Ánimo, Amandus, haz que te levante
hermano semejante, tal señor,
que tira con cartuchos del humor
contra la chusma tosca, inelegante.
En sus versos encuentro a un semejante
supervivente, digno, fajador.
¿Mal espíritu? ¡Claro, a lo mejor!
Su espíritu imagino, tan campante,
gastando coñas por el asfodelos
con huríes, colegas y angelotes.
¡Y sin canonizar, que es lo mejor!
Yo prefiero pensar que existen cielos
para tipos alegres y noblotes
como ese hermano tuyo. Con amor
Antrax