Transcribo parte de una carta de un amigo supernumerario:
"No puedo más. Estoy dentro y no estoy. No soporto hacer las normas. No soporto los círculos. Cada vez que tengo que ir de convivencia o de retiro me pongo enfermo. Tú sabes la miseria que nos pagan y hacer el desembolso que suponen esas actividades más las de mis hijos no son para nuestros suedos.Creo que me van a hacer perder la fe...y no me puedo ir. Mi trabajo y el de mi mujer dependen de ellos... La presión sobre mis hijos es brutal... El día que nos jubilemos nos vamos, aunque sea antes de 19 de marzo, sin dispensa. No creo que sea un pecado, tú y yo hemos visto como han echado a gente que no quería irse ¿Han pecado ellos?"
No creo que haga falta ningún comentario.
Un abrazo,
Ancasti