - consulté y no salí bien parado.

 

Tampoco se me ocurría querer leer algún ensayo de los que tu y yo sabemos; qué necesidad de buscarnos un conflicto si puedes ocupar tus ocios leyendo a Peman, a Gerardo Diego o un tratado de geometria proyectiva avanzada.  De esa éspoca data mi afición a la novela histórica. La verdad es que, yo también, siempre leí lo que quise.

 

Un dia llegó al Centro un escrito prohibiendo taxativamente la lectura del periódico El País y del Diario16.

Ignoro si la indicación a los centros fue selectiva pero en el mío, a la sazón mediada la década de los ochenta, todos gozábamos de una mayoría de edad bastante consolidada.

El País es, como sabéis, el periódico de mayor difusión en España. Cierto es que no se distingue por el mejor trato a las informaciones relativas a la Iglesia Católica pero esa circunstancia es conocida y el personal  maduro dispone de sus márgenes de sentido crítico de aplicación a la lectura. Además, no será por la falta de antídotos a disposición de los numerarios.

Y, aunque no es mi periódico, es conocida la calidad de muchas de sus colaboraciones.

 

Dejo de todo ello constancia para merecido sonrojo del emisor de la  indicación, quienquiera que sea, si tiene un poco de vergüenza.

 

Uno del consejo local comentó entonces en confianza y de pasada (pero en voz alta, que oímos varias personas) que él pensaba seguir leyendo un periódico en cuya propiedad participaba además algún familiar suyo.

 

Yo entonces ni siquiera me molesté en leerlo nunca.

En un íntimo guiño a mi libertad personal.

Demócrito









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