Criterios para la expulsión. Sobe el correo de JG.- Rocabertí
Fecha Monday, 30 October 2006
Tema 070. Costumbres y Praxis


Hola a todos:

La lectura de la carta de JG, en la que comenta la forma de despedirle de la Escuela de Ingenieros de San Sebastián, me ha recordado lo que me ocurrió a mí, una forma calcada a la suya. Esto me confirma la existencia de unos criterios para la expulsión de las personas que trabajan en Obras corporativas y dejan la Obra: echarles, no pagarles ninguna indemnización laboral, y prometerles un apoyo en la búsqueda de un nuevo trabajo que nunca se realiza, hacer ver que no pasa nada, pero sacárselos de encima lo antes posible. La única manera de hacer frente a estos abusos es saber que son unos enredones y que es precisa la acción de un abogado para que las cosas se pongan en su sitio.

Es curioso como una de las aportaciones de San Josémaría Escrivà de Balaguer a la vida cristiana moderna es hacer del mobbing laboral desarrollado en sus empresas, y alentado por sus directores un camino de santidad, un medio de encontrar a Dios en esta situación, ya que el dinero en manos de un antiguo opusdeiano, ahora díscolo y rebelde, sería un daño grave  para su alma, y en cambio todo dinero en las santas manos de la Obra sólo sirve para dar mayor gloria a Dios. Así que los directores de la Obra aumentan su santidad después de cada despido de un díscolo y los ángeles del cielo cantan sus bondades. 

Realmente es patética la espiritualidad del Opus Dei, ya que como lo importante es realizar unas prácticas piadosas, tratar a unas gentes a las que se llama amigos, pero con los que unicamente existe teatro e investigación de su vida, y como objetivo el bien de la Obra de tal forma que si se considera que no van  a ser útiles a la organización, se acabó la amistad, y a buscar otros. El trabajo es otro elemento, tal vez el más limpio de todos, a no ser que se entre en la cadena interna de la Obra, y allí se acabó, uno se transforma en un sinvergúenza de primera clase, falso, insidioso, manipulador, dócil a los mandatos de arrriba, sin sentido crítico, y cuyo único valor es mantener la unidad de la Obra.

Como se ve San Josémaria fue un santo moderno, muy adaptado a los abusos de los poderosos, con criterios mágnifios para el capitalismo más desenfrenado y a quien le encantaban las plutocracias, con un desprecio absoluto hacia aquellas personas que no estaban de acuerdo con él, ya que se consideraba como un oráculo divino al que todo el  mundo debía asentir y reverenciar. ¡Pobre   al   que se le ocurría dejar el Opus! Todas las maldiciones caian sobre él: la muerte civil dentro de la Obra, las desgracias en esta vida y la condenación eterna. O sea que estamos ante una nueva lectura del cristianismo que para mi resulta patética. Mi contacto con la Obra me ha desilusionado con el cielo que ellos proponen, ya que me pregunto si es posible estar en el cielo, al lado de un santo como Josémaría Escrivà de Balaguer.

Un saludo.

Rocabertí









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