Observaciones (II) a Carta del Prelado del Opus Dei en noviembre.- Trinity
Fecha Friday, 10 November 2006
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Observaciones a la Carta del Prelado del Opus Dei en noviembre.

II: ideas inaceptables - Trinity

 

 

            A las observaciones realizadas el pasado miércoles, añado ahora las siguientes:

 

  1. La primera labor pastoral del Fundador con la juventud se movía en un ámbito de solidaridad; quizá realizada de forma un tanto instrumental, pero al menos se trataba de una labor que nada tenía que ver con el montaje burgués de clubes a todo plan para divertir a los que se acercan, sobre el que ahora pivota gran parte del apostolado del Opus Dei con los jóvenes (más que con jóvenes, habría que decir con niños, preadolescentes y adolescentes, porque a los jóvenes cada vez se dedican menos).
  2. La frase «Me detengo en estos detalles porque nada de lo que se refiere a San Josemaría carece de significado para los fieles de la Prelatura» refleja un marcado nivel de fanatismo e idolatrización del Fundador, semejante a la actitud que fomentan las sectas con sus líderes. El único Hombre perfecto y que, por ser también Dios, su conducta es siempre religiosamente significativa es Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado
  3. Resulta escandaloso que justo después de la frase señalada en el anterior párrafo, que se presenta como premisa para exhortar a imitar al Fundador en la práctica de las obras de misericordia, el Prelado proponga como únicas concreciones actuales del espíritu de caridad el mero rezar y ofrecer mortificaciones por las personas indigentes del mundo entero, así como alguna limosna concreta para ayudarles: o sea, de arremangarse y ayudar de verdad, nada de nada. Ya se ve que este prelado no quiso enterarse del tirón de orejas en este sentido que supuso la homilía de Juan Pablo II en la beatificación del Fundador. Y, claro, al no impulsar de modo habitual este aspecto en la institución que dirige, es muy fácil que, al teorizar sobre el tema, se trasluzca esa falta de dedicación.
  4. Lo del proyecto del Fundador de confeccionar la materia de la Eucaristía en todo su proceso es una de sus muchas incongruencias. Dios le pedía una institución secular, pero él –instrumento inepto y sordo, fundacionalmente hablando- se hartó de caracterizarla con ideas y costumbres monacales. Además, ¿a qué viene tanto montaje, habiendo ya personas que secularmente realizan encomiablemente esa tarea? ¿Es que no se fiaba de ellas y siguen sin fiarse las actuales autoridades de la prelatura? ¿Es también porque la Obra se ha ido aislando del resto de la Iglesia tanto como para que sus sacerdotes no puedan emplear para consagrar las formas que se usan en los demás ambientes eclesiales?
  5. Finalmente, me ha resultado muy chocante –y muy preocupante- que el prelado afirme al final de su carta: «Ahora nos toca a nosotros el deber de jugarnos la vida, por este reconocimiento [jurídico del Opus Dei como prelatura personal] tan esperado: uníos, por favor, a mi intención». Con todo respeto, monseñor, no exagere, que la vida hay que jugársela por otro tipo de cosas. Si desea una pacífica integración eclesial del Opus Dei en la Iglesia, asuman las peculiaridades de la fórmula jurídica que ustedes mismos han buscado, sin pretender interpretarla de manera inaceptable, y actúen pastoralmente en conformidad con lo que la Iglesia les ha aprobado. Y piense que con exhortaciones así puede dar lugar a que muchos y muchas del Opus Dei se conviertan en verdaderos Silas del Código Da Vinci: en peligrosísimos sicarios, religiosamente muy practicantes pero sin conciencia, dispuestos a mentir, a manipular, a presionar, a hacer lo que sea con tal de que se hagan realidad las consignas que en cada caso reciban.

Trinity

 

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