Respuesta a una madre atribulada.- Atarax
Fecha Monday, 30 October 2006
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Querida Carmen B.:

Tu grito de dolor de madre a quien arrebatan su hija me parece desgarrador. Me ha llegado a lo más profundo, me ha conmovido. No sería humano si no lo hubiese hecho.

Mi sospecha es que la carta que has enviado a la directora del centro de tu hija no le va a impresionar lo más mínimo. Su negocio no consiste en dejarse llevar por la caridad o hacer caso a las madres de las reclutas. Ella tiene unos cupos que llenar y esos cupos son los que van regir sus decisiones. En este aspecto no te recomiendo que insistas.

Ahora bien, ciertamente existe la manera de convencer a esa reclutadora de que suelte a su presa. Si analizas fríamente el problema, verás que el fin último de la operación consiste en captar a una persona para que trabaje para el Opus gratuitamente el resto de su vida. Si realmente es la opción vital que elige tu hija, a largo plazo no podrás evitarlo.

Pero a corto plazo sí.

Lee el Libro Silenciado de Halma: De cómo entré en el Opus Dei y otras tribulaciones. (16-VIII-2003). Si estás dispuesta a todo con tal de salvar a tu hija, te recomiendo que sigas la misma pauta de conducta que el padre de Halma: no darle ni un céntimo. Tu hija será mayor de edad legal dentro de poco. Pero eso no significa que haya acabado su formación académica. O que en este estado de formación de hoy tenga un rendimiento laboral o económico deseable por el Opus. La vida de familia dentro del Opus cuesta un dinero y tu hija no va a ser capaz de conseguirlo. Seguramente ella piensa que tú le vas a pagar la residencia y los estudios. Ése será, seguramente, el pensamiento de la directora del centro.

Si eres capaz de convencerles de que no vas a pagar su residencia, ni las matrículas de sus estudios, probablemente se avendrán a negociar. Intenta pensar que este asunto, además de una tragedia familiar, para ellos es un negocio. Y calcula qué estás dispuesta a ofrecer y a cambio de qué.

Podrías imprimir el Libro Silenciado de Halma, dárselo a leer a tu hija. Así sabrá a qué está jugando exactamente. Podrías incluso llevárselo a su directora. Que sepa ella también a qué se expone y qué precio ha de pagar por lo que cree que ha conseguido gratis.

Y en el peor de los casos, haz como el padre de Halma. Y ahorra el dinero que te gustaría gastar en la educación y mantenimiento de tu hija en una cartilla, para el día que se salga, o la echen. Porque entonces sí que le hará falta de verdad.

*  *  *

Antes de firmar esta carta la he releído y me ha parecido de una brutalidad salvaje. Lo que pasa es que no encuentro otro modo de solucionar el problema, que es así de atroz. Te ruego por tanto que perdones la crudeza de mi planteamiento, querida Carmen, porque lo hago con mi mejor voluntad.

Espero y deseo que mi consejo te sirva de ayuda.

Un fortísimo abrazo de tu amigo

Atarax.









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