Antonio Ruiz Retegui y sus escritos en Opuslibros.- Webmaster
Fecha Monday, 30 October 2006
Tema 090. Espiritualidad y ascética


 

Antonio Ruiz Retegui, físico y teólogo,
sacerdote numerario del Opus Dei.

 

Antonio Ruiz Retegui nació en San Fernando (Cádiz, España) el 7 de septiembre de 1945. Muy joven tomó contacto con el Opus Dei, institución a la que dedicó su vida primero como miembro numerario. Se licenció en Física (1967) y, tras concluir en Roma y Pamplona sus estudios de teología con el grado de doctor, se ordenó sacerdote el 15 de agosto de 1971.

Durante la década de los setenta fue capellán de diversos centros de la Universidad de Navarra y profesor de Teología Moral, y tras un par de años en Valencia, en la década de los ochenta, fue alternativa o simultáneamente profesor de Teología Moral, Capellán Mayor, y director del Departamento de Teología para Universitarios de la Universidad de Navarra.

En 1990, por discrepancias con el equipo directivo, abandonó la Universidad de Navarra. Durante esa década fue profesor de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, centro encomendado a la prelatura Opus Dei, y fue profesor visitante en la Facultad de Teología de Lugano (Suiza). Esos últimos años, apartado habitualmente de las tareas docentes y académicas, vivió en Madrid, dedicado a su labor pastoral en el marco de la prelatura, al estudio y a la redacción de sus trabajos. Murió repentinamente en Madrid el 13 de marzo de 2000, a causa de una hemorragia cerebral, siendo sacerdote del Opus Dei tras haber sido apartado de su labor docente y en total soledad. Tenía 55 años.

Durante toda su vida, Antonio Ruiz Retegui, como capellán de la Universidad de Navarra y como sacerdote del Opus Dei, prestó una atención esmerada a todos los estudiantes y colegas que, vinculados a dicha institución, permanecían en una situación marginal o se desvinculaban de ella...



Antonio Ruiz Retegui. Pequeña biografía teológica

In memoriam, por Jacinto Choza, catedrático de la Universidad de Sevilla

 

 

 

Esta foto, del 18 de abril de 1997, en blanco y negro, es la que aparece en "Themata. Revista de filosofía", nº 30, Sevilla, 2003, abriendo el "Homenaje a Antonio Ruiz Retegui".

 

 

Escritos de Antonio Ruiz Retegui disponibles en OPUSLIBROS.ORG:

 

 

 

El ser humano y su mundo

(Algunas claves de antropología cristiana).

 

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En este escrito Antonio Ruiz Retegui expone, la mayor parte de las veces en forma de crítica y corrección de los procedimientos de la Obra, los ideales de la formación cristiana.

"La pretensión [de estos ensayos] es decididamente práctica, es decir, pretende dar un juicio sobre actitudes o juicios prácticos y ayudar a modificarlos si es el caso". (El autor)

"De manera especial, estos ensayos pretenden ser un aviso sobre el peligro de que la instancia cultural, sea meramente humana o religiosa, se alce con pretensiones de absoluto" (El autor).

"(...) las personas podrían verse involucradas en la vida de la institución religiosa, y experimentar un tipo de presión para vivir sus normativas que apelase de suyo a la salvación eterna, de modo que apartarse de la conducta institucional, de su disciplina, tuviese, dentro del grupo humano de la institución religiosa, el carácter de una tragedia "teologal", como si se tratara de un abandono de Dios, cuando en realidad ese abandono podría ser consecuencia del deseo de una vida teologal más directa y auténtica, sin la mediación de unas realidades institucionales que pueden llegar a resultar casi opacas.". (El autor)

"Hablar de ser "personas enamoradas", de ser los "aristócratas del amor", se queda en una fraseología que tiene consecuencias muy peligrosas. Por una parte impide que las personas se autocomprendan, pues se les llena la cabeza de unas explicaciones ya preparadas para que se las apliquen a la vida, y de este modo se cae en contradicciones evidentes, pues habla de estar enamorados [de Jesucristo] personas que evidentemente no lo están". (El autor)

 

Febrero 2000

 

 

 

 

Lo teologal y lo institucional.

 

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Este escrito es la exposición de motivos que acompañaba a la carta de Antonio Ruíz Retegui en la que pedía su dimisión del Opus Dei, y que no llegó a tramitar porque murió prematuramente. (Con el término institucional se refiere el autor a la institución del Opus Dei).

“Estos defectos se hacen esencialmente patentes en los medios de formación colectivos como las convivencias y los cursos anuales. Los grandes y esenciales aspectos del espíritu de la Obra, como son la "consecratio mundi", el poner a Cristo en la cumbre de las actividades humanas, se difuminan de horizonte y casi desaparecen de los medios de formación, porque se han quedado sin contenido”.

“Especialmente es necesario recordar que lo sobrenatural no anula ni substituye ni disminuye lo natural. Esta necesidad nace del hecho de que, como decíamos, la manera más directa y frecuente de afirmar lo sobrenatural es negar lo natural: para afirmar el mundo trascendente, en la Iglesia hay cristianos que son llamados a vivir el "contemptus mundi", el desprecio del mundo. Esta mentalidad de religiosos está presente en la historia de la ascética cristiana y en la conducta de muchas personas que deben vivir el amor al mundo, y que incluso tienen la responsabilidad de orientar la vida de otras personas, pero caen en la tentación de lo que hemos denominado el gobierno asegurador. En estos casos se dan deformaciones de la vida cristiana y del espíritu de la Obra, pero no directamente, es decir, no por una deformación o mutilación de la fe o del ese "espíritu", sino porque lo presentan reclamando una cierta anulación más o menos importante de la base natural que le es necesaria”. (El autor)

 

Febrero 2000

 

 

 

 

Perseverancia

 

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Extraído del capítulo XI de su libro "El ser humano y su mundo"

(...) En ese ámbito el lenguaje suele hacer frecuentes referencias a la voluntad o al mandato de Dios o de Cristo para fundamentar todos los imperativos prácticos: se repite que "la voluntad de Dios viene por los directores".

(...) Es frecuente referirse al abandono del camino concreto vocacional, en un tono trágico, como si quien lo hiciera estuviera apartándose de Dios y abocándose a una vida necesariamente infeliz, lo cual es probadamente falso. Cuando en el lenguaje institucional se dan muchos juicios de ese tipo, se predetermina además la opinión de las personas sobre los que no perseveraron.

(...) Pero el recurso a las presiones referidas resulta contrario a la naturaleza de las cosas, y, en la medida en que incluye esos juicios morales, es además violentador de las conciencias. Éste es uno de los casos en que aparece el intento de dominar a las personas a través de la conciencia. (El autor)

Febrero 2000

 

 

 

 

 

 

Confesión y dirección espiritual.

 

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Una corrupción peligrosa de la dirección espiritual es la pretensión de llevar a todas las personas por un mismo camino ya predeterminado y empujarlas para que vayan avanzando lo más deprisa posible. Eso sería tratar a las personas "en serie", y no permitirles que decidan libremente sobre su vida. Además, da pie a que la dirección espiritual se convierta en una especie de presión psicológica para que se avance por el camino establecido. Por esto es peligrosa la dirección espiritual de quien en el fondo pretende captar personas para su propia causa. En este caso, el que dirige procurará ir conduciendo al dirigido no por donde el dirigido quiere ir, sino por el camino que lleve al objetivo que se ha fijado el director.
(El autor)

 

26 de noviembre de 1999

 

 

 

 

 

"Lo Mejor": Caridad versus servicio.

 

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...Es fácil imponer a las personas "lo mejor" según los juicios institucionales, sin atender adecuadamente a la persona. La persona presuntamente querida no es reconocida entonces en su verdadera condición personal, sino solamente como miembro de la institución...

-"Dios mío, ¿por qué es usted tan 'cielo'?" decía una jovencita que se sintió impulsada a abrir su corazón un tanto angustiado con algo de verdad grave, a la directora del centro en que trabajaba. Es que esa directora, por supuesto, sin decir que aquello fuera bueno, no se escandalizó, sino que la comprendió inmediatamente y se mostró dispuesta a ayudarla. Ciertamente en esa directora hay una calidad muy fuera de lo común, pero es lamentable que eso sea algo raro entre las personas de nuestros centros. (El autor)

1999

 

 

 

 

 

Dar la vida por los amigos.

 

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Toda persona que de alguna manera haya estado en la situación de abajamiento, es decir, que haya experimentado que en determinada circunstancia lo que se mira bien es que se digan cosas malas contra él, sabe lo que supone que alguien alce la voz en su defensa. Eso es de las cosas que no se pueden olvidar. Tiene algo de la grandeza del Dios hecho hombre: un dar la vida por el amigo. Es la nobleza que brilla en el gesto de Todd Anderson al final de la película "El Club de los Poetas Muertos", cuando despreciando las advertencias del director, se pone sobre su mesa y exclama "!Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!". No importa que lo expulsen del colegio, o que le grite una autoridad absoluta: su queridísimo maestro estaba siendo injustamente expulsado y él tenía que dar testimonio de su lealtad.

[...] Más bien nuestra situación es la de personas que son queridas "hasta cierto punto", que cuando aparece la tempestad, reniegan quienes habían prometido defenderte siempre. (El autor)

1999

 

 

 

Quarta Collatio: sobre el pecado

 

Para plantearse la santificación del mundo hay que considerar que la santificación presupone la humanización, pues la gracia supone la naturaleza, y la santificación presupone la rectitud de aquello de que se trate. La humanización del mundo es una exigencia semejante al cuidado de las virtudes naturales de cada persona para que la gracia pueda acceder de manera adecuada. No es que la gracia no pueda acceder sobre una base natural defectuosa, sino que reclama de suyo un fundamento natural de rectitud.

En este momento hay que hacer una precisión importante. La "santificación del mundo" deberá verse de manera que el objeto de la santificación sea directamente el mundo, y no la persona singular. Hay mundos muy desordenados e inhumanos que han contribuido indirectamente a que surjan en ellos muestra excelsas de santidad. A este respecto hay que recordar una frase varias veces repetidas en el ámbito del pensamiento moral: "Del mal sale muchas veces el bien, pero eso es algo que compete a Dios. A nosotros lo que nos toca es saber que para que surja el bien debemos hacer el bien". Por lo tanto, no se debe mirar directamente la santidad de las personas, sino la rectitud del mundo como ámbito humano. (El autor)

 

 

 

 

Los escritos silenciados de Antonio Ruiz Retegui

 

 

Ruiz Retegui era inconfundible en la manera de escribir y de hablar; sus charlas, retiros, conferencias, etc., eran muy bien acogidas por los miembros de la Obra porque no se ajustaban al guión de decir frases comunes y citas preestablecidas. Por ejemplo, en verano, en los retiros mensuales donde se daba a elegir en la sección de mujeres que acudieran a uno entre varios propuestos, los de Ruiz Retegui se llenaban a rebosar. ¿Por qué? Porque hablaba con "savia nueva", porque no citaba a Escrivá y no se notaba, porque decía las cosas como las veía tras analizarlas en conciencia y se ajustaba al magisterio de la Iglesia, no al de la institución: parece lo mismo pero no lo es.

 

Ruiz Retegui se vio relegado de su labor docente y en su vida dentro de la Obra, cuando era un teólogo reconocido y había sido capellán de la Universidad de Navarra, por seguir teniendo entre sus mejores amigos a muchos que habían dejado la institución y que para él eran almas y tan hijos de Dios como los que seguen dentro del Opus Dei.

 

Ruiz Retegui dejó sus últimos escritos a sus íntimos amigos: ex miembros de la Obra. Porque sabía que el Opus Dei los tiraría a la basura y nunca se publicarían. Y él escribía para que se pudieran leer porque quería ayudar a los de dentro y a los de fuera.  Ruiz Retegui quería ayudar a la institución para que se volvieran a enfocar las cosas.

 

Y por esa soberbia institucional, el Opus Dei priva a los miembros de la Obra de que lean algo que les daría mucha paz. Y además de todo lo dicho, Ruiz Retegui sufrió el derrame cerebral en casa de un ex miembro muy cercano a esta web, no en un centro de la Obra, sino en casa de un ex numerario del Opus Dei. ¿Por qué comete el Opus esa injusticia con Retegui y no publica sus escritos?

 

Todos estos escritos nos fueron entregados en mano, por las personas a las que Ruiz Retegui se los confió. Tenemos en nuestro poder los documentos originales.

 

 

Agustina López de los Mozos Muñoz, coordinadora de OpusLibros.org





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