Se acercan los días 1 y 2 de noviembre que la Iglesia Católica dedica tradicionalmente a la conmemoración de todos los santos y de los fieles difuntos, por lo que los vivos suelen visitar los cementerios durantes estas fechas. Me hago una reflexión: el Opus Dei es distinto hasta en eso. Sus sepulturas no tienen algo que diga que son de la Obra. Simplemente inscribe las palabras "In pace" . Y con eso ya se ha dicho todo.
Madrid es una de las ciudades del mundo que cuenta con mayor número de personas del Opus Dei. En el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena existen un buen número de sepulturas y un panteón, situado en el paseo central de la ampliación de este camposanto, muy cerca de donde ofició una misa el Papa Juan Pablo II coincidiendo con su primer viaje a España entre el 30 de octubre y el 9 de noviembre de 1982...
El panteón ya se encuentra lleno de personas del Opus Dei que han sido inhumadas aquí. Sirve para los numerarios y agregados –no numerarias ni agregadas—que fallecen en la capital de España. Está reservada solo para hombres. Escasamente unos metros más allá existen unos nichos donde se deposita el cuerpo de personas de pocos medios económicos, si no es que se les entierra en la fosa común o en una sepultura temporal. Pero, no olvidemos, los del Opus Dei son diferentes hasta en eso. Ellos que dicen vivir la pobreza, no son como los pobres. Claro, comprando una instalación tan grande se ahorran un dinero.
Una de las últimas sepulturas que ha utilizado el Opus Dei en el cementerio de Nuestra Señora de la Amudena de Madrid es una en la que permanecen los cuerpos de las numerarias Lola Fisac (hermana de Miguel Fisac, uno de los primeros numerarios y que se fue en 1956), Carmen Paniagua y Carmen Alemany, fallecidas en 2003 y 2004. Durante muchísimos años Lola fue la numeraria más antigua de la prelatura. La sepultura se encuentra situada en la zona denominada de los Héroes de Cuba. Doy por supuesto que son distintos al distinguirse por tener la inscripción "In pace" en sus sepulturas. Esta la tiene. A ello se añade que estas dos palabras tienen un brillo especial como si fuera de panes de oro o de cobre. El texto brilla cuando da la luz del sol en ese lugar. Lo he comprobado.
El contraste es grande entre esta sepultura de Lola Fisac y el nicho donde se encuentran depositados los restos de Isidoro Zorzano, el segundo numerario del Opus Dei, fallecido en 1943 y abierto proceso de beatificación unos pocos años después. Eso sí el "In pace" de Isidoro es muy diferente. Es una inscripción en la piedra que tapa el nicho. Una cosa curiosa. El del proceso de beatificación tiene flores de plástico y de tela, junto a una bolsa de plástico en la que hay una estampa para la devoción privada. Exteriormente no aparece su nombre y sí sus fechas de nacimiento y fallecimiento. Visito el camposanto varias veces al año, pero raramente veo flores frescas en ese lugar. Los opusianos suelen utilizar en la bendición con el Santísimo de los sábados en sus centros. Con tantas flores como compran, ¿les costaba mucho ponerselas a Isidoro, como familiarmente le llaman?
Los cuerpos de los padres del Fundador, hoy San Josemaría Escrivá de Balguer y Albás, estuvieron depositados en una tumba a la entrada del cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, pero luego fueron trasladados a la cripta existente en la sede principal de los hombres del Opus Dei en España, en la calle Diego de León,14 de Madrid. Ahora se encuentran en una especie de urnas. Contadas veces lo dejan ver a la gente de la Obra. Yo solo lo vi una vez, cuando era consiliario (hoy denominado vicario regional) monseñor Florencio Sánchez Bella.
Al ser trasladados los restos de los padres del Fundador a Diego de León,14 ese lugar fue ocupado por los cuerpos de los numerarios el pintor Fernando Delapuente, el ex director de la Oficina de Información del Opus Dei en España, Javier Ayesta, y el profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, Fernando Conesa. En este caso solo aparecen los nombres, no los apellidos, de los enterrados.
En el Opus Dei dicen que no hay clasismo entre las distintas entregas: numerarios, agregados y supernumerarios. Una vez me comentó uno de los directores: Fíjate, el Serafín Arranz (agregado de origen humilde), ha sido enterrado encima de don José López Navarro, uno de los primeros sacerdotes, y debajo de Don Francisco Botella, uno de los primeros numerarios y ex consiliario de la Obra en España.
Si vamos a la cripta donde estuvieron enterrados los restos del Fundador poco después de fallecer, en la sede central de los hombres del Opus Dei, en la calle Bruno Buozzi 73-75 de Roma, observaremos que las flores allí depositadas son rosas casi negras. Hasta que yo dejé la Obra en 1998 estas flores, una vez disecadas de una manera especial, eran enviadas a las sedes de los distintos gobiernos de la Obra. Es frecuente observar allí a numerarias auxiliares haciendo la oración con su traje de gala de lo que es su profesión, chicas de servicio.
Ya en vida del fundador, estaba previsto que en la citada cripta fueran depositados sus restos. En ese lugar se encuentran ahora los de monseñor Alvaro del Portillo su primer sucesor al frente de la institución y en el futuro estarán los de monseñor Javier Echevarría, actual segundo sucesor y una maravilla de las maravillas, pues fue doctor en una universidad eclesiástica y una civil a la edad de 23 años.
El culto al Fundador no conoce límites. En la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid, existe una escultura que le representa, obra del artista y académico Venancio Blanco (tiene un hijo numerario). En 1982, se vendieron las capillas laterales de este templo cuando estaban en construcción. El precio pagado por el Opus Dei fue de 40 millones de pesetas (hoy serían 240.000 euros). Claro que han pasado muchos años y la cifra hoy sería mucho más. Menudo negocio. Esa es la pobreza que se vive. Con ese dinero se contribuyó a la terminación de esta catedral que comenzó a edificarse a finales del siglo XIX y fue inaugurada por Juan Pablo II en 1993. A ver qué catedral del mundo cuenta con una escultura así de San Josemaría.
NACHO FERNANDEZ
